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Circle of time por Nancyns4

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Notas del capitulo:

Hola amigas y amigos lectores aquí me aparezco una vez más con un capitulo nuevo, espero que sea de su agrado, una disculpa se me tarde en actualizar pero miren este cap esta algo largo, en realidad iba a estar a un más largo pero decidí cortar el capitulo hasta este punto para  que la lectura no sea muy tediosa, ya que estoy más que segura que quedaría de unas 15,000 o más palabras, así que mejor le deje hasta aquí.

Yo se que habrá una que otra falta ortográfica me disculpo por ello pero al parecer mis ojos no captan las fallas y como mencione anteriormente no tengo quien me ayude con el asunto.

Otra cosa una buena noticia, ya inicie el cap 5 lo que significa que muy probablemente no lo tarde en subir.

Bueno creo que eso es todo, un agradecimiento a las personitas que me han dejado sus lindos comentarios, como lo he dicho siempre estoy al pendiente de ellos y si los contesto xD…

Bien disfruten del capítulo de hoy :D!

Circle of time

Capitulo 4

“¿Qué quieres de mi?”

La mañana llego demasiado rápido, el reloj estaba a punto de dar las siete de la mañana, no hace mucho que el pelinegro había conciliado el sueño, después de la plática que tuvieron, estuvieron un tiempo despiertos, Roy solamente se dedicaba a acariciar el largo cabello dorado, murmurando uno que otro halago, el hombre amaba esa cabellera, muchas veces le llego a decir a Ed que si se llegaba a cortarse el cabello lo lamentaría.

Pero después de palabras amorosas y pequeñas amenazas, el sueño se hizo presente, llevando a  ambos hombres al mundo de los sueños, pero el gusto no les duro mucho, bueno no para Ed ya que su condenado reloj interno lo había hecho despertar, haciéndole saber que a cierto pelinegro se le hacía tarde para el trabajo.

Durante la noche antes de caer dormido lo estuvo pensando mucho, Mustang desde hace tiempo que no le daban unas buenas vacaciones, así que tenía unas muy buenas merecidas, además Al estaba con ellos de visita, le parecía buena idea pasar por lo menos unos días como familia, sin trabajo y quehaceres porque preocuparse, el problema era convencer  a Riza de darle a Roy unos cuantos días libres, además el hombre no ha estado durmiendo bien los últimos días, un poco mas de sueño no le caería mal.

Siendo cauteloso con sus movimientos se levanto de la cama para no perturbar el sueño del más grande, sigiloso bajo por las escaleras deteniéndose junto al teléfono, que se encontraba en una pequeña mesa en la sala.

Con calma marco el teléfono que había memorizado desde hace tiempo atrás, espero unos minutos y poco después contesto una de las tantas mujeres que trabajaban en el edificio, dando una pequeña clave para su identificación pasaron la llamada a la oficina de Mustang, donde estaba seguro que Riza levantaría la bocina.

-“Habla Riza Hawkeye.”- se escucho la voz de la mujer, tan formal como siempre cuando se trataba de trabajo.

-Hola Riza ¿Cómo has estado?- pregunto el rubio con naturaleza portando una sonrisa.

-“¡Ed! Cuanto tiempo”.- respondió la rubia.- “¿Cómo estás?”- cuestiono con entusiasmo.

-Estoy bien no me quejo.- respondió el rubio con una sonrisa.

-“¿Quién es?”- se escucho por el auricular una voz masculina.

-“A un lado Jean”.- dijo Riza.

 -“¿Es el jefe de acero?”- pregunto curioso Breda.

-parece que me han echado de menos.- dijo Ed al momento que escucho el alboroto al otro lado de la línea.

-“no tienes idea”.- respondió la rubia.- “y ¿en qué puedo ayudarte? No me digas que estás hablando debido al retraso del General.”-

-a veces me pregunto si puedes leer la mente.- una risa nerviosa se escapo de los labios del más joven.

-“y ahora ¿cuál es la excusa?- demando Riza mientras sacaba su arma para alejar a los curiosos integrantes de su equipo de trabajo.

-quiero pedirte un favor.- respondió el rubio con nerviosismo.

-“¿un favor?”-

-sí, me preguntaba si podrías darle el día libre a Roy.- se fue al grano, a él no le gustaba andar con rodeos. A pesar de que se sentía raro estarle pidiendo permiso a la mujer, que Mustang no decidía si tenía vacaciones o no, pobre hombre, que cobarde.

-“el día libre ¿alguna ocasión especial?-

-en realidad si.- respondió Ed.- mi hermano esta aquí.-

-“Alphonse, ya veo”.- dijo la rubia más comprensible.-“está bien Ed, solo porque eres tú”.-

- eres la mejor.- halago el Elric a la rubia.- te lo agradezco mucho.-

-“y ¿Dónde está el General? Que no se supone que el debería estar pidiendo el permiso y no tu.”-

-lo sé.- una risita se escapo de la boca de Edward.- pero está dormido por ahora.-

-“¿Dormido a esta hora? No es muy común en el”.- medito la mujer.-“no me digas…”-

-si…- respondió Ed.- no ha estado durmiendo muy bien.- le hizo saber.

-“y ¿Cómo esta?”- la preocupación se escucho en la voz de Riza.

-no te preocupes.- trato de tranquilizar el más joven.- no esta tan mal.-

-“ahora veo porque se ha quedado dormido en la oficina últimamente.”- ¡Da! Entonces si fue verdad que se quedo dormido cuando se suponía que debería que acompañarlo a la estación del tren por su hermano.

-No me digas.- el sarcasmo se escuchaba claramente en la voz del rubio.

-“tal vez debería tener más que un día de descanso.”-

-¿Eh?- era enserio, Riza jamás en su más sano juicio dejaría a Roy tirar la hueva a su antojo por un par de días.- ¿Quién eres y que hiciste con Riza Hawkeye?-

-“me estas ofendiendo Ed”.- soltó la rubia con un tono divertido.-“es solo que no quiero que colapse como la última vez”.-

-tienes razón.- dijo Edward al meditar un poco más la situación.- entonces eso tendrás que hablarlo más tarde con el General.-

-“está bien, espero y pronto vengas a visitarnos, hace tiempo que no te vemos y se te extraña”.-dijo Riza con añoranza, en realidad extrañaban al muchacho él era prácticamente el alma del equipo, cuando se retiro, las cosas ya no eran como antes, aun extrañaban las rabietas entre el General y el más joven.

El rubio sonrío ante las palabras de la Teniente, el también los extrañaba y mucho, y al saber que él no había sido olvidado por su familia, (porque ellos desde hace tiempo se habían convertido en su familia), lo hacía sentirse querido.

-un día de estos estaré ahí junto con Al lo prometo.- le hizo saber.

-“entonces los estaremos esperando, salúdalos de mi parte”.-

-“¡hey de parte de todos!”.- se escucho por la bocina la voz indignada de Havoc.

-“ya lo escuchaste…”- dijo la rubia con un suspiro.-“entonces nos vemos”.-

-sí y gracias.- y con eso la conversación se termino.

Después de colgar el teléfono el rubio dirigió su mano sobre su barbilla de modo pensativo, bien ahora ya tenía a Roy por el resto del día eso era genial, pero ahora, tenía que pensar en el desayuno. Bien como sea a fin de cuentas en esa casa todo se comían, no se torturaría en pensar en que hacerles de desayunar a los integrantes de la casa, el iba a flojear durante el día y eso también incluía la mañana.

o-o-o-o-o-o-o-o

 

“Dormir” era tan condenadamente genial, y sobre todo después de una mala noche, el sueño curiosamente siempre te atacaba con más fuerza cuando tenías una mala noche, las mantas alrededor del cuerpo parecían aferrarse a un más, además el calor que proporcionaban hacia que los parpados de sus ojos se negaran a abrirse, pero él tenía que ir a trabajar, sabía que en cualquier momento el rubio vendría y los despertaría con su voz chillona y aniñada.

Roy gruño por sus malos pensamientos, se movió sobre la suave cama para espantar la perturbaciones de su sueño, pero algo no encajaba, él ya había dormido suficiente, bueno se sentía como si ya hubiera dormido por un buen rato.

Una mano perezosa se extendió y tomo el reloj sobre la mesita de noche que descansaba a un lado de la cama, el pelinegro abriendo un ojo lagañoso  se aventuro a observar el pequeño aparato que indicaba la hora.

-“ah las 10 de la mañana”.- dijo mentalmente Mustang regresando el pequeño reloj a su lugar.

Acurrucándose nuevamente sobre las mantas, dejo descansar su cabeza sobre las suaves almohadas, olvidándose nuevamente de todo a su alrededor, reconciliando el sueño con el cual había reñido anteriormente, se dejo envolver por el mundo de los sueños, pero antes de que la tentadora oscuridad lo cubriera por completo.

Ojos azabaches se abrieron con sorpresa, tomando nuevamente el pequeño aparato con brusquedad, fijo su mirada sobre la espantosa hora, diciéndole que era demasiado tarde y que probablemente estaría muerto antes de que lo pensara.

Desesperado y abrumado, Mustang salto de la cama, espantando todo sueño de sus ojos frotándolos con brusquedad, tratando de enfocar la mirada en la figura rubia que se suponía que debería estar en la cama, o el cual debería haberlo despertado hace muchas horas atrás.

Bajando por las escaleras a tropezones portando solo su pijama, bajo hasta la planta baja mirando por todos lados sin encontrar rastro de su amante, el último lugar que le quedaba era la cocina, y sin dudarlo se aventuro a buscar al rubio.

Edward Elric alias: “el alquimista de acero”, “el héroe del pueblo”, “la pulga acuática”. Se encontraba cómodamente sentado en uno de los banquitos que se encontraban en la blanca cocina, portando una sonrisa de triunfo mientras miraba a su hermano menor, y en toda la cara se mostraba un rotundo “te lo dije”, soltó una gran carcajada al ver el aspecto del pelinegro.

Al y Winry, por su parte solo negaron con la cabeza, era increíble como Ed podría ser tan cruel con el pelinegro.

-Te lo dije Al.- dijo el rubio con voz divertida.- te dije que despertaría como un tifón a medio morir.-

-¡Edward!- soltó el mayor con voz colérica.- ¿Por qué no me despertaste? Sabias que…-

-Oh vamos Roy, así le hablas a la persona que te consiguió vacaciones.- expresó Ed fingiendo estar dolido.- me hieres.-

-¿Qué?-

-Como escuchaste.- menciono el rubio con una sonrisa.- te conseguí vacaciones, no tienes porque angustiarte por el trabajo.-

Mustang se quedo en silencio por unos minutos, procesando la información obtenida, dejo escapar un pesado suspiro.- ¿ahora qué hiciste?- pregunto con voz cansada pasándose una mano por sus azabaches cabellos.

El rubio recargo su codo sobre la pequeña mesa, su mentón descanso sobre su palma extendida.- ya sabes, solo le pedí a la teniente un día de descanso para que pudieras recuperar el sueño perdido.-menciono tranquilo aun portando una sonrisa.- pero ella dijo que tal vez deberías tener más que un día de descanso.-

Roy levanto una elegante ceja en señal de duda.- ¿Hawkeye te dijo eso?-

-Si a mí también me pareció extraño, pero le dije que eso lo tendrías que discutir con ella.- dijo Ed sacudiendo una mano despreocupada. 

-te agradezco la intención.- mencionó el General mientras tomaba asiento.- pero ahora no tengo tiempo para vacaciones.-

El rubio lo miro con ojos sorprendido, pero rápidamente su seño se frunció en señal de molestia.- pero ¿Qué dices?-

-pensábamos que sería una buena oportunidad para pasar el tiempo juntos.- menciono Winry.

-habíamos estado planeando alguna salida juntos.- dijo Alphonse con toda la intención de convencer al General.

Roy los miro con pesar, una sonrisa de disculpa se poso en sus labios.-lo siento.- dijo sonando apenado.- pero tengo demasiado papeleo y asuntos que atender.-

-Si, como si fueras tan responsable con el papeleo.- menciono un molesto rubio.- pero sabes que has lo que quieras.-

-Edward…-

Como lo odiaba, ese maldito tono de voz que utilizaba, casi nunca lo llamaba de esa manera, “Edward”, en ocasiones llegaba a odiar su propio nombre, se escuchaba tan duro y frio, Roy habitual mente lo llamaba Ed, pero cuando mencionaba su nombre por completo era porque el hombre esta enfurecido…

-lo siento…-

O simplemente cuando realmente estaba siendo sincero con él, sabía que Mustang últimamente se mataba por su trabajo, los sueños costaban y mucho, pero solo por esta vez quería permitirse ser egoísta, con el hombre y consigo mismo.

-Está bien Roy…- respondió el rubio sintiéndose un poco avergonzado.- Al menos…- su voz se apago antes de terminar la frase por completo.

El General lo miro con intensidad, últimamente Ed tenía unos extraños cambios de humor, de estar plenamente feliz pasaba a estar hundido en la amargura, él creía que las cosas se habían arreglado después de su pequeña conversación, pero al parecer al muchacho aun le estaba molestando algo.

Un suspiro se escapo de los labios del rubio.- al menos ¿podemos ir a visitar a los chicos a la Sede?- pregunto esperanzado, esperaba que esto no se le fuera negado.

-¿podemos?- Roy dirigió la mirada hacia la pareja que se había quedado en silencio.

Al dirigió una sonrisa al General como respuesta, al igual que la rubia, ambos quería visitar a sus viejos amigos, ya hace tanto tiempo que no los veían.

-Está bien.- respondió portando una sonrisa.- si eso te hace feliz.- se dirigió al rubio frente a él tomando uno de los largos mechones dorados.

Ed tan solo le sonrió, desviando un poco la mirada debido a la vergüenza que sentía ante los mimos del pelinegro, su hermano estaba presente eso era embarazoso.

-entonces…- dijo al momento de levantarse del banquito.- supongo que debes tener hambre.- soltó el rubio.

-tus suposiciones son ciertas.- dijo el pelinegro acomodándose mejor en su asiento.

-bien te preparare el desayuno.- una sonrisa se poso en los labios del rubio, el cual empezó a maniobrar barios accesorios para preparar dicho desayuno.

-ahora vuelvo.-Mustang levantándose de sus asiento se dirigió nuevamente a la habitación, rápidamente se mudo de ropa a algo mas decente, no podía estar todo el santo día solo en pijama. 

Bajando nuevamente se detuvo en el marco de la puerta de la amplia cocina, mirando al chico frente a la estufa haciendo su trabajo, dejo escapar un suspiro.

-parece que arreglaste las cosas con el ¿no es verdad?-

Roy al ser sacado de su trance se sobresalto, curioso miro al chico que ya se encontraba a su lado.- en realidad no hice mucho.- le hizo saber a Alphonse algo  avergonzado.

-te equivocas.- dijo el más joven mirando a su hermano.- esta mañana era una persona totalmente diferente a la que fue la noche pasada.-

Un nuevo suspiro se escapo de los labios del pelinegro.- ¿Tú crees?-

-Me duele admitirlo Roy pero…- se detuvo el menor de los Elric antes de continuar.- pero tengo que aceptar que ahora no siempre tendré a mi hermano a mi lado, al igual que yo, ya no estaré a su lado como en el pasado.-

El ojinegro miro al más joven con incertidumbre, en realidad no sabía hacia donde iba la conversación, así que solo se dedico a escuchar.

-yo ya no seré el que consuele a mi hermano, ahora te tiene a ti.-

-Yo nunca podre remplazarte Alphonse, el siempre ha confiado en ti y eso nunca va a cambiar, además eres su hermano.- dijo el más grande mirando el suelo bajo sus pies.

-El te ama Roy, tal vez aun no te lo haya dicho, se como es mi hermano.-declaro Alphonse mirando fijamente a su hermano.- pero el simple hecho de amarte, significa que el te ha entregado su corazón, te lo ha confiado, el sabe que nunca le harás daño…-

Roy ante tales palabras comenzó a sentir como su pulso comenzó a aumentar, una cálida sensación recorrió todo su cuerpo, era increíble lo que unas simples palabras podrían provocar al cuerpo humano.

-El confía en ti…-

La oscura mirada se poso nuevamente en la esbelta figura, Edward al parecer discutía con la rubia, sobre algo desconocido para él, ya que sus oídos no alcanzaban a escuchar la conversación que tenían, una sincera sonrisa tiro de los labios del rubio al parecer la chica había dicho algo que le provoco gracia.

Tan brillante y franca, ¿cuánto tiempo  tuvo que esperar para ver esa cálida sonrisa de nuevo?  En el pasado había deseado tanto hacerlo feliz, pero en ese entonces ambos tenían las manos atadas, Ed tenía una gran responsabilidad con su hermano, un gran peso se había apoderado de esos pequeños hombros, se había obligado a  convertirse en una persona adulta dejando su infancia y su propia felicidad a un lado, y el por otro lado era un Coronel con grandes responsabilidades.

Roy sabía que el chico nunca le prestaría atención debido a su pequeño hermano, además de que era un bastardo con el chico, así que nunca se aventuro a tener más que una simple amistad, el mismo se condeno a ver a la persona que amaba desde lejos, admirando su belleza y fortaleza en silencio.

Un chico pequeño, decidido, sin miedos…- tan fuerte…- inconscientemente murmuro el mayor.

-Y frágil al mismo tiempo…- expresó el menor de los Elric.

Mustang dirigió su mirada hacia Alphonse.

-se que lo protegerás Roy.- El chico miro al hombre mientras sonreía.- se que lo harás… porque has sido el único que lo ha hecho sonreír nuevamente…-

-Gracias Alphonse…- agradeció el General, por dentro se sentía halagado, el chico confiaba en el, tanto como para dejarle en sus manos a su hermano mayor, con el cual había pasado toda su corta vida, en verdad era halagador.

 

 

o-o-o-o-o-o-o-o

 

Ambos hombres ya estaban sobre la cama, acostados uno al lado del otro, la noche se había hecho presente nuevamente, durante el resto del día las cosas se pasaron entre risas, riñas y otras cosas por el estilo, ahora solo reinaba la paz en aquella habitación la cual compartían.

Edward estaba sobre el pecho pálido de Mustang, perdido en sus pensamientos como en los últimos días, algo simplemente no encajaba, por alguna razón el solo quería estar cerca de sus seres queridos, pero ¿Por qué? No era como si ya no los fuera volver a ver ¿verdad?

Prácticamente el joven había pasado el día entero pegado a su hermano como un molesto chicle, recordando los ayeres con añoranza, sonriendo al pasado con tristeza y alegría, tanto tiempo, tanto esfuerzo y sacrificios para por fin tener la paz que con tanto anhelo había deseado.

Ahora ahí estaba con Roy Mustang, el hombre que juraba amar pero tenía tanto miedo de decirlo.

-Ed…- el pelinegro llamo al más joven mientras pasaba sus delgados dedos por la suave cabellera dorada.- ¿en qué tanto estas pensando?-

El chico fue sacado de sus pensamientos una vez más, enterrando su rostro sobre el cálido pecho, disfrutando del embriagador olor del hombre, se permitió relajarse, hundirse en ese  pequeño consuelo, que solo el pelinegro podía proporcionarle.- en nada importante.- murmuro al momento que sus dorados ojos se cerraban.

-había estado pensando…- comenzó el mayor con voz suave.- una vez que termine con el endemoniado trabajo deberíamos salir a un lugar tranquilo.-

La mirada dorada se abrió nuevamente al escuchar dichas palabras.- eso suena bien…- respondió el menor con una pequeña sonrisa.

-Sabes hace tiempo que no he nadado, hace poco el Coronel Armstrong menciono una invitación a su piscina.-

 -eso no me agrada.- menciono Ed cerrando los ojos una vez más.

Roy levanto una ceja en duda ante el arrebato de su pareja.- ¿Por qué no?- cuestiono.

-para empezar estamos hablando de Armstrong.- comenzó Edward en un tono molesto.- además recuerda que yo no sé nadar.-

- oh vamos Ed…-

-alguna vez has escuchado en tu vida sobre una persona que porte un automail que no se hunda en el agua.-

 -Oh ya entiendo.- dijo el más grande algo avergonzado por su torpeza.

-a si es, no quiero hundirme, así que descarta eso de tu lista vacacionaría.- dijo el rubio con un tono divertido.

-no te hundirías.- susurro Mustang haciendo más fuerte el agarre que tenia con el rubio.- yo estaría ahí, nunca te soltaría…-

-Roy…- el más joven se levanto un poco para ver el rostro del  pelinegro, un suave tono rosa se  expandía sobre sus mejillas.

El mencionado se inclino hacia delante, sus labios llegaron a la altura del suave oído del chico, dejando escapar un suave suspiro, el cual fue captado por el sensible oído del rubio, haciéndole sentir una descarga eléctrica por toda su espina dorsal.- siempre estaré ahí para ti…- susurro el pelinegro, una blanca mano tomo la del más joven con fervor.- nunca soltare tu mano…-

La mirada dorada se expandió un poco, inclinando un poco la cabeza, el chico se encontró con la mirada de la noche, el hombre sonreía de manera tierna y sus ojos mostraban un sentimiento indescifrable.

Una pálida mano se poso sobre la suave mejilla  de Ed, obligándolo a acercarse al más viejo, obligando a sus labios unirse una vez más ese día.

Después de minutos la ausencia de aire obligo a ambos hombres a separarse, Edward miro al hombre frente a él nuevamente, una sonrisa se poso en sus labios y un color rosa más intenso se apodero de sus mejillas nuevamente.- lo sé…- dijo desviando la mirada hacia el agarre de manos que compartía con el General.

 

 

o-o-o-o-o-o-o-o

 

La mañana había llegado, un nuevo día se presentaba, Edward había hecho lo habitual, despertó a Mustang para preparase para el trabajo, bajo a la cocina para preparar un desayuno rápido, y se despidió del pelinegro en la puerta de entrada, lo único diferente de otros días, era que ahora no estaba solo como todas las mañana y eso de lo hacía sentirse feliz.

-hermano.- llamo Al, entrando en el amplio estudio lleno de libros de Alquimia y otros temas.

Ed levanto su cabeza dejando de lado el libro que tenía en sus manos.- ¿qué sucede Al?-

-Winry y yo vamos a salir.- dijo el más joven mirando a su alrededor, todo el lugar era sorprendente, parecía como si de una biblioteca en miniatura se tratara.

-pero, no se supone que iríamos al cuartel.- menciono el rubio frunciendo el seño.

-¡hey, hey! espera déjame terminar.- levantando ambas manos en señal de tregua el menor de los Elric trato de calmar a su hermano.-Winry quiere ir a comprar unas cuantas cosas para tu automail, cree saber el porqué hace ese ruido extraño.-

-Pero si ni siquiera lo ha revisado.- dijo Ed algo confundido.- ¿como se supone que sabe que le pasa? Esa chica está loca.-

-Bueno como sea.- le resto importancia Alphonse.- después de hacer algunas compras nos dirigiremos al Cuartel.-

-Está bien, llevare algo  de comida estoy seguro que han de estar más que artos de comer esa basura que sirven en los cuarteles.- menciono Ed volviendo a su lectura.- asegúrate de no llegar muy tarde o se acabara todo.-

-Sí, si… entonces nos vemos más tarde.- se despidió el más joven saliendo por la puerta.

 

o-o-o-o-o-o-o-o

 

 

Vistiendo una playera de manga larga en color blanco, con unos vaqueros negros, y encima de ello un gran saco negro y sus habituales botas, se aventuro a salir a la calle, en una de sus manos llevaba una bolsa la cual contenía la comida prometida que llevaría a los cuarteles.

Caminando a paso lento por la acera encontró el día muy tranquilo, no hacia tanto frio como días atrás y eso le agradaba, aun que eso no quitaba el hecho de que aun el viento era fresco lo cual lo había obligado a cargar el saco que llevaba consigo.

Su larga coleta dorada se balanceo debido a una ráfaga fría de viento, haciéndolo estremecer un poco, con curiosos ojos dorados inspecciono todo a su alrededor, al parecer había sido una buena idea ir caminando al cuartel, hace tiempo que no visitaba el lugar tal vez por el camino encontraría algunos rostros conocidos.

la tranquilidad no duro mucho ya que una pesada mirada se sintió a sus espaldas haciéndolo sentir incomodo, Ed continuo su camino hacia la sede, aparentando naturalidad al caminar, mas sin embargo la tensión ya se había apoderado de su cuerpo, ya que no solo sentía una mirada cualquiera sino una llegan de sed de sangre. 

Unas cuantas cuadras antes de llegar a su destino la presencia incomoda se había desvanecido,  haciendo sentir al rubio un poco más tranquilo mas sin embargo la duda aun estaba en su mente ¿Qué había sido esa presencia? Y ¿Por qué lo perseguían? Era extraño, mas tarde se lo haría saber al pelinegro.

-lo sentimos, pero a este lugar no se le permite la entrada a los civiles.-

Sus pensamientos fueron interrumpidos por un par de guardias que se encontraban en la entrada de la sede.

Miro a  ambos hombres sorprendido, ¿Cuándo había llegado al lugar? Tan metido estaba en sus cosas que ni cuenta se había dado, tenía que parar con eso, últimamente estaba muy distraído y eso no le dejaría nada bueno, soltando un suspiro levanto un poco más el rostro.- yo…-

Pero antes de decir algo mas fue interrumpido bruscamente.- ¡Coronel Elric señor!-

El rubio miro a ambos con la boca abierta, ¿Cómo lo habían llamado? ¡El ya no era un maldito Coronel!- no esperen…-

- ¡Ha pasado mucho tiempo desde su última visita! ¡Lo sentimos no lo reconocimos señor!- se disculparon ambos uniformados manteniendo un saludo firme.

-¡Hey! no tienen que ser tan formales yo ya no trabajo para el ejercito.- se apresuro Edward aclarando las cosas, pero ambos hombres ignoraron sus palabras, necios mantuvieron el firme saludo.

Haciendo caso omiso, el rubio entro al gran edificio, a paso rápido paso por los pasillos levantando un poco el saco que cargaba consigo en un vano intento por ocultar su rostro, muchos de los militares lo miraron con ojos dudosos, pero al momento de que supieron de quien se trataba, rápidamente lo saludaban con respeto diciendo un fuerte y claro “señor”  o  “Coronel Elric”.

Nunca en sus estancia en los militares había sentido  el largo camino hacia la oficina de Mustang, bueno era claro que al hombre lo habían reubicado debido a su asenso, pero no recordaba que el camino a dicho lugar fuera tan condenadamente largo, se sentía tan incomodo, con todo el grupo de militares a su alrededor mirándolo con ojos sorprendidos, ¡era horrible! Ahora entendía por qué Roy  le menciono que sería muy fácil entrar, ahora el problema era salir del lugar, maldita sea su suerte.

-¡Coronel Elric!- una voz jovial se escucho a su espalda, oh no ya no quería más saludos innecesarios, o peticiones de conferencias en privado. Lentamente se giro sobre sus talones para mirar a la nueva persona quien quería su atención.

-¡señor!- saludo un joven militar.

-bueno ya lo he dicho millones de veces y nadie me ha hecho caso y supongo que tu no serás la excepción.- le dijo Ed con un tono de voz frustrado al muchacho de cabello castaño frente a él.- yo ya no soy un militar.-

-lo siento Coronel, pero el simple hecho de haberse retirado no quiere decir que perdamos el respeto hacia usted, aquí ya es una leyenda.- respondió entusiasmado el joven.

-como sea.- le resto importancia el mayor.- y dime ¿en qué puedo ayudarte?-

Una gran sonrisa se formo en los labios del desconocido.- vera al escuchar que estaba aquí en los cuarteles me emocione demasiado, en verdad quería conocerlo en persona.- soltó arrebatado.

-bien aquí me tienes.- respondió el rubio un poco más tranquilo, le sorprendía el entusiasmo que irradiaba el joven soldado.

-Señor, ¿puedo pedirle un favor?- pregunto esperanzado.

-Depende, ¿de qué se trata?- cuestionó el mayor de los Elric levantando una fina ceja en señal de duda.

-me preguntaba si podría hacer una demostración a los nuevos reclutas, son alquimistas poco experimentados, estoy seguro que su presencia les dará algo de inspiración.-

Ed miro un poco sorprendido al chico, no se había esperado eso, sonriendo algo avergonzado, se pasó una de sus manos sobre su nuca.- veras ammm…-

-Jin.-

-bien Jin, veras no sé si ya lo habías escuchado, pero yo ya no puedo practicar la alquimia.- menciono en un tono más serio al que se hubiera esperado.

-lo siento señor no lo sabía.- se apresuro a disculparse Jin.- pero estoy seguro que no ha perdido sus habilidades en combate señor, cree usted que  podría demostrarnos algunas estrategias.-

El rubio sonrió ante la insistencia del joven soldado, le recordaba bastante a su hermano, cuando se empeñaba en querer recoger un pequeño gato callejero, soltando un suspiro miro nuevamente a Jin.- bueno no puedo prometer nada, eso tengo que hablarlo con el General Mustang, recuerda ya no soy militar, no puedo hacer lo que se me venga en gana.-

El castaño bajo la mirada en señal de decepción, había sido su sueño ver al gran Alquimista de Acero en acción, quería comprobar si los rumores eran ciertos, un joven de tan solo 12 años había ingresado a la milicia como uno de los mejores alquimistas de la historia, se contaban tantas cosas del rubio, como que a la edad de tan solo 18 años logro convertirse en Coronel, eso sí que era increíble.

-Pero.- sonrió de forma maliciosa Edward.- aquí me han conocido por nunca seguir las reglas.- menciono tratando de animar al muchacho.- así que tal vez haya una posibilidad.- girándose sobres sus talones comenzó a caminar nuevamente hacia la oficina de Roy.- te veré mas tarde en los campos de entrenamiento Jin.- dijo como ultimo agitando una mano en señal de despedida.

-¡Si señor!- respondió con regocijo el joven soldado mientras saludaba al rubio.

 

 

o-o-o-o-o-o-o-o

 

 

Tenues golpes se escucharon en la habitación, estos provenían de la grande puerta de madera fina la cual le pertenecía a Mustang, con un suave “clic” la majestuosa puerta fue abierta lentamente.

Una pequeña antena rubia se asomo, llamando la atención de todas las personas que se encontraban en el interior de la habitación, y enseguida una cabeza rubia apareció.- ¡Hey!- con una gran sonrisa Ed entro al lugar mirando con ojos curiosos alrededor.

Antes de evitarlo, una avalancha de personas se fue contra el.- ¡Jefe!- fuertes brazos rodeaban su cuerpo,  pertenecientes a Havoc, Fuery, Falman y Breda.

Ante la palabra “Jefe” Ed mostro una mueca, que acaso a nadie le cabía en la cabeza de que el ya no era un condenado soldado, un nuevo tic nervioso estaba empezando a mostrarse en su ojo izquierdo, si seguían las cosas a si estaba seguro que se volvería loco.

-Si…yo también los extrañe pero ya suéltenme…-  dijo un medio asfixiado Edward.

-Oh lo sentimos.- respondió el grupo alejándose del chico.- ¡vaya sorpresa! cuando dijiste por teléfono que vendrías a visitarnos, no creímos que lo hicieras tan pronto.- comento Jean encendiendo su típico cigarrillo.

-lo sé, en realidad no tenía planeado venir el día de hoy, pero Mustang me lo debía.- señalo sonriendo con prepotencia mirando al hombre detrás del escritorio.

-Hola Ed.- saludo la única mujer en la habitación, acercándose al chico, al estar lo suficiente cerca lo envolvió en un cálido abrazo.-  ha pasado mucho tiempo desde la última vez que te vivos.-

Edward ante el contacto se tenso un poco, Hawkeye no solía comportarse de esa manera, pero tenía que admitir que fuera de todo, se sentía bien el ser recibido con los brazos abiertos, un poco indeciso devolvió el gesto a la mujer, envolviendo ambos brazos alrededor de ella.- si ha pasado mucho tiempo.- respondió haciendo más fuerte el abrazo.

Poco después de lo sucedido con el “Homúnculo” Ed y Riza habían tenido una pequeña conversación, la mujer no era ciega, muy dentro de su ser sabia que al rubio le atraía Mustang y al parecer el hombre correspondía esos sentimientos, muy a su pesar tuvo que renunciar al pelinegro, por más que lo amara no podían interponerse entre ambos, no sería una molesta piedra en el camino, ella le había dejado muy en claro a Edward que a pesar de sus sentimientos hacia el hombre no le tendría ningún rencor, ella estimaba al chico y por esa situación no perderían la gran amistad que habían forjado.

Ed por su parte, estaba sorprendido ante las palabras de la Teniente, muy dentro de él, sentía miedo, aun que le doliera admitirlo, sentía terror al dejar a flote sus sentimientos, por miedo a que Riza fuera a odiarlo de por vida, pero la mujer lo había tomado de la mejor manera, ante el alivio que sentía al saber que aceptaba la relación de ambos sin ningún impedimento, lo único que hiso fue agradecer a la mujer y  mostrar sus frágiles sentimientos rompiendo a llorar por la sinceridad y comprensión de la mujer.

Desde ese entonces, ambos habían sido muy unidos, ante cualquier problema Riza le aseguro a Ed que ella estaría para ayudarlo, y así había sido, la mujer lo había ayudado en varias ocasiones.

Pero aun así se sentía raro, Hawkeye era una excelente persona, el saber que estaba abrazando a la mujer que probablemente a un ama a Roy, porque al estar saliendo con Jean Havoc no significaba que iba a olvidar al hombre de la noche a la mañana o ¿sí?, le hacía sentir un sentimiento extraño, no era odio eso era claro, era culpa, al saber que él se interpuso entre la pareja, estaba seguro que antes de su llegada, Mustang tenía la mirada en la Teniente, eso era claro, el primer día que llego a trabajar para el hombre, se percato de ciertas miradas hacia la mujer,  eso le dejaba más que claro que tenían más que estimación el uno al otro, pero el tiempo paso y todo cambio gracias a él.

Al separase de la rubia, Edward le regalo una suave sonrisa, definitivamente Riza era una excelente persona, ahora que la volvía ver nuevamente se daba cuenta de ello, en realidad el no estar en contacto con sus seres queridos por tanto tiempo hacia que la nostalgia saliera a flote, no solo a ella la miraba de esa manera, si, no a todos los que se encontraban a su alrededor, todos significaban mucho para él, y sobre todo el hombre que se encontraba tras el escritorio, el cual lo miraba con amor mientras sonreía.

A paso lento el rubio se dirigió hacia  el escritorio de caoba.- ¿me extrañaste?- cuestiono Ed sentándose sobre el mueble.

-Pensé que estarías aquí un poco más tarde.- respondió el pelinegro.- además ¿donde está Alphonse?, no se supone que vendría contigo.- ante el comentario todos en la habitación prestaron atención.

-no se preocupen.- respondió el más joven.- el y Winry fueron a comprar algunas piezas para mi automail, mas tarde estarán aquí.- les hizo saber con un gesto de mano despreocupado.

-oh ya veo.- dijo el General prestando su atención a la pequeña bolsa que cargaba el rubio.- y ¿eso?- apunto el mayor.

-oh si, te he traído algo de comida.- menciono Ed levantando la bolsa.- a ustedes también, supongo que han de estar más que hartos, con esa cosa que sirven en los comedores.-

-¡eso es genial!- expreso Havoc.

Edward levanto una ceja en duda.- El General nos ha comentado que eres un excelente cocinero.- menciono Fuery.

-¿Enserio?- cuestiono el mayor de los Elric mirando a Mustang.

-oh vamos, se reconocer cuando eres bueno en algo.- señaló Roy con una sonrisa.

- bien eso me hace sentir halagado.- dijo el rubio.- bien entonces ¿empezamos? Yo me muero de hambre, creo que Al se quedara sin aperitivo.- sonriendo empezó a hurgar en la bolsa.

 

 

o-o-o-o-o-o-o-o

 

 

Después de un largo rato de patica y bocados, todos los integrantes del equipo Mustang se habían incorporado a sus respectivas tareas dejando a un Edward hundido en el aburrimiento, pero fue en ese momento que recordó algo, “Algo” que lo sacaría de su tortura.-  oye Roy.-

-¿Si?-

Acercándose nuevamente al mueble de caoba se posicionó en una de las esquinas -¿recuerdas a un soldado llamado Jin?- cuestiono al momento que se encontró cómodamente sentado.

-Claro el está encargado de los nuevo reclutas de alquimistas estatales, ¿Por qué lo preguntas?-cuestionó el pelinegro.

-Me pregunto si podría darles una demostración de combate a los nuevos reclutas ¿me darías el permiso para hacerlo?- pregunto esperanzado.

-Y tu ¿desde cuándo me pides permiso? Siempre has hecho lo que se te pega en gana.- dijo Mustang confundido.

Edward se pensó lo que menciono el mayor por un momento.- es cierto, así que me voy, Havoc, Falman se viene con migo.- dijo mirando a ambos hombres.

-Si señor.- al unisonó dijeron levantándose rápidamente de sus lugares, daban gracias de salir de la oficina.

-oye espera eso no significa que…- menciono Mustang.

-Tú mismo lo dijiste.- indicó sonriente el rubio.

Un gruñido salió de la garganta de Roy, con una de sus manos pellizcó el puente de su nariz en un vano intento de apaciguar el endemoniado dolor de cabeza que se aproximaba.

Ed por otra parte ante el descuido del pelinegro se dedico a mirar el mar de documento frete a sus ojos, una pequeña nota llamo su atención ya que contenía pequeños números y un nombre muy peculiar el cual no le agrado, tomando el trozo de papel con ambas manos se dedico a estudiarlo de cerca.

Un muy notorio tic se formo en el ojo izquierdo del Elric y su seño literalmente se había fruncido a más no poder, ambas manos comenzaron a temblarle debido a la ira que rápidamente se había formado en su interior, un fuerte apretón provoco que el pequeño papel se arrugara, corriendo suerte de no ser roto.

- Mustang…- la amenazante voz, hizo que una fuerte descarga eléctrica pasara por la Columna del pelinegro, dudoso y temeroso por la repentina ira del más joven, se atrevió a mirar a la figura que se encontraba sobre su escritorio.

-¿Quién es “Vanessa”?- cuestión Ed mirando al pelinegro mientras una sonrisa que no cuadraba en su rostro, se posaba en sus labios.

-“¡oh mierda!”- se dijo mentalmente el pelinegro, el color rápidamente lo había abandonado,  y el temor se había apoderado de su cuerpo, porque el Roy Mustang, sabía que era un hombre muerto, una mirada rápida se paso por su oficina, esperanzado por encontrar el apoyo que necesitaba en ese momento ofrecido por alguno de sus hombres, pero lo único que encontró fueron risas silenciosas y una mirada divertida por parte de Hawkeye “¡Traidores!”.

Tomado una gran bocanada de aire el rubio exploto.- ¡tenía razón,  me obligaste a retirarme para poder coquetear a mis espaldas!- rugió.

Había sido una buena y corta vida, la extrañaría ya que sabía que el definitivamente era…

-hombre muerto…- musitaron los labios de más joven al lanzarse sobre su infortunada  presa. 

  

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-No crees que fuiste demasiado duro con el General.- comento Jean Havoc, los tres hombres ahora caminaban por los largos pasillos del cuartel, su destino ahora eran los campos de entrenamiento, ya que ha cierto rubio se le dio la gana de ir a dicho lugar.

Una mirada dorada inquisitiva  fue clavada en el rubio mayor.- contéstame algo Havoc.- dijo el mayor de los Elric tomado una pausa para escoger las palabras adecuadas.- imagina esto ¿tú que arias si Riza te engañara? O si recibiera números telefónicos de otros hombres, tan solo recuerda como Mustang te robaba a las novias.- término diciendo con énfasis. 

-para empezar estoy seguro que Riza nunca me engañaría, dos ningún hombre en este mundo a excepción mío se acercaría a esa mujer y peor  aún le daría su número telefónico y por ultimo nunca olvidare él como el General se robo a todas mis novias, así que olvida lo que te dije.- dijo Havoc fingiendo estar dolido.

-aun así pobre hombre.-  esta vez Falman defendió al pelinegro.

-no me importa yo tenía razón.- dijo el más joven echando humo mientras giraba por uno de los pasillos.- mira que sacarme de la milicia por sus deseos pervertidos.-

-en eso te doy la razón.- reafirmó el portador del cigarrillo.- cuando nos mencionaste que te retirabas nos sorprendiste a todos, nunca imaginamos que llegara a suceder.-

-fue muy repentino.- Falman estuvo de acuerdo.

-de igual modo ya lo veía venir.- mencionó Ed sonando mas desanimado de lo que podía imaginar.

Jean y Falman lo miraron con incertidumbre, ya que ellos  pensaban que había sido decisión de Edward abandonar a los militares, pero al parecer estaban equivocados.- ¿Por qué lo dices?- cuestión de nueva cuenta Havoc.

-supongo que ya no necesitaban a un alquimista obsoleto.- el rubio menciono con la mirada al frente aun liderando a los dos hombres que se encontraban a sus espaldas.-Un alquimista sin alquimia no sirve.- declaro con palabras amargas que le llegaron a los huesos, pero era cierto, el ya no era necesario, era una herramienta desgastada y rota que ya no tenía utilidad.

-Pero, ya eras un Coronel, para serlo no necesariamente se necesita de la alquimia.- objeto Jean.

- además.- corto Ed mirando al hombre por encima de su hombro.- yo cumplí mi cometido, traje a mi hermano de vuelta.- dijo dirigiendo una vez más su mirada hacia el frente.- Roy me dijo que era decisión mía el quedarme o no, tal vez me precipite en tomar la oferta.-

-El General…- menciono Falman pasando una mano por sus cortos cabellos.

-no es su culpa.- defendió Ed sorprendiéndose de sí mismo por justificar al hombre.- el solo quiere que tenga una vida tranquila.-

-Pero al parecer a ti no te gusta la tranquilidad.- menciono Jean.

Edward sonrió ante el comentario, ya que era verdad, estaba más que harto de la situación.- tal vez, es por eso que le pediré que me reintegre al equipo, no como alquimista claro.-

-¡¿enserio?!- dijeron ambos hombres con asombro.- eso sería genial, además tú sigues siendo considerado un Coronel, te darían a tu propio equipo.- soltó el rubio mayor con entusiasmo.

-yo no quiero a otro equipo Jean.- nuevamente mirando por encima de su hombro miro a ambos hombres.- pero de igual modo lo primero que tengo que hacer es convencer al General Bastardo.- declaro sonriente al salir a los campos de entrenamiento, donde varios soldados lo esperaban.

Al llegar junto a los soldados, murmullos comenzaron a escucharse.- ¡Coronel Elric!-

-Jin.- saludo Ed al joven militar.- al parecer corriste la voz.- dijo mirando a su alrededor.

-no todo fue obra mía señor.- dijo el castaño.- el simple hecho de estar en los cuarteles hizo que muchos se alborotaran  por su presencia, además aquí la voz se corre rápido, muchos militares nos estaban observando cuando teníamos nuestra pequeña charla anteriormente señor.-

-Coronel Elric ¿es cierto que solo nos enseñara técnicas de combate?- pregunto unos de los soldados que se encontraban frente a las líneas.

Edward miro al militar sin expresión alguna antes de contestar.- es cierto, pero si quieren acción con alquimia tendrán que esperar a mi hermano Alphonse, el les puede dar una pequeña demostración.- dijo aun que estaba más que seguro que se negaría.

Al desde que Edward había perdido la habilidad con la alquimia, se había negado a hacer uso de ella frente  a sus ojos, al igual que Roy ambos creían que como era algo tan apreciado para el rubio de algún modo lo lastimarían, por una parte tenían razón bueno solo al principio, ya que si fue difícil, pero el tiempo paso y le resto importancia, mas sin embargo ambos tanto Al como Mustang aun seguían tenaces a no hacer uso de la habilidad, a veces este comportamiento hacía sentir a Edward un poco asfixiado, pero nunca los hizo cambiar de opinión así que dejo las cosas por la paz.

-Bien hablando de la alquimia quiero dejarles una cosa muy en claro.- Edward camino de un lado a otro con ojos calculadores, examinando a cada uno de los nuevos reclutas que se encontraban en el lugar.- se que ustedes han de pensar que son los mejores alquimistas del mundo, y todo lo pueden arreglar a base de la alquimia.- menciono portando una sonrisa petulante.- pero adivinen que, esto es la milicia, ahora son soldados, no me interesa cual fue su motivo por el cual ingresaron, lo que me importa es que sean competentes para estar en este lugar.- deteniéndose en el centro miro con ojos rígidos a los presentes.

-tengo varias razones por la cual no les mostrare un espectáculo con alquimia.- menciono captando la atención de los presentes.- y una de ellas es porque no quiero que sean mediocres y dependan de ella, entonces ahora la cuestión es ¿a qué voy con esto?-

-voy a explorar sus habilidades en batallas cuerpo a cuerpo.- declaro sonriendo de modo sutil.- el que no esté a la altura de un militar, puede irse despidiendo de este lugar.- dijo como último. Unos segundos después murmullos se escucharon alrededor, inconformidades y sonidos incrédulos salían de las bocas de los presentes.

Havoc miro al más joven con orgullo, este era Edward Elric el chico que ingreso a la milicia a la edad de tan solo 12 años, un mocoso audaz, boca suelta y de baja estatura, ahora que lo miraba ya era un hombre de 20 años de edad, un joven experimentado, con grandes expectativas, un buen hermano y amigo.

Ambos hombres, miraban al muchacho con  admiración quien iba a pensar que llegaría tan legos a una edad tan temprana, era un buen líder eso lo demostraba, tanto Falman como Jean sonrieron ante tales pensamientos, era nostálgico ver cómo los años pasaban y ver al pasado para mirar en lo que se habían convertido en el presente.

-Ahora, ¿quién sería tan amable de ser el primer voluntario?- Ed pregunto con tranquilidad mirando a su alrededor. Nuevamente los murmullos no se hicieron de esperar.

Un suspiro se escapo de los labios del rubio al no tener ningún voluntario,  cansado miro hacia el par de hombres que le hacían compañía, esperando que alguno de ellos le tomaran la palabra para comenzar de una buena vez, pero se encontró con Havoc y Falman mirando hacia otro lado fingiendo distracción para no ser víctimas del rubio.

Frunciendo el seño Ed soltó un gruñido, ¿qué tan malo podría ser? el no sería tan “malo” solo los probaría y tal vez solo habría uno que otro hueso roto.

-Señor.-

Edward retiro su mirada de los hombres que estaba mirando y la dedico a Jin que se encontraba en frente suyo con una sonrisa.-yo me ofrezco si no le importa.- menciono el castaño.

El rubio sonrió ante tal oferta una que no iba a desperdiciar, que era mejor que comenzar un combate con alguien digno, porque el suponía que Jin era bueno el no estaba a cargo  de los nuevos reclutas por  nada.- me parece bien tal vez así rompamos el hielo.- dijo Ed con una sonrisa tranquila, pero por dentro estaba entusiasmado, hace tanto tiempo que no se ponía en acción.

Edward solicitó la atención de todos los presentes, haciéndoles saber que el combate iba a comenzar, tomando una posición de batalla al igual que su contrincante, se lanzo hacia delante sintiendo la adrenalina en sus venas, comenzando una batalla que todos miraban con asombro.

 

 

o-o-o-o-o-o-o-o

 

 

Media hora había pasado desde el pequeño encuentro que tuvo con el rubio, aun le dolían algunos golpes que le suministró, solo esperaba y que su bello rostro no haiga tenido ningún daño grave, el era tan condenadamente sexy para ser  maltratado, ese pequeño demonio se la pagaría muy caro cuando regresaran a  casa.

-Teniente.- llamo el pelinegro a la rubia con voz cansada.

-¿señor?-

-sígueme.- declaro  Mustang levantándose de su asiendo, rodeando su muy caro escritorio camino hacia la puerta.

-¿hacia dónde nos dirigimos señor?- pregunto la rubia con voz irritada,  ya que el General aun no terminaba su papeleo.

-Tengo que asegurarme de que Edward no se meta en problemas.- dijo Roy mientras dedicaba un gesto con la mano a sus demás subordinados diciéndoles que se quedaban a cargo, todos en señal de entendió asintieron con la cabeza.

Sin protestar Riza siguió a su superior, cerrando la amplia puerta se dirigieron por los pasillos.- señor no creo que a Edward le agrade su presencia.- declaro la mujer con perspicacia.

-y a mí no me agradaría que se metiera en problemas, solo iré a echar un vistazo y después regresare al trabajo.-  prometió el hombre mientras caminaba tranquilo por los pasillos.

 

 

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El no entrenar diariamente como lo hacía en el pasado le había afectado, el combate Jin fue espectacular, como lo esperaba, el muchacho era bueno, su pequeño encuentro con el no lo había agotado del todo, y como era de esperarse los demás militares decidieron dejar el miedo de lado y probar sus habilidades en combate, así que Ed opto por ponerlos aprueba enfrentando a unos cuantos, pero después del sexto combate, se percato de que el aliento le faltaba además de que sus movimientos eran más lentos, era de esperarse al no estaba en forma, ya hace tanto tiempo que no practicaba y ahora el mundo se la estaba cobrando.

-Jefe…- llamo Jean al más joven al verlo desgastado.- ¿está todo bien?-

Edward mostro una débil sonrisa al rubio.- supongo que me he oxidado con el tiempo.- dijo enderezando la espalda sintiendo una pequeña molestia por la mala postura.- es hora de que se maten entre ellos, yo me dedicare a verlos desde lejos.- menciono pasando una malo por sus largos cabellos, una mueca se formo en el joven rostro, su coleta se había aflojado debido al movimiento constante.-“debí haberlo trenzado”- se dijo mentalmente mientras con un movimiento rápido se llevaba el cabello hacia la espalda.

 -Matarse entre ellos, eso suena divertido.- menciono Havoc encendiendo un nuevo cigarrillo.

-¿Cómo puede ser divertido eso?-cuestiono Falman aparentando desagrado.

Ed se rio entre dientes ante los comentarios, haciendo un ademán con la mano llamo a Jin que se encontraba ocupado con unos cuantos alquimistas.

-¿Señor?-

-Es hora de que se maten entre ellos Jin.- declaro Edward mientras sonreía de modo divertido.

El joven castaño levanto una ceja en duda debido al comentario.-a lo que me refiero es que se enfrenten entre ellos.- se apresuro a decir Ed.- ¿puedes informarles?-

-Si señor.- Rápidamente Jin se paro frente a las filas informando a los presentes que Ed se retiraba por el momento.

-¡Coronel!- llamo una voz grave desde atrás de las filas, captando la atención del rubio.

Un hombre alto, robusto, con cabellera corta oscura y rostro rígido, portando un uniforme militar como todos los demás, se coloco frente al rubio.- ¿me concedería el último combate?- pregunto sonriendo de modo engreído.

Edward miro al hombre de pies a cabeza con aire pensativo-“¿Quién rayos es este tipo?”- se dijo mentalmente ya que no se había percatado del sujeto durante el tiempo en el cual había estado en el lugar.-“no es un alquimista estatal”.- medito mientras miraba que no llevaba consigo el reloj plateado.

-Al parecer no eres de esta unidad.- expreso el rubio mirando al hombre con ojos severos.

-Es muy observador.- dijo el pelinegro mostrando todos los dientes en una sonrisa burlona.- pero aun no ha respondido mi pregunta.-

Ed afilo la mirada ante el comportamiento del hombre.-yo estaba por irme.- le hizo saber conteniéndose ante la provocación.

-Oh vamos solo un combate mas, eso no le hará daño a nadie.- dijo ansioso el desconocido.

Algo no encajaba, el hombre no le provocaba mucha confianza, una mirada de advertencia fue enviada hacia los hombres que se encontraban a sus espaldas.

Havoc y Falman captaron de inmediato el gesto del rubio,  asistiendo con la cabeza al recibir el mensaje, “si algo sale mal no lo dejen escapar”,  ese fue la pequeña misión que les dio a entender Ed con una simple mirada.

-está bien.- acepto por último el rubio con aire de superioridad.- un mano a mano, solo tú y yo.- dio a entender mientras se dirigía al centro del lugar tomando una posición de batalla mientras los curiosos comenzaban a juntarse ante tal espectáculo.

El hombre fornido tan solo rio socarronamente, imitando al rubio tomo su posición.

Ambos se miraban tenazmente, en un repentino movimiento el pelinegro se lanzo hacia delante lanzando el primer golpe con puño cerrado hacia el Coronel retirado, era rápido pero Ed también lo era, ágilmente esquivo el golpe tomando una posición de cuclillas, provocando que el puño del mayor tan solo rosara la sobresaliente antena que sobresalía de su cabeza.

Preparándose para lanzar el primer golpe Ed empuño su mano derecha lanzándola hacia el estomago del soldado, pero el hombre se lanzo hacia atrás antes de recibir el impacto.

Una danza asesina se inicio entre los dos hombres, ataque, bloqueo, contraataque, y uno que otro lapso de tiempo para recuperar el aliento, rápidos movimientos, uno tras otro, haciéndole imposible a los espectadores seguir la batalla.

Al bloquear un fuerte golpe, Ed se tambaleo un poco hacia atrás dejando todo su peso sobre su pierna de automail para recuperar el equilibrio, dejándolo a unos cuantos metros de distancia de su contrincante. Un tenue chasquido proveniente de su pierna de metal llamo su atención, haciéndole perder por un instante la concentración.

El pelinegro aprovechando la pequeña distracción levanto ambas palmas dejando ver un par de círculos de transmutación, Ed al tomar nuevamente atención al hombre se percato de dichos círculos, ambos ojos dorados se abrieron ante el asombro al momento que la luz alquímica se hacía presente.

Grandes bloques de concreto se levantaron del suelo, siendo manipulados por el sujeto, los llevo hacia el rubio frente a él, sin tener piedad lanzo uno tras otro dejando al chico en desventaja.

Edward con dificultad esquivaba cada uno de los grandes bloques, jadeando debido a la falta de oxigeno miro al hombre con ojos coléricos al momento que la reacción alquímica se había detenido.

-Así que era verdad señor Elric.- hablo el pelinegro activando nuevamente su alquimia para un nuevo ataque.- usted ha perdido su alquimia.- soltó mientras chocaba ambas palmas sobre el suelo.

Al retroceder para esquivar los ahora puntiagudos bloques provenientes del pavimento, Ed escucho nuevamente un crujido más violento proveniente de su prótesis haciéndole perder una vez más la concentración. Aterrizando sobre sus dos piernas, en una posición erguida el rubio se preparo para el siguiente ataque, asiendo caso omiso de su falla mecánica.

Tanto Falman, Havoc y Jin al percatarse de las malas intenciones del pelinegro, se lanzaron hacia delante para interferir en la batalla, recibiendo una dura mirada del hombre se detuvieron ya que una gran pared se había hecho presente impidiéndoles  el paso, Jin rápidamente saco un trozo de tiza dibujando un sencillo circulo de transmutación para retirar el bloqueo.

Edward mientras tanto miro como la gran columna se había interpuesto entre él y sus camaradas, frunciendo el seño sin bajar su guardia miro nuevamente al hombre que se encontraba en frente.-“¡perfecto!”- se dijo así mismo.-“ahora Roy va a matarme por armar un alboroto”.-

-¿Quién eres? Y ¡¿Qué demonios quieres de mí?!- cuestiono Ed con voz agresiva, ¡¿cómo era posible que después de tanto tiempo de no visitar a sus viejos amigos llegara este tipo y arruinara su día?! Oh no se aseguraría que el hombre pagara por todo el desastre que estaba armando.

-mi nombre no importa ahora señor Elric.- respondió el pelinegro sonriendo con perversidad.- y yo no quiero nada de usted, solo he venido a comprobar algo.-

El rubio frunció el seño una vez más en señal de molestia mas sin embargo la duda lo había llenado, sus pensamiento fueron interrumpidos debido a la luz alquímica que se había activado en dirección donde se encontraban Havoc y los demás, el gran muro de piedra había sido retirado, pero no precisamente por Jin.

-¡Hermano!- llamo el más joven de los Elric mientras corría en dirección al rubio.

-¡Al!- Edward sonrió al ver a su hermano, ahora todo sería más fácil teniéndolo a su lado.

El pelinegro frunció el entrecejo en señal de enfado, el no se esperaba que el menor de los Elric se involucrara en la batalla, en un movimiento rápido volvió a chocar ambas palmas en el suelo, creando una vez más grandes bloques de concreto dirigidos hacia el rubio.

Edward miro con ojos astutos a su contrincante, eso ya lo había intentado y no funciono, estaba seguro que con facilidad esquivaría nuevamente los bloques, después de ello le diría a su hermano que  le diera una buena lección de alquimia al engreído hombre frente a sus ojos.

Preparado para recibir los ataques, el rubio dio un paso al frente con su pie izquierdo provocando un nuevo crujido.

Ojos dorados se abrieron con sorpresa al percatarse que su automail ya no respondía, debido a su peso la prótesis se venció haciéndole perder el equilibrio y bajar la guardia.

Alphonse miro con terror como una gran columna de concreto se acercaba a su hermano y el no hacía nada por esquivarla, juntando ambas manos activo su alquimia choco ambas manos en el suelo con la esperanza de detener el impacto.

 

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-¡Háganse a un lado!- Soltó un desesperado Mustang mientras se abría paso entre la multitud junto a una intranquila Riza, el ya lo sabía, sabía que el rubio se metería en problemas, siempre lo hacía, pero ahora la cuestión era ¿Qué rayos había hecho para armar semejante alboroto?

El polvo estaba empezando a filtrase entre la multitud debido a la alquimia, desde  antes de salir a los campos de entrenamiento Roy se había percatado de la luz alquímica y de las grandes transmutaciones que se estaban creando, él sabía que Ed no era el responsable de eso, así que esta mas que seguro que el chico se había metido en problemas, ya que solamente se había mostrado ese tipo de destrucción en una batalla seria y el rubio era experto en ello, con alquimia o sin alquimia Ed era capaz de arma un caos de destrucción.

Finalmente llegando al frente sus ojos buscaron con desesperación a la dorada cabellera que le pertenecía a su amante.

-¡Hermano!- se escucho en todo el lugar el grito del menor de los Elric.

Con sorpresa Roy solo pudo observar como Edward volaba por los aires, el tiempo pareció detenerse cuando el chico había tocado el suelo y su cabeza había rebotado sobre el mismo, provocando que sus dorados cabellos se escaparan de la cinta roja que los sujetaba, rodando unos cuantos metros por fin se detuvo, dándole la espalda a todos impidiéndoles saber cuál era su estado.

-¡Edward!-

 

 

 

 

 

Notas finales:

Espero que el capitulo haya sido de su agrado, muchas gracias por tomar un poco de su tiempo y poner atención a esta lectura me hacen muy feliz :D! cualquier crítica constructiva y sugerencia será recibida bien nos estaremos leyendo bye! ;) 


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