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Resonancias Del Pasado por KuroAshi_ZxS

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Notas del capitulo:

Tsubasa Reservoir Chronicles es de propiedad de CLAMP x´D, sino quien sabe e.e...

Holas!! aqui traigo el segundo capitulo de este fic .w. desde ahora las cosas se ponen interesantes xD sobre todo porque cierta persona hara prono una aparicion xD ademas modifique ciertas partes de la historia real del manga para que no se sorprendan .w. ya lo veran mas adelante XD

Agradecimientos especiales a: any y Panchy, gracias por comentar!!! x333

Mil disculpas por las posibles faltas ortograficas y espero les guste n.n

El pasado siempre marca a las personas, las forma poco a poco a base de alegrías y de llantos, de penas y buenos momentos. Pero el pasado nunca puede ser dejado atrás, siempre sale a la luz en algún u otro momento, resonando con fuerza para traer todo aquello que habíamos intentado enterrar en lo más profundo de nuestras almas, o corazones.

 Y será aquel mismo pasado que, nuevamente, volverá a tomar su revancha por aquello que, por mucho tiempo, fue olvidado por el mago de Celes…hasta entonces…

xxxxx

Los chicos caminaban tranquilamente por las calles de aquel extraño y pacifico mundo, buscando algún lugar donde hallar información o alguna pista para encontrar a los clones. Pasaron a comer en uno de los restoranes de la zona luego de que Fye hubiese conseguido a buen precio algunos cambios de ropa para no llamar la atención, bastante alegre al ver que el dinero que usaban era el mismo que el mundo anterior y que, de tener suerte, este les duraría un par de días antes de que se vieran obligados a buscar trabajo si es que la situación lo ameritaba.

Mientras paseaban y pedían indicaciones a la gente del lugar Mokona conversaba en voz baja con Syaoran, riendo al ver un enorme parque y pidiéndole al chico entre suplicas que dieran una vuelta, bufando de aburrimiento debido a que Kurogane la había escondido en su bolso de viaje al ver que aquel mundo no contaba con magia o algún otro tipo de tecnología como otros países en donde habían caído. Aquel mundo parecía ser extrañamente normal y acogedor, pero Fye por su parte había sentido una rara corazonada desde que habían caído en aquel lugar, la cual cada vez se acrecentaba mas y mas conforme se acercaban a aquel parque luego de que Mokona convenciera al guerrero, amenazándole de armar un escándalo si no accedían a ir a relajarse por unos momentos después de meses de búsqueda sin resultado ni descanso alguno.

Caminaba algo distraído escuchando los comentarios de Syaoran sobre el parque, riendo un poco al ver como sus ojos se iluminaban cada vez que veía alguna obra antigua o de gran valor arquitectónico que llamase su interés. Pero entonces, su mirada se conecto con la de Kurogane haciendo que su piel se erizase.

Desde que era niño, Fye había aprendido a mentir como un verdadero experto. Podía camuflar sus emociones de manera perfecta y engañar a todos con una falsa sonrisa en sus labios, ocultando el verdadero dolor que su pasado le causaba y lo destrozado que estaba por dentro. Pero entonces había llegado Kurogane a su vida y con eso, toda su farsa se había venido abajo de sopetón.

Poco a poco el guerrero había empezado a distinguir sus gestos falsos de los verdaderos, las  mínimas diferencias en sus facciones o en sus actos. Había aprendido a reconocer sus sonrisas y ver a través de ellas, había logrado traspasar las murallas que había interpuesto entre él y el resto del mundo, logrando colarse en su alma y en su corazón como nuca nadie había logrado hacer. Ni siquiera su hermano, o Ashura Ou.

Poco a poco había empezado a destrozar su fachada de un aparente chico alegre y despreocupado, descubriendo la falsa y destrozada persona que existía en su interior. Pero contra todo pronóstico, contra todo lo que había pensado, el nunca le dejo solo. Le tendió su mano en los momentos más difíciles, salvo su vida en incontables ocasiones y no dudo nunca de él, aun y a pesar de haber visto su pasado gracias a la magia de Ashura Ou: lo que había hecho y el trato que tenia con Fei Wang para traer a su hermano de vuelta, a pesar de saber desde un principio que aquello simplemente era imposible.

Pero así como el ninja había aprendido a leer sus emociones como la palma de su mano, Fye también había aprendido a notar los pequeños pero significativos cambios en las emociones del peli negro. Kurogane era un hombre sincero hasta la medula, una persona que colocaba el honor ante todo; un chico algo impulsivo y malhumorado pero que en el fondo era muy amable, alguien que se preocupaba por los demás aunque negase abiertamente cualquier supuesta demostración de cariño de su parte. El mago le admiraba mucho, admiraba su forma de ser, su fortaleza y aquel amor y apego a la vida que desbordaba por cada uno de sus poros.

Le admiraba, justamente porque era todo lo contrario a él. El era un ser rastrero, una escoria que lo único que había hecho durante toda su vida era huir del destino, de enfrentarse a sus temores.

Por eso admiraba a Kurogane, y por eso también le amaba…

Si, le amaba. Amaba a ese ninja como nunca había amado a nadie en toda su vida.

No sabía exactamente en qué punto del trayecto había acabado prendado de él, pero siempre le había llamado la atención la forma de ser del moreno, aquel espíritu indomable y decidido que les había servido de apoyo a todos en algún momento del viaje, pero que también le había salvado de la oscuridad cientos de ocasiones, había evitado que hiciera alguna locura. De acabar quitándose la vida como siempre había deseado desde el momento en que había perdido a su hermano hacía muchos años atrás, cuando habían sido condenados por el rey de Valeria.

Había dado un brazo por él, había accedido a convertirse en su presa para mantenerle con vida luego de sacrificarse por el clon de Syaoran. Le había sacado adelante en los momentos más difíciles, en aquellos instantes en donde la oscuridad le había rodeado por completo haciéndole sentir el ser más vil del universo completo, atormentado por el recuerdo de las vidas que había quitado solo para seguir vivo y cumplí aquel deseo egoísta de traer de vuelta a su hermano, aquella estúpida esperanza de poder volver a la vida a una de las personas más importantes de su vida.

A pesar de haberse elegido mutuamente en aquella ocasión no fue sino hasta un par de años después en que se dio cuenta el verdadero motivo por el cual seguía con vida y no su hermano. Fye era el menor solo por un pequeño intervalo de minutos, pero aun así había asumido la responsabilidad de cuidarle luego de que perdieran a sus padres y quedasen expuestos a los mandatos del rey y al desprecio de la gente de Valeria.

El y Fye era polos opuestos, un caso muy similar a lo que ocurría ahora con el espadachín. Su hermano había nacido algo más débil de lo normal, era muy enfermizo y por ello siempre había estado cuidando de él, preocupado por su salud. A pesar de que tenían prohibido salir del castillo donde los mantenían vigilados habían logrado escaparse un par de veces en busca de medicamentos y, en aquellas ocasiones, como poco habían recibido una lluvia de piedras e insultos de parte de la gente del lugar por haber traído la desgracia a sus vidas y al país entero.

 Quizás había sido justamente por aquel motivo que Fei Wang Reed le había dejado vivo a él y no a Fye, porque sabía que era él quien tenía más posibilidades de sobrevivir y perfeccionar su poder hasta alcanzar el rango más alto entre los magos. Ashura Ou se había encargado de instruirle durante años con paciencia y dedicación en todo lo que había podido, convirtiéndolo en el mago de rango “D” más joven que había existido en la historia de la magia. Pero a pesar de ello, los hechizos de curación, restauración o reparación no habían funcionado por más que lo intentase.

No había sido hasta después de retornar de Celes y derrotar a su rey que lo había entendido, luego de pasar noches completas en vela esperando por que Kurogane despertara, asustado de su salud sin poder evitar preguntarse si realmente sería capaz de salir adelante por su cuenta: inclusive si de términos mágicos se trataba, él y Fye eran dueños de magias totalmente opuestas.

Desde su nacimiento habían poseído una magia increíblemente fuerte, tanto así que fácilmente habría podido rivalizar con la de su rey. Pero aun así una magia tan poderosa no podría existir por si sola en el débil cuerpo de un infante, por lo que lo más probable era que se hubiese separado en el momento de su nacimiento. El se había quedado con la magia de conjuros y hechizos de ataque y destrucción, mientras que su hermano seguramente con la de restauración y todo lo que tuviese que ver con el área médica.

No era una idea tan descabellada, después de todo.

El recuerdo de su hermano y de todo lo que había hecho aun seguía latiendo en su interior, cada vez con más fuerza, abriendo mas grietas en su destrozado corazón. Aquello lo estaba matando poco a poco,  sabia que durante el tiempo que había transcurrido su viaje de búsqueda de las plumas de la princesa su mente había logrado distraerse de aquel dolor que parecía consumirlo lentamente, pero ahora y aunque siguieran recorriendo diferentes mundos, la presión ejercida por la presencia de Fei Wang había desaparecido así como los recuerdos habían vuelto a acudir a su atormentada mente.

Aun así, no todo era tan malo como parecía, o al menos eso quería creer. Desde que se había dado cuenta que se había enamorado de Kurogane su entusiasmo se había venido abajo, sabiendo que nunca podría ser correspondido por alguien como él. El oji rojo tenía una vida por delante, cientos de oportunidades de ser feliz. Después de todo ¿Quién en su sano juicio se quedaría con alguien maldito como él? ¿Con alguien que estaba podrido por dentro? ¿Con alguien con quien solo conocería la infelicidad y el dolor a cada minuto que pasaran juntos?

No, Kurogane no lo merecía. El menos que nadie merecía un futuro y una vida como esa, estar escapando entre mundos, siendo repudiado solo por ser quien era, solo por haber nacido. No, el tenía que regresar a su tierra natal, tenía que regresar junto con Tomoyo hime y su gente. Ese era su lugar, así como el de Syaoran volver al reino Clow junto con Sakura. Y el…el seguiría vagando entre mundos, no podía acabar con su vida luego de todo lo que habían pasado y compartido juntos.

No, claro que no. Kurogane era incluso capaz de seguirle hasta el otro mundo para patear su trasero y darle una monumental paliza por haber tomado una decisión tan estúpida como esa.

Pero ahora el ninja se había dado cuenta de su incomodidad, preguntándole con la mirada aquello que no era necesario con palabras pero que, al notar el tinte de angustia en sus orbes, se dio cuenta de que aquello era algo realmente serio. El peli negro sabía que Fye tenía una especie de don para predecir las catástrofes, para darse cuenta si algo andaba mal.

Ninguno de los dos sabía cómo era que ocurría, como era que tenía un don como aquel, pero lo ligaban a su doloroso pasado y a las crudas enseñanzas que este le habían dejado marcado. Y como nunca antes, sentía aquella corazonada más fuerte que nunca, avisándole que algo malo estaba a punto de suceder.

-Mago ¿Qué…?-el espadachín había tomado al rubio por el hombro para obligar a mirarle directamente a los ojos y decirle que era lo que pasaba, cuando una voz femenina llamo su atención, impidiéndole seguir con su interrogatorio-

-¡Li-san! ¡¿Se puede saber qué es lo que hace fuera del establecimiento a estas horas cuando debería estar en clase?!-una chica morena y de cabello negro se acerco a ellos con evidentes signos de molestia, tomando a Syaoran del brazo y jalándolo con algo de fuerza- entiendo que usted sea un estudiante de intercambio y aun no se haya acostumbrado totalmente al nuevo sistema, pero eso no le da motivos para saltarse las clases y pasear descaradamente por el parque con esas ropas-antes de que pudiera seguir arrastrándolo se fijo en sus otros acompañantes, quienes la veían con un deje de confusión y temor en sus miradas. Aquella chica les recordaba demasiado a Amateratsu, la soberana del país de Japón de donde venia el guerrero-¿Kurogane san, Flowright san? ¿Ustedes también?-la chica se froto las sienes con cansancio, mirándoles con reproche- se que a ambos les gusta venir aquí en los recesos, pero ahora se supone que deberían estar en clase y no pueden vestir con esas fachas-

Los tres fueron arrastrados por la joven con un deje de confusión en sus miradas, sin entender lo más mínimo que era lo que pasaba allí ni porque aquella chica conocía sus nombres. La muchacha los llevo a una enorme escuela que se encontraba a la salida del parque, ignorando las quejas y protestas que emitían los chicos, intentando convencerla de que los soltase.

No hizo falta pensar mucho para que Fye se diera cuenta de lo que en realidad pasaba allí, dándole un disimulado codazo a Kurogane quien, al ver su mirada, entendiese al instante que era lo que pensaba. Y, cómo no, Syaoran también había sacado conclusiones por su parte y tragaba nervioso saliva mientras la chica los conducía por los pasillos de manera decidida, sintiendo como las campanas sonaban y decenas de estudiantes salían de sus salones para ir a almorzar.

Si todo era como lo resultaba ser lo que pensaban, finalmente encontrarían aquello que por mucho habían estado buscando, pero quizás también una que otra sorpresa más…

Tsusuku (o tal vez no xD)

Notas finales:

Espero les haya gustado y sus rew, nos vemos el proximo jueves en el tercer cap y feliz navidad adelantada *-*/

Nos Leemos!!! x33

Kuro-Chan!!!


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