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KOKUYO SCHOOL por LEGNAEL

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Notas del capitulo:

Λ___Λ
Ξ(*◕¥◕*)Ξ

Disclaimer: KHR!, pertenece a Akira Amano-sensei.

posible OCC, faltas de ortografía.

Capítulo XV: Rumbo a Mafia Land

 


Definitivamente ser una persona normal era algo que no encajaba en lo mínimo con la personalidad y forma de comportarse de Reborn, era el mejor hitman del mundo, tenía la confianza plena del Noveno Vongola al grado de que le encomendara la misión de entrenar al candidato para Decimo. Pero Reborn era alguien que pensaba de manera muy peculiar.  Un toque de sádico era la mejor forma en la que Tsuna lo describirá, Gokudera simplemente pensaba en que el hombre de fedora era respetable y admirable, si le preguntáramos a Yamamoto el simplemente sonreiría y diría “Ese sujeto es divertido”, y si le preguntaras a Lambo el diría la palabra “Despiadado ser sin corazón”. Por su parte Mukuro pensaba que el ex-arcobaleno era engañoso, Ryohei solo diría “Él es extremo” mientras asentía con la cabeza. Y por último Hibari pronunciaría  “Carnívoro”.


Esa fue la conclusión a la que llegarían esos siete jóvenes si no estuvieran encerrados en una caja grande de madera que decía en el exterior “Frágil”. Y como es que se encontraban en esa precaria situación, era incluso tonto preguntar cuando el origen de todos sus males era un hombre con fedora y traje, lo último que recordaba Tsuna es que ese día Reborn le dijo: — nos vamos hoy —aseguro el hitman mientras convertía a León en una pistola. De inmediato Hibari saco su siempre confiable par de tonfas.


—      Yo no sigo a herbívoros —aseguro el joven de las tonfas— ¡Te morderé hasta la muerte!


—      Chaos, Hibari… No soy un herbívoro —y sin previo aviso Reborn le disparo en frente de todos a Hibari.


—      HIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII, Reborn no puedes ir matando a las personas —grito asustado el castaño.


—      Por eso eres un dame —dijo Reborn mientras sonreía y apunto su arma a Sawada— esto solo te hará dormir un rato.


De inmediato Tsuna se desplomo al ser alcanzado por la bala.


—      Oya, oya… Arcobaleno no crees que estas exagerando.


—      Así que tú eres el nuevo voluntario —y sin más Reborn le disparo a Rokudo.


—      Fiuuuuu —chiflo Yamamoto al ver a los tres que dormían en el piso— ahora ¿a qué estamos jugando? —pregunto animado.


—      Al secuestro —contestó el hitman.


—      Reborn-san, ¿Juudaime se encuentra bien?


—      Si no ha de que preocuparse Gokudera, de hecho solo planeaba dejar a Hibari y a Mukuro fuera de combate ese par es problemático, y no creo que mi dame-alumno aun sea capaz de manejar a esos dos.


—      ¡Eso fue extremo! —exclamo Ryohei.


—      Bueno, ya que están inconscientes cárguenlos y síganme— ordeno Reborn.


—      Yo cargo a Juudaime —de inmediato se ofreció Gokudera.


—      Yo solo les daré mi apoyo —dijo perezosamente Lambo.


—      Supongo que yo cargo a Hibari.


—      ¡AL EXTREMO!, cargare a esos dos —grito Ryohei mientras señalaba a Hibari y a Rokudo.


—      Senpai, deje que lo ayude con uno —sugirió de inmediato Yamamoto.


—      No te preocupes Yamamoto yo puedo con ellos —contestó emocionado el boxeador.


Ryohei, se hecho en el hombre derecho a Hibari y en el izquierdo a Mukuro, los cargaba como si se tratara de simples costales de papas, Reborn iba caminando delante de ellos, después venia el boxeador, Yamamoto iba cerca de Sasagawa en caso de que no pudiera con el peso de Hibari y Mukuro, Gokudera cargaba sobre su espalda a Tsuna y por ultimo estaba Lambo quien caminaba con una banderilla que tenía escrito “animo”. Se detuvieron cuando llegaron al estacionamiento, en donde estaba una camioneta negra con el escudo de Vongola.


—      Suban —dijo el hombre de patillas.


Ya estaban dentro del vehículo Tsuna, Hibari, Mukuro, Gokudera y Lambo y antes de que subiera Ryohei se escuchó la voz de una chica.


—      Onii-chan —Sasagawa Kyoko se acercó corriendo al mayor— ¿A dónde vas? —cuestiono de inmediato.


—      Oh, Kyoko se me olvido decirles a nuestros padres y a ti que me voy de campamento —dijo el mayor mientras sonreía.


—      Con estudiantes de la secundaria de Kokuyo—volvió a cuestionar la chica, no muy convencida por lo que le había dicho su hermano.


—      Así es, es un campamento en donde irán alumnos de la secundaria de Namimori y de Kokuyo —dijo Rápidamente Reborn mientras sonreía gentil y amablemente— no se preocupe por su hermano, demás el campamento es para limar las asperezas que existen entre estas escuelas, yo soy el profesor Reborn —dijo Reborn ganándose de inmediato la confianza de Kyoko.


—      Por favor, cuide de mi hermano —dijo de inmediato la menor mientras hacia una pequeña reverencia— Onii-chan, no te preocupes yo le avisare a nuestro padres —dijo con vos gentil Kyoko— cuídate, y te deseo buen viaje.


—      Gracias, Kyoko —dijo el boxeador mientras se subía a la camioneta.


La camioneta salió del estacionamiento de Namimori, Reborn condujo por casi una hora como demente (aunque Gokudera pensaba que el hitman conducía con maestría y destreza), el adulto se detuvo donde había un par de hombres vestidos con traje negro. Reborn fue el primero en bajar del auto, seguido de Gokudera, Yamamoto, Sasagawa y Bovino.


—      Chaos —saludo el hitman al ver al par de hombres.


—      Reborn-sama —saludaron los dos hombres al unísono mientras hacían una pequeña reverencia.


—      Hemos preparado la caja que nos solicitó —dijo uno de los hombres.


Atrás de los hombres se encontraba una caja de madera grande.


—      ¡Buen trabajo chicos! —felicito el italiano mientras miraba la caja.


—      Fue la más grande que encontramos, Reborn-sama.


Reborn se acercó al vehículo, donde todavía seguían dormidos Hibari, Tsuna y Mukuro.


—      Gokudera, baja a Tsuna del auto y mételo dentro de esa caja— el hitman señalo la enorme caja de madera.


—      Pero, Reborn-san… Juudaime estará incomodo —dijo el chico bomba.


—      De hecho todos ustedes realizarán el viaje dentro de la caja —dijo el hitman.


—      Suena divertido —Yamamoto sonreía como siempre.


—      ¡Esto va a ser extremo! —dijo Ryohei mientras chocaba sus puños.


—      Yare, esto ya no me sorprende nada —dijo Lambo.


—      Esto reforzara su lazo como familia —Reborn hablo mientras se quitó su fedora para sacar a León y convertirlo en una pistola— entren de una vez, será un viaje divertido.


Sin muchas objeciones de por medio, los chicos estaban dentro de aquella caja. En la parte izquierda se encontraban Hibari y Mukuro profundamente dormidos, después se encontraba Ryohei sentado y a su lado estaba Yamamoto, luego estaba sentado Lambo y a su lado Tsuna y finalmente estaba sentado Gokudera. Reborn sonrió con aquella sonrió de medio lado, definitivamente esto sería bueno para la familia, claro siempre y cuando no se mataran entre ellos, por un momento imagino a su dame-alumno gritando, y solo con ese pensamiento sabía que valía la pena la “Tortura”.


Antes de que cerraran la caja, Reborn les disparo a los chicos que aún seguían despiertos después de todo que era la vida sin un poco de confusión.


Un par de horas después el primero en despertar fue Hibari, se despertó de mal humar. Para empezar estaba rodeado a diestra y siniestra de herbívoros, el lugar estaba completamente oscuro, paro sabía muy bien quienes eran os que lo rodeaban, estaba dispuesto a buscar una salida cuando se escuchó la odiosa voz del herbívoro con cabeza de piña.


—      Oya, al parecer fuimos secuestrado Kyoya-kun —dijo Mukuro con su usual voz cargada de sarcasmo.


—      Rokudo Mukuro, kamikorosu —respondió Hibari mientras sacaba sus tonfas.


—      HIIIIIIIIIIIIIIIII —grito Tsuna al sentir el aura asesina de ese par— ¿Dónde estamos?


—      Deja de gritar, o te morderé hasta la muerte.


—      Es obvio que fuimos secuestrados por el arcobaleno —aseguro Mukuro— Tsunayoshi-kun.


—      ¿Qué ocurre? —pregunto el castaño.


—      Herbívoros, cállense de una vez —bufo molesto Hibari— voy a salir de este lugar.


Hibari golpe lo que fuera que se estaba en frente de él, pero no le hizo ningún rasguño.


—      Como que has perdido el toque, Alondra-kun.


—      Brilla —dijo Tsuna.


—      ¿A qué te refieres Tsunayoshi-kun? —pregunto Rokudo.


—      Llamas amarillas, este lugar está cubierto por llamas amarillas.


—      Supongo que el arcobaleno sitio el lugar con sus llamas del sol.


—      ¿Llamas del sol? —pregunto Tsuna.


—      Al parecer eres lento en comprender las cosas, además de que no te a dicho muchas cosas el arcobaleno —dijo Mukuro—, hay siete tipos de llamas…


—      Explícate, herbívoro —dijo molesto Rokudo.  


—      No quiero —dijo Rokudo desafiante— el arcobaleno casi lo soltó en la última reunión, solo faltaron señas…


—      Los guardianes —dedujo hábilmente Hibari.


—      Punto para Kyoya-kun. Pregunta para Tsunayoshi-kun, ¿Cuál es tu tipo de llama? —cuestiono Rokudo.


—      No lo sé —respondió el castaño.


—      Y tú, Ave-kun ¿sabes qué tipo de llamo tienes? —cuestiono Rokudo al peli negro.


—      Nube —respondió brevemente.


—      Entonces tu llama es la de la niebla —pregunto Tsuna.


—      Oya, oya… Sabes mi tipo de llamo y no sabes cuál es la tuya.


Antes de que Tsuna pudiera hablar se escuchó la voz de Gokudera.


—      Juudaime, ¿se encuentra bien? —pregunto de inmediato Hayato.


—      Si, Hayato-kun…. ¿sabes cómo llegamos aquí?


—      Reborn-san nos trajo hasta el puerto —comenzó a hablar el de ojos verdes—, después nos pidió que ingresaros dentro de una caja de madera…  Nos disparó una bala, es lo último que recuerdo.


—      Ahora jugamos al secuestro —dijo animadamente Yamamoto.


—      Cállate, idiota… Esto no es un juego —grito Gokudera.


—      Herbívoros, son muy molestos.


—      Yare, Reborn es un sádico —afirmó Lambo mientras bostezaba.


—      ¡qué bien dormí! —dijo enérgicamente Sasagawa.


Hibari estaba dispuesto a morder a todos hasta la muerte, cuando se percibió la voz de Reborn del otro lado.


—      Supongo que ya deben estar despiertos todos —se escuchó.


—      ¡Reborn sácanos de aquí! —exigió Tsuna.


—      No. Ustedes deben ser capaces de salir por si solos.


—      Kufufu, yo soy capaz de salir de este lugar por mí mismo. Sin embargo no creo que los demás aun sepan algo sobre el control de llamas, arcobaleno te aseguraste de cubrir este lugar con tus llamas del sol —fue lo que dijo Mukuro—. ¿O me equivoco?


—      No te equivocas Mukuro, sin embargo no es así como funciona… Salen todos o no sale ninguno —comentó el mayor.


—      Reborn, ya deja este juego —dijo Tsuna.


—      Esto es para unirlos como familia, aún falta una hora para que lleguemos a nuestro destino… mientras tanto conversen —.Se escucharon las pisadas de Reborn mientras se alejaba.


Tsuna sintió que algo se movía  en el bolsillo izquierdo de su uniforme, y entonces recordó que a cierto conejo que tenía, Shiyo y corrió.


—      Chico, no se muevan —ordeno Tsuna.


—      No recibo ordenes —dijo Hibari— mucho menos de herbívoros.


—      Maldito, como te atreves —dijo Gokudera furioso — a contradecir  Juudaime.


—      Tsuna, ¿Quién es Shiyo? —pregunto Yamamoto.


—      Es una conejita, apareció el día que… —Tsuna dudo en decir, “el día que luche con Hibari”— Enzo creo los X-Gloves, recuerdan el algodón, resulta que no lo era —explico el castaño.


—      Juudaime, hay que encender la pantalla de los celulares, puede ser que la localicemos —sugirió Gokudera.


—      No comprendo, pero los ayudare —dijo Ryohei.


—      Traigo una linterna —dijo Lambo, mientras la prendía.


La luz de la linterna dio de frente a los rostros de Mukuro y Kyoya, el segundo se molestó y lanzo una tonfa golpeando al chico de cabellos rizados, dejándolo inconsciente. La linterna quedo en el suelo, y entonces Tsuna vio  que Shiyo se encontraba al lado de Hibari.


 


—      Hi…Baa…Ri…San —dijo Tsuna tartamudeando.


—      ¿Qué? —dijo irritado Hibari.


—      ¿podrías agarrar a Shiyo?... Está a tu lado… —pregunto nervioso el castaño, después de todo no quería ser mordido hasta la muerte.


Hibari vio, al susodicho animal iluminado por la linterna… Esponjoso y de color blanco, recordó cuando lo vio, y al parecer por lo que dijo el castaño, esos herbívoros inútiles pensaron que era una bola de algodón. Hibari antisocial, o mejor bien dicho odiaba convivir con las manadas de herbívoros, pero cuando se trataba de animales, era completamente diferente. Un ejemplo claro era Hibird, su pequeña ave amarilla. Sin dudarlo mucho Hibari tomo al conejo con su mano derecha, y comenzó a acariciarlo.


Los presentes estaban mudos, a excepción de Rokudo.


—      Kyoya-kun, resulto ser amante de los animales.


—      Tsk… —Hibari lo miro con odio, y con la única tonfa que aún conservaba se disponía a golpear a esa piña.


—      Juudaime, deje que los vuele en pedazos —pidió Gokudera.


—      Maa, maa… cálmense estamos todos en la misma caja —hablo Yamamoto.


De pronto la caja fue abierta, Reborn los miraba a la expectativa.


—      Llegue antes de que se matara —dijo el hitman mientras sonreía— debí esperar unos minutos más… No importa porque ya llegamos a nuestro destino.


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