-Idiota.- Gimoteó entrecortadamente, una lagrima nació en sus ojos, surcó sus mejillas y murió en sus labios.- ¡Tengo cáncer! - … … … nunca me había sentido tan profundamente vacío, mi pecho estaba literalmente al vacío, el aire se escapó en menos de un segundo, y se desinflaba cada mas, sentía que me sofocaría por completo.
-D-debo irme.-Me paré tan rápido como pude, y salí del salón.
-¡Señor Milo, vuelva!- Ignoré al profesor, si, de acuerdo, soy una mala persona, pero no quiere decir que no tenga sentimientos, me sentí bastante mal con lo que me dijo Camus, y no supe encontrar palabras que salgan en forma de consuelo, supongo que lo ultimo que ha de querer es lastima, o al menos, a mi no me gustaría eso.
Me recargué en una pared de algún pasillo, me crucé de brazos y sostenía mi mirada en mis pies, me sentía bastante avergonzado, el que tenia cáncer era el, y el que estaba sufriendo era yo, no lo comprendo, nunca me habían preocupado los niños con ese problema, sin embargo, tener a alguien como el frente a mi, no se, es extraño, podría ser que siempre lo vi tan lejano de mi, tan irreal, como si tan solo fuese mentira. Escuché pasos cerca, me limité a cerrar los ojos, y dejar que esa persona pasara.
-Bien bien Milo, te pasaste con ese chico.-Era Shun recriminándome mi actitud. Me volteé a verlo molesto.
.¿Que quieres?
- Te propongo un trato, por lo que veo el ya te odia, me extrañaba que tardara tanto en hacerlo.- Bufó irónico.- Si logras que pierda su virginidad antes de la graduación, haré lo que tu quieras. –Aguarda, ¡¿Qué?!
-¿Lo que sea?-Enarqué una ceja sugerente.
-Cualquier cosa.-Se relamió los labios.
-¿Incluso hacerle striptease a Afrodita?
-¡Seguro! Digo…ahm… se sensato, estamos hablando de Afro.
-Lo pensaré.- Tentadora oferta. Me fui del lado de ese pervertido, sin duda alguna, ser como el es peor que ser como yo, o al menos me gusta pensar así para sentirme mejor.- Espera, ¿Por qué me pides eso?- Cuando volteé, el ya no estaba. Pensé en comentárselo a Aioria, después de todo, es a la única persona que me puede ayudar, eso hacen los hermanos…¿Cierto?
Transcurrió mi día en la escuela de lo mas incomodo, prácticamente me alejé de Camus, no podía ni mirarlo a los ojos, me volé todas las demás clases, era demasiado mi orgullo, yo mismo lo había atacado. Lo único de lo que me enteré, fue que nos dejaron un proyecto en equipo, construir una maquina, eso es fácil, algo que tenga rueditas, y que giren. Llegué a casa, y lo primero que hice fue ser directo, se lo conté, casi todo.
-¡¿Qué?!- Escéptico.- Espera, ¿Dices que ese tal Shun esta interesado en ese chico, Camus?
-¿Estas sordo o que?- Me molesta repetir las cosas, o lo oyes, o no lo oyes. Sin esperármelo, Aioria sonrió socarronamente. Obviamente no le comenté sobre el tema de la virginidad, no soy tonto.
-Bien hermanito, si ese chico Shun te dijo eso, el me podrá ayudar con Hyoga, invítalos a los dos a la casa.
-¿Quién rayos es Hyoga?
-¡Esta en tu clase, tarado!
-¡No me llames tarado!
-¡Solo hazlo! Y mueve tu enorme trasero, que Afro esta en la puerta, ya vámonos.
-Hermano eres raro.-Sonreí ineludiblemente, dijo que tengo un enorme trasero, eso si que me subió la autoestima.
-Es de familia, no te preocupes. -Me rasqué la cabeza confundido, uno podría pensar que su hermano lo juzgaría, oh no, este hombre es mas complejo que eso, ¡Hasta quiere que me involucre! ¿Acaso el destino intenta decirme algo?
Fui hasta la puerta, donde Afro estaba recargando la palma de su mano contra la pared, un pie detrás de otro, y con la otro mano, haciendo no se que con su celular.
-Vámonos.-Lo tomé del brazo y nos dirigimos al auto, me sentí como un niño chiquito, pero no estoy dispuesto a pelear, Aioria es mi única familia, Aioros es como no tener nada, nunca esta.
Llegamos al auditorio, Aioria fue a comprar los boletos, nosotros nos quedamos parados donde nos dejó, pero Afro seguía pegado al celular, y me enseñó conmovido su foto de avatar, donde el según sale “bonito”.
-No salgo feo, ¿Cierto? Estoy bonito.
-Afro…-Sobé mis sienes- En esta foto tu… ¡Eras un bebe! ¿Cómo vas a ser feo?
-¿Verdad? Ese hombre debe estar loco
-¡Estabas feísimo!
-Malo…-Hiso puchero.- Me da curiosidad, ¿Por qué conmigo eres de emocional a tajante y chocante?
-Por que tu eres una hermosura.- Le tomé de la cara y le di un beso en la frente. Se que se va a emocionar, es muy dócil además.
-Agh no hagas eso, ¡Estamos en publico! ¿Qué van a pensar los demás?
-Que somos novios, naturalmente.- Aseguré con una sonrisa de lado.
-¡¡Nooo!! ¡Yo si me quiero casar.
-Pues mi hermano ya hasta nos planeo la boda, así que vete acostumbrando.-Chasqueé la lengua.
-¡Aléjate de mi!
-Jajajaja ni que estuvieras tan bueno.-Le di un codazo, llegó Aioria y nos dio los boletos, mientras el iba al baño. Me formé para verificar los boletos. Me siento un poco humillado, no es que sea malo, pero algunos chicos vienen con sus mamás, otros con sus novias, yo vengo con dos hombres, y creo que la gente nos miraba raro cuando nos acercamos al interior de la sala.
-Tu hermano ya tardó mucho, ¿No crees?
-Déjalo, seguro le estará coqueteando a alguna niña. Siguiendo el ejemplo de Aioros como debe uno de esperarse.
-“¿Niña?”
-Si, le gustan las pequeñas, sobre todo si son infantiles, igual que el. No soportaría estar con alguien mucho mas maduro, lo haría sentirse menos.
-Mph.-Carraspeó, volteando a ver el escenario, el telón ya se había bajado, y Aioria aun no llegaba.
Llegué tan rápido como pude al baño, maldita sea, ¡Hay cola! ¡No es baño de mujer! ¡¿Por qué hay cola?!
-Disculpa, ¿Sabes por que hay tantos hombres formados?- Pregunté al señor frente a mi.
-Es la nueva vendedora de la tienda, le pone demasiados condimentos a la comida, y la mayoría ya se enfermó del estomago.
-Oh ya veo.- Carajo, tendré que esperar. Haber, concéntrate, no pienses en eso, no pienses en eso.
-Y la raíz de pi, no da un numero entero.- ¿Quién osa mencionar esa palabra?- No, se dice pi, ¿Entiendes? Pi, tan solo pi.- ¡¡¡¡Deje de decir pi!!!! ¡Ténganme piedad!
-¿Podría guardar silencio por favor?- Me volteé con el señor que estaba detrás de mi, y lo callé de manera educada, pero casi se me caía la cara de vergüenza, cuando noté que era el señor Merak.-Oh, disculpe, yo no…-El guardó su celular y me puso total atención. ¿Por qué tenia que estar justo aquí, en este momento, el día de hoy?
-Descuida, entiendo, soy un poco molesto a veces.- Me regaló una cálida sonrisa y me palmeó los hombros y sentí un escalofrió nacer en ellos y terminar en mis tobillos.-Veo que hay mucha gente, ¿Qué te parece si me acompañas a otro lugar donde podamos estar a gusto?
-¿A que se refiere?
-Ya sabes, ir…al baño… a … ¿Es necesario que lo diga?
-Oh, claro entiendo.- Menos mal. Aunque pensándolo bien, hay doble sentido en esa frase.
-Entonces vamos.
-Pero la función…
-No te tomará mucho, además, es mas importante tu vejiga.- Me guiñó el ojo, y sentí un revoloteo en el estomago. Creo que son nauseas. Me sentí cohibido junto a el.
Salimos del lugar, caminamos a una considerable distancia uno del otro. De vez en cuando inflaba los cachetes y dejaba escapar leves suspiros, ¿Cuántas cuadras llevamos? Me daba pena preguntar.
- Ya llegamos.
-¿Es un hotel?
-Era el lugar mas cercano donde te dejarían ir al baño, y gratis.- Sonrió de nuevo.
-Pero… ¿No debemos vivir aquí, o algo por el estilo?
-Yo vivo aquí.-Me abrió la puerta y me dejó pasar primero, que caballeroso.-Vamos, entra, te espero abajo.
-Usted, no, ¿No va a entrar?
-Descuida, estoy bien.-Me indicó donde quedaban los sanitarios, pasé junto a un policía que me vio de mala manera, pero el profesor le hiso una seña, y el hombre no me dijo nada. En cuanto salí del baño, me sentí un poco nervioso, siempre actuó como tonto cuando estoy cerca de el, y cuando me pone una mala nota, no me atrevo a pedir una explicación, terminaré haciendo el ridículo como siempre.
-Gra-gracias por traerme aquí.- Hablé una vez que salí del baño.
-Descuida, me agrada estar contigo.- Se acercó a mi y me tomo de la mejilla, y la acarició parsimoniosamente, mientras sentía que mis rodillas temblaban y una lagrima salía de mi ojo izquierdo, por instinto.-¿Te pasa algo?- Con su otra mano, limpió mi lagrima, y me regaló otra cálida sonrisa, apreté fuertemente mis labios y los mordí, ¿Por qué me siento tan extraño?
-Es que… usted me pone nervioso profesor.- En ese momento, sus pupilas se contrajeron, me soltó, y se alejó un poco, se veía sorprendido.
El que protagonizaba al cascanueces, pues… aparte de que no comprendo por que tenia una cabeza de cartón en forma cuadrada, estaba muy delgado, para empezar. Aunque sus piernas estaban torneadas, siento que estaba un poco alto, no lo se. Lo criticaba de cualquier forma que encontrara posible, ¿Cuántos años tendrá? ¿Cuarenta? ¿Y esta cargando a una pequeña de 19? Pervertido.
Me la pasé cruzado de brazos, toda la función, ni me molesté en mirarla, saqué mi celular y mis audífonos. Miré a Afro, quien estaba endiosado con la obra, menos mal el la disfrutaba. Me puse los audífonos y cerré los ojos, intentando dormirme.
Repentinamente, los aplausos no se hicieron esperar, la gente comenzó con ovaciones, se escuchaba por todo el lugar, maldita acústica. Me levanté asustado, y me golpeé la nuca contra la silla. Me sobé y miré a todos ilusionados. No le veo el chiste. Pero, al mirar un lugar en particular que permanecía vacío, me hiso hervir hasta donde no se imaginan, ¡Hasta donde ni yo lo creía capaz!
-¡¡¡Maldita sea!!!- Empuñé fuertemente mis manos, ¡¡Se acabó la función y Jongin aun no ha llegado!!
-Cálmate, estuvo hermosa la obra,
-Entiendo que sea un mujeriego, ¡Pero esto es demasiado! ¡Fue su idea y nos dejó solos!
-No te exaltes.-Los aplausos volvieron cuando todos, incluyendo a los bailarines extras, pasaban al frente a despedirse, el que mas resaltaba era el que a mi parecer era el cascanueces, ya no traía su estúpida cabeza de cartón, parecía un chico rubio común y corriente… Esperen…¡¡¿Un chico?!!
Salí lo mas aprisa que pude, dejando a Afro atrás, seguro iría por palomitas. Me metí a los camerinos sin permiso, seguro Aioria se ligó a una protagonista, ¡Lo odio!
Caminé como si nada, a cualquiera que me mirara descolocado, ¡Lo miraba mas feo para intimidarlo! No tengo que darle explicaciones a nadie.
Encontré una habitación que decía no entre, maldita psicología inversa, sin pensarlo dos veces empujé la puerta, y un chico de cabellos azul oscuros, con cara de enojado, salía de ahí, me barrió y salió gruñendo quien sabe que cosas, sobre un criticón aniñado, se veía mayor que yo, aparte de que tenía cara de violador o de asesino en serie.. Empujé de nuevo la puerta y alguien se estaba sacando la peluca.
-Eh, yo…-No supe que decir, me quedé mudo, me sentí de nuevo estúpido, dos veces en el día me pasó esto, y todo a causa de la misma persona.-Maldita sea, Camus, ¡¡¿Eres el cascanueces?!!
-¡¡¡Tu!!! ¡¡¿Qué demonios estas haciendo aquí?!!
-Uh, duh, vine a ver la función.-Maldición, esto es relativamente increíble, un chico, que es todo un vago, ¿Baila ballet? ¿Qué sigue? ¿Acaso cocina?
-Oye, ¿También tejes?-Comencé a reír, poco a poco con mas intensidad.- ¿Acaso quieres volverte una diva de la moda? ¿O tal ves quieres ser modelo?- Vaya, esto es lo mas gracioso con lo que me he topado, esto es mas humillante para el que para mi, eso es seguro.
-¡Vete de aquí! ¡Lárgate ahora mismo! –Nunca lo había visto tan enojado, siempre se mantenía neutral, ¿Qué ocurre?
-Oh no, esto es bueno, debería tomarte una foto y subirla, estoy seguro de que recibiré mucho por esto.
-¡No te atrevas!
-¿Y si lo hago que?
-¡Te golpeo!
-Soy mas alto que tu, tu puedes hacer gimnasia y saltar la reina de la primavera, pero yo no ando haciendo de mujerzuela.
-¡Cállate! ¡Esto es arte!-De nuevo yo actué como un idiota, pero con el me sale tan natural. Cuando lo miré fijamente, noté que aun traía puestas las mayas, oh cielos.
-Que mayas tan lindas, ¿Te las escogió tu mama?
-¡Déjame en paz!-Sin verlo llegar, me tiró de una trompada, y caí de sentón en el suelo.
-¡Carajo, Camus! ¡¿Qué te ocurre?!
-¡¡Largo de aquí!!
-¡No quiero!
-¡Mi gorra!
-¡Ahora es mía! ¡Era para mi, tu me la quitaste!
-¡Yo la compré! ¡Fuera de aquí!
-¡¡No!!
-¡Vete!- Levantó de nuevo el puño y me paré de inmediato. Maldita sea, ¡Lo hiso de nuevo! ¡Me intimidó!
-Me iré si y solo si…-Rápido, busca alguna excusa…-Trabajas conmigo para el proyecto.
-Preferiría cortarme las piernas.-Encajé mi mandíbula, no debería ser tan desgraciado conmigo.
-Entonces haré publica tu foto vestido con mayitas.- Se cruzó de brazos y sonrió pletórico.
-¿Qué foto?-Cuando hice acopio sobre lo que el se refería, el ya estaba riendo entre dientes, soy un estúpido, ni si quiera le había tomado una foto.
-Entiendo.-Saqué mi celular y en un dos por tres le tomé una foto, donde sale haciendo una mueca de hipopótamo, con la boca abierta, intentando por todo lo bueno, impedir que le tomara la foto. Esta imagen vale oro.
-¡¡¡Oye!!!
-¿Serás mi pareja o no?- Noté como se mordía los labios, y se clavaba las uñas en la palma de sus manos. Respiró, y exhaló y recuperó compostura.- Por lo que veo eres bueno con las manos, son fuertes, debes hacer cosas buenas con ellas…
-De acuerdo. Ahora por favor, te pido de la manera mas atenta que te retires, debo cambiarme.
-Eh yo…ahs.-Balbuceé cual adefesio, no me esperaba un trato cordial de su parte, quedé como un tonto, no tuve mas remedio que dejarlo solo.
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Afrodita contaba sus monedas para pagar con lo poco que quedaba de cambio en sus bolsillos, su caja de palomitas.
-No, ya me quede pobre, estúpida y tentadora mantequilla extra, te tenían que ofrecer al final de mi compra.- Se quejaba, al notar que no tenia ni un centavo mas. Pagó, y se dio la vuelta, llevándose la primer palomita a su boca. La saboreó cual placer sencillo, lamió sus labios, para mantener el sabor consigo unos segundos mas, y caminó un poco, hasta que alguien le impidió el paso.
-Te encontré.-Esa voz le había erizado la piel.
-¿Encontrarme?- Cuestionó inocente. Cuando miró hacia arriba, notó a un chico rubio con mirada recia, quien lo miraba despectivamente, y era mas alto.
-Así que tu eres el desgraciado que me insultaba por internet.
-Eh…-Afro se petrificó en ese momento, ¿Qué podría hacer? Su único instinto tardío, fue soltar su caja de palomitas… Ni si quiera le dio importancia.
-¿No piensas decir nada?
-Pero…-Aun era incapaz de creer que por fin lo tenia frente a el.- Yo…
-Arrepiéntete de tus pecados.-En ese momento Luhan reaccionó.
-Oye oye, eso sonó extraño.
-Vámonos.-Lo tomó de la muñeca y lo arrastró fuera del teatro.
-¡Suéltame! ¿A donde vamos?
-A lo oscurito, donde nadie pueda vernos.
-Bien.-Afrodita lo acompañó hasta un callejón, donde el chico se detuvo unos segundos, y Afro ya tenia las manos en su entre pierna, muy picaron.
-Bien, te golpearé tan fuerte que no recordaras nada al día siguiente.
-¿Golpearme? ¡Ya casi me bajaba el calzón!- Exageró para intimidarlo con su picardía y así poder librar la golpiza venidera de la cual seguro no salía vivo.
-¡! – El peli celeste se quedó estático, ¡Cuánto atrevimiento de parte del mas bajo!.- ¿Qué te ocurre? ¡¿Que pensabas?!
-Pues no es mi mejor idea, pero si no puedes contra el enemigo, ¡Únetele!- Un brillo especial inundó las pupilas de Afrodita, y el chico se sintió cohibido junto a el. Afro era tan inocente, no se imaginaba lo que podía sucederle si seguía siendo tan pícaramente puro.
-Este… no me esperaba esto.
-Ni yo entiendo un enojo por un tarado troll que te insulta en internet, es estúpido.
-Al menos admitiste que eres un tarado.
-Pero tu empezaste, yo solo dije que esa mujer no tenia pudor.
-Es una diosa, ¡No te metas con mi mujer!
-¿Es tu novia?
-Algún día lo será…
-Me invitas a la boda.-En ese momento, el chico reaccionó, mientras Afrodita se levantaba los pantalones, y lo estampó contra la pared,
-¡Ey! ¡No quiero que las personas me relacionen contigo! ¿De acuerdo?
-Mejor para mi, no quiero que piensen que me junto con otro desquiciado, ya de por si Milo es raro, no soportaría tener a otro con problemas existenciales mas fuertes que los míos.
-Eres peor de lo que imaginé, aparte de princeso, eres un criticón.
-¡Ey! …¿Princeso? ¿Qué es eso?- El rubio se palmeó la frente.-En todo caso, el raro eres tu, no es normal que un chico traiga a otro a un callejón solo para “golpearlo” Eso se malpiensa.
-…-El moreno se quedó callado.-Da igual.- Afrodita sonrió de lado, y se dio la vuelta, dispuesto a irse. Pero el mas alto lo tomó del hombro y le obligó a voltear a verlo, directamente a los ojos, posicionó ambas manos en sus hombros y le plantó un beso inesperado en los labios, degustando su sabor dulce que residía en ellos, y dándole ligeras mordidas, en un tiempo efímero, donde Luhan se había quedado estático.- Para que no te quedes con las ganas.- El moreno se limpió la boca, pero Afrodita tembló.
-¡Idiota!-El aludido volteó a verlo, y Afrodita le dio una cachetada y salió corriendo.-Maldita sea, ¿Por qué? ¡Además no me gustan los morenos! ¿Por qué con un hombre? Entiendo que a veces sea delicado, pero no me gustan los hombres, ¿Por qué mi primer beso me lo tenia que dar un hombre?¡¿Por qué?!- Comenzó a llorar descontroladamente mientras corría sin dirección fija. Cruzó los semáforos sin fijarse, hasta que un auto estampó su cuerpo contra una pared, y cayó inconsciente al suelo. Nadie mas estaba cerca, y el conductor huyó lo mas rápido que pudo, Afrodita comenzó a sangrar de la nuca, totalmente desprotegido.