Capítulo XXXIII: Prefacio del cielo
Hoy todo terminaría, eso era un hecho. La última batalla de los anillos, Tsuna se encontraba mirando la mitad del anillo mientras suspiraba, se había despertado temprano a pesar de haber dormido muy poco por los hechos previos, el Noveno en verdad apreciaba a su hijo aunque no fuera su consanguíneo, “¿porque no era Xanxus capaz de comprender algo tan simple?”.
Reborn entró como siempre a su habitación, sin pudor alguno.
— Reborn, toca la puerta —dijo Tsuna a pesar de saber que el mayor siempre lo ignoraba cuando se quejaba.
— Si sabes que no te haré caso, porque siempre te quejas —sonrió el hitman.
— Reborn, no puedes ir por la vida entrando a cuartos sin permiso.
— Siempre lo he hecho, no hay muchas cosas que sean capaces de dejarme sin palabras. Tsuna, pase lo que pase, tanto el Noveno como yo sabemos que no puedes perder.
— Xanxus, ¿que tan fuerte es?
— Es fuerte, pero le falta liderazgo —afirmó el mayor—. Toda tu familia estará ahí para tí, por cierto Hibari, acaba de despertarse al parecer quiso salir caminando y los doctores tuvieron que amordazar.
— ¿Que tanto hablabas con Mukuro? —Inquirió Reborn fingiendo que no sabía nada.
— Lo normal.
— ¿Que opinas de él? —preguntó el hitman.
— Yo… bueno él es, como decirlo… amable…
Reborn tenía instintos asesinos, como era posible que Tsuna fuera tan denso.
— Tienes tres minutos aún no hemos terminado tu entrenamiento —dijo el hitman mientras le apuntaba con León convertido en una pistola.
***
Diez minutos antes de la medianoche, torre de la batalla del cielo. El lugar parecía completamente abandonado, y sin embargo al mismos tiempo parecía nuevo.
Gokudera estaba dispuesto a encender un cigarro cuando se lo quitó el idiota del beisbol, en verdad qué clase de manía había agarrado con su persona, si casi nunca hablaban.
— No molestes —gruño el de cabellos plateados.
— Vamos, Gokudera no es bueno que fumes tanto.
— No sonrias con esa cara de imbécil.
— Ma, solo te estoy cuidando —aseguró el beisbolista mientras sonreía.
— Tsk… eres un fastidio —Gokudera le lanzó una mirada de odio al moreno.
— Parece un lugar nuevo —comentó Lambo mirando de reojo.
— Parece que la batalla de Sawada será extrema.
De pronto escucharon voces conocidas, Reconocieron la voz de Belphegor, quien venía caminando al lado de Xanxus.
— ¿Dónde está la basura que tienen por líder? —gruño Xanxus.
— Tsk.. MALDITO, ¿Como te atreves a hablar así de Juudaime?
— Ushishi —río Bel—, deberías ser consciente de a quién te diriges —el rubio le lanzó a Gokudera uno de sus anillos en señal de amenaza.
— Ma… calmense —sonrió Yamamoto mientras cambia su mirada serena a una completamente hostil—. Tsuna no perderá contra tu patético remedo de líder.
Miradas por parte de los guardianes de Tsuna, y por parte de Varia el ambiente se había tornado bastante hostil con tintes bélicos.
Los Varia, estaban incompletos. Solo estaban presentes Xanxu y Belphegor.
— Oe, Xanxus —hablo Gokudera—. Por si no lo sabías te falta la mayoría de tus guardianes.
— Basura, crees que no se nada de las estúpidas reglas de Vindice. Ellos nunca especificaron que los guardiane tuvieran que estar en buen estado —la sonrisa retorcida de Xanxus estremeció a los presentes.
Detras de el líder de Varia estaban los casi moribundos miembros de Varia, Lussuria estaba en una silla de ruedas con la cabeza baja, Leviathan mascullaba algunos agónicos lamentos mientras estaba tendido en el suelo, Squalo tenía el cabello corto, pero se notaban heridas distintas a las de los demás miembros de Varia, a pesar de estar al borde del abismo el guardián de la lluvia de Varia permanecía con su mirada altiva. Mammon, permanencia en la forma de bebé que había adquirido durante la batalla contra Mukuro encerrada en una jaula cuadrada. Y por último Gola Mosca, solo quedaban las piezas de lo que fue la prisión del Noveno.
Era un cuadro agónico y desquiciado, Lambo sintió el deseo de volver todo lo que había cenado, Yamamoto mordió su labio, Gokudera apretó los puños mientras pensaba en qué clase de maniatico loco era Xanxus. Ryohei incluso permaneció en silencio sin poder decir nada.
— Parece que ya no tienen deseos de hablar —hablo altivamente Xanxus—. Aún me sorprende que su patético líder no sea capaz de controlarlos.
Una tonfa de impacto en pavimento.
— Wow, parece que sabes mucho de liderazgo… Pero no veo a ninguno de tus subordinados —dijo Hibari—. En serio piensas que infundir temor te dará su lealtad, incluso algún dia el perro entrenado bajo el miedo, es capaz de morder a su amo.
— Kufufu —apareció Mukuro— lo dice quien “MUERDE HASTA LA MUERTE” —bufo el de mirada heterocromática.
— Podría empezar por “kamikorosu” Rokudo Mukuro.
— Me encantaría ver que lo intentará Ave-kun. Me sorprende que seas capaz de moverte con la tremenda paliza que te dio Jager-san.
Tsuna, estaba aterrado. “¿Como demonios siempre que se veían Mukuro y Hibari-san intentaban matarse?, y como bono estaba Xanxus”.
— Mukuro, Hibari-san… se supone que no deben pelear entre ustedes.
— Justo a tiempo Tsunayoshi-kun —dijo Mukuro—, pero Ave-kun y yo no somos amigos, ni mucho menos compañeros. Aunque en este momento tengamos como guardianes no hay necesidad de que yo, respete a alguno de ellos.
— Maldito —gruño Gokudera—. Cuida tus palabras.
— Mukuro —hablo Yamamoto—, Tsuna es el líder por lo menos ten consideración o algo antes de que tengamos que hacer algo al respecto.
— Kufufu, que mirada tan seria, ¿porque no lo intentas Beisbolista-kun? —reto Mukuro.
— Rokudo Mukuro, te morderé hasta la muerte si intentas hacer algo con los estudiantes de mi escuela.
— Ya paren ustedes dos —pidió Tsuna mientras los miraba a ambos de forma reprochadora—. Si quieren morderse, golpearse o incluso asesinar, intentenlo después de que…
— Tu no me mandas —dijeron al unísono Hibari y Mukuro.
Una bala se impactó en el suelo. Dejando un agujero a modo de advertencia.
— Si quieren pelear háganlo después de que termine la batalla del cielo. Pero les advierto que intentan pelearse internamente Hibari, Mukuro —sonrió el hitman—. Puedo buscar un buen lugar para disciplinarlos. Desde este momento les prohibo a todos ustedes que inicien peleas internas dentro de la familia, o les aseguro que desearán morir.
Los menores no objetaron nada ante las palabras o mejor bien dicho amenazas de Reborn.
— Tsuna, controla a tus guardianes —ordenó el hitman—, si ese par de idiotas y problemáticos guardianes tuyos intentan pelear entre ellos. Mandalos al hospital —decretó el sádico tutor—. Tal vez se buena idea organizar una batalla entre tu familia Tsuna —asintió el hitman satisfecho—. Organizaremos un torneo en cuanto esto termine.
— Cuando esto termine —hablo Xanxus—. No quedará nada de la patética familia de Sawada Tsunayoshi.
— Eso lo veremos Xanxus. Puede que mi estudiante sea un tonto, patoso, cobarde. Pero Tsuna es capaz de comprender lo que tu no haz comprendido durante toda tu vida.
Los carceleros de Vindice llegaron puntuales a la cita, Jager como siempre venía acompañado del bebé, esta vez el bebé estaba ubicado en el hombro derecho del adulto.
— Necesito todos los anillos —pidió Jager mientras extendía la mano derecha.
Jager tomó los anillos y unió a los únicos anillos que estaban aún divididos en mitades, el anillo del cielo y el anillo de la lluvia.
— La pelea del cielo será en el último piso —informó el carcelero—, por cierto debo aclarar que en esta pelea Vindice no se hará responsable de la vida de nadie. En esta batalla no hay restricciones como en las demás.
— ¿A qué te refieres? —cuestiono Reborn.
— Es fácil, los representantes de los anillos del cielo, pueden luchar hasta matar al otro.
Xanxus sonrió, mientras Tsuna se quedó pensando en algo que lo inquieto.
— Jager, ¿porque no se respetaría la vida mis guardianes?
— Sawada Tsunayoshi, en esta batalla los guardianes son libres de irse, pero eso descalificaría al candidato de inmediato —habló Jager—. No garantizamos la seguridad de nadie en la arena del cielo.
— Entonces…
— Juudaime —hablo Gokudera de inmediato—, como su fiel mano derecha yo lo apoyare pase lo que pase.
— Lo mismo digo Tsuna.
— Cuenta conmigo, Sawada.
— No te preocupes Tsuna, pase lo que pase confiamos en tí —dijo Lambo.
— ¿qué dicen los candidatos de Varia?
Xanxus fulmino con la mirada a sus seguidores.
— Es obvio que seguiremos al jefe —habló Bel—. Nadie en Varia abandona.
Jager miro a todos los involucrados, esta batalla era la única que era capaz de determinar al nuevo cielo de Vongola.
— De acuerdo, síganme.
Ingresaron a la torre, en el lugar había un pilar central, y a su alrededor un conjunto de elevadores.
— Los guardianes ingresarán por lo correspondientes elevadores de acuerdo al atributo de su llama, los representantes del cielo irán conmigo en el elevador central, los espectadores tendrán que esperar —señaló el adulto mientras señalaba una habitación—, en ese lugar hay una sala en donde podrán ver todo. Por su puesto hay dos miembros de Vindice que están previniendo que salgan del lugar.
— Oye bebé —hablo Yamamoto— antes de que Tsuna entre al elevador podemos hacer nuestro círculo.
Tsuna, Lambo y Gokudera observaron al guardián de la lluvia dialogar de la más tranquilo con los Vindice.
— No demoren —dijo el bebé.
Estaban en posición, esta vez Gokudera se aseguro de quedar a la derecha de Tsuna, mientras Yamamoto estaba a la izquierda del castaño.
— ¿Que no piensan participar? —inquirió el beisbolista.
— No me gustan las cosas de herbívoros —se cortó Hibari.
— Con una vez fue suficiente —aseguro Mukuro.
— Bueno, no es como si ustedes faltar´n o algo así —dijo Lambo.
— Pero es más extremo que todos participemos.
— Si Mukuro —dijo Tsuna— y Hibari-san se sienten incómodos e incapaces es más que suficiente con ustedes chicos.
Una vena de enojo de inmediato apareció en la frente de la niebla y de la nube.
— Tsunayoshi-kun, me da la impresión de que eres bipolar.
— Yo diria mas bien que es un herbívoro manipulador.
— Yo —fingió no comprender las palabras de ese par—. Si no quieren participar no lo hagan, no es como si los obligara.
— Es la última vez Tsunayoshi-kun/ herbívoro.
De inmediato Hibari se posicionó a la derecha de Lambo y Mukuro se quedó a la izquierda del guardián del trueno.
— Mientras no me toque al lado de eso —mascullaron respectivamente Hibari y Mukuro.
El en el círculo quedaron posicionados los menores en el siguiente orden Gokudera, Tsuna, Yamamoto, Hibari, Lambo, Mukuro y Ryohei.
— Tsuna ve por todo —hablo Yamamoto.
— Vence a ese imbécil, Juudaime.
— Si pierdes te KAMIKOROSU.
— Tsuna, cuidate —dijo Lambo.
— Derrotó al extremo.
— Tsunayoshi-kun, no es que te apoye. Pero vence a ese mafioso.
— Pelea Juudaime/ Tsuna.
Mukuro permaneció en silencio en la porra, por su parte Hibari no dijo nada.
Deshicieron el círculo, y Tsuna se encaminó al elevador, en donde y estaba Xanxus y los Vindice.
— Arcobaleno del sol, alguien te espera en esa habitación.
— Dame-Tsuna, cuida a tus guardianes.
— Lo haré —aseguró el menor antes de que se cerraran las puertas.
Reborn sintió aquella llama cálida cuando se acercó al lugar, en la sala estaban reunidos todos los carcobaleos a excepcion de Viper.
— Aria —nombró el hitman.
— Reborn, ha pasado algo de tiempo —dijo la mujer mientras le devolvía una cálida sonrisa.
Aria tenía el cabello de color verde-oscuro, sus ojos de color azul, vestía una falda de color negro y una camisa de color vino, en conjunto con una corbata negra, bajo su ojo izquierdo había un símbolo con forma de asterisco dorado.
— ¿porque estas aqui?
— Normalmente, me la paso en la sede de Giglio Nero. Pero en esta ocasión vine a observar.
— ¿Qué es lo que ocurre?
— Nada, todo sigue el curso planeado. Se paciente Reborn.
— Que va ha ocurrir…
— No es propio de tí pedir explicaciones, existen dos futuros en este momento, todo depende de la determinación de Tsunayoshi.
Reborn no comento nada, solo debía esperar.
***
La arena del cielo era diferente en todo sentido a las anteriores. Cada uno de los guardianes estaba ubicado en un pilar.
— Procederé a explicar las reglas de esta batalla. Los siete anillos Vongola, son necesarios para este encuentro —dijo el bebé mientras les transmitía una llama—. Los anillo Vongola, escogen a su nuevo dueño dependiendo del resultado de esta pelea, el ganador gana absolutamente todo.
— Entonces cuál es el sentido de las anteriores peleas —grito Gokudera.
— Era para probar las características de los guardianes —aseguro Jager.
Los anillos se dispersaron en el cielo creando una barrera.