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El Cascanueces por MonsoOny

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Notas del fanfic:

he aqui mi primer cuento de navidad, espero que les guste, besos!

Notas del capitulo:

estara algo HOT debido a un reto!! por ello la navidad no sera tan fria xD

Cuenta la leyenda que a mediados del siglo XVIII los carpinteros se revelaron contra sus superiores, sus esclavizadores, esos que los sometían a realizar trabajos perfectos, los brujos.

Pero no basto la minúscula fuerza de los guerreros fabricantes de juguetes y muebles, los grandes maestros de la magia negra les hacían morir de la manera mas cruel y dolorosa, la sangre se esparcía por todo el reino de los brujos, y fue cuando Sir Trümper, otro de los carpinteros se vio obligado a esconderse con su joven e indefenso hijo Tom, de diecisiete años, emprendieron su travesía hasta el bosque de las tinieblas, el único lugar donde no podrían ser encontrados, o eso pensaban ellos…

El lejano lugar estaba lleno de artimañas, plagas y criaturas sobrenaturales, cuando padre e hijo ya tenían una semana de estancia en algo similar a una cueva se apersonó lleno de furia el brujo maestro, el más poderoso, el rey.

Su ira fue puesta sobre Sir Trümper asesinándolo de inmediato, pero antes de hacerlo, quería verlo sufrir por su pequeño dejándolo atrapado dentro del cascanueces que el mismo padre le regaló cuando muy niño, un juguete sencillo pero de un valor indescriptible.

–estas maldito Thomas Trümper, tu padre ha desobedecido, ahora debes pasar toda tu vida aquí atrapado, solo te salvara una lagrima de amor…

Fueron las palabras que empleó el horrible hombre antes de dejar en su tenebroso castillo la estatuilla de madera, ahí tirada, inmóvil y fría. Fin.

 

 

– ¿fin? –Bufó desconforme pero maravillado un pelinegro en su habitación.

–así es hijo, nadie logró saber mas de esta historia, pero considérate afortunado, ese tenebroso castillo esta justo en las colinas –sonrió el padre del chico cuando el espíritu de aventura lo colmó.

–me parece muy insensato querer ir a ese lugar, de seguro nos come una rata gigante ¿no crees, padre?

–nada de ratas, ahí debe estar el cascanueces, solo debemos ir, traerlo y decirle a tu madre que llore sobre él –Gordon alzó los brazos con emoción.

–esta bien… ¿tu vas solo, verdad?

–eh… no, tu me debes acompañar hijo, esto es cosa de jóvenes, mira mi cara –el hombre no tan joven, pero tampoco tan viejo señalo el empiece de una pequeña arruga alrededor de sus ojos.

–padre, de verdad, no deseo acompañarte, pero recuerda que este será mi ultimo regalo de navidad, y me encantaría tener al cascanueces, ¿lo prometes? –Bill hiso un puchero, Bill ese era su nombre.

–si, hijo –se rindió el padre–, lo prometo, pero tu me debes prometer ayudar al chico, Tom, a salir de ese juguete, ¿trato hecho?

Bill asintió y se hiso bolita bajo sus sabanas, Gordon sonrió ante la imagen, besó la frente de su hijo, al cual lo veía tan delicado como a un bebe, no entendía del todo el comportamiento algo infantil de su hijo a pasar de tener quince años, pero crees que la causa son  tantos mimos y el aislamiento de la sociedad…

 

Al día siguiente muy temprano Gordon fue a casa de su hermano Georg, un hombre maduro y aventurero, él entendía muy bien que su hijo en realidad tenía miedo de adentrarse en el castillo al cual ah temido desde pequeño, así que lo mejor seria no forzarlo a ir con él. Tomó el teléfono, sabia quien le tendería una mano, o más bien dos.

– ¿Georg? Estas ahí ¿hermano? –seguía golpeando la puerta de la casa campestre de su hermano menor, este sin duda es un hogar acogedor, masetas con margaritas en las ventanas y las escaleras de recibo, colores madera brillantes, taburetes hechos de cuero de animal, troncos bajos y anchos en los cuales poder sentarse… sin duda Vivian en los riscos andinos, donde el frio calaba hasta las mínimas fibras de tus huesos.

Se escucharon ruidos, disturbios, golpes, pasos, y al fin… Georg salió –. Hermano, lo siento de verdad, me estaba vistiendo –ciertamente el castaño tenia una ropa muy peculiar en esos momentos… demasiado extraña, Gordon lo observó con desaprobación.

–No hagas esa cara, este es mi uniforme de aventurero, mis botas blindadas, un arco, las flechas, tres calcetines ¿tres?–recontó–, no, hay dos calcetines, un sable samurái directamente traído de china, cinco dardos, una chaqueta extra…

– ¿Cómo te colocaste toda esa basura encima? –bromeó el mayor.

– ¿basura? Ja, te veré pidiendo de mi ayuda, perdedor –bromeó también el menor caminando hasta el Jet de su hermano.

Cuando hubieron llegado al castillo cubierto de lama verde en sus murallas bajas y con un brisas que les ponían los pelos de punta bajaron mostrándose valientes el uno con el otro, abrieron el enorme portón de metal y fueron directo a la puerta con muchas grabaciones al parecer hechas con navajas.

Recorrieron cada salón que encontraron y al fin dieron con la gran sala del maestro, del rey, al fondo de esta se podía apreciar una figura cubierta de polvo y telarañas, Georg no aguantó la curiosidad y acercándose mas descubrió que se trataba del muñeco de esa leyenda que siempre lo ha maravillado.

Sopló, el polvo cayó y fue cuando apreció la perfección del tallado en la madera, cada corte, hasta la pintura la cual no entendía, en ese entonces no creía que hubiera, de seguro la magia negra servía para todo eso…

Tomaron la escultura pequeña y con mariposas en el estomago al ver que todo era real, o bueno, no sabían exactamente que si, y que no era real, pero estaban felices también de salir vivos de tan sucumbido lugar. Gordon sonrió, su hijo tendría el mejor regalo, el mejor último regalo como él lo nombró.

 

&

 

En la noche buena el festín fue grato, todos recitaron buenos y malos chistes, Simone la madre del pelinegro cocina delicioso y es la mas dulce tutora de su hijo, pero no es la mejor a la hora de hacer reír, así que prefirió no decir ninguno. Georg los acompañó, fue quien trajo el postre, un postre algo extraño, al parecer la miel con los lácteos ya había pasado de moda para él y agregó cítricos, cosa que causo que la leche se hiciera grumos; pero en fin… ya estaban todos dormidos bajo las tibias mantas, esperando al día siguiente algún regalo o desayuno en la cama.

Las horas transcurrieron, ya el sol se estaba clavando en la ventana, sus rayos llegaron con acierto a la comisura de los parpados del joven Bill, fastidiándolo y haciendo que despertara. Bastó estar consiente y recordar que ya podía buscar su regalo, le emociona mucho esta idea del cascanueces, pero le aterraba también el tener que ir a ese lugar no grato.

Se incorporo rápidamente y con los pies descalzos llegó bajo el arbolito navideño, fue fácil reconocer su regalo, era una envoltura alta y delgada, tal y como creía era ese lindo muñeco del cuento.

Con cuidado tomó el paquete, si el joven estaba dentro no quería lastimarlo, con mucha sutileza acarició la envoltura y subió las escaleras llegando a su habitación, sobre su cama posó el obsequio y lo despojó del papel brillante que lo cubría, sus ojos brillaron al ver aquel lindo juguete, con sus ojos siguió cada una de las facciones que contenía; su atención fue puesta en los ojos neutros que se apreciaban con un tono azul y fijos en un solo lugar, no había vida en él, solo era madera cubierta de pintura. Sin perder su fascinación Bill leyó la tarjeta que pendía de su mano

“cuídalo mucho,

 Recuerda que dentro de él esta tu alma gemela,

Debes traerlo junto a ti,

 Feliz Navidad, hijo”

Al parecer Gordon sabia mas de esa leyenda, pero la nota descolocó totalmente al pálido joven, prefirió pensar que era porque si traía al joven fuera del jute seria una especie de héroe para Tom, y serian inseparables, la idea la emociono, siempre quiso ser un súper héroe, y he aquí, una oportunidad.

Y con este pensamiento paso un año entero, por mas que llorara, por mas que intentara mojar con sus lagrimas al juguete de madera, nada, nada ocurría, solo la desilusión y la tristeza se clavaban en su pecho, de seguro nunca seria un héroe, para nadie.

Pero otro sentimiento también embargaba al chico, la esperanza, no solo de ser un héroe, sino de ver al ser que se ocultaba tras la estatuilla de madera, tal vez era delgado como él, o podía ser obeso, también de piel morena… fue cuando una imagen llegó a su mente, pudo ver con claridad una sonrisa infantil y un gorro blanco, no estaba seguro de que Tom fuese así, pero en su mente ya lo imaginaba de esta forma.

–Dame esa monada, lo quiero para mi –le gritó uno de sus primos menores quitándole de un tirón al juguete mientras Bill lo observaba, cuando el pelinegro reaccionó se percató de que uno de los brazos del juguete quedó en su mano cuando su primo lo haló, la ira por ver a su juguete en dos pedazos le rompió el alma, de seguro Tom había muerto.

 El pelinegro corrió a su habitación, cerró con llave y se metió bajo la cama, sentía arder por dentro, se abrazo a Tom, como lo llamaba e intentó sin éxito componer el brazo roto, pero por mas que lo intentara se sentía triste, ya Tom había muerto, ese niño que tanto a esperado no esta, su hogar fue quebrado al igual que el corazón de Bill, él esperaba con ansias al ser dentro del cascanueces, sin darse cuentas empezó a llorar sin control, ya no tenia vida su estatua de madera, ya no era Tom, solo era un muñeco… el amor que sentía por Tom se había hecho mas fuerte al paso del tiempo, él lo sabia aunque no tenia claro que clase de amor podía ser…

De pronto el juguete cubierto de lágrimas se iluminó casi  cegadoramente, Bill limpió sus ojos y salió de bajo su cama, dejó su mas preciada pertenencia sobre su alcoba y observó maravillado como este brillaba, la luz se intensificó cuando el corazón de Bill se aceleró, podía sentir una emoción muy grande al pensar que tal vez Tom vendría.

Abrió los ojos cuando sintió que la luz descendía de potencia y lo que vio lo dejó sin habla, se acercó y fue cuando el jove3n sobre la cama se arrinconó contra el espaldar de la misma; Bill no podía pronunciar palabra solo contemplo la belleza que estaba en su habitación, la piel dorada y los ojos caramelo que lo observaban confundidos, se acercó mas y cuando sus rostros estaba casi al rosar acarició la majilla de Tom, y pudo sentir que suave y real era, sin dudarlo miro todo su rostro y fue cuando esos labios tan provocativos le invitaron a ser probados, sin percatarse del shock que estaba sufriendo su ya no cascanueces, lo besó. Sus labios se acoplaron perfectamente y cerró sus ojos para poder sentir mejor el contacto, tal vez esto es lo que siempre ansió de su juguete, sentirlo.

Tom no entendía nada, solo que un niño muy lindo le estaba besando, aunque este hacho no le molestaba del todo, pero se sentía cohibido, tal vez estaba en peligro, este podía ser el horrible brujo transformado en algo mas…

–De-déjame –ordenó. Bill escucho la suplica y dio por terminado el beso, aunque no quisiera hacerlo– ¿Quién eres? ¿Dónde estoy?

–Shh –Bill acarició los labios húmedos del trenzado– soy Bill, no hables fuerte, no quiero que te oigan.

– ¿acaso eres el brujo mayor? –se estremeció Tom.

Bill se ofendió, creyó que tal vez le había dicho “horrible” como lo llamó su padre en la leyenda –. No, soy Bill, tú eres mi cascanueces, mi juguete.

– ¿tu eres mi alma gemela?

– ¿Por qué dices eso? –Bill recordó la nota.

–antes de cerrar la maldición el brujo dijo que mi verdadero amor, quien me salvaría se llamaría como tu, y también dijo que seria mi alma gemela…

– ¿crees que un hombre tan malo pensaría en amor?

–no, no lo creo, pero se que temía que yo permaneciera siempre en esa forma de madera, todos en el reino envidiaban mi… según ellos mi “belleza”.

–Es cierto, eres hermoso –Bill sonrió y fue cuando Tom se dio cuanta que el amor a primera vista existe, no entendía como, pero sentía conocer a Bill desde hace mucho tiempo, incluso antes de entrar en su propio juguete.

–pero si tu eres la perfección hecha humano, mírate… eres la cosa mas esquita a la vista, no creo si quiera merecer que seas mi alma gemela –Bill se sintió intimidado y ruborizado por tanas palabras dulces, y pensó que nada seria mas dulce que un verdadero beso de amor, acortó las distancias y besó de nuevo a su ex juguete, esta vez abrazándolo, Tom correspondió al abrazo, también al beso, se sentía nuevo, el jamás había besado a nadie, toda su vida fue postrada dentro de una figura de madera, el pelinegro suspiró, se sentía tan bien ser besado por el trenzado, él jamás tampoco había besado a nadie, y lo peor es que ninguno parecía hacerlo mal, al contrario; tal vez era su inexperiencia la que los hacia sentirse bien, no tardo mucho en colarse alguna de sus leguas y entrar en juego, Tom se sorprendió al surtir ese cálido musculo, pensó que el pelinegro sabia lo que hacia y repitió su acción con torpeza.

Una de las manos del pelinegro descendió desde su espalda a la cintura del trenzado acercándolo mas a su cuerpo, era incomoda la posición que mantenían y Bill aprovechó una manera de sentarse que vio en alguna película, levantó una de sus piernas y la pasó sobre el regazo de Tom quedando a horcadas sobre él, gimió, podía sentir que el abdomen de Tom acariciaba su hombría haciéndole cosquillas en su bajo vientre, fue cuando se percató del error que había cometido, lo mejor era no seguir, pero cuando estuvo a punto de moverse las manos de Tom en sus caderas lo detuvieron, maniéndolo justo sobre su miembro. Al sentir el flácido pero musculoso bulto bajo las ropas del contrarió la necesidad de moverse sobre este se hiso mayor al temor, iniciando un frenesí que hacia que la masculinidad de ambos empezara a tornarse dura y erecta, Bill frotaba a un ritmo marcado sus cuerpos encendidos haciendo que el rose de los músculos endurecidos entre sus pantalones palpitaran y se inmiscuyeran en su ropa interior de un modo gracioso.

 Sus labios continuaban unidos y mojados, sus ojos cerrados y su garganta batallaba por no explotar en jadeos de adrenalina, con ahínco el pelinegro presionó mas fuerte, quería dejar de hacerlo pero simplemente no podía, se sentía tan, tan, tan bien hacer eso, y aun mas placentero ara pensar que tal vez su primera persona fuese su alma gemela, definitivamente no se podían separar.  Tom ascendió sus manos sin intenciones de tocar la piel de Bill pero la camiseta ajustada del pelinegro ya estaba mas arriba de su cintura y cuando el trenzado rozó la tersa zona no le quedo mas que seguir viajando por ella con su mano, se delo llevar hasta que en un movimiento descendente su mano se coló bajo el Jean de el pequeño chico sobre él, los bóxers de Bill eran anchos y fácilmente llegó a una de sus nalgas suaves y firmes, se sonrojó al pensar lo que estaba tocando pero no alejo sus dedos de ella, la mente de Bill pensó rápido y con cuidado trajo esa mano a su boca lamiendo los dedos con entusiasmo, el trenzado no entendió del todo lo que aquella linda criatura le quiso decir y lo miró extrañado.

–quiero… quiero ser tuyo, ahora –el menor bajó rápido de sobre Tom y quitó toda su ropa, excepto su ropa interior, miró al guapo bronceado que yacía embobado en su cama viéndolo casi desnudo y de nuevo a horcadas sobre él, desprendió cada uno de los botones de su camiseta de cuello al estilo antañón dejándolo al descubierto y maravillado por lo esculpido de su abdomen cubierto de sudor. Volvió a frotarse creyendo haber perdido la erección del trenzado, pero no, ella seguía muy dura, esperando por  más.

Esta vez desabrochó los pantalones de pana* y los bajó suavemente junto con los calzoncillos que obviamente eran de un aspecto colonial. Con adoración contempló el sonrojo en la cara de Tom y como se cubría su desnudes, la vergüenza fue tanta que el trenzado casi  se ve tentado a salir de esa habitación, aunque no tuviera idea de donde ir, el pelinegro lo notó y se recostó a su lado invitándolo a tomar el mando, el trenzado de nuevo no entendió pero imitó las acciones del pelinegro moviéndose sobre el cuerpo pálido y suave de este.

Bill sintió ternura por Tom a pesar de ser mayor que él y guardar una apariencia madura no sabía mucho sobre sexo, y aunque él tampoco en su época es diferente, ya que hasta en los canales infantiles hablan sobre ello. El frio de la noche no se presenciaba en sus cuerpos, al contrario, mas bien se sentían acalorados y deseosos, el menor acarició sin pudor la espalda brillante de Tom hasta perder su mano en el miembro de este, empezó a estimularlo y sintió como la respiración del trenzado se entrecortaba por la agitación, con su otra mano atrajo una de Tom y la clavó en su boca llenado de saliva cada uno de los dedos de está, alzó sus piernas haciendo que Tom callera sobre él en toda la plenitud de la palabra golpeando sus erecciones haciendo que casi dolieran de placer, el trenzado al ver de nuevo su mano húmeda se quedó extrañado e indeciso.

–Abajo –señaló Bill guiando la mano de Tom a su entrada, este seguía sin entender del todo –, Tommy… somos almas gemelas, no dejare que seas tu, quiero darte todo de mi –las palabras del pelinegro le hicieron entender por completo y lo miro con expresión seria y un poco asustada, él jamás ah hecho algo como esto, ¿no es muy apresurado? ¿No seria mejor prepararse?

–n-no puedo Billy, no lo mereces, yo… yo no se exactamente que hacer –Tom agachó su mirada avergonzado.

–confió en ti, yo… te quiero, y te deseo, te deseo tanto…

–ahh –se quejó el trenzado, su entrepierna dolía de sobremanera. Con cuidado acercó uno de los dedos mojados a la pequeña línea de músculos, miró a Bill el cual le dio una mirada de aliento, con cuidado adentro uno de sus dedos en el cuerpo del menor sintiendo como este se aprisionaba con calidez.

Bill podía sentir una pisca de incomodidad, pero también sabia que eso no era lo único que sentiría esa noche… empezó a mover sus caderas lento enseñándole a Tom que seria buena idea algo de movimiento, con los ojos cerrados y los labios ligeramente separados se dedicó a sentir, haciendo que sus dedo dibujara el interior de Bill con calma, sin previo aviso penetro otro, previendo como se hacia mas grande y flexible la rígida pared musculosa, siguió haciendo movimientos hasta que ya podía sentirse desfallecer de dolor, con la cabeza hiso una señal de petición, petición que fue concedida con una sonrisa llena de placer.

Sin preámbulo alguno Tom entró despacio en el cuerpo de su pelinegro, si, ahora era SU pelinegro, cuando hubo su miembro dentro por completo se sentía perdido, creyó que moriría, nunca pensó que tal placer existiera, el solo echo de estar apresado de esa manera la hacia sentirse el ser mas afortunado del mundo…

Bill sentía desgarrarse, pero haría lo posible por soportarlo y no hacer sentir mal a el trenzado, quería disfrutar, y sabia que ese momento estaba próximo –. Ahhhh –casi grita, no esperaba que Tom empezara a moverse de esa manera, de esa manera tan perfecta tocando sus más profundos y placenteros lugares, el trenzado se alarmó abriendo sus ojos viendo como Bill se deshacía de placer, eso le dijo que no lo estaba haciendo mal, se inclinó hacia adelante  sintiendo el calor en sus cuerpos chocar, esta vez fue él quien inició un beso dulce, tan dulce que se olvido de las estocadas que estaba propinando en ese momento, con calma reanudo el vaivén sintiendo como chocaba con la próstata del pelinegro, esto simplemente lo colmaba, los gemidos y jadeos de Bill le hacían sentir feliz, le hacían ver de otro modo la vida… no entendió como no lo encontró antes.

–Te busqué en sueños –susurró en el oído del pelinegro dándole un pequeño beso –  y ahora que t-te… te encontré jamás te vallas, nunca te va-vallas de nuevo hmmm –intentó decir, su cuerpo ya no soportaba, aumentó el ritmo del movimiento a niveles que ni él mismo podía calcular, sentía como su estómago friccionaba el miembro erguido del pelinegro estimulándolo al tacto, ya no había nada que esperar, el orgasmo golpeó sus seres precoces  llevándolos al cielo y trayéndolos de vuelta.

–Ahhhh… n-no lo soporto, me desmayare –jadeó Bill mordiéndose un poco el labio inferior.

–Creo que… creo que no puedo caminar –era muy cierto, sus caderas estaban flácidas y no respondía ninguno de sus músculos. Se quedaron abrazados el uno aferrado al otro, no necesitaban moverse, estaban tan sumidos en su mundo que solo bastaba la compañía del otro para sentirse perfectos y protegidos, un par de palabras amenazaron con salir de la boca de Tom, pero el temor de decirlas fue un poco fuerte ¿y si estas mariposa y cosquilleos no eran amor? ¿Si solo fue producto del placer? ¿Tal vez lo sentía por ser su primera vez? No él estaba seguro de lo que sentía, aunque en este momento solo estuviese recibiendo un abrazo el podía sentir esa emoción llenar su ser – Te amo…

Nada, Bill ya estaba muy dormido, tal vez debió seguir a su corazón y no a su mente, ahora tendría que esperar para saber que siente su hermoso pelinegro por él…

 

&

 

Al día siguiente, cuando Tom despertó pudo recordar todo,  lo que parecía un sueño no lo era, era real… muy real, Bill estaba casi bajo su cuerpo, desnudo, pálido; lucia igual de hermoso que desde que lo conoce, de nuevo las cosquillas en su vientre se presenciaron, todo era tan sobrehumano, él jamás creyó salir de ese mundo paralelo en el cual no podía ser él mismo, le era imposible creer esta felicidad que de pronto llenó toda su alma, su corazón latía con fuerzas en su pecho, casi sin dejarlo respirar, era como estar en un mágico mundo, de solo observar las pestañas ligeramente risadas de su héroe le producían ganas inmensas de no dejar que nadie mas lo viese, quería que Bill fuese feliz con él, aunque sonara egoísta, de ahora en adelante él quería ser el único que causara sonrisas en el pelinegro… ¿pero, y si Bill no lo amaba? ¿y si era otro mas? Tom había visto la maestría del menor al hacer el amor, tal vez solo quería una noche ardiente con alguien mas… luego lo devolvería a ese frio mundo, dentro del cascanueces.

Una lagrima recorrió su mejilla cayendo sobre el hombro de un chico profundamente dormida que en sus sueños creyó esta humedad un beso tierno de Tom, podía sentir las trenzas y su piel rosándolo, alzó sus brazos y atrajo el cuerpo tibio que estaba a su lado, movió la cabeza guiándola con cuidado a su oído…

–Te amo Tommy –los sollozos de Tom se detuvieron al escuchar tan prodigiosas palabras, jamás su corazón se sintió tan grande y especial como en ese momento, aferró el abrazo y beso con delicadeza y cariño el cuello de Bill, ¿Cómo pudo pensar aquello de tan dulce e inocente criatura?

–y yo a ti, perdón por no apreciar todo lo que me diste –era ten cierto, Bill le dio amor sin ser humano, le rescató del abismo, le entregó su pureza sin importarle nada, y también lo ama –, desde ahora seré tuyo y tu mío, Te amo Bill, no sabes cuanto… el amor a primera vista existe, y gracias a esto siento que el amor desde el alma también, tu me amaste sin conocerme y yo ya te amaba, desde aquel embrujo ya te esperaba… gracias por amarme, puedo sentirlo, juro que si algún día me olvidas hare hasta lo imposible por tener de nuevo tu amor…

–jamás tendrás que hacer algo así, yo nunca amare a nadie mas, tu y yo somos almas gemelas, estamos predestinados a estar juntos, no importa el lugar, el tiempo o el universo en que nos encontremos… siempre seremos la mitad del otro, Te amo, desde que mi padre me dio tu hogar, el cascanueces, tu eres lo mas importante para mi, y ahora eres mi única verdad…

 

– ¿hmmm? –Bill se quejó cuando un dolor punzante le atravesó la columna, al parecer se quedó totalmente dormido bajo su cama… en una posición incómoda– ¿no fue real? –casi solloza, esa había sido la única cosa que deseaba que fuese real, simplemente la ansiaba –no, no lo fue –se confirmó a sí mismo al notar a su cascanueces aun con el brazo roto, así de roto como su corazón.

¿Ahora como sobreviviría sin la sensación de tener el cuerpo y la presencia cálida de aquel ser de su sueño?

Pero el dolor que le atravesaba el alma le hiso entender una cosa, la más importante de su vida: ama a Tom.

Lo ama con locura, le ah esperado un año entero, lo esperaría toda la vida si fuese necesario.

–Te amo –susurró al juguete de barba blanca y rígida presencia, salió de su escondite y dejo a Tom sobre esa cama, se dirigió al baño de su habitación mientras lavaba su rostro, sus ojos estaban ligeramente hinchados y su maquillaje se extendía bajo ellos haciéndolo ver sombrío.

Cuando hubo terminado salió del lugar y fue apresado en unos conocidos brazos –. Yo también te amo, Billy.

– ¿Tom? Pero… creí que no sabias nada de mí…

–se mas de lo que crees, y bueno, pude ver tu sueño, y eso no fue un sueño, fue una visión –la mejillas de ambos se tiñeron de carmesí al recordar cada cosa, Bill entró en la realidad y saltó sobre aquel chico de la época colonial con ropas campestres.

–Te amo, te amo, te amo –repitió abrazándose fuerte–. Sabía que vendrías… –Tom sostuvo el frágil rostro del hermoso pelinegro y acarició sus labios con los suyos lenta y dulcemente.

–gracias a ti he podido venir. Sin duda tú eres mi alma gemela, ahora podremos estar juntos, tengo un año ansiando este momento… –Tom abrazó de nuevo al pelinegro, ahora ellos tienen toda una vida por delante, una vida juntos, una vida perfecta.

 

“Fin”

Notas finales:

espero con ancias sus opiniones!!!


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