Darkness of the Unknown
Capitulo I – Codex Umbras
En la tenue penumbra de una andrajosa habitación, se podían observar la silueta de dos seres que se abrazaban y besaban tierna y ferviente mente. Lentamente el ambiente se tornaba cálido y erótico, la andrajosa habitación era bañada por los sonidos que eran liberados por el escuálido rubio ante cada contacto que hacían los labios lujuriosos de su amante en su cuello, cada caricia, cada beso era una descarga eléctrica, y su cuello era la víctima en esta vil jugarreta
Paso a paso el rubio fue acorralado contra la pared... su piel blanquecina, era marcada. Como si ganado se tratase... un breve gemido, soltó al toparse con la fría pared, el rubio se encontraba acorralado. Un suspiro fue liberado por el rubio, cuando las manos de su pareja acariciaban suavemente sus costados, bajando lentamente hasta detenerse en el pequeño y duro trasero.
Él rubio, al sentir las manos expertas posarse sobre el trasero, soltó un respingo y jadeo en el oído de su amante. Era embriagante la sensualidad, cada toque de su amante era una descarga eléctrica, cada beso un viaje al cielo, las piernas le temblaban al rubio. Flaqueaban simplemente su cuerpo respondía diferente, su respiración entre cortada, el rubio recibió otra descarga cuando las manos de su azabache amante volvió a amasarle su trasero, poco a poco cada beso, cada caricia, cada rose, cada gemido, toma un tono mas lujurioso y apresurado.
Con hambre el azabache tendió al rubio sobre una mal tendida y vieja cama, En la penumbra pudo notar como con la delicadeza de un martillo eléctrico, arrancó la camiseta del rubio, lanzándola hacia algún lugar desconocido, solo una discreta cadena adornaba ya ese enrojecido cuello, su pantalón fue arrancado con un mayor grado de dificultad, junto a un bóxers de color negro.
Un suspiro profundo produjo el rubio al sentir como de nuevo le besaban con hambre el cuello, pero que atinado de todas las áreas que pudo escoger, tenia que ser el cuello el elegido para torturarlo.
Sintió vergüenza el rubio al estar desnudo, era apenas su segunda vez con un hombre, su mente nublada por el contacto de su ferviente amante. Ente cada beso, cada caricia, el rubio fue sintiendo como su amante lo acercaba al cielo, un beso hambriento en sus pezones, lentamente el azabache lamia y pellizcaba los pezones del rubio, alternando entre el derecho e izquierdo, era embriagante el ritmo que mantenía el azabache, el rubio no sabia si sentir placer o dolor, finalmente después de varios minutos, un camino de saliva empezó a formarse hasta parar en el ombligo del rubio, el cual fue recorrido con la misma lujuria que con la que sus pezones fueron marcados.
Finalmente el azabache se levanto y se quito la ropa, su desnudes era cubierta sutilmente por ese bóxer de lycra con diseño de camuflaje, que marcaba una erección, en el ligeramente musculado cuerpo del azabache.
-Tócame... -Gimió el rubio, al sentir como su amante, se separaba. -Te necesito.
Una sonrisa de suficiencia, adorno el rostro del de la cabellera carbón, mas sin embargo no cumpliría tan fácilmente los menesteres de su amante, se volvió a colocar entre las piernas del rubio, al que volvió a besar, para ir bajando repartiendo besos a lo largo de todo el dorso, hasta llegar a la erección del rubio que sintió como era su miembro era cubierto por unos largos y finos dedos
Una sonrisa maquiavélica adorno el rostro del azabache, quien se metió la latente erección del rubio y empezar un lento sube y baja, halando suavemente de los testículos del rubio. Para el rubio esto era el paraíso, el orgasmo estaba cerca, en cualquier momento se correría en la boca del azabache, hasta que de pronto, detuvo su embriagante vaivén, dejando desconcertado al rubio que yacía al borde del orgasmo, rápidamente pusieron a cuatro patas al rubio, siguiéndole un par de duras nalgadas, el placer y el dolor se mezclaban en cada gemido que era liberado por la boca del rubio
Los brazos del rubio fueron colocados con brutalidad en su espalda, para posteriormente escuchar un sonido metálico detrás de su cuerpo. El frio tacto que pueden ofrecer unas esposas que se cierran sobre sus delgadas muñecas lo azoraban y dejaban en claro una cosa. "no saldría entero de esta”, su lampiño y blanco trasero ahora estaba expuesto, su cara recostada sobre la fea cama quedando a total merced de su captor
Con lujuria el azabache delineaba su rosada entrada, un sutil gemido inundo la habitación, un travieso dedo se adentro en las entrañas del menudo cuerpo del rubio, un grito de sorpresa y de incomodidad nació de sus labios, otro dedo siguió, expandiendo su reducida entrada, a pesar de que el rubio no era virgen había transcurrido mucho tiempo desde su ultima aventura
Al momento de que lo profanara un tercer dedo, el rubio ya se había escocido, gemía sin control, las breves y rápidas caricias que daban esos dedos en su punto prostático, una sensación de hormigueo en su estomago lo enviciaba.
Una sonrisa socarrona adornaba el rostro del excéntrico azabache... más cuando roso su dura erección contra la entrada... un suspiro pausado...
-Estoy listo... -Imploro ya excitado el rubio. -Métemela.
Una maquiavélica sonrisa adorno a su amante, quien torturaba a su rubio, sobando su erección en la entrada del menor, robando gemidos a su amante. Hacia presión con su glande penetrando levemente a su sodomizado. Follame imploro de nuevo el rubio, ardía del placer por dentro, también su pene reclama mas atención que una felación inconclusa.
Pero su tortura no acababa para el rubio, el azabache quería oírlo suplicar, así que se levantó y fue hacia un polvoriento closet en donde abrió la gaveta de en medio, cogió un par de artículos que cubrió celosamente del arco de visión del rubio, hasta que finalmente estuvo posicionado detrás de el, con sus dos manos paso alrededor del cuello del rubio un collar de cuero que tenia una argolla en su base, posteriormente le abrió la boca al rubio y le beso tan apasionadamente que parecía mas una mordida hambrienta que su beso y en un intervalo que se denotaría como un parpadeo cogió la lengua del rubio y coloco una pinza.
Después soltó las esposas solo para cambiarlas de lugar, ahora podía sostenerse con sus dos manos pero no podía masturbarse sin irse de bruces en el intento.
Un jalón de la cuerda y la profunda estocada que le dio el azabache, hicieron que un gemido agudo y lastimero surcara la boca entreabierta del rubio, un par de nalgadas le siguieron y finalmente empezó un vaivén lento que rápidamente, cobro velocidad.
El delgado rubio se sentía en el cielo, era embriagante el placer que sentía, pero su miembro le reclamaba atención, ingeniándoselas corrió su mano hasta alcanzar su pene que latía, ardía de placer, estaba erecto al 100 pero después. De un par de caricias algo lo detuvo de golpe.
-Lo siento cariño pero el único que se va a correr esta noche... seré yo.
Dijo el azabache muy erótica y pausadamente al rubio en su oído, para después quitarle la pinza de la boca y reemplazándolas por un par de carpetas (O ganchos) que ejercían presión en los pezones del rubio.
-Vamos gime... -Ordeno el azabache dando otra nalgada y volviendo en el vaivén acelerado.
El azabache salió del rubio, para quitarle las esposas de sus muñecas y arrastrándolo hacia la cabecera de la cama en donde ato las esposas después de activar el mecanismo que la convertía en dos pares separadas, cuando lo logro se acerco de nuevo al closet y cogió un par de vendas que utilizo una en los ojos y otra para atar sus testículos y su pene en el diámetro de su base.
Un grito que mezclaba el dolor y el placer inundo la habitación cuando el azabache cogía con fuerza sus testículos y su pene erecto, poco le importo el dolor de su amante y continuo con su labor, rápidamente volvió a penetrar al rubio, halándolo de la cuerda que colgaba del collar de cuero que tenia en el cuello, totalmente indefenso, dominado el rubio no sintió cuando al azabache se acerco a su cuello y lo mordió como si un fuese un león matando a su presa, un leve camino de sangre acompaño a ese endemoniado chupón, la sangre que corría era limpiada por la bola de acero de la perforación que el azabache poseía en su lengua.
El final estaba cerca, un profundo y un largo gemido nacido desde la garganta del azabache cuando exploto en las estrechas paredes del rubio y este a su vez sentía como era llenado un placer psicológico inundo la mente del rubio ya tenia algo que lo marcase como propiedad de su amante pelinegro.
Finalmente un beso apasionado acompaño a la pareja, después de culminar la jugarreta.
Así como la frase.
-Eres mío... -Pronunciada por el azabache.
Mientras afirmaba el rubio sobando sus muñecas cuando fue liberado de las esposas, cayendo rendido ante los pies de Hipnos, cubiertos por los brazos de Nyx, que ocultaba cualquier rastro de lujuria.
Lentamente el azabache cubrió a su amante con las mantas de esa vieja cama, acostándose a su par, con una sonrisa de satisfacción, ese rubio era de él y nadie se lo quitaría. Abrazando posesivamente al rubio, el azabache cerró los ojos esperando que el mañana, fuera igual o mejor que hoy…
FIN.