Recuerdos Perdidos
Gtop
La vida en ocasiones puede parecer un sueño, lleno de cosas buenas o malas, sin embargo lo que nos queda de ella es lo que nos muestra que es real.
Me desperté debido al sonido metálico que había en la habitación, al abrir los ojos pude ver a la enfermera que cuidaba de mí, ella sólo me sonrió y se retiró, había dejado una bandeja con comida. Miré los alimentos, eran cosas simples y, seguramente, bajas en todo, cero sabores. A pesar de la apariencia vana que presentaba la comida, mi estómago no pudo evitar rugir ante ellos, por los que decidí acomodarme mejor en la camilla, de manera que no terminara ahogándome, e ingerir los alimeintos.
Tal y como lo había predicho, no tenían buen sabor, sin embargo seguí comiendo muy concentrado en mis pensamientos.
¿Cómo es que recordaba cosas cotidianas? Se supone que he perdido la memoria, sin embargo puedo recordar el sabor de una buena comida, reconozco los alimentos, puedo hablar…puedo hacerlo todo. Sé todo respecto al mundo, excepto de MI mundo, de mi vida.
Cuando me di cuenta me había quedado mirando la pequeña y temblorosa gelatina de color verde, seguramente era el postre, perdido en mi ensoñación. Parpadeé un par de veces y seguí comiendo.
—Ojalá me den de alta hoy. —Murmuré bajito, partiendo la gelatina en dos.
…
— ¿Ansioso? —Me preguntó el doctor Park, revisando una vez más algunos papeles que traía consigo casi siempre. Asentí.
Pasadas las diez de la mañana, el doctor Park había venido a hacerme algunas pruebas que determinarían si podía salir del hospital. Durante el transcurso de los exámenes le había pedido algo que rondaba mi cabeza desde que había entrado al baño la tarde anterior, pedí un espejo.
El señor Park sonrió divertido y me extendió el espejo, me quedé quieto por un momento, sólo observando, sonrió más animadamente y asintió insistiéndome, aspiré hondo y lo tomé, permanecí así por unos segundos, debatiéndome en si estaba listo para “conocer” mi rostro o no.
¿Cómo soy? ¿Apuesto? ¿Decente de ver? Sentí temor al instante.
— ¿Qué pasa si no me agrada mi cara? —Murmuré temeroso, en apenas un hilo de voz, haciéndolo parecer un quejido.
—Hmmm…—El medico dudo, paseándose por la habitación, su sonrisa no se esfumó de su rostro. —Conozco un buen cirujano. —Rio divertido, lo que me hizo sonreír apenas un poco. —Prometo que eres apuesto, al menos eso dice más de la mitad de Corea. —Argumentó mirando por el ventanal, quizá meditaba algo.
— ¿Más de la mitad? —Pregunté sorprendido.
—Sólo hazlo, los chicos te explicaran más tarde. —Me animó, quise replicar pero sabía que no tendría caso, sólo eran excusas para retrasar el proceso de “conocerme”, además ya me estaba cansando de que siempre había nuevas explicaciones para todo. A pesar de que el doctor Park era alguien mayor, resultaba muy fácil hablar con él, era siempre muy animado.
Aspiré el frío oxigeno llenando mis pulmones a todo lo que pude, y moví peligrosamente el espejo frente a mí. Cobardemente cerré mis ojos, sabía que el espejo estaba ante mí, sin embargo no me atrevía a abrirlos, no aun. No supe cuánto tiempo mantuve mis ojos cerrados, en la oscuridad de ello el tiempo no parecía pasar.
“Tengo que hacerlo” Pensé decidido, apreté mis puños sobre el cristal y abrí muy lentamente los ojos, con parsimonia.
Lo primero que vi fue el reflejo de mis ojos, un claro marrón se extendía en ellos, mis ojos no eran grandes, pero tampoco pequeños, simplemente ojos, que reflejaban el temor que tenía en ese momento. Llevé las yemas de mis dedos a mi rostro, pasándolo por mis ojos, mi nariz, mis mejillas y mis labios. Tenía una apariencia joven y mi piel estaba muy bien cuidada, tanto que rayaba un poco en lo femenino probablemente.
—Entonces… ¿Le hablo al cirujano? —Preguntó muy serio el señor Park, solté a reír. Era extraño, pues de verdad sentí ganas de reír, me sentía un poco mejor ahora, ya no era un desconocido totalmente. —Te dije que estaba bien. —Sonrió cálidamente, casi paternal.
La puerta recibió dos pequeños y precavidos golpes y luego se abrió. Taeyang asomó su cabeza con cuidado, y al ver todo normal entró, siendo seguido por los demás. Todos nos saludamos como era debido.
Había estado analizando y repasando sus nombres y rostros para no olvidarlos, sin embargo aún me resultaba incomodo estar cerca de ellos. Nuevamente la habitación se hundió en un silencio, un poco menos incomodo que los anteriores, sin embargo resultaba extraño. Hoy todos lucían igual de bien que el día anterior, daba la impresión de que iban al salón de belleza y a un spa antes de llegar al hospital, pues lucían tan perfectamente peinados, incluso su atuendo era bueno, a pesar de que la mayoría de sus prendas era cosas extravagantes.
—Bueno, al parecer todo marcha bien, todo indica que te puedes ir hoy, Ji Yong, aunque deberás volver después para algunas pruebas más…—Comenzó el doctor, decía varias cosas a los chicos, cuidados especiales que debía tener. A mi parecer eso se les debía decir a mis padres.
—Señor Park…—Murmuré dudoso, interrumpiendo se explicación. Él me miro atento, dándome a entender que prosiguiera. — ¿Por qué puedo recordar cómo hablar, como comer…? Todo ese tipo de cosas cotidianas. —No me iba a quedar con la duda.
—Verás, Ji Yong…el cerebro humano es muy complejo, comúnmente las personas que sufren amnesia pierden los recuerdos, estos pueden ser a corto plazo, ya sabes, un día o una semana que se ha borrado de su memoria, o demasiado larga, como la tuya…—Hizo una pausa, endureciendo un poco su gesto, supuse que estaba tentando el terreno para saber cómo hablarme. —Pero regularmente sólo son recuerdos que conciernen a sus vidas, nada extra como el habla o el aprender a caminar, pues eso queda naturalmente grabado en el cerebro, y aunque no lo creas, hay personas que han llegado a perder incluso eso, no obstante eso ya son casos especiales. —Sólo asentí cuando terminó de hablar, de cualquier manera no había mucho que decir.
—Entonces… ¿Me puedo ir? —Mi voz salió más anhelante de lo que esperé. El doctor sonrió y asintió.
—Pero antes hay algo que te tienen que decir. —Agregó el señor Park con voz forzada, mirando a los chicos. Estos sólo desviaron la vista incomodos.
— ¿Qué ocurre? —Pregunté dudoso, rogando que no fuese nada grave.
—Ji Yong…—Nuevamente era Seung Hyun quien hablaba, deduje que era por ser el mayor, o al menos eso me había dicho el día anterior. —Hay algo que aun necesitas saber antes de salir de aquí…—Sólo le estaba dando vueltas al asunto. El señor Park bufó aburrido.
— ¿Recuerdas que te dije que para más de la mitad de Corea eres apuesto? —Ceñí el entrecejo dudoso, pero asentí sin comprender que tenía que ver un tema con otro. —Es porque seguramente toda Corea te conoce, incluso más allá de las fronteras. —Me quedé en silencio analizando todo lo que dijo.
¿Me conocían al redor del mundo? ¿Eso estaba diciendo?
—Acaso… ¿Soy alguien famoso? —Solté con gracia, imaginando a que podía dedicarme, sólo pensé en cosas relacionadas con la política.
—Exacto. —Permanecí en silencio escuchando una vez más a TOP. —Eres famoso…mucho. —Agregó dudoso, pues mi gesto de seriedad se descomponía poco a poco, quedando en una mueca incrédula. —Eres un Idol del K-pop. —Me quedé en blanco, sin moverme un poco. —Eres un cantante, bueno, somos cantantes. —Balbuceó nervioso. —Todos te conocen bajo el seudónimo de “G-Dragon”. — ¿Cómo debía tomar todo eso?
Quise reírme, pero no pude, pensé en llorar pero me resultó igual de difícil.
— ¿Qué estás diciendo? —Pregunté entrecerrando los ojos. ¡Esto era el colmo! No sólo había pedido la memoria, sino que era una figura pública. Seung Hyun no dijo nada, sólo me miró dudoso, al igual que todos los demás. — ¡Al carajo con esto, Seung Hyun! ¿Qué se supone que te diga? ¿Qué estoy feliz? —Exploté de manera negativa, poco después sentí como se humedecían mis ojos.
—Ji Yong, cálmate, por favor. —Me pidió Taeyang.
—Hace un par de días…sufriste un accidente automovilístico. —Dijo Daesung, se veía tímido al decir aquello. —Desde entonces los fans han estado afuera de este hospital, esperando noticias tuyas…toda Corea espera eso, incluso estas en el noticiero todos los días. —Me quedé en silenció, uniendo sus palabras e intentando entenderlas. Su tono era calmado y amable, por lo que me ayudaba a mantenerme quieto.
Era verdad…jamás habían abierto el ventanal, incluso se lo había pedido a una de las enfermeras, había dicho que lo haría pero no lo hizo, sólo evitaba que escuchara el ruido de afuera. No había ni un televisor, radio o algo que me comunicara con los demás…
— ¿Es en serio? —Pregunté con un nudo en la garganta, aferrándome aun inocentemente a la idea de que todo era una broma, una fría y cruel broma.
Los demás sólo asintieron, mirando el suelo. Ahora me sentía peor.
…
—Despacio…tranquilo. —Murmuró Bae, sosteniendo mi cuerpo, al igual que lo hacía Seung Ri.
Me había alistado para salir del hospital, incluso había visto a mis padres y hermana, los cuales dijeron que me fuera con los chicos, que ellos irían a visitarme a casa. Me había empeñado en salir de pie, no en una silla de ruedas como lo había sugerido el doctor, sin embargo ahora me parecía una estupidez negarme. Mis piernas se sentían muy débiles y cansadas, por lo que mis pasos no eran seguros del todo, Seung Ri y Taeyang se habían colocado cada uno a mi costado ayudándome a avanzar mejor.
Todos íbamos a mi paso lento, hasta que Seung Hyun se detuvo, justo frente a la puerta de salida.
—Afuera hay una camioneta esperándonos, no podemos darnos el lujo de que los fans te vean así. —Ese tono tan serio de él comenzaba a enfadarme, llevaba toda la mañana hablándome así, incluso cuando me dijo que me colocara unos anteojos para disimular el mal rostro que tenía.
Sólo asentí, no tenía opción.
—Cuando te vean…probablemente se alegren, mantén la calma y saluda. —Me explicó Daesung, quien se había mantenido a un lado de Seung Hyun todo el tiempo. Dae levantó una de sus manos, indicándome cómo actuar.
Se formaron unos segundos de silencio, y luego Seung Hyun abrió la puerta.
La luz del exterior era segadora, me provocaba un ardor en los ojos, a pesar de los lentes. Cuando logré salir por la puerta una oleada de gritos me aturdieron, había tantas personas ahí afuera, con carteles y megáfonos haciendo mucho escándalo, me dolían lo oídos, sin embargo pude percatarme de que todos coreaban “G-Dragon” una y otra vez, ese era yo, al parecer.
Unos hombres altos de trajes oscuros nos rodearon, seguramente lo de seguridad, escoltándonos hasta la camioneta negra, eran muchos hombres, tantos que difícilmente podía ver a los fans, eso hacía mi estado más fácil, quizá no se percatarían de ello. Hubo un momento en el que tuvimos que detenernos, justo cuando me iba a subir al auto, todos gritaban, así que decidí levantar mi mano hacia ellos, cosa que sólo provoco una reacción más alegre.
Dentro del transporte había dos hombres más, quienes me ayudaron a subir y a sentarme con sumo cuidado, en cuestión de segundos todos estábamos ya adentro, alejándonos de ese lugar.
Sinceramente, tenía miedo.
— ¿A dónde vamos? —Pregunté dudoso, después de varios minutos de denso silencio. Habíamos avanzado ya bastantes cuadras, no tenía ni idea de donde estaba.
—A casa. —Comentó Seung Ri, sonriéndome con ánimo, le devolví la sonrisa, eso sonaba bien.
— ¿A mi casa? —Quise cerciorarme.
—A nuestra casa. —Comentó TOP de manera tajante, de verdad que no entendía su actitud de ese día. Antes se había comportado bastante amigable.
—Vivimos… ¿Vivimos juntos? —Pregunté, me parecía muy extraño todo ese asunto, pero considerando que éramos un grupo sonaba bastante coherente.
—No realmente, no ahora. —Se intentó explicar Daesung, sin embargo me confundí más.
—Hace años vivíamos juntos, pero cuando comenzamos a poder costear pertenencias, cada uno de nosotros pudimos comprar nuestra propia casa. —Agregó Bae, hablando un poco más lento para que yo pudiera captarlo.
—TOP hyung considera que será bueno regresar a nuestro antiguo departamento, para que puedas volver a relacionarte con nosotros. —Dijo Ri, mirando al susodicho. Seung Hyun no dijo nada más, sólo miró por la ventana. —Será muy bueno. —Me susurró, palmeando mi hombro.
Dudé un poco, pero al ver la sonrisa de los demás, exceptuando a Seung Hyun, me confié un poco más y asentí devolviendo la sonrisa.
Hay sufrimientos que matan, pero sin duda, el más fuerte es el miedo, ese te mantiene con vida hasta el último instante.