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Mi perfecto regalo de Navidad por Serenamoon

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Notas del fanfic:

Los personajes no me pertenecen para nada, solo los uso por diversion

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Es un one shot que me andaba dando vueltas y no quise dejar pasar la ocasion de publicarlo.

Los otros fics que escribo estan sin actualizar, pero les pido paciencia. 

Esta semana que paso sufri la perdida de una persona muy querida para mi y he quedado como bloqueada en todo lo que venia haciendo. La verdad que todavia no puedo creer lo que paso. Pero la vida sigue, y tengo que salir adelante.

No voy a prometer publicar los tres fics esta semana porque con Navidad quizas se me complica, no se si voy a estar con la PC, pero si puedo subo otros dias.

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Espero que les guste y les deseo una muy FELIZ NAVIDAD!!!

Notas del capitulo:

Saske no quiere que sus amigos le regalen nada, pero sus amigos (uno en particular) quiere darle algo y que le guste. El azabache harto le dice algo que pensaba imposible de cumplir, pero nunca se debe subertimar a un cabeza hueca obstinado como Suigetsu.

Mi perfecto regalo de Navidad.

 

Un trío de amigos se encontraban tomando un café en el centro comercial más grande de la ciudad, observando la locura que se desataba en los pasillos y tiendas, debido a que se encontraban en vísperas de Navidad, un 23 de diciembre más precisamente.

- Y dime Sasuke ¿Qué quieres que te regalemos este año? – pregunto uno de los tres, un doncel de cabellos celestes – y no digas nada, por no vale – su nombre era Suigetsu, y podría decirse que era algo así como el mejor amigo del mencionado Sasuke.

- Me da igual – respondió, de todas maneras tiraría a la basura lo que le dieran si no le gustaba.

- No seas así, todos los años tiras mis regalos a la basura – hizo un puchero – dile Juugo – indico al otro participante, un varón, enorme de cabellos naranjas.

- No va a dejarte en paz, y por lo tanto no va a dejarme en paz a mí – dijo el susodicho con toda la paciencia del mundo – así que dile lo que quieres y te lo daremos.

- Quiero a mi rubio en mi cama son solo un lazo rojo en la cabeza – sonrió con prepotencia mirando a los otros dos – la abstinencia me tiene mal, ya son casi dos meses y nada de nada.

- Naru chan es muy inocente Sasuke deberías tenerle paciencia – dijo el peli naranja.

- ¿Desde cuándo le dices Naru chan? – Pregunto molesto – no sabía que se tenían tantas confianzas.

- Ahí van los celos estúpidos de nuevo – dijo el doncel aburrido.

- ¡No son estúpidos! – Dijo iracundo - ¿acaso no ven como lo miran?

- Para eso te hubieras buscado un novio feíto – dijo Suigetsu divertido – así te lo mirarían, pero no con deseo.

- Tsk – fue la respuesta del azabache que frunció el seño molesto – si no fuera por el ahora estaría en mi casa leyendo un libro y no en esta jungla.

- Él no te obliga a estar aquí – repuso Juugo.

- Claro que no me obliga, pero no puedo dejarlo solo vestido así – apunto al centro del edificio, donde un Santa atendía a los niños acompañados de sus ayudantes. Uno de los cuales era su rubia adoración. Vestido con un pantaloncito verde ajustado, medias hasta arriba, a rayas, una camiseta también verde un poco holgada, pero casi nada. Un tierno sombrerito y esa cara que le decía a los pervertidos “viólame” (según la retorcida mente de Sasuke claro)

- Sasuke esta entreteniendo a los niños – dijo el doncel.

- Y los padres de los niños se entretienen comiéndolo con la mirada – los otros se miraron, listos para contradecirlo pero dirigieron sus miradas al rubio en cuestión. Sonreía hermosamente a los niños que esperaban su turno para ver a Santa, y unos metros detrás de él, una jauría de hombres lujuriosos lo desnudaban con la mirada y le hacían mil cochinadas en sus mentes. El rubio ni se enteraba, pero su novio que era muy perspicaz sí que lo hacía y la sangre le hervía de la rabia – quisiera arrancarles los ojos – murmuro.

- ¿Por qué no le dices que renuncie y ya? – dijo Juugo.

- Porque el malnacido de mi hermano le pidió el enorme favor de ayudarlo – gruño – voy a destruir a Itachi, de esta no se salva – en su mente ya planeaba la venganza contra el “traidor “de su hermano – le voy a pegar donde más le duele – sonrió perversamente y en ese momento su mirada se encontró con la azulina que tanto amaba. El rubito le sonrió ampliamente y luego de decirle algo a su compañero corrió hacia el café.

- Teme – dijo alegre robándole un beso, tierno e inocente, como el mismo.

- Hola dobe – dijo con una media sonrisa de superioridad mientras lo sujetaba para que se sentara en sus piernas, tenía que marcar territorio de todas las maneras posibles. Que todos entendieran que ese rubio perfecto era suyo y solamente suyo.

- Te gusta mucho este lugar ¿verdad teme dattebayo? – Su novio iba a ese café todos los días y se quedaba ocho horas allí, era obvio que le encantaba estar en ese local - ¿el café es muy rico?

- La vista es lo mejor – dijo Suigetsu – hola Naru chan.

- Lo siento mucho chicos – se levanto de su “asiento” y les dio un beso en la mejilla cada uno, para luego regresar con su adorado teme, que había regresado al seño fruncido - ¿y que cuentan? ¿Ya compraron sus obsequios?

- Casi todos, solo me falta el de Sasuke – dijo el doncel con malicia, que no fue notaba por el inocente rubio - ¿y tu Naru chan? – el rubito se sonrojo y asintió-

- Solo me faltan los últimos detalles del regalo para mi teme lindo – dijo apretando las mejillas de su novio. Sasuke no dijo nada, Naruto tenía permiso de hacerle lo que quisiera, dentro de unos límites establecidos claro, pero jugar con sus mejillas estaba totalmente permitido, solo por el – te va a encantar tu regalo – le susurro sobre los labios para después besarlo con mucho amor.  El varón se sentía en el cielo, no solo tenía al novio más sexi del mundo en sus brazos, sino que además era dulce, tierno, inocente. Suspiro. Quizás era un poco torpe, lento, despistado y a lo mejor su inocencia no era del todo una virtud algunas veces, pero era perfecto para él y lo amaba con locura.

- Son tan tiernos – Suigetsu aprovecho para fotografiarlos, no por nada estaba frente a la pareja dorada del instituto sacaría un buen dinero con esas imágenes – Naru chan ¿Qué tal tu trabajo?

- Muy entretenido Suigetsu, los niños son adorables – dijo con una amplia sonrisa – Sai es un Santa genial – Sasuke gruñó por esa calificación. Su odioso hermano le había ofrecido el puesto, pero él se había negado completamente. Lo que el maldito de Itachi había obviado comentar era que su queridísimo kitsune sería un ayudante de Santa, esa información podría haber cambiado las cosas, pero cuando él supo la verdad ya era tarde, su odioso primo ya había aceptado el trabajo – dijo que cuando acabemos el día puedo sentarme en sus piernas y pedir mi regalo – el Uchiha se ahogo con lo que bebía. Juugo supo que iba a correr sangre y el otro doncel pensaba que debía conseguirse una filmadora, sería muy interesante grabar el destino del pobre idiota de Sai. Sasuke se puso de pie y saco a su novio tomado de la mano, iba hecho una furia y con una aura tan terrorífica que nadie se le acercaba. “Santa” despedía a una niñita que le había pedido el mundo de Barbie y se disponía a tomar un breve receso cuando fue violentamente levantado de su silla y llevado detrás de su “trono”. La mirada de su primo no presagiaba nada bueno, no para el por lo menos.

- Naru amor, ve con los niños hasta que Santa regrese – dijo sin mirar al rubio y sin soltar a su primo, el que quedo bastante sorprendido de que alguien pudiera mirar con tanto odio a la vez que hablaba con tanto amor. Algo totalmente contradictorio, pero estaba frente al gran y misterioso Uchiha Sasuke, así que no debía sorprenderle tanto.

- Hai – dijo el rubio no muy convencido, pero luego concluyo que su novio quería pedirle su regalo a Santa pero no se animaba a hacerlo frente a la gente. Ese pensamiento lo hizo sonreír y retornar a su trabajo feliz de la vida, el pobre no era más ingenuo porque no le daba el tiempo.

- Escúchame bien pedazo de basura – siseo con rabia – tu le tocas un solo cabello a mi rubio y te mato, de una forma muy lenta y dolorosa – Sai iba a reírse, pero el tono y la mirada de su primo se lo impidieron – mi padre es dueño de una constructora, no sabes lo fácil que es ocultar un cadáver en los cimientos de un nuevo edificio, y dudo mucho que alguien vaya a extrañarte – El hombre disfrazado trago duro, tenía razón. En las películas de mafiosos enterrar a alguien en los cimientos de una nueva obra era algo común, y el sabia la fama de sicario que se cargaba su primito, así que asintió en silencio repetidas veces y con mucha convicción – bien – Sasuke lo soltó y le acomodo el traje rojo – no quiero enterarme que Naru se sienta en tus piernas porque eso sería lo último que contarías – le sonrió de manera escalofriante y se fue muy tranquilo, había conseguido el efecto deseado y rogaba porque su primo cumpliera, de lo contrario debería cumplir su amenaza, y a pesar de que no le caía nada bien era su familia.

El rubio términos sus horas de trabajo y se fue con su adorado y “tierno” novio a cenar y pasar tiempo juntos.

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Al día siguiente se veía a un doncel de cabellos celestes meditando muy profundamente. Aun no se levantaba de la cama y de los cómodos brazos de su novio, pero tenía que planear algo para regalarle a su mejor amigo de todo el mundo (por no decir el único)

- Que piensas? – pregunto el varón que despertaba.

- Nada – mintió. El otro gruñó.

- Amor sabes que no puedes mentirme – le beso el hombro desnudo y se incorporo.

- Bien – dijo resignado – estoy planeando el regalo para Sasu chan.

- El no quiere que le regalemos nada – dijo el varón mientras comenzaba a salir de la cama.

- Mentira, el quiere a cierto rubio ingenuo envuelto para regalo en su cama – el otro detuvo su ida al baño y lo miro sorprendido, por no decir asustado – tengo que idear como llevar al rubio a la cama y envolverlo con una lazo, rojo, aparte desnudarlo y convencerlo para que se quede en la cama esperando a que Sasuke lo desflore – tomo una gran bocanada de aire porque había dicho todo sin respirar.

- Estas demente – dijo Juugo serio – punto número, si Sasuke se entera que tocaste a Naru chan de la manera que sea, te corta las manos – el doncel iba a protestar pero su pareja no lo dejo – punto dos, si lo ves desnudo te arranca los ojos y si lo sometes de alguna manera para amarrarlo te mata – el doncel hizo un puchero – nadie que aprecie su vida y su integridad física se acercaría al kitsune con malas intenciones.

- Pero Juugo – estaba molesto, se suponía que su novio debería apoyarlo – ayúdame.

- No mi amor, ningún varón debería acercarse al rubio, eso es suicidio – y se metió al baño.

- Cobarde – murmuro molesto, pero no abandono sus planes, algo se le ocurriría.  Y algo se le ocurrió, al medio día estaba en el local de su familia esperando por su “invitado de honor”. Un huracán rubio ingreso con los ojitos brillosos y una sonrisa en la cara.

- Sui chan – dijo feliz – aquí estoy – el doncel sonrió feliz. El local estaba vacío, por su decisión, a pesar de la fecha había cerrado por “refacciones”, y como su padre le consentía todo no dijo nada.

- Genial Naru chan, necesito de tu experto paladar para los nuevo sabores de ramen – al rubio se le hizo agua la boca – siéntate y ahora te sirvo, no dudes en decirme lo que piensas, por favor, lo más honesto posible – el rubio asintió efusivamente y se acomodo listo para degustar un manjar – aquí está el primero – el rubio comenzó a comer y le supo muy similar al que servían en su local favorito. El pobre no podía imaginar que era precisamente de ahí de donde el doncel lo había sacado. Pero no le dio importancia y lo comió con las ganas de siempre, prácticamente sin respirar entre bocado y bocado.

- Delicioso Sui chan – dijo al acabar – y es muy parecía al de mi lugar favorito – el otro sonrió malicioso – otro más por favor – pidió sin vergüenza, el ramen era su debilidad y todos lo que lo conocían lo sabían. Suigetsu le sirvió otro y volvió a comerlo con las mismas ganas, aunque a la mitad comenzó a sentirse algo cansado. No pudo evitar bostezar al acabar – por Kami, me dio sueñito – dijo rascándose el vientre y entrecerrando los ojos. Viéndose adorable, y ahí el doncel comprendió porque el rubio tenía tan loco a su amigo y porque lo celaba tanto. El kitsune era deliciosamente violable, y eso que el era un doncel que gustaba de hombres grandes y viriles, pero no podía negar que el rubito desprendía un aura atractiva que era imposible de ignorar.

- Descansa un rato aquí mientras limpio y luego nos vamos juntos – propuso y el rubito hizo caso, reposando su cabeza en sus brazos, sobre la barra se durmió. El doncel “malvado” sonrió feliz y llevo las cosas a la cocina, para eliminar la prueba del delito. Estaba lavando cuando escucho un ruido en el salón. El rubio se había caído al piso del “cansancio” que tenia – creo que me pase de gotas – comento en voz baja – aunque de cinco a diez gotas no veo la gran diferencia – tomo al rubio de debajo de los hombros y comenzó a arrastrarlo a la puerta trasera. El camino fue un poco accidentado, choco e hizo chocar a su víctima con algunas cosas que había a su paso, y comenzó a rezar porque no le quedaran morados, o ese si sería su final. Cuando por fin salió al callejón de atrás soltó al inconsciente y se apoyo en la pared, arrastrar un cuerpo inerte, por más delgado y lindo que fuera, cansaba y mucho. Cerro cinco segundos los ojos y cuando los abrió se encontró con que no estaba solo.

- Que le paso? – pregunto una pelirrosa mirando a su amigo que dormía en el sucio suelo del callejón.

- Se durmió – dijo nervioso y la mujer supo que mentía. Levanto su puño para amenazarlo y Suigetsu canto como un profesional.

- Ah – dijo ella – o sea que Sasu chan quiere hacer cositas pervertidas con el inocente de Naruto – pensó en voz alta – bien, ya tienes una habitación de hotel? – el doncel negó, iba a llevarlo a casa de Sasuke – no se tu, pero yo no quiero saber nada  con Sasuke cuando sepa esto, preferiría que fuera anónimo – el otro tuvo que asentir – bien vamos al hotel de los Namikaze, queda cerca – y como si el rubio no pesara lo levanto y entre los dos lo llevaron. De lejos parecía que ambos llevaban a un mal bebido y así ingresaron al hotel.

- Chicos – una voz los detuvo antes que abordaran el elevador – que tiene mi hermanito? – y ahí estaba Namikaze Deidara, el gerente de ese hotel en particular y  vicepresidente de toda la cadena en general, y que justo ese día había decidido dejar el edificio de la corporación familiar y pasarse por el hotel.

- Bebió de mas – dijo Suigetsu y Sakura bufo por la estupidez, todo el mundo sabía que Naruto no bebía nada, y que si lo hacia el que estaría allí seria Sasuke, y no ellos. El rubio mayor entrecerró los ojos.

- Bien, este idiota quiere regalarle a Sasuke la virginidad de tu hermanito – dijo la mujer esperando que el otro rubio golpeara al idiota de su amigo y ella pudiera huir a seguir con sus cosas.

- Kya – grito Deidara sorprendiendo a su público que no esperaba esa reacción – que gran idea, mi hermanito nunca va a tener el valor de entregarse al Uchiha y si siguen así mi cuñado va a quedarse sin manos – bromeo y los otros dos rieron – bien vamos a la habitación – y los empujo al elevador para subir a la suite escogida. Al llegar acostaron al rubio en la cama y lo miraron – bien ahora a desnudarlo y ponerle el moño – mostro el que tenía en la mano – los otros dos se miraron, instando al otro a realizar la osada tarea – que pasa?

- Veras Deidara, si tu cuñado se entera de que alguien desnudo a su rubio, va a vengarse – aclaro Sakura – y yo quiero seguir teniendo mi cabello rosado – hizo dos pasos atrás.

- Sui chan – dijo el rubio.

- Si Sasuke se entera me corta las manos y me arranca los ojos – dijo tragando seco y haciendo dos pasos para atrás también – quizás deberías hacerlo tú, eres su hermano después de todo y Sasuke no se pondría celos, creo – el rubio lo medito, sabía que su cuñado por partida doble era más que celoso, pero sabía también que él era intocable para le Uchiha menor puesto que contaba con la protección de su adorado novio, y hermano mayor del otro.

- Bien yo lo hago, ahora salgan y díganle al bastardo que venga – los otros dos asintieron y se fueron. Deidara desnudo delicadamente a su hermanito. Dejándolo en su adorable ropita interior con dibujos de zorritos – le ato las muñecas delicadamente con cinta de raso roja, la misma que uso para envolverle el cuerpo y culminar la obra con el moño rojo en el cuello del kitsune. Cuando estuvo satisfecho acomodo la temperatura de la habitación, puso aromatizantes, música para la ocasión, dejo condones y lubricantes en la mesa de noche (que Suigetsu había traído, junto con la cinta y el moño) y se fue. Asegurándose de cerrar muy pero muy bien la habitación.

 

En otro lugar, más precisamente en el centro comercial estaba Sasuke sufriendo, porque su dobe no llegaba, su turno como ayudante de Santa ya había comenzado y ni rastros del rubio. Estaba por comenzar el rastro de los dispositivos que tenía colocados en el teléfono, reloj, pendientes y collar de su novio cuando recibió un mensaje: “tu regalo te espera en el Grand Namikaze, habitación 678”. El remitente era desconocido, así que lo ignoro, recibía propuestas de ese tipo todos los días. Siguió con lo suyo, inicio el rastreo de los dispositivos de su dobe y se sorprendió de encontrarse que le indicaban el hotel que mencionaba el mensaje y la dichosa habitación. Si era una broma mataría al culpable, aunque lo dudaba, nadie sabía que Naruto tenía dispositivos de rastreo en sus joyas y en su teléfono, solo él y quien los había diseñado, pero era alguien de confianza. Sin dejar de pensar emprendió camino al hotel, a toda prisa, no quería pensar mal, pero si alguien había llevado a su dobe a la fuerza allí, y si lo encontraba violado, golpeado. El corazón le latía con fuerzas de solo pensarlo y decidió correr las cuadras que le quedaban, debía llegar rápido.

 

Mientras en la habitación 678, unos hermosos ojos azules comenzaron a abrirse, se sintió desorientado al despertar, y cuando quiso moverse noto que estaba amarrado y desnudo sobre una cama. El miedo lo inundo. Un degenerado lo había secuestrado para quitarle su virginidad. Una virginidad que le pertenecía a su amado azabache. Comenzó a sollozar de la impotencia, tenía miedo de moverse, pensando que alertaría a su captor de que había despertado. Lloraba en silencio, maldiciendo su estupidez, de querer esperar hasta su noche de boda para perder la virginidad, si no fuera por ello, hace mucho que habría hecho el amor con su teme. Como lo vería a la cara después de ser violado, tendría que dejarlo. Sasuke se merecía un novio puro y casto, y el ya no lo seria. Su llanto silencioso se volvió en uno desgarrador y no se dio cuenta de que la cinta que lo envolvía se había deslizado, estaba prácticamente libre, pero su desolación no lo dejaba saber eso. La puerta se abrió de golpe. Sasuke había escuchado el llanto de su dobe y rompió la puerta de una patada. Naruto se asusto pero cuando vio a su amado no pensó en nada más y salto a sus brazos. Rodeando su cuello con sus brazos, y su cintura con las piernas. Todo sin dejar de llorar.

- Teme, teme – repetía hipando, con el hermoso rostro bañado en lagrimas. Sasuke pensó lo peor. Su kitsune estaba desnudo y claramente destruido emocionalmente – viniste teme, mi héroe – exclamo mientras comenzaba a besarle el rostro repetidas veces – siempre me salvas Sasu, siempre – Sasuke lo estrecho en sus brazos, suspiro aliviado había llegado a tiempo. No dijo nada, dejo que su niño se calmara y cuando dejo de llorar lo separo de su pecho para que lo mirara a los ojos. Como odiaba ver ese rostro lloroso, Naruto debía sonreír siempre, no llorar.

- Dobe, te hicieron algo? – Pregunto dudoso, el rubio negó con la cabeza.

- Solo me desnudaron y me ataron – lo abrazo del cuello mas fuerte – tenia tanto miedo dattebayo, pensé que me quitarían tu virginidad.

- Dobe, seria tu virginidad – corrigió el Uchiha, pero el kitsune negó.

- No teme, es tuya, mi virginidad es tuya – dijo con las mejillas levemente sonrojadas, y Sasuke sintió que podía morirse feliz en ese instante, pero no lo haría, claro que no, por lo menos debía tomar ese regalo que le hacia su dobe. Y al parecer el rubio estaba en esa tarea porque comenzó a besarlo con desesperación.

- Naru – lo separo – que haces?

- Teme, tómame, ya no quiero esperar más – y quiso volver a besarlo – hazme tuyo Sasuke – exigió.

- Dobe, eres mío desde que naciste, eso no se discute.

- Sabes lo que quiero decir dattebayo – exclamo con un puchero.

- Si lo sé, pero según recuerdo tu idea es llegar virgen a la noche de bodas – el rubio oculto la mirada, le dolía romper la promesa que le había hecho a su abuelita en su lecho de muerte, pero no podía arriesgar a que alguien tomara por la fuerza lo que le pertenecía  a su novio.

- Pero Sasu, alguien puede quitarte mi virginidad a la fuerza – dijo apenado y el Uchiha supo que su niñito tenía miedo de que alguien tomara lo que le pertenecía. Lo estrecho cálidamente entre sus brazos.

- Dobe, nadie con dos dedos de frete haría tal cosa.

- Pero teme,  no ves esta situación? – señaló la habitación y a el mismo, y recién en ese momento Sasuke noto la cinta roja y el moño que tenía su rubio. Cerró los ojos, suspiro profundo y volvió a abrazar al rubio.

- Esto fue un error de alguien realmente estúpido mi amor – dijo acariciándole la espalda. No podía creer que su amigo fuera tan idiota – dime algo kitsune, viste a Suigetsu el día de hoy?

- Si me invito a degustar los nuevos sabores de ramen que servirían en su local – dijo feliz recordando que había comido su preciado alimento.

- Dobe, si sabes que el local de la familia de ese idiota es de venta de tecnología verdad?

- Si lo sé ahí me compre mi teléfono y mi PC – dijo orgulloso y Sasuke lo miro esperando mas – eso no significa que no puedan vender ramen dattebayo, pienso que sería un gran negocio. Vender teléfonos y vender ramen, o vender computadoras y ramen, se harían millonarios.

- Ya lo son usuratonkachi – dijo enternecido, su dobe era su dobe, y a pesar de que no era el más brillante del mundo no le cambiaria ni un solo cabello – te dije hoy que te amo? – pregunto sonrojando al menor.

- Hoy no – dijo tímidamente acomodando el rostro en su pecho.

- Pues te amo dobe baka, y no tienes una idea de cuánto.

- Yo también te amo teme dattebayo – le dijo y luego lo beso tiernamente – y puedes tomar mi virginidad – anuncio solemne.

- Lo sé dobe, después de todo es mía y puedo tomarla cuando quiera verdad? – el rubito asintió algo acomplejado – y he decidido que nuestra noche de bodas es la mejor ocasión – el doncel lo miro sonriendo feliz – eso sí, dile a tu madre que nos casamos en tres meses, tampoco puedo esperar tanto, verdad mi kitsune? – El rubito se sonrojo – y tu tampoco creo – Naruto competía con un tomate – tenemos tres meses para informarnos sobre el tema y prepararnos, quiero que se mágico.

- Si es contigo lo será – admitió Naruto y Sasuke lo beso transmitiéndole todo el amor que le tenía.

- Sabes algo dobe? – Dijo sin esperar respuesta – eres mi perfecto regalo de Navidad, no hay nada más que pueda pedir que tenerte entre mis brazos y saber que me amas, como yo a ti.

- Teme – exclamo el rubio emocionado hasta las lagrimas su novio casi nunca decía esas cosas – eres un romántico.

- No te acostumbres usuratonkachi, es solo por la fecha – el doncel hizo un adorable puchero – aunque para ti puedo intentar ser un poco romántico de vez en cuando, porque dobe, no hay nada en este mundo que yo no haría por ti.

- Teme – grito y se lanzo sobre el varón tumbándolo de espaldas en la cama, besándolo apasionadamente – te amo, te amo, te amo, eres el mejor novio del mundo y aunque no me hayas dado una sortija de compromiso quiero casarme contigo dentro de tres meses – Sasuke rio.

- Y quien dijo que no te daría una sortija dobe? – Sonrió de medio lado – a lo mejor ese era tu regalo de Navidad – el grito que pego Naruto casi rompe cristales y volvió a repartir besos en el rostro de su amado. Sasuke había decidido que regalarle a su adoración rubia, solo debía avisarle a su madre que se casaría y ella le daría la sortija de la familia. Su baka aniki tendría que comprar una por lento. Sonrió por ese pensamiento, por fin le ganaría en algo más que ser el más guapo y listo de la familia, al idiota de su hermano mayor.

 

 

Notas finales:

No prometo nada pero quizas para fin de 2013 publique otra historia relacionada con esta.


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