Capítulo LIII: Equipo (Parte II)
Terreno baldío, ciudad de Kokuyo. Tiempo presente…
— Nagi, olvidalo —espetó el guardian del trueno—. A no ser que….
***
El dia anterior…
— Dejemos, esto así —ordenó Reborn—. No tiene caso, ni sentido si ninguno de ustedes cuatro está cooperando, en este momento se están estorbando en lugar de apoyarse. Para empezar, Mukuro solo está observando, seguro estabas pensando en sacrificarlos como peones —el hitman lo miro seriamente—. Hibari, es necesario que aprendas cooperación. Ryohei, Yamamoto, dos personas no cuentan como un equipo de cuatro personas, y así se hubieran enfrentado solo a uno de ellos, hubieran perdido. Además ustedes dos, solo se pusieron establecieron quien iba a atacar primero.
El hitman los miraba de forma seria. Hayato, Lambo y Nagi solo observaban.
— Algo que quieran agregar —preguntó el hitman.
— Nada —respondió el guardián de la tormenta.
— Deberían tomar en cuenta que aun les falta experiencia —comunicó la única mujer—. Solo se precipitaron al momento de atacar.
— Y no consideran las habilidades de sus enemigos —añadió Lambo.
— Mediten —añadió a regañadientes Hayato mientras se iba caminando, de inmediato los siguieron los otros adultos.
Reborn los miro mientras suspiraba.
— Bueno —hablo el arcobaleno—. Tienen dos opciones… o se arreglan para convivir o mueren juntos, sea cual sea su decisión yo me divertiré —expuso el hitman mientras sonreía.
Antes de que los menores pudieran hacer algo u oponerse, estaban encadenados de los pies.
Rokudo esta encadenado a un lado de Yamamoto, y por consiguiente estaba Hibari y aun lado estaba Ryohei.
— Bueno, es hora de ir a comer —comentó el hitman—. Estas cadenas no se quitarán hasta mañana.
— Oya, arcobaleno… ¿es en serio?
— Yo no bromeo —admitió Reborn.
— Quite esas cadenas —gruño la nube.
— Oh, Hibari —añadió Reborn mientras una sonrisa sarcástica se colocaba en sus facciones—. Ustedes son débiles, en el futuro posiblemente van a tener que cooperar.
Reborn se fue. Y ahí estaban sentados, bueno al menos estaban sentados sobre el suelo Mukuro, Yamamoto y Sasagawa. Hibari, se había tumbado a dormir.
— Deberíamos planeas algo —comentó Yamamoto intentando amenizar el ambiente.
— Esos dos son muy fuertes —cavilo Ryohei.
— Es cuestión de fuerza —gruño Hibari.
— No es eso —respondió Mukuro—. Esta claro que son mas grandes, es lo mismo en cuanto a experiencias y combates. No me gusta trabajar en equipo, y se que a la nube tampoco. Pero ya que estamos encadenados y sin más opciones… que soportarnos...
— Ellos nos dieron la peor paliza de nuestras vidas —comentó la lluvia.
— Ellos se dieron cuenta de su plan —añadió Rokudo—, es más lo que el beisbolista y el boxeador intentaron hacer no era un plan de ataque. Ellos están limitados —comentó Mukuro.
— ¿A qué te refieres? —pregunto Yamamoto.
— Su llamas, cuando ellos convocan sus cajas armas sus llamas son muy débiles —comentó la niebla.
— Ellos no utilizan muchas llamas a la hora de convocar sus cajas —dedujo la nube.
— Kufufu, y yo pensando que estabas durmiendo Kyoya-kun —comentó la niebla—. Estaba pensando en pintar algo en tu rostro.
— Mukuro, no es el momento para pelear entre nosotros —siseó el guardián de la lluvia.
— Ave-kun se ganó un punto. El anillo de Lambo tenía una pequeña ranura. Es lo mismo que paso con sus tonfas en la batalla de los anillos —expuso Rokudo—, no fueron capaces de contener el poder de la llama de la nube.
— ¿cual es el plan? —preguntó el guardián de la lluvia.
— Comparemos nuestros puntos de vista —opino Mukuro.
***
Regresando al tiempo actual…
— Bueno.... Al parecer hoy si tenemos un plan —comentó Rokudo.
— Lucen más confiados —comentó Hayato.
Reborn sonrió, y solo había tenido que encadenarnos.
— Entonces.
— Sería divertido que me una —comentó Hayato.
Los menores observaron al Gokudera Hayato adulto. Lucía confiado.
— Entonces será, cuatro contra tres —hablo Reborn—. Acaso planean humillarlos más.
— No es eso —comentó la tormenta.
Claramente Yamamoto Hayato, no era de las personas que subestima a sus enemigos. Además conocía a cada uno de los miembros de su familia, tanto sus habilidades como sus fallos La niebla, siempre había sido sumamente observadora y cuidadosa. Sin duda alguna tenían un plan en mente.
Como en la ocasión anterior los adultos se reunieron.
— Planean algo —comentó Lambo.
— Me parece que se dieron cuenta —comentó Hayato—. Esa piña siempre ha sido demasiado observadora —masculló el guardián de la tormenta.
— ¿de los anillos? —cavilo la mujer.
— Sí.
— Podemos, usar esto...
Nagi mostró un su caja arma y un anillo de la niebla.
— ¿En que nos servirá? —inquirió el guardián de trueno.
— Creo que entiendo la idea —asintió Hayato.
Por su lado. Los guardianes jóvenes.
— No imagine que el chico bomba, quisiera participar —comentó Rokudo—. En todo caso.
— Debemos ser cuidadosos —añadió Yamamoto.
Reborn observó…
Y ahí estaban, frente a frente.
Lambo activó de inmediato su caja arma. Su majestuoso toro mostró su poder.
— Al parecer tenemos que tomar al toro por los cuernos —comentó Mukuro.
— Roll —Hibari uso su caja arma.
Antes de que el pequeño puercoespín, alcanzará al Gyuudon Hayato había lanzado a Uri. Jirou y Kojirou le hicieron frente al leopardo.
— Así, que planearon utilizar las llamas de la nube para debilitar a Gyuudon —siseó Hayato.
Hayato sonrió. Aquella sonrisa no les gusto para nada a los menores.
De pronto la pantera de transformar en mariposas.
— Así que eres capaz de utilizar el atributo de la niebla —redujo el guardián de la niebla.
— Algo así.
Kojirou y Jirou, ambos animales estaban dormidos.
Hibari Kyoya sonrió, mientras sacaba de la caja arma un par de tonfas. El carnívoro le había dado esa caja arma antes de que comenzará el entrenamiento. Hibari Kyoya, nunca había dependido de nadie, siempre lograba sus objetivos con su propia fuerza.
Hayato solo alcanzó a esquivar el ataque de las tonfas de del guardián de la nube.
Sasagawa liberó a Kangaryuu. Roll ya había absorbido una buena parte del poder de Gyuudon, Kangaryuu libero un poderoso golpe en el costado de Gyuudon.
— Al parecer, esta vez no se están estorbando —comentó Lambo—. Aun así, sin ayuda de Gyuudon, puedo vencerlos.
Yamamoto sintió la fuerza que desprendía el guardian del trueno, intento buscarlo con la mirada. Cuando se dio cuenta el Lambo adulto ya estaba enfrente de él.
— Dulces sueños —comentó Lambo antes de lanzar una patada eléctrica.
El menor a duras penas freno esa patada con la Shigure.
Nagi estaba enfrentándose en un combate cuerpo a cuerpo en contra del guardián del sol.
— ¡¿Te gustaría unirte al club de boxeo?! —pregunto enérgico el guardián del sol.
Nagi sonrió mientras seguía enfrentándose al menor. En realidad lo suyo no era el combate cuerpo a cuerpo, pero eso no quería decir que no fuera capaz.
La nube, la niebla y la tormenta estaban enfrascados en una pelea.
— De haber sabido que iban a terminar trabajando juntos. Debía haber comprado una cámara de video —comentó sarcástico Hayato.
— Kufufu… al parecer en el futuro eres menos impulsivo.
Mukuro detuvo la tonfo con su tridente. Hayato suspiro, al parecer ya habían sobrepasado su límite de tolerancia entre ellos. Definitivamente la enemistad jurada que tenían Rokudo Mukuro y Hibari Kyoya, seguía en eso.
De todos modos así era. Aun recordaba cuando Reborn-san, lo había encadenado con esos tipos. Las cosas no habían terminado bien, media casa destruida.
— Parece que ganamos por default —comentó Lambo.
— Pero aun mejorado —asintió Nagi.
— ¿Deberíamos detenerlos? —pregunto Lambo.
— Dejalos, seguro se detendrán cuando se cansen —admitió el guardián de la tormenta.
***
Mansión de la familia Vongola. Ciudad de Kokuyo, 10 años en el futuro.
Los primero que puedo hacer fue abrir los ojos, sentía el cuerpo completamente pesado. La garganta la sentía completamente seca. Observo el lugar, sentía un ambiente nostálgico. Se llevó la mano derecha a la frente.
— Kufufu, al parecer ya despertó el joven Sawada Tsunayoshi-kun —comentó el recién llegado.
Tsuna reconoció a Mukuro. Tenía el mismo estilo de cabello, tal vez un poco más largo.
— Mukuro —hablo el castaño.
— ¿te duele la cabeza?
— Eh, no… solo tengo sed…
El estómago del menor gruño.
— Kufufufu —Mukuro soltó una sutil risa—. Y al parecer también tienes hambre. Deje ropa limpia en el baño, deberías darte una ducha, antes de bajar a cenar.
— ¿Cenar? —inquirió el castaño.
— Sí. Estuviste prácticamente durmiendo por dos días.
— Yo…
— De momento en la mansión están, el Gokudera y el Lambo de tu época.
Rokudo abandonó la instancia. Tsuna intento rememorar los eventos.
“Vio a su yo del futuro apuntándole con la bazooka de los diez años”.
“Estaba en el futuro”.
“Byakuran Gesso y la familia Millefiore”.
“Yuni y la familia Giglio Nero”
“El Tri-ni-sette, formado por los anillos Mare, los anillos Vongola y los pacificadores de los arcobalenos”.
“Reborn...muerto. Al igual que muchos aliados de Vongola”.
“El plan”.
“La prueba de sucesión”.
Tsuna se puso de pie, al recordar la prueba de sucesión. No le importo que estuviera en pijama. Salió de esa habitación, tenía muchas cosas en mente. Pero lo principal era leer la carta que había dejado su yo del futuro.
— ¿A donde crees que vas herbívoro?
Tsuna reconoció la voz del guardián de la nube alzó la mirada, y vio a Hibari-san adulto. Venía vistiendo un yukata negro.
— Irie-san, dijo…
— ¿Buscas esto? —pregunto Hibari mientras le mostraba al menor un sobre blanco, timbrado con el escudo de armas de la familia Vongola.
— Sí —musitó el menor.
— Crei que tenias que estar preparándote para cenar —comentó el guardián de la nube.
— Yo.
— No seas impulsivo, Sawada Tsunayoshi. En este momento debes descansar. Discutiremos después de la cena.
— ¡¿Pero?!
CONTINUARÁ…
***
Notas finales: lo sé me he vuelto malvada al dejar las cosas en la mejor parte, pero no soy yo. Solo dejo de escribir el cap cuando no tengo ideas.
Les gusto???
Me costó imaginarmelos siendo un equipo XD