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Cascanueces por Yasmine

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Capítulo II " Idiota, estoy enfermo"

 

-¡¿Queeee?!- Pregunté atónito, en vez de decir, invita a tu novia o a una amiga, no, invita a Afro, ¿Insinúa que nunca me voy a casar?

-Como eres un ser demasiado huraño, indiferente con los que se te quieren acercar, te la pasas haciendo muecas y crees que nadie es suficiente para ti, he llegado a la conclusión que te terminaras casando con tu amigo el Afro, el único que te soporta, así que deberían ir considerando aflorar su relación, denle amor antes de que se extinga la llama de pasión. –Y Aioria me guiñó el ojo, en ese momento sentí un calor insano recorrer mis mejillas, creo que me sonroje, ¡Demonios!

-¡¡¡Callateeeee!!! ¡Odio que seas mi hermano! ¡¡¡Vas a ver, conseguiré novio antes de graduarme, y el que terminará muriendo solo, y abandonado por sus gatos carroñeros serás tu!!!

-Este…-Me miró irónico, tapando su sonrisa inminente con su mano.- Dijiste novio, no novia. – Señaló apuntándome con el dedo y botándose a reír a carcajadas, muy dramático, en el suelo.

-Te odio.- No puedo dilucidar el hecho de solo imaginarme casado con un hombre, deberían encerrarlo en un manicomio, se dedica a hacerme mis días cada vez mas difíciles, ¿Quién lo manda a volverse bipolar? Además recuerdo uno que otro manga yaoi de esos que tanto le gusta leer a Afro, a veces me pregunto si no tendrá fantasías sexuales donde yo protagonice una de ellas, siendo violado por un negro, aunque sería una nueva experiencia…¡¿Qué estoy diciendo?!

-Me amas…-Ahora que lo pienso, ¡Es la primera vez que sonríe en mucho tiempo!

-Vaya, ese profesor te pegó duro, ahora entiendo por que siempre quieres ser el primero en llegar a clases.- Levanté mi ceja de forma picara.

-¡Estúpido, no es cierto!- A diferencia mía, el también se puso rojo, pero mas bien parecía que estaba pujando y pues, andaba tapado, pobrecito. Aquí estamos nosotros dos, dos hermanos con el coeficiente intelectual de un cacahuate, agarrándonos a madrazos por la vida, mientras nos tachan de adefesios, energúmenos, humanos olvidados por dios, etc. Esa es la historia de mi vida. Fin. ¿Ya había dicho que era interesante, cierto?- Vámonos a casa, tenia intenciones de llevarte a la feria y comprarte un helado, luego ir a las canicas para que escogieras el juguete que quisieras cuando ganara, ¡Pero no te lo mereces!

-Haber viejo, te me vas calmando.- Señalé con ambas palmas de la mano.- ¿Qué parte de ya no soy un niño aun no captas?

-¿Y entonces por que te despiertas llorando en las mañanas? –Si hay alguien que sabe sacarme de quicio, es el.

-¡¡¡Quee!!! ¡¡Eso ya no pasa!! ¡Ya crecí!- Tosí un poco, casi me atraganto por intentar pasar saliva al tiempo que le grito con pasión desquiciada. -Tienes 20, y no eres mas maduro que yo, donde te pones a discutir con tu hermano menor en la carretera, sabiendo que nos pueden atropellar y embarrar como gelatina contra el pavimento.

-…-  Ja, estúpido, se quedó callado. Entré triunfal al auto, pero mi hermano, todo derrotado, se alejó de mi con los hombros caídos, casi se le caían sus pantalones, se podría decir que es capaz de gatear para terminar de quitárselos, de no ser que estamos en una avenida pública. De igual forma no pensaba esperarlo, gire las llaves y arranqué el auto… adiós mundo cruel.

Lo único que pudieron notar las palomas que revoloteaban en ese momento en el cielo, fue mi zapato volar curvadamente en tiro parabólico hasta el otro lado, a lo ancho de la avenida… Bueno no, tan solo a mi momento de arrancar, un ave se estampo contra el parabrisas y frene en seco, casi se me sale el corazón caray, por situaciones como estas uno tiene pánico de salir a la calle y ser atacado por un ave.

Estampé mis puños contra el volante, note como Aioria se regresaba sonriendo de lado, y traté de no recibirlo con expresión aparente.

-Vámonos. -Me quitó de un empujón, y arrancó el auto antes de que llegara una patrulla. Que oso.

Llegamos como si nada a la casa, y me botó, se llevó el auto.

-¡Existe el karma, ya verás!- Grité agitando mi puño como abuelita indignada. Pero no le interesan mis desplantes, ni remotamente. Maldita navidad, te odio. Odio diciembre, todos comparten con sus familias su compañía en estas fechas, y la mía es de puro macho alfa, y es tedioso que no haya ni una sola fémina que le de normalidad a mi estirpe.

Abrí la puerta y dejé mi mochila, decidí ir a casa de Afro a reclamarle a ese desgraciado el haberme abandonado a mi suerte con ese tonto de la gorra. ¡Mi gorra!

Tenia que contarle a mi mejor amigo, todo, detalladamente… Así que al llegar a su casa, toqué como cualquier persona decente… Pero nadie me abrió….

-¡Abre la puerta infeliz, se que estas en casa, ven a darme el rostro pedazo de idiota!- En ese momento se abre la puerta, y su madre me recibe con una mueca de disgusto. Y me la cierra en la cara. Que idiota, me olvidaba que vivía solo con su madre. –Toc, toc, ¿Puedo pasar?- La puerta se abrió nuevamente, pero ella opto por aventarme lejos, y salir poniéndose una chaqueta, llevándose un bolso con ella, se veía enfadada. Subí tan rápido como pude, a punto de abrir la puerta de su recamara, ¿Debería? ¿Y si esta durmiendo? Que mas da… a la una, a las dos… y…

-OMFG, ¡La gente ya no tiene vergüenza! ¡A esa mujer se le ve todo! ¿A dónde vamos a parar ahora?- Es degradante encontrar a tu amigo, sentado, frente a la computadora, mirando las paginas oficiales de revistas de chismes para mujeres.

-¿Afro?- Me volteó a ver, cerrando su laptop, y sudando, frenéticamente, casi al instante. Casi se cae de la silla, ni que me apurara ir a arrebatarle la laptop y chequear en que paginas eróticas se ha de andar registrando.

-¡¿Qué haces aquí?!

-Vine a verte, me PREOCUPAS.- Hice énfasis en la ultima palabra.

-¡Largo!- Corrió hacia mi y me sacó de su habitación, pero inmediatamente freno en seco y me volteó, obligándome a verlo.-  No espera, Dime, ¿Te parezco lindo?

-¡¿Qué?! - Incrédulo.

-Mi mama nunca me lo dice, pero yo se que lo soy, ¿Verdad?

-¿De donde viene eso?-Arqueé ambas cejas, esto ya me esta asustando, ¡Afro no quiero perderte!

-Bueno, es que en esta pagina de chismes, donde estoy registrado...- Súper turbo face palm.- Esta muy buena, te la recomiendo.- Se aflojó el cuello de tortuga que traía.- Pues, puse de avatar una foto mía y… en cuanto comenté algo negativo contra una modelo, otro chico, registrado en la misma pagina me atacó diciendo que ella estaba preciosa y yo era un bicho raro…-Encajó la mandíbula con pesadez, apretando sus ojos.

-¿Y que te digo? Si e juntas conmigo no puedes ser normal…-Me rasqué la nuca avergonzado, recordando lo que había dicho mi hermano. Tan solo intentaba animarlo, pero pareció no funcionar. A veces siento que quien lo volvió así soy yo, y en estas cosas encontrara un escape por no encontrar el valor de alejarse de mi.

-Mph, ya veo.- Carraspeó fluctuando su expresión por una mas seria. –Se lo que debo hacer.- Una de dos, volverse friki y comprar historietas y engordar mientras traga helado a morir, por la depresión que seguro le entrara por el simple hecho de que un desconocido lo llamo feo. O ir a un gimnasio para presumirle a las chicas que el si trabaja con pesas, de juguete. -…Debo responderle a ese chico.

-Creí que eras el único chico que merodeaba por esos lares.

-Pues fíjate que no, yo y ese tal Death Mask somos unos… ¿Cómo se dice? ¿Fundashis?

-Unas divas, diría yo.- Y así quería Aioria que lo invitara al cascanueces… Incluso podría no emocionarse.

-¡Ey!- Miré como retornaba a su lap, y tecleaba palabras peligrosas “Haber idiota, mejor no hables por que puedo partirte la cara en donde gustes, de un sola estocada para que dejes de andar criticando a las personas sinceras”- ¿Qué tal? ¿Soné rudo, ah?

-Se-seguro…-Miré a mi derecha, es una tontería enfadarse por algo así…

-Genial, ya empezó alborada, iré a verla, oh espera, me contestó.- Comenzó a leer en voz alta.- ¡Maldición, este chico ya puso lugar y fecha! ¡¿Qué hago, que hago?!

-Te van a partir la cara…-Observé mientras me tomaba del mentón.

-¡Apático! ¡Ayúdame! ¡No dejaras que lo enfrente solo! ¿O si?

-Si, adiós.- Prefiero reclamarle luego, lo dejare morir solo, así como el le hiso conmigo.

-¡Vuelve aquí! Dice que ya me rastreo vía GPS, que es un hacker profesional  ¡¡No me dejará vivir para contarla!!

-Me largo.

 

 

En cuanto llegué a la biblioteca a recolectar libros, junto a la ventana que estaba al lado de la puerta del lugar, ahí estaba el profesor Merak, Shaka Merak. No se por que siento un cosquilleo cuando lo miro, pero somos tantos en el salón que ni si quiera a de saber mi nombre.

Entré y fui al la sección de la M y N, buscando libros relacionados con metabolismo, y podía mirarle el costado, a través de la ventana, muy entretenido, riendo de vez en cuando, ¿Qué hará un maestro justo ahí? Entiendo que ame leer, pero, ¿Por qué aquí? ¿Por qué no adentro? ¿Por qué no en su casa? Tomé justo cinco libros, dejé mi credencial, pero estos estaban un poco pesados. Abrí la puerta de una patada, pero se me cayeron todos los libros.

-Señor Aioria, que alegría verlo por aquí.- Ni siquiera aparto la mirada de su libro para verme a los ojos. Me siento tonto por haberlos dejado caer. Termine de acomodarlos en mis brazos.- Hágame compañía.- No me quedó mas remedio que dejarlos a un lado e ir a sentarme a su lado, deseando estar en otro lugar, por alguna extraña razón ese hombre de cálida sonrisa me intimidaba demasiado.- Dígame, ¿Cómo va con su proyecto?

-Yo em…-Lo había olvidado por completo, ¿A que vine? ¡¡Aaahh!! ¡¡¿A que vine?!!

-Lo olvido, como pensé.- Bufó enternecido.- Ay, si sigue así no acreditara el semestre. Deje de ser tan distraído, no quiero que sufra un accidente por andar siempre en las nubes.- Entonces si me noto, seguramente por que me la paso pajareando por otro lado en sus clases…

-Entiendo…- Musité apenas audible.

-¿Cuál es el problema?-Cerró su libro y me volteo a mirar a los ojos.

-Eh eh em…-Maldición, si emito cualquier sonido tartamudearé.

-No creo que sea tan malo.- Me palmeó la espalda y comencé a toser descontroladamente, como si de una severa tuberculosis se tratara.

-¡¡¡Cough cough cough!!!

-¿Te encuentras bien?- Es la primera vez que me habla de tu, de hecho es la primera vez que me habla, a decir verdad, siento que vamos muy rápido.

-Yo eh yo eh ay esteee, si …-Sentí como una gota de sudor se escurría por mi frente,

-Vaya vaya, debe hacer mucho calor aquí donde ya estas sudando.- Quería llorar de la vergüenza que sentía.

-De-debo irme.

-Espera.- Su voz, maldita sea, odio cuando utiliza ese tono de voz con las personas, es hora del sermón. Hiso un visaje de disgusto.- Mi sobrino, Hyoga es un poco tímido, al igual que yo, siente que la gente le huye por causa de sus ojos, y no se atreve a recurrí a alguien de su edad por lo mismo, es muy desconfiado…Y usted me parece… ya sabe, una persona amigable, y ante todo, amable ¿Cree que podría pedirle un favor?- Volviendo al “usted”.

-Ah yo aahh eh, seguro.-Me encogí de hombros, avergonzado, sin mirarlo a los ojos.

-El comparte las mismas clases que su hermano.- Oh cielos, hasta sabe que tengo un hermano.

-Noto sorpresa en su rostro.

-¿Eh? Bueno es que…no pensé que me conociera tanto…

-Siempre busco el expediente de mis mejores alumnos.- Sonrió de nuevo, entrecerrado sus ojos. ¿Me creé listo?- El necesita un tutor de matemáticas, pero yo no puedo ayudarlo con tanto trabajo que se me junta, le daré créditos para este semestre si me hace este favor…

-Claro.- Lo miré por fin a los ojos y sentí un tremendo calambre en el pie.- ¡¡Ahhh!! ¡¡Mi pie, mi pie!!

-¿Qué ocurre?

-¡¡Me duele el pie, mi piee!!!- Es horrible, se me endureció a palma del pie, junto con el empeine, se siente peor que un moretón, simplemente comencé a retorcerme lánguidamente en el suelo, buscando apaciguar el dolor.- ¡Auxilio, por favor, duele mucho!

-Tranquilo.- Se paró inmediatamente, y me tomo el pie, yo intente zafarme pero termine por golpearme la cabeza contra el suelo. Me lo acarició y fue subiendo mis dedos lentamente hacia arriba de modo que mi pie formara una L, y suavemente el dolor fue desapareciendo.- ¿Mejor?

-Me-mejor.- Es el peor día de mi vida. ¡¿Por qué me dan calambres cuando me pongo nervioso, por que, por que, por que?!

 

Salí a la calle y me encontré a maniaco de la gorra en una patineta, ¡Así que si era un vago!

-¡Ey! –En cuanto volteó a verme, tropezó con la banqueta y su patineta salió rodando de ahí.- ¡Ten cuidado!

-¿Qué quieres?- Preguntó tajante.

-¿Iras mañana a la escuela?

-No.

-¿Y a quien le importa si tu vas? –Lo admito, a mi si, no lo se.- Solo por curiosidad, ¿Por qué no?

-Debo conseguir trabajo en  la cafetería de por aquí cerca.- Aclaró con la mirada vacía, parándose el mismo, ni si quiera se me ocurrió ayudarlo a levantarse.

-Mejor entra en una papelería, así no caminas mucho.

-¿Debería?- Arqueó una ceja confundido.

-Si, deberías hacerlo, con un chico como tu trabajando en un lugar como ese, yo vendría todos los días tan solo para verte.- Chisteo indiferente. ¿Pero que dije?

-Justo por eso me alejo de ti, sabía que eras raro desde el principio.- Se dio la vuelta, y me dio la espalda buscando su patineta.

-¡Ey! –Estiré mi mano y le quité la gorra.- ¡A mi nade me deja hablando solo!

-¡Oye!- Buscó su gorra desesperado, pero la metí debajo de mi camisa.

-Eres un cerdo, ¡Das miedo!- Y sin mas se fue de ahí lo mas rápido que pudo en su patineta. Noté que no tenia mucho cabello…

-Yo eh…¡Tu primero!- Vaya, ¿Por qué actuó como un cretino cuando estoy con el? ¿O actuó así la mayoría del tiempo? Se nota que no se tratar desconocidos, ¿Qué es lo que hacia papa cuando se comportaba como idiota con una dama? Am…¡Bingo! …Entonces al chico de la gorra, ¿Debería invitarlo a cenar?

¡De ningún modo! ¡Yo no cocino! Pero se quien si sabe cocinar, y perfectamente… mañana lo abordaré en la escuela y me portaré insinuante.

Al día siguiente, llegué de nuevo al colegio con ganas de apagar mi existencia. Odio las mañanas, tanto como odio ver a las personas sonreír mientras me pregunto de que carajo sonríen. El mundo sigue estando igual.

-¡Milo! –Llegó Luhan corriendo hacia mi.- Me dijo que hoy me vendría a buscar, prepárate para morir como soldado de honor.

-No pluralices. Por cierto…-Tomé una bocanada de aire.- Quiero que me acompañes a ver el cascanueces.

-Esto no es una cita, ¿Cierto?- Señaló con el índice

-No.

-Bueno, al fin que no tengo nada que hacer.- Fue un poco extraño, yo hubiera preferido que me dijera que me fuera al infierno antes que acompañarme. En ese momento miré a la persona que andaba buscando.-¡Oye! –El aludido volteó a verme y se sorprendió de que le hablara. –Necesito un favor.

-Tu, ¿Pidiéndome un favor?- Chisteó irónico.

-Se que sabes cocinar. ¿Podrías venir esta semana a mi casa a …

-¡Yo no soy de esos! - Le di una patada.

-Idiota, solo quiero pagarte por tus servicios.

-¡Menos!- Y me devolvió la patada. Noté como el desgraciado de Shun se iba de mi lado haciéndose el indignado. Luego escuché una leve risita, al voltearme, noté que era el mismo chico de ayer.

-¿De que te ríes? –Dejó de reírse y se sentó en el mismo lugar, sonreí, ese no era su lugar.- Muévete

-No.

-Es lugar de Afro, ¡Muévete!

-Oye, no es necesario que lo trates así, igual puedo cambiar de lugar, me gustaría estar junto a la ventana.-Afro tomó su mochila y se marchó.

-Muy bien chicos, sentados.- Entró el profesor y dejó sus libros en la mesa.- Milo, deja en paz a Camus.

-Esto no se quedará así.- Así que su nombre es ese…

-Me largo si me devuelves mi gorra.- Había olvidado que tenía su gorra.

-Esta en mi casa, si la quieres, ve por ella.

-Claro que lo haré.- Gruñó molesto.

-Te espero hoy.- Espeté cruzado de brazos.

-Hoy no puedo.

-¡¿Qué?! ¡Es martes! ¿Qué puede uno ir a hacer en martes?- Ahora que recuerdo, yo tampoco puedo, seguro Jongin me llevará a ver el cascanueces.

-Hoy … tengo un empleo.

-¿Empleo? ¡Empleo! ¿En martes? ¿De que?

-Haces muchas preguntas.

-Y tu no contestas ninguna.

-¿Qué quieres saber?

-Hoy te veo mas calvo que ayer, ¿Es por eso que te compraste la gorra? ¿Para disimular tu perdida de cabello prematura? Que mala genética tienes.- Abrió su boca, y le temblaron los labios.

-Idiota.- Gimoteó entrecortadamente, una lagrima nació en sus ojos, surcó sus mejillas y murió en sus labios.- ¡Tengo cáncer!


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