Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

KOKUYO SCHOOL por LEGNAEL

[Reviews - 223]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Era un día totalmente aburrido, en definitiva. Tsuna volvió a bostezar mientras miraba la pizarra, todo parecían garabatos desde su perspectiva, Reborn no había ido a la secundaria, posiblemente estaría planeando alguna de sus maldades. Cuando regresaron de Mafia Land, solo le dijo que volvería en unos días por que tenía un par de asuntos que arreglar.


Cuando salieron de clases, Tsuna, Gokudera y Lambo caminaban a paso lento.


—      Juudaime —menciono emocionado Gokudera—, se ve preocupado.


—      Es verdad, has estado más distraído de lo usual Tsuna —asintió Lambo.


—      No es nada chicos, solo que desde que Reborn no está aquí las cosas han estado demasiado tranquilas.


—      Es verdad, Reborn-san aún no ha regresado.


—      Lo mejor sería que se quede dónde está... para siempre —aseguro Lambo.


—      No es eso, presiento que algo va a ocurrir.


—      Juudaime, han abierto una cafetería nueva. Deberíamos ir un rato —dijo Gokudera.


—      Si hay que ir —respondió Tsuna.


—      Kufufu, en serio que temible grupo de mafioso tenemos frente a nosotros, no es así Ken, Chikusa.


Era la voz de Mukuro, Tsuna la reconoció al instante desde que escucho aquella risa tan característica del mayor.


—      Tsk, maldita cabeza de piña ¿quieres fastidiar? —gruño Gokudera con un par de bombas en las manos.


—      Oya, tan agresivo como siempre —Mukuro sonrió con aire de superioridad.


—      Hayato, Mukuro no se peleen —imploró Tsuna.


—      Mukuro-sama, ¿puedo jugar con el chico bomba? —pidió Chikusa.


—      Será en otra ocasión —dijo Mukuro—, tenemos un par de asuntos que arreglar.


Mukuro comenzó a alejarse seguido de sus fieles ayudantes.


—      Hayato, cálmate.


—      Por un momento pensé que en verdad se iban a moler a golpes —comentó Lambo.


—      Me alegra que no haya pasado a mayores —suspiro Tsuna.


Continuaron caminando, hasta que llegaron a una cafetería, el ambiente parecía agradable, por lo que decidieron sentarse en una de las mesas que se encontraba afuera de la cafetería.


—      Tenía tiempo que no salía —comento Gokudera.


—      En serio, ¿porque? —pregunto Tsuna—, supongo que no es lo mismo que vivir en Italia.


—      No es eso Juudaime. Es solo que...


Gokudera recordó, que en Italia el ambiente era tan distinto a como era en Kokuyo, él siempre había desconfiado de las personas, realmente nunca tuvo amigos en Italia.


—      Hayato, ¿estás bien? —inquirió Tsuna al ver al de ojos verdes divagar.


—      No es nada, me alegra haber venido a este lugar.


Tsuna sonrió.


—      A mí también me alegra haberlos conocido.


Era un sentimiento cálido que pocas veces habían experimentado tanto Gokudera como Lambo. Estaban sentados tranquilamente mientras, Gokudera y Lambo intentaban no matarse en la mesa, ese era un progreso o algo por el estilo. Tsuna ya se había acostumbrado a ver a ese par llamarse por sus respectivos apodos, "cabeza de pulpo", "vaca estúpida". De repente paso algo, o mejor bien dicho alguien, literal  "un chico les había caído del cielo".


De inmediato Gokudera se puso a la defensiva, por su parte Lambo y Tsuna vieron como el chico malherido se ponía de pie. Tsuna se quedó sin palabras al ver "La llama de la última voluntad" en la frente de aquel chico. Era distinta, de un color azul.


 


—      Lamento los inconvenientes.


Comenzó a correr. Sin proponerse a seguirlo, su cuerpo actuó por impulso y salió corriendo detrás de él, Gokudera y Lambo lo seguían de cerca. El desconocido se detuvo de abrupto.


—      BASURA ENTRÉGAMELOS.


Apareció en frente de ellos un joven de cabellera larga plateada, vestido completamente de negro.


—      Si alguno de ustedes "basuras", se mete en mi camino los cortaré en pedazos —amenazó mientras agitaba su espada.


Mafiosos, intuyó de inmediato Tsuna. El chico con la llama de la última voluntad volteo en dirección a Tsuna.


Era Sawada-dono. Todo este viaje lo había realizado para poder conocer por fin a Sawada-dono, no podía permitirse así mismo arriesgar a Sawada-dono mientras un miembro de Varia estuviera presente.


—      Por favor Sawada-dono, retírese de este lug…


La palabras que estaba diciendo el extraño fueron interrumpidas cuando el atacante golpeo de lleno al chico.


“Sawada-dono”, aquel chico lo había llamado por su apellido. ¿Por qué? En su mente buscaba alguna razón, sin embargo, su cabeza como siempre se encontraba dividida “huye”, “no puedes dejar que lo sigan golpeando, pelea”


—      MALDITO —gruño Gokudera lleno de ira.


Lambo y Gokudera estaban parados frente a Tsuna…


—      No le pongas la mano encima a esta persona —amenazo Gokudera mientras encendía su cigarro.


—      Lo mismo digo —aseguro Lambo mientras se colocaba unos cuernos en la cabeza.


—      Los mataré a ambos —sonrió el espadachín.


—      No lo hagan —pidió el chico.


Gokudera encendió sus bombas, pero antes de que se diera cuenta, el enemigo había cortado las mechas y lo había golpeado en el estómago mientras lo mandaba a volar. Lambo se disponía a realizar alguna especie de embestida cuando el sujeto de cabello largo lo golpeo en la nuca.


—      Muere basura —el sujeto se disponía a atacar a un inconsciente Lambo.


El chico de la llama de la voluntad azul intercepto el ataque.


Tsuna miro, Lambo y Hayato habían sido derrotados y el sujeto ni siquiera pestaño, tenía que detenerlo. “Los guantes”, Reborn le había dicho o mejor bien dicho obligado a cargar siempre los guantes. Tenía que detener a ese sujeto.


El chico se encontraba en el suelo.


—      Pedazo de basura muere.


Tsuna detuvo el golpe atrapándolo con su puño derecho.


El desconocido reconoció de inmediato el emblema de la familia Vongola, y la llama del cielo. “Bingo, había encontrado el premio mayor”, golpeo a Tsuna.


—      Sawada-dono, escape con esto —dijo el chico mientras le mostraba una caja con el emblema de Vongola.


—       Pero…


—      No se los entregue a él —dijo mientras le entregaba la caja—, mi nombre es Basil.


Él enemigo se abalanzo sobre ellos, una nube de humo se formó. Tsuna apenas se podía mantener de pie, mientras el chico se encontraba inconsciente.


—      Siempre te comportas igual, Superbi Squalo.


Era la voz de Dino-san. Tsuna diviso de inmediato a Dino en compañía de su familia. Dino tenso su látigo.


—      No estás siendo muy duro.


—      Caballo salvaje —murmuro con molestia.


Squalo sonrió mientras hablaba: —por hoy me detendré —aseguro mientras guardaba la caja que le había quitado a Tsuna.


—      Ya tengo lo que quería.


El enemigo había emprendido la retirada.


—      Debemos perseguirlo —murmuro Tsuna.


—      Dame-Tsuna, ni lo intentes —era Reborn—, ese sujeto es más fuerte que ustedes.


—      Por qué apareciste ahora, Reborn. Ni siquiera nos ayudaste.


—      No es que no pueda ayudarlos dame-Tsuna. No está permitido para mí interferir con miembros de la familia Vongola.


—      Hiiii, pero era miembro de Vongola —grito contrariado Tsuna.


—      Digamos que los miembros de la familia, o siempre están obligados a llevarse bien entre ellos.


—      Ototo —lo llamo Dino—, debemos retirarnos.


—      Pero…


—      Lambo, Gokudera. Váyanse —ordeno Reborn.


—      ¿pero Reborn-san?


—      Si lo enfrentan ahora morirán —aseguro el hitman—, más tarde hablaré con todos los guardianes.


***


En el hospital, Tsuna, Dino y Reborn miraban al chico inconciente.


—      Dino-san,  ¿conoces a Basil-kun?


—      Él no es parte de Vongola, pero está de tu lado —aseguro el rubio.


—      Pero, los Vongola son mis enemigos, es confuso.


—      No puedo decirte más por ahora —dijo Dino mientras le giñaba el ojo.


—      Es por los anillos, ellos comenzaron a moverse —afirmo Reborn pensativo.


—      ¿anillos?


—      Si, lo que contenía esa caja, son los “anillos Vongola”, mejor bien dicho solo es la mitad de cada anillo.


—      ¿son esos anillos realmente preciados?


—      Si son valiosos, pero no es por lo que piensas Tsuna. A lo largo de la historia de la familia Vongola, no se sabe cuánta sangre ha manchado y corrido por esos anillos —Reborn sonrió.


—      Eh, es bueno que se los llevara —suspiro Tsuna con alivio.


—      Pero que estás diciendo Tsuna —Dino sonrió mientras sacaba una caja idéntica a la que se había llevado Squalo—, yo los tengo justo aquí.


Tsuna sentía que el alma se le escapaba.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).