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Recuerdos perdidos. por Daymin VIP

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Notas del capitulo:

¡Hola! He vuelto...sí, siempre regreso, así que no se preocupen (?)

Gracias por leer y comentar -w-

Recuerdos Perdidos

Gtop

El cerebro humano es tan poderoso que bloquea aquellos recuerdos oscuros y perturbadores, guardándolos en lo más profundo de tu conciencia, pero sólo basta con buscar para encontrarlos.

Desperté por la mañana, asustado y agitado, sin saber dónde estaba aún. La habitación era la misma, misma cama, mismas cortinas, todo era igual, y, por mi intento de recordar, también mi memoria estaba igual. Una enfermera me había dicho que me tranquilizara, que el médico vendría pronto, que lo mejor sería relajarme. Palabras fáciles para ella.

Me tragué mis palabras para no ser grosero ¿Creía que era fácil no recordar nada? Pero estaba seguro que a la menor provocación me cederían, otra vez, así que, como ella había dicho, lo mejor era relajarme, o al menos intentarlo

—Buenos días, joven. —El médico entró muy alegremente a la habitación, sonriéndome mientras conminaba a la ventana para abrir las cortinas. —Un día soleado. —Comentó. Cerré los ojos empuñando mis manos, mi cuerpo temblaba…temblaba de miedo. Me sentía perdido, solo en ese lugar.

Personas iban y venían sin decirme nada, hacían comentarios estúpidos y se marchaban, “Paciencia” me pedían todos. Una mano fría en mi frente me sobresalto, haciéndome abrir los ojos.

—Mucho gusto, soy el doctor Park. —Me intentó sonreír, sin embargo no lo logró de una manera convincente. Estrujé su mano sonriendo incrédulamente, sentí mis ojos cristalizarse.

—Yo no sé quién soy. —Mi voz se quebró, y la sonrisa se volvió una mueca forzada. Él sólo inclino su cabeza apenado y se retiró varios pasos de la camilla.

—Hay unas personas que quieren verte. —Comentó mirando a la enfermera que estaba ahí, ella asintió y abrió la puerta.

Cinco personas más entraron ahí, cuatro hombres y una mujer.

—Ellos te conocen, Ji Yong. —Cerré los ojos, respirando hondo, quería calmar el cosquilleo molesto de mi estómago al escuchar ese nombre. Me provocaba nerviosismo y miedo.

—Ustedes…—Murmuré extrañado, una vez que abrí los ojos pude ver a los dos que se decían mis conocidos ayer. La chica sonrió ampliamente avanzando hasta mi lado, esta vez no dijo nada, sólo se quedó de pie a un costado de la camilla. Me recorrí disimuladamente un poco al lado contrario, ella me daba desconfianza después de lo ocurrido antes.

Un silencio denso se formó, poniéndonos incomodos a todos. El doctor se aclaró la garganta, como incitando a que alguien hablara, sorprendentemente, fui yo.

—Yo…de verdad, no recuerdo nada ni a nadie. —Dije lento, mirando sus expresiones a detalle, todos se tensaron, pude verlo, sin embargo ninguno dijo nada. Sus semblantes eran calmados y serios, de esos gestos que pones en un funeral, ni siquiera me miraban, su vista se fijaba en algún punto de la camilla.

—No importa, Ji…lo harás. —Susurró la chica a mi lado, mirándome aun sonriente, muy lentamente posó su mano sobre mi hombro, apenas unos segundos, luego la retiró y sonrió con cariño. Quizá no era mala después de todo.

—Creo que lo más adecuado es que te digamos quien eres. —Tensé el rostro, no estaba seguro de querer escucharlo…que iba a pasar si yo era alguien malo, un prófugo de la justicia, asesino violador... ¿Cómo podría vivir con ello?

Me recriminé mentalmente, no podía ser tan malo…no

—Tú…—Esa voz grave llamó mi atención una vez más, sonaba tan familiar, no sólo del día anterior, era como si la escuchara desde mucho antes, me sacó de mis pensamientos, era el chico de antes, aquel llamado TOP. — Tú nombre es Kwon Ji Yong, naciste el dieciocho de agosto de mil novecientos ochenta y ocho en la ciudad de Seúl, en Corea del Sur y tienes veinticinco años. — Voz fuerte, clara y rápida. Sus palabras fueron tan aceleradas que mi mente tardó en procesarlas.

Sentí ganas de llorar, eran datos tan simples, ¿Cómo era que no recordaba algo como eso?

—Te faltó decirle su tipo de sangre y signo zodiacal. —Comentó uno de ellos con voz divertida, su comentario provocó la risa de los demás incluso creo que me dio un poco de gracia, hubiera reído sino fuera porque no sabía ni eso sobre mí. El chico me miró aun sonriendo, su piel era blanca, tenía rasgos masculinos bien definidos y un cabello negro, cortado con estilo.  —Hola, Ji Yong hyung. —Me saludó, así que era menor que yo… —Soy Lee Seung Hyun, pero todos me conocen como Seung Ri. —Su entusiasmo casi me hacía creer que estaba conociendo a nuevas personas, no intentando recordarlas.

Todos posaron su mirada en mí, al fin, muy atentos, quizá esperaban que recordara algo. Sonreí con un gesto de disculpa.

—Bueno, bueno…—Su entusiasmo no se fue. —Él es Dong Yong Bae, tu amigo de los trece años. —Señaló a un chico con cabellera rubia cortada de manera extravagante, tenía una imagen salvaje a mi parecer.

Así que después de todo si soy un delincuente” Pensé para mis adentros, riéndome internamente de la apariencia tan única que tenían ellos cuatro.

—Hola, Ji…soy Taeyang. —Sonrió, tenía una sonrisa dulce, que no contrastaba nada con ese estilo, incluso sus ojos se hacían pequeños, apenas unas líneas delgadas, dignos de un cachorrito.

—Él es Kang Dae Sung, Daesung para todos. —Sin duda él era un joven mucho más normal, cabellera neutra en un castaño oscuro, sonrió ampliamente, quedándose así, y dijo un leve “hola”  levantando una de sus manos en manera de saludo.—Y el último de nosotros cinco, Choi Seung Hyun, alias T.O.P, tú viejo amigo de la infancia. —La mirada del susodicho se clavó en la mía, no sonrió ni dijo nada, sólo me miró. Sinceramente daba miedo. Me daba la impresión de que dudaba de mí. —Y ella…

—Y yo, mi lindo Ji Yong, soy Kim Sun Hi —La chica interrumpió a Seung Ri, dando un brinquito a mi lado, sonreía ampliamente. Sin duda se veía feliz. —Soy tu prometida, mi amor. —… ¿Mi qué?

No supe cómo reaccionar, ¿Qué se supone que debía hacer?

—Lento, por favor. —Pidió el doctor Park, retirando la cercanía de la chica de mi camilla, se percató de mi impresión seguramente.

…Sun Hi…mi prometida…

—Yo…quiero ir al sanitario. —Pedí con unas terribles ganas de llorar y vomitar, la enfermera inmediatamente fue a mi lado y me ayudó a levantarme. Las piernas me pesaban terriblemente, pero aun así podía moverlas, a paso lento y con ayuda de alguien. Caminé con mucho esfuerzo, sintiendo las miradas de los demás clavadas en mi espalda.

Cerré la puerta, quedándome ahí dentro, solo. Lentamente me resbalé recargado en la puerta, hasta quedar sentado. ¡Que importaba sino me podía levantar después! Únicamente quería estar solo un momento. Las lágrimas comenzaron a fluir velozmente, empapándome la cara, tuve que posar unas de mis manos en mi boca para acallar mis quejidos y jadeos.

Poco a poco las lágrimas dejaban de salir, luego analicé todo mi alrededor, el lugar en donde estaba, no sabía nada de él, era un hospital sí…pero que clase de hospital, en donde estaba situado…Cómo había terminado yo ahí. El suelo estaba duro y frío, sin embargo era confortante en esos momentos. No había hablado con ellos más de diez minutos y me había enterado de mi nombre, mi edad y…y de que tengo una prometida…me iba a casa…me voy a casa… ¿Cómo debía ser planteado? Apreté con fuerza los puños, me sentía tan mal, no sólo por no saber nada sino porque les estaba causando dolor a las personas que se dicen cercanas a mí.

—No siento nada por ella. —Murmuré muy bajito, sólo para mí y mi conciencia, o lo que quedaba de ella. No recordaba nada de Sun Hi…su rostro no se me hacía conocido, su voz no me alentaba…mucho menos ella me gustaba

¿Qué clase de persona olvida al amor de su vida? Porque si decidí casarme sería por algo ¿No?

— ¿Cuál fue mi error? —Chillé dolido. No entendía mi castigo, no sentía merecer esto, aunque quizá si, tal vez yo era una persona mala…bien, el castigo era para mí, pero no para los que me rodean.

Sentía mis ojos hinchados de tanto llanto, seguramente notarían que lloré si salía ahora. Paseé mi vista por todo el lugar, un simple baño, no había ni un espejo. Reposé la cabeza en la puerta y cerré los ojos, si esperaba un poco me calmaría.

 

Sentí un golpe en la cabeza y después el frío en mi cara, lo que provocó que abriera los ojos de inmediato.

— ¡Ji Yong! —Unos brazos ya me estaba levantando para cuando me percaté de que yacía en el suelo tirado. Parpadeé un par de veces, hasta que recapacité que me llamaban a mí.

— ¿Qué ocurre? —Pregunté, aun somnoliento, sujetándome con fuerza de él, era TOP.

—Eso debería preguntarlo yo, pediste ir al baño y tardaste media hora, nos hemos preocupado ya. —Me recriminó, aun intentando no dejarme caer.

—Lo…lo lamento, creo que me he quedado dormido. —Dije apenado, me estiré un poco y caminé a la tarja para lavar mi rostro. El agua estaba helada, sin embargo me ayudaría a pensar mejor, le miré. Era mucho más alto que yo, su rostro permanecía aún serio, no entendía cómo es que era mi amigo…bueno, todos ellos que decían conocerme tenían personalidades muy distintas.

—Ji Yong. —Me llamó, me percaté de que veía el vacío hundido en mis pensamientos. Él avanzó hasta llegar a mí. —Sé…me imagino que esto no es fácil, no quiero pensar en lo mal que te sientes, y mucho menos en el miedo que tienes. —Abrí los ojos sorprendido, me había empeñado en ocultar muy bien mi miedo, haciéndolo pasar por simple nerviosismo. —Por algo soy tu amigo, —Sonrió confiado, acariciando mi cabeza levemente, era un gesto muy amable, incluso su rostro serio ahora lucia amigable. —Aún hay muchas cosas que debes saber, pero te juro que son buenas, no tienes por qué temerles…son buenos recuerdos. —A pesar de que me sonreía, me daba la impresión de que algo intentaba ocultar. —Quizá no nos recuerdas, a nadie, sin embargo ahora sabes que estamos aquí, Sun Hi noona, los chicos…aquí estoy yo. —Había tanta sinceridad en él que de momento sentí nuevamente ganas de llorar, pues había provocado confianza en mí. Asentí.

—Gracias, TOP…Seung Hyun… ¿Cómo debería llamarte? —Pregunté apenado. Él sonrió más.

—Seung Hyun está bien…con el tiempo recordaras como me llamabas. —Ahora sentía curiosidad. — Ji Yong…no le temas a los recuerdos. No temas más. —Sus ojos en ningún momento dejaron el contacto con los míos, esos orbes oscuros me trasmitían tantas cosas en sólo una mirada, era muy fuerte pero segura, pude sentir alivio, tan sólo unos segundos. —Ahora vamos, que hay unas personas que ansían verte con mucho entusiasmo. —Cruzó su mano por mi espalda, sujetándome con fuerza para ayudarme a caminar a la puerta.

—Ah sí… ¿Quién? —Pregunté curioso.

—Tus padres y hermana mayor. —Me quedé en silencio, mirando su sonrisa. Tenía padres…y una hermana mayor, bueno, todo el mundo tiene familia…pero la mía ahí estaba apoyándome. Sentí algo de calidez en mi pecho, mi familia estaba ahí ahora. Cerré los ojos, suspiré con determinación e intenté caminar un poco mejor, yo tenía que superar esto, a como diera lugar pues…no quería más miradas de lastima, tan dolidas y frágiles como las que Seung Hyun intentaba ocultar cada vez que me miraba.

 

Nuevamente me encontraba ya en mi camilla, sentado esperando que mi familia entrara. Realmente estaba ansioso, y más sabiendo que entrando ellos Seung Hyun se marcharía, la verdad es que preferiría que se quedara, él me inspiraba mucha confianza.

—Cálmate un poco, son tu familia. —Seung Hyun me regaló otra cálida sonrisa, mientras caminaba hacía la puerta, ya que ésta había sido tocada — ¿Listo? —Me preguntó, tomando la perilla de la puerta, tenía una sonrisita traviesa.

—Ni un poco. —Negué angustiado a más no poder. Él sonrió y abrió rápidamente.  Hubo pequeños y suaves murmullos de TOP hacía los recién llegados, no pude escucharlos.

Tres personas entraron, un señor, una señora y una joven, mientras que Seung Hyun se marchó. Un silencio incomodo se formó, era tan espeso que casi podía palparlo. Ellos estaban ahí de pie frente a mi camilla, mirándome. La señora, que lucía de más de cuarenta años, no me quitaba la mirada de encima, se podía notar lo tensa que estaba, pues apretaba su bolso con fuerza, sus ojos parecían que podían llorar en ese mismo instante.

—J-Ji…hijo. —Caminó hasta llegar a mi lado, extendió sus brazos lentamente, con miedo a ser rechazada. Lo único que pude hacer fue mirarle, no me atrevería a rechazarla, lucía muy vulnerable. —Cariño…—Murmuró abrazándome con fuerza, poco después soltó en llanto, acariciando mi cabeza. —Hemos estado tan preocupados por ti, temimos lo peor… —Se separó un poco y limpió sus lágrimas, luego acaricio mi rostro. —Hijo… ¿no me recuerdas? —Su voz temblorosa, al igual que sus manos en mi rostro, me decían lo mucho que le dolía pronunciar aquellas palabras.

Desvié la mirada de sus ojos, y negué lentamente, sus sollozos se intensificaron, le estaba rompiendo el corazón.

—Yo…de verdad lo lamento. —Articulé con voz rasposa.

—No te preocupes, hijo…—Me abrazó una vez más. —Todo estará bien. —Su abrazo era tan cálido y amable, sentía emoción de sólo verla. Nuevamente limpio sus lágrimas y se separó de mí. —Dami. —Llamó a la joven, esta se acercó con lentitud. —Ella es tu hermana mayor. —Su voz era ahogada, seguramente le costaba decirme todo aquello.

—Ji…hermano. —Dami me sonrió dolida, y tomó una de mis manos. —Te extrañé mucho…no vuelvas a pasar por algo así ¿entendido? —Las lágrimas salieron de sus ojos, provocando que arrugara su entrecejo, intentando contenerlas. —Te quiero mucho. —Me rodeó con sus brazos, en un abrazo fuerte y angustiado.

No sabía qué hacer ni que decir, sólo me quedé en silenció. Aquel señor sólo se quedó de pie, mirándome. Tenía un semblante serio, sin embargo su mirada era amable.

—Ven, cariño. —Le llamó mi madre. Era mi madre… Era una sensación extraña.

—Ji Yong. —Pronunció con voz grave, se acercó a mí y puso su mano en mi cabeza. —Me alegro de que estés bien, hijo. —Y me sonrió.

Por primera vez desde que había despertado, mi cuerpo estaba cálido, no tenía frio.

 

Continuamos una pequeña charla, nada extraordinario, sólo algunas preguntas sobre que recordaba, como me sentía y cosas comunes.  No me dijeron gran cosa, supuse que eran órdenes del doctor no decirme más de la cuenta.

—Tenemos que irnos hijo, no podemos estar aquí dentro. —Mi madre acarició mi mejilla. —Estaremos aquí de cualquier manera, esperándote. —Sonrió con mucha dulzura.

—El doctor Park dijo que es posible que te den de alta mañana, así que vendremos a verte. — Mi hermana se levantó de la camilla, donde se había sentado. —Hasta mañana.

Mi padre de igual manera se despidió y salieron de ahí.

Ahora que me encontraba sólo nuevamente, me percataba de la calidez que me habían trasmitido, sin lugar a dudas yo le conocía, mi mente no lo recordaba pero mi cuerpo sí. El sentir la cercanía de todas esas personas me había hecho sentir un poco mejor, ya no me sentía sólo. Me recosté completamente, con cuidado, mirando el ventanal, todo estaba oscuro ya, pues era de noche.

 

La vida te muestra muchos caminos, algunos llenos de obstáculos y objetivos lejanos, otros mucho más amables y accesibles. No importa que tan fuerte este la tormenta, siempre pasa y sale de nuevo el sol. 

Notas finales:

¿Qué les pareció? Ya sé, por el momento esta aburrido ¿no? Pero prometo que eso pasará pronto -u-

¡Gracias! Hasta luego.


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