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Dragones en la Guerra por Franestein

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Notas del fanfic:

Lo prometí como especie de OVA para otro de mis Fanfic (¿Tan Solo Amigos?) Pero se me hizo muy largo así que lo subiré como una historia a parte ya que la pareja ni siquiera va a ser la misma.

Si les intriga la pareja tendran que leerlo o especular sobre eso.

Notas del capitulo:

Este y el siguiente seran una introduccion a la verdadera historia.

    Era el año 1940, la segunda guerra mundial estaba en pleno apogeo, las fuerzas de los aliados luchaban diariamente contra las tropas del fascismo. En las naciones donde ambos frentes chocaban, la lucha se daba en cualquier lugar, sin mayores miramientos ni respeto hacia la vida de los civiles por parte de los altos mandos, que solo tenían dos cosas en mente; la primera era su propia seguridad y la segunda era ganar la guerra a como dé lugar, sin importar cuántas vidas ajenas se perdieran. Exactamente en ese orden estaban sus prioridades. En ese entonces todavía se creía que luego de una matanza el que quedaba de pie era un ganador, a pocos se les paso por la mente que el verdadero ganador seria el que terminase eso aun antes de empezar; no diría que con palabras, ya que no soy un pacifista iluso, pero quizás con otros métodos todo se hubiese podido evitar.


    Para desgracia de los civiles que se hallaban en el fuego cruzado ambos bandos colaboraron entre sí para reducir el lugar que alguna vez llamaron hogar a una cascara fría y vacía que ya no se podía darse el lujo de albergar vida, los muros de hormigón que lograron soportar continuas descargas de balas sobre ellos yacían en pie con numerosos hoyos que no pasaban desapercibidos, otros con menos suerte cedieron por completo ante las bombas y granadas; haciendo que los techos sobre ellos colapsaran y dejaran atrapados los fríos cadáveres de las personas que alguna vez protegieron de los azarosos deseos del clima con su rigidez; y que ahora los usaban de refugio para protegerse de la balacera. Familias enteras fallecieron ante este tipo de predicamentos, padres aun con el miedo a flor de piel y con lágrimas en los ojos tenían el deber de darle lo que quizás sería el último beso de amor, el último consejo para un futuro o el ultimo abrazo de confort a sus hijos y esposas quienes no podían contener el miedo que sentían; como todos los seres humanos el fin de la vida nos aterra, el no saber que viene luego es algo que nos tortura en nuestros últimos momentos.


    Si eras de los pocos afortunados que sobrevivían a esta tormenta de muerte ahora tu vida cambiaba por completo, si antes salías temprano a trabajar para dar sustento a tu familia de forma honrada, ahora salías a luchar por los pocos recursos que quedaban; llegando en casos no muy extraños a tener que matar por la comida. Ahora vivíamos en un purgatorio constante donde nuestras vidas no valían nada a los ojos del resto del mundo, nuestro pesar solo era comprendido por aquellos que supuestamente pensaban distinto a nosotros y nos querían erradicar de la faz de la Tierra, cuando la guerra llamaba a tu puerta no te preguntaba de qué lado estabas, solo te golpeaba y seguía su paso; así le paso a los japoneses, franceses, alemanes, italianos y a muchos otros que como yo y el resto de los supervivientes de Varsovia, mi ciudad, ahora teníamos algo que nos unía, un pesar común : LA MISERIA.


    Así fue como a mis diecinueve años tuve que luchar para sobrevivir día tras día, con la maldición de haber visto a mi padre morir ante mis ojos, con la boca ensangrentada y con la mitad de su cuerpo bajo un gigantesco bloque de concreto. Segundos antes escuchamos el disparo de un mortero e instintivamente el me abrazo sin pensarlo y se tiro al suelo junto conmigo, haciendo de escudo humano con su propio cuerpo, luego en menos de un parpadeo el techo cayó sobre nuestras cabezas y como pudo me empujo lejos de él para salvarme, así fue como en un último gesto de amor se sacrificó para que yo siguiera viviendo. Las discusiones que habíamos tenido últimamente al final no significaron nada, su amor incondicional prevaleció, aun ante su instinto de supervivencia y autoconservación él dio su vida para defender la mía. A pesar de nuestras diferencias y de que pocas veces estábamos de acuerdo en algo, en ese último instante pude notar como aún me quería, aunque siempre demostraba lo contrario; lastimosamente me di cuenta muy tarde.


    Luego de un par de meses decidí marcharme de Varsovia, ya estaba harto de tener que luchar todos los días para continuar una existencia que no me llevaba a ningún lado, así que bajo el amparo de la noche me metí en uno de los pocos abastos que aún no habían sido saqueados y tome todo lo que pude meter en dos bolsas de viaje que conseguí días antes. Me despedí de esa urbe de miseria que solía ser mi hogar, deje atrás el parque donde jugué durante mi infancia con los pocos amigos que tenía, la verdad nunca fui muy sociable; luego de caminar entre las sombras llegue a mi antiguo colegio, estaba en ruinas y apenas si se podía reconocer, extrañamente me hizo gracia verlo por fin así… luego ya casi en las afueras de la ciudad eche un vistazo general a todo a mi alrededor y comprobé lo que temía, alguien me seguía.


    Corrí a toda velocidad, ya que si me atrapaban con tanta comida a cuestas cuando menos intentarían matarme, luego de un par de kilómetros quede exhausto, ya no podía seguir con eso; pero aun escuchaba los pasos de dos pares de pies siguiéndome, el miedo a tropezar con algo y caer no me había dejado voltear durante todo el camino, pero cuando por fin tome la determinación suficiente me detuve y me prepare para pelear por mi vida, incluso estaba dispuesto a matar si era necesario, aunque nunca lo hubiese hecho antes. Cual no fue mi sorpresa cuando me detuve y vi que nada me seguia, incrédulo, y hasta cierto punto decepcionado me quede estático viendo todo mi entorno, pero solo estábamos la carretera por la que corría y yo, aparte de un par de tanques nazis quemados. Tuve el corazón en la garganta mientras corría para nada…


    Mientras me daba media vuelta con intención de seguir con mi cometido sentí que le di un puntapié a algo, al bajar a mirada puede ver lo que debió ser la raíz de todas mi preocupaciones, un pequeño felino regordete que se frotaba contra mi bota. Quizás sea porque en meses no le dirigí la palabra a nadie, o porque tenía aún más tiempo sin sentir afecto de otro ser; pero ese gato con un gesto tan natural y simple me dio un momento de alegría, corto, pero en el cual pude olvidar por un momento mi situación.


    Me senté sobre el asfalto y como un niño de cinco años me quede jugando con el gato hasta que amaneció, tal vez fue por poco menos de una hora, pero me tranquilizo jugar con el pelaje del animal. Al parecer él simpatizo conmigo, ya que me siguió todo el camino a Berlín. No estoy seguro de porqué, pero algo me decía que los alemanes debían de vivir muy bien, ya que sus soldados solo hablaban de que querían volver a casa cuando los espié los primeros días de su ocupación, así que como no soy judío y soy rubio no considere tener mayores problemas para entrar.


    La noche había caído ya hace un buen rato, luego de dejar la carretera continúe mi recorrido siguiendo la orilla del rio Vistula, hasta que llegue a un pueblucho llamado Plock, allí me encontré con un soldado aliado, probablemente estadounidense, ya que no entendí nada de lo que me decía, aunque tampoco creo que lo que un hombre borracho dijera tendría gran importancia. Viendo que estaba tirado sobre una moto del ejército y sabiendo que no se podría defender lo hice a un lado, tome las llaves de su chaleco y se la robe. Acelere a fondo, pero no sin antes tomar al gato y meterlo en una de las bolsas de viaje que llevaba conmigo en ese entonces. Conduje toda la noche temiendo que alguno de sus amigos norteamericanos estuviese cerca y decidiera darme caza.


    Cuando los primeros rayos de luz dieron sobre mi espalda me detuve, cansado luego de horas de conducir a oscuras pare a mitad de la nada; el pequeño minino se había quedado dormido luego de que abandónanos el pueblo así que me baje de la moto y con mucho cuidado la empuje hasta llegar atrás de una zona con el monte muy alto. Allí me acosté sobre el pasto y por fin luego de poco más de un día seguido sin pegar ojo pude dormir.

Notas finales:

Muchas gracias por leerme y espero que este sea el primero de muchos capitulos.

Feliz Navidad.

Si ahi algun interesado tengo un facebook.

https://www.facebook.com/fran.estein.1


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