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KOKUYO SCHOOL por LEGNAEL

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Notas del capitulo:

Hola querid@s lectores, a que con la continuación del fic y como siempre gracias por leer y comentar!!!!!!!!!!!!!

Capítulo XXIX: Rokudo Mukuro vs Mammon

 

Tsuyoshi corrió a verificar el estado de su hijo. Yamamoto estaba casi inconsciente respirando de forma agitada.

 

— Takeshi, resiste.

— Hey idiota despierta —dijo preocupado Gokudera mientras zarandeaba Yamamoto.

— Hayato-kun no muevas así a Yamamoto —pidió Tsuna.

— Yamamoto solo esta inconsciente —dijo Reborn—. Bajo su guardia en el último minuto y se confió.

— Y eso que el gran Skull lo entreno, cuando despierte lo reprenderé por empatar.

 

Vindice se paró en medio del dojo.

 

— La siguiente pelea será entre los guardianes de la niebla —informó el bebé—. La batalla comenzará a la medianoche de mañana. Nosotros iremos a buscarlos antes de la medianoche.

 

Los miembros de Vindice desaparecieron como siempre.

 

Xanxus miró de reojo a Squalo, este permanecía en el suelo inconsciente, le ordenó al sujeto grande que se llevará a Squalo, malditos Vindice quienes se creían para interferir en los asuntos de Varia.

 

—  Vamos al hospital —ordenó Reborn mientras se echaba en el hombro derecho a Yamamoto—. Señor Yamamoto —hablo Rebron. Lamento los problemas ocasionados.

— No hay problema —aseguró el hombre—. Takeshi se confió bastante.

 

Y de esa forma se subieron al auto de Reborn, quien condujo de forma magistral directo al hospital. Tsuna y Lambo fueron los primeros en descender del vehículo.

 

— Me pareció como si estuviéramos volando —dijo Tsuyoshi mientras sonreía.

 

Tsuna, Lambo y Gokudera observaron al papá de Yamamoto, en definitiva el menor tenía toda la personalidad de su padre.

 

— Hayato como fue la batalla —dijo Shamal mientras se acercaba.

— Terminó en empate —masculló.

— ¿usted es un doctor?, puede revisar a mi hijo —preguntó Tsuyoshi.

 

Shamal miro a menor inconsciente. A él no le gustaba atender a hombre prefería atender a las mujeres.  Observo la mirada de ayato, ya que. No podía negarle casi nada a su alumno.

 

— Siganme —pidió Shamal mientras ingresaban en el hospital.

 

El doctor reviso a Yamamoto.

— ¿Que tiene el idiota? —cuestiono Hayato.

— Hayato, no puedes ir diciéndole a las personas idiotas.

— Tsk.

— ¿Se encuentra bien Takeshi?

— Si, al parecer en la pelea hubo un exceso de llamas de la lluvia, al verse envuelto por tal cantidad de llamas Yamamoto se quedo inconciente debido a la fuerza de estas. Despertará en un par de horas, de momento he desinfectado y vendado todas sus heridas.

— Tú eres uno de los amigos de Takeshi… Tu nombre es Gokudera-kun ¿verdad?, Takeshi siempre habla de Tsuna-kun, y de Gokudera-kun.

 

Gokudera se sentía nervioso, por un momento se le olvido que solo iban a dejar al beisbolista en el hospital, ese era el plan dejarían a Yamamoto en el hospital, pero no ahora se encontraba acompañando al padre del idiota del beisbol en el hospital.

 

— Ah, yo diría que es algo así como el casi novio de su hijo —dijo de los más quitado de la pena Shamal.

— Ah, conque era eso —el papá de Yamamoto se llevó una mano a la barbilla—. La juventud de ahora.

 

Gokudera salió corriendo del lugar. “Estupido Shamal”, maldijo para sus adentros.

 

Por su parte Tsuyoshi y Shamal pensaron inmediatamente en la palabra: Tsundere.

 

***

 

Era otro nuevo día en la cuidad de Kokuyo, Tsuna se despertó y se dio cuenta que esta vez Reborn no lo había venido a molestar, en su repiso encontró una noto, era la letra pulcra del hitman.

 

Chaos, Dame-Tsuna.

Tuve que salir a atender uno de mis asuntos, asiste a la escuela. A la salida continuaremos con tu entrenamiento, asegúrate de ir a decirle a Mukuro que hoy es su pelea.

 

Tsuna suspiró. Se apresura a darse una ducha matinal y a ponerse el uniforme. Se dirigió al comedor, en donde ya estaba sentado Lambo y Nana.

 

— Tsu-kun, no va a desayunar Reborn con nosotros.

— Reborn salió a atender unos asuntos.

— Ahora que lo pienso papá aún no ha regresado.

 

Tsuna se dio cuenta de ese pequeño detalle, en definitiva no podía decirle que papá estaba encerrado en la cárcel de una organización que regula las leyes de la mafia.

 

— Papá…

— Papá está bien, ayer llamó a la casa muy noche —mintió Lambo—. Dijo que la junta de mineros en la que estaba se extendería un par de días.

— Lambo, debiste haberme despertado.

— Papá dijo que te dejará descansar, mamá.

— Papá siempre es tan considerado —sonrió Nana—, por ciento Tsu-kun, prepare comida de más, podrías llevarla para compartirla con tus amigos.

 

Nana puso en el comedor una caja de almuerzo de diez pisos.

 

— Preparaste mucha comida mamá —dijo Lambo.

— Seguro.

— No te olvides de llevarle también a tus adorables senpais.

 

Tsuna y Lambo salían rumbo a la escuela, cuando se encontraron con Gokudera.

 

— Buenos días Juudaime.

— Buenos días Hayato-kun. ¿Como esta Yamamoto?

— No lo sé.

— Pero si ayer te quedaste con él en el hospital Ahodera —dijo Lambo.

— El idiota esta bien, solo estaba inconsciente.

— Que bueno que te preocupas por “tu” idiota —dijo Lambo mientras sonreía.

— ¿Que insinuas  Vaca tonta?

— Yo, no insinuo nada. Solo dijo lo que veo.

— Chicos no peleen.

 

De esa manera transcurrió la mañana, hasta que llegó la hora del almuerzo.

 

— Hayato-kun, mamá preparado almuerzo de más ¿quieres?

— Oka-sama, se preocupa por mí —dijo en tono conmovido Gokudera.

— Sí, también preparó almuerzo, para Lambo y para los demás. Iré a llamar a Ken y a Chikusa.

— No se preocupe iré yo.

— Puedes hacerme un favor Hayato-kun.

— lo que sea por usted Juudaime.

— Lambo no tarda en llegar —dijo el menor mientras tomaba la mitad de los pisos de la caja del almuerzo—. Esperalo, por favor.

 

Gokudera se quedó cuidando lo que sobraba de la caja de los almuerzo.

 

***

Tsuna se dirige a la oficina del consejo estudiantil, llamó a la puerta. Escucho la voz de Mukuro diciéndole que pasará.

 

— Oya, Tsunayoshi-kun. Y ese milagro que vienes a verme.

 

Comentó Mukuro, asu lado estaban Ken y Chikusa. Y también estaba Verde leyendo un libro.

 

— ¿Que quieres Vongola? —dijo molesto Ken.

— Yo, bueno… Mi mamá les envío una caja de almuerzo.

— Intentas compararnos con comida —gruñó rubio..

— Simplemente no tomes la comida, y ya —dijo algo furioso Tsuna.

— Oye, ¿puedo tomar una? —dijo Verde—. A decir verdad me encanta la comida casera, pero odio cocinar.

 

Verde aprecio el interior de la caja, la comida tenía buena apariencia.

 

Ken observó a Verde, parecía feliz mientras comía.

 

— Tu madre es soltera —preguntó Verde.

— Mamá ya tiene a papá —dijo Tsuna de inmediato.

— Tiene alguna hermana tu madre.

— Es hija única.

— Y que tal, tiene primas.

— Disculpe, pero me esta fastidiando esta conversación —dijo Tsuna con una vena de enojo en su frente.

— Bueno, no perdía nada con intentarlo.

 

Tsuna suspiro.

 

— Disculpa, Chikusa-kun —dijo el castaño acercarse al de gorra—. Te molestaría si te doy esta comida.

 

Chikusa observó al menor y tomó la caja. No podía hacerle un desaire a Nana-san.

 

— Gracias, dile a Nana-san que su comida siempre es deliciosa.

 

Era la primera vez que Tsuna intercambiaba más de tres palabras con el chico del gorro.

 

«Ahora solo falta Mukuro», pensó Tsuna.

 

— Este Mukuro. Mamá tambien envio un almuerzo para tí.

— Que considerada es tú mamá —dijo Rokudo.

— Mukuro-sama voy a comprar algunas bebidas —informó Chikusa mientras salía.

— Te acompaño, Kakipi —dijo Ken.

— Voy a estirar las piernas —dijo Verde mientras se ponía de pie.

 

De esa forma solo se quedaron solo Mukuro y Tsuna.

 

— Habla de una vez, Tsunayoshi-kun.

— La batalla que sigue es la de la niebla.

— ¿En donde?

— Dijo el bebé, que ellos nos irían a buscar antes de la media noche.

— Debiste decirlo desde el principio —dijo Mukuro—. Por qué te cuesta tanto hablar conmigo.

— Yo…

— Por cierto, me gusto esa faceta tuya. A pesar de que Chikusa es usualmente rudo lo pusiste en su lugar —sonrió el mayor.

— Es que mamá se esforzó cocinando.

— Tu mamá no sabe nada de la mafia, haz pensado en decírselo alguna vez.

— Yo no quiero que ella esté en peligro.

— Pero es peor que este en peligro sin saber por qué. Cuando pasó lo de la bazooka, vi a tu mamá. Al parecer sabía lo de Vongola.

— ¿Por qué no me lo dijiste antes?

— Confías mucho en las personas, Tsunayoshi.

 

***

El día en que Mukuro viajó diez años en el futuro.

 

Mukuro observó el lugar, se suponía que estaba en Mafia Land, recordar algo de una bazooka con dirección a él.

 

— Ara. Mu-kun —reconoció la voz de inmediato.

 

Observo a la mujer frente a él, era Nana. Pero se veía distinta, con el cabello un poco más largo.

 

— ¿Nana-san?

— Supongo que Lambo volvió a usar la bazooka de los diez años.

— Entonces estoy en el futuro —dedujo.

— Sí.

— ¿Dónde estamos? —inquirió.

— Mu-kun. Cuida a Tsuna por mí.

— Eh, a que se refiere.

— Tsuna nunca me dirá lo de Vongola. Por eso, cuídalo por mí.

 

Mukuro quiero responder algo, pero antes de darse cuenta ya estaba en una montaña rusa en Mafia Land.

 

***

Mukuro abrió la caja del almuerzo de Nana.

 

— No te quedes viendo mientras como. Acompáñame —dijo Mukuro.

 

En aquel momento no puedo contestarle nada a la castaña, pero desde que conoció al castaño algo estaba cambiando.

 

A Tsuna se le había olvidado por completo ir a almorzar con Hayato y Lambo.

 

— Eres como un niño mientras comes —dijo Rokudo mientras observaba la orilla del labio de Tsuna manchada por algo de comida.

— ¿por qué?

— Tienes algo de comida en el labio.

 

De pronto el ambiente se rompió, entró Ken corriendo.

 

— Mukuro-sama traje algunas bebidas para usted.

 

Chikusa entró detrás de Ken, se dio cuenta  de algo que ni el mismísimo Rokudo Mukuro se había dado cuenta.

 

— Ken, ¿cuantas veces te tengo que pedir que entres como una persona civilizada?

— Lo siento Mukuro-sama.

 

Chikusa se acercó a Tsuna y le extendió una botella con jugo de manzana.

 

— Gracias —dijo el menor.

— Por cierto, Sawada deberías apurarte la hora del almuerzo está por terminar.

— Eh, en serio. No me di cuenta —dijo el castaño antes de salir corriendo a su salón.

 

***

Tsuna entró corriendo a su salón.

 

— Juudaime tardó demasiado, se encuentra bien.

— Eh, sí lo lamento Hayato-kun.

— La vaca idiota regreso a su salon, y Reborn-san vino y se termino lo que sobraba del almuerzo, lo siento Juudaime no pude apartar nada.

— No te preocupes Hayato, comí algo del almuerzo en el concejo estudiantil.

— Ese sujeto.

— Si le avise a Mukuro, que su pelea es la siguiente.

 

***

Mukuro estaba sentado en su sofá, cuando se cuenta que algunos intrusos habían ingresado a su territorio.

 

— Kufufu, a si que ya llegaron miembros de Vindice.

— Rokudo Mukuro —era la voz de uno de los Vindice, a juzgar por el tono parecía la voz de una Mujer—. La batalla de la niebla será en el mundo de los sueños.

— Oya, supongo que no puedo negarme.

— Exactamente , toma —dijo la Vindice mientras le entregaba un anillo—. Colocate  el anillo y en el momento en el que cierras tu ojos estarás dormido. Tambien tengo el deber de informarte que los que ocurra en el mundo de los sueños afectará tu cuerpo físico.

— Será lo mismo para los espectadores.

— No, lo espectadores sólo podrán ver lo que ocurre en el sueño no serán capaces de hablar y tampoco podrán intervenir, solo podrás ver al guardián de la niebla de Varia.

 

Mukuro se colocó el anillo y cerró los ojos, en cuanto volvió a ser capaz de abrirlos se dio cuenta de que estaba en ese  lugar. El lugar apestaba a desinfectante. “Contrólate” se dijo a sí mismo “es solo una ilusión”.

 

— En serio creyeron que caería en su juego —dijo Mukuro.

— Vindice no creo este lugar lo hizo tu subconsciente —se escuchó la voz infantil—. La verdadera pelea comenzará cuando se enfrenten los guardianes de la niebla.

 

***

Por su parte Mammon estaba soñando con el día en que terminaron malditos.

 

— Esto solo es un sueño —aseguró el Varia—. ¿Que significado tiene esto Vindice?

— Estos son lo recuerdos de tu subconsciente —escucho la voz del Vindice adulto—. Supongo que es el momento de que los guardianes se enfrente.

 

El sueño cambió de lugar, se mostraba un lugar distinto, un lugar completamente lúgubre, árboles secos y el cielo de color rojo.

 

— Kufufu —sonrió Mukuro al ver el lugar.

— Así que tu eres el guardián de la niebla, Rokudo Mukuro.

— Al parecer soy algo famoso, arcobaleno de la niebla.

 

Mukuro apareció su tridente. Y se lanzó a atacar a Mammon, el arcobaleno de la niebla lo evito.

 

— Pensé que comenzaría con alguno de tus seis caminos —dijo Mammon en tono confiado—. Supongo que empezaré yo.

 

El escenario cambió de lugar. Mukuro se dio cuenta de en qué lugar estaba. “Maldito arcobaleno se aseguraría de hacerlo sufrir”.

 

Camino revisando en lugar. Cuando se encontró la silueta de una mujer de cabellera similar a la de él.

 

— Así que aun sigues vivo —dijo con odio—. Supongo que los demonios no mueren de forma fácil.

 

***

Reborn observaba todo, se le había olvidado que Viper era capaz de leer la mentes, claro que esa odiosa habilidad había disminuido cuando fueron malditos, haciendo que solo el arcobaleno de la niebla pudiera leer los pensamientos de su oponente en ese momento, sin duda alguna la telepatía de Viper había regresado haciendo que Mukuro viera su pasado.

 

***

Mukuro observó el rostro desencajado e iracundo de la mujer. Ella lo había abandonado a su suerte.

 

— Supongo que tengo que volver a deshacerme de tí.

 

Mukuro solo la observo, a esa mujer desquiciada.

 

Esto era una ilusión. Él no tenía sentimiento ni nada de esas idioteces humanas. Sin dudarlo ensarto a la mujer con su tridente.

 

— Arcobaleno no funcionan tus ilusiones conmigo —aseguro Rokudo mientras la ilusión se desvanecía.

 

Viper intentó volver a leer la mente de Mukuro.

 

— Crees que te dejare que intentes ver mis recuerdos —dijo Mukuro—, nunca me espere que fueras un telépata.

— Parece que tendré que tomarte en serio.

 

Un monstruo lleno de tentáculos agarró las manos de Rokudo.

 

— Ahora cómo debería continuar —anuncio Mammon.

— Kufufu —río Mukuro.

 

De pronto un dragón de escamas negras apareció y se comió a Mammon.

 

Mammon deshizo la ilusión del dragón.

 

— Muy hábil casi te la compro Rokudo.

— Es más que suficiente —dijo Mukuro mientras en su ojo rojo aparecía el número uno en japonés.

 

De pronto Mammon se vio en aquel cuerpo que odiaba, no podía ser había vuelto a quedar maldecido.

 

— Esto no puede ser. Yo… —su voz sonaba infantil.

— Recuerda arcobaleno que tu maldición nunca ha sido rota —aseguro Mukuro—. A pesar de que todos los arcobalenos, bueno a excepción del loco profesor Verde, los demás buscaron una forma de como romper su maldición. Estarás maldito por la eternidad.

 

Los Vindice aparecieron.

 

— Mammon, ya no puede pelear. Se declara como ganador a Rokudo Mukuro. La próxima batalla será la de los guardianes de la nube. El lugar será el río donde se conectan las ciudades de Namimori y Kokuyo, a la medianoche.

 

Y todo se desvaneció.

Mukuro despertó, y vio enfrente de él a la mujer de Vindice.

 

—Toma —dijo mientras le daba la mitad del anillo de la niebla.

 

La Vindice desapareció.

 

— Pareces que dejaste a Viper con secuelas emocionales, en verdad lo quebraste. Aunque siempre pensé que su mayor miedo era ser pobre —comentó Verde.

— Eso no lo afectaría tanto, tendría que trabajar más. Lo que más lo afectó fue el ver el cuerpo de la maldición, fue bueno que me enseñaras las fotos de los arcobalenos con la forma de la maldición.


De pronto se escucho que alguien subía por las escaleras. Era Sawada Tsunayoshi y traía las mejillas sonrosadas, “de seguro debió venir corriendo” pensó Rokudo.


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