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KOKUYO SCHOOL por LEGNAEL

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Disclaimer: KHR!, no es de mi propiedad. Los personajes son producto, imaginación y creación de Akira Amano-sensei.
Paring: 6927
Notas de la autora:
Siempre que inicio con el capítulo nuevo me pregunto, ¿Cómo demonios me metí en jaque yo misma? Y de ahí surge el afamado bloqueo, en serio odio los bloqueos porque me tardo a veces en salir de ellos, cuando inicie este fic me bloque horrores en la parte en que viajan a mafia land.
A alguien le gusta “FULLMETAL PANIC” aparentemente va a salir nueva temporada, si saben algo avísenme por favor.
Algún fan de Bungo Stray dogs, mi kokoro no puede dejar de latir cada vez que veo a Dazai-san en su porte de mafioso malvado y sexy. También ame a Odasaku!!! (Conclusión necesito escribir un ODAZAI!!!).
Agradecimientos: muchas gracias a todas las personas que siguen este humilde fic.
Advertencias: pues ya a estas alturas creo que ninguna.
Tiempo de actualización: INDEFINIDO a lo mucho me puedo ir de parranda 3 meses.

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Capítulo 74. Festival cultural (parte XI)

– Es cierto que no quiero tener que ver nada con la mafia –sentencio Rokudo–. Pero es diferente si se trata de ti.

El tono de las palabras de Rokudo era sincero al grado que las oración dicha por el guardián de la niebla internamente lo alegraron, no sabía cómo describir la sensación que paso en su mente cuando escucho a Mukuro decir que era diferente cuando se trataba de él. Raramente las personas lo trataban como un ente separado de la mafia, tan solo por asumir que el sería el décimo Vongola todos esperaban que el supiera que era la mafia, esperaban más de él que de lo que el mismo creía. En parte también radicaba en su falta de confianza en el mismo.

– Gracias –musito Sawada. Era realmente confuso, cuando se trataba de su guardián de la niebla todo era como si solo fuera capaz de ver la superficie que Rokudo mostraba a los demás.
– Tú no encajas para nada con la descripción de un asesino –aseguro Rokudo–. Al menos no, con esas horribles notas –se burló Rokudo mientras soltaba una ligera sonrisa.
– ¡¿Las vistes?! –pregunto Sawada alzando la voz.
– Kufufu, por supuesto. Y te diré algo bastante divertido Tsunayoshi-kun, si vuelves a sacar esas horribles calificaciones, no será nada agradable.

Pese a que el tono de Rokudo sonaba sumamente alegre Sawada detecto un aire de amenaza en la voz.

– Ahora que lo pienso se supone que el arcobaleno es tu tutor –inquirió Rokudo.
– Sus métodos… son una tortura. El otro día me dejo colgando de una soga, mientras una serpiente estaba a mis pies. También recuerdo cuando me dejo atado a la silla con un montón de bombas alrededor.
– Parece algo típico de tu tutor –señaló Rokudo– pero de nada sirve si no hay resultados –recalco el ilusionista.

Durante un par de segundos se quedó embobado con la sonrisa de Rokudo. Había algo que hacía que simplemente no pudiera dejar de verlo.

– Kufufu, me estas mirando demasiado Tsunayoshi-kun –le espeto Rokudo.
– ¿eh?... no es eso. Es solo… que… bueno veras.
– Deja de tartamudear –pidió Rokudo– ¿entonces, te has enamorado de mí? –soltó Rokudo.

El rostro de Sawada de inmediato se puso rojo, intento calmarse ante la pregunta de Rokudo, en apariencia el guardián de la niebla siempre parecía alguien seguro de sí mismo, incluso cuando este hablada su porte era estoico y su voz segura pero con un ligero tono sarcástico.

Por su parte Rokudo lucia complacido al ver el rostro rojo de Tsunayoshi.

– ¿acaso no soy atractivo? –se aventuró a preguntar Rokudo con tono sugerente, aprovecho la oportunidad para quedar a escasos pasos del joven Vongola.
– Mukuro deja de tomarme el pelo.
– Kufufu –sonrio– no te estoy mintiendo.

Definitivamente Rokudo tenía la autoestima por los cielos. Mukuro definitivamente era atractivo pero, no era algo que fuera capaz de decirle en la cara. Aunque en este momento tuviera el rostro del ilusionista justo frente a sus ojos, repaso el semblante de Mukuro, lo peculiaridad de sus ojos era atrayente. Como si fueran dos polos opuestos rojo y azul. En este momento fue cuando más reparo en Mukuro.

– ¿entonces? –delibero el ilusionista en espera de una respuesta. Disfrutaba de cierta forma poner nervioso a Sawada.
– Tus ojos me recuerdan a los de un gato que vivía en el vecindario cuando era niño –confeso Sawada.

Rokudo enarco la ceja izquierda de forma inquisidora.

– Debo entender que me estas comparando con un gato –replico Rokudo.
– No es a lo que me refiero –dijo–. Tal vez en parte –añadió de forma sincera–. Cuando era papá vivía con nosotros en el vecindario vivía un gato, tenía un ojo de color café y el otro azul. Aún recuerdo su pelaje de color blanco, siempre que me quise acercar el huía. En una ocasión me araño. Solo una vez fue amable conmigo, un día me caí del columpio y el gato se acercó a consolarme. Pensé que después de eso el gato me tendría más confianza, pero siempre mantuvo su distancia. Me recuerda a ti. Son parecidos.

Las palabras de Sawada no eran mal intencionadas. El italiano lo sabía, no era capaz de confiar en las personas.

– Tú si sabes cómo romper el ambiente –afirmo el mayor– es más parece que no lo sabes –se corrigió– regresemos.

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Reborn miro de reojo a los descendientes de la familia Shimon, ojos rojos y cabellos del mismo color. No reconocer a una de las principales familias de la mafia italiana sería una ofensa. Al parecer solo había dos. El mocoso parecía tener la misma edad que su dame-alumno, mientras que la joven posiblemente era un año mayor. Una sonrisa apareció en sus labios cuando vio que los adolescentes le regresaban la mirada, de inmediato los ojos rojos del joven captaron su total atención eran los característicos herencia de Corzart. Imagina que habían mandado a alguien de Shimon pero que apareciera la siguiente cabeza de la familia Shimon. Era algo inesperadamente divertido.

Enma noto una mirada entre los concurrentes del lugar. Los ojos de color café y la mirada afilada que les estaba dedicando el hombre no solo eso el porte, el aura entera del desconocido gritaba: caos.

Suzuki también miro al hitman. Y se acercó a musitarle un par de palabras al oído a Kozato – Enma, es Reborn.

La sonrisa ladina de Reborn se esbozó en su rostro, sabía que era lo que ambos Shimon susurraban. Sabían quién era él. Fue un breve encuentro de miradas antes de que Reborn continuara caminando. Después de todo, ninguna parte está rompiendo algún acuerdo. Tsuna tendría que lidiar con los Shimon.

Suzuki y Kozato reanudaron lo que estaban haciendo antes de que Reborn los interrumpiera. Comían un par de dangos mientras observaban uno de los eventos de clásicos de la cultura japonesa. El país parecía un lugar pacifico muy distinto de su natal Italia. El colegio Shimon, al que ambos asistían se encontraba en una isla, aislando a los descendientes de dicha familia del entorno mafioso, al menos durante la niñez y pare de su juventud el colegio los resguardaba del entorno mafioso sin embargo, eso no significaba que fueran ignorantes. Clases de cultura general, idiomas, eran impartidas sin olvidar defensa personal y el manejo de armas. Shimon y Vongola eran familias que fueron fundadas al mismo tiempo, sus respectivos fundadores: Corzart Shimon y Giotto Vongola compartían las mismas convicciones. Ambas familias eran el reflejo de la contraria, Shimon “la llama de la tierra” y Vongola implicaba “la llama del cielo”. Dependía de las actuales cabezas de cada familia si se hacía una alianza o no.

– Enma si lo que dices es cierto…–hablo quedamente Suzuki.
– Aun debemos observar, por eso nos transferimos a este lugar.
– Podríamos haber conocido a Sawada en Italia.
– Ciertamente tienes razón. Pero... no cambiaría el hecho de que lo conociera tarde o temprano.
– Sawada luce como alguien ingenuo –le recalcó Suzuki.
– Vi su llama. Era un color puro y limpio. Aun así no sirve de nada si tiene miedo. Tsuna-kun solo debe superar su temor. Por lo que sé, no tiene mucho tiempo que descubrió que su padre estaba involucrado en la mafia. La inestabilidad que tiene es mejor que desaparezca. Quiera o no tendrá que ir a Italia en cuanto termine la secundaria.
– Si es que vive –mascullo Suzuki. La mafia estaba reunida en un simple evento de estudiantes. Ese era el círculo vicioso de la mafia. Enemigos, venganza, poder y sangre. Ellos mismos estaban atrapados en ese limbo.

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Mukuro miro de reojo las expresiones faciales de Sawada, parecía un niño pequeño emocionado al ver los puestos, definitivamente los estudiantes habían puesto todo su empeño para la realización del festival. Ken y Chikusa en su ausencia manejaron los problemas que se pudieran suscitar en el lugar. De inmediato uno de los puestos llamo su atención. Era una de esas fuentes de chocolate. El paladar de Rokudo amaba el chocolate.

– ¿te gusta el chocolate? –irrumpió Sawada como si fuera capaz de leer el pensamiento del ilusionista.
– ¿Por qué lo dices? –cuestiono.
– te quedaste viendo el puesto de las brochetas.

Rokudo aparto su mirada de la fuente, lo molestaba de cierta forma que Sawada fuera capaz de ver a través de él. Por eso mismo el guardián de la niebla había puesto todo su esfuerzo en mantener la distancia de Sawada. Cuando el ilusionista se giró a encarar de forma directa al castaño, el mencionado no estaba cerca se puso a buscarlo y cuando lo vio este volvía con un par de brocheta en las manos.

– Parece que te gusta –dijo Sawada mientras extendía una de sus manos para darle una de la brochetas a Rokudo.

El italiano no objeto nada y solo tomo lo que la brocheta. No dudo en morder la brocheta, eran fresas cubiertas de chocolate en lo particular el prefería el sabor preponderante del chocolate sin embargo, la combinación de la fruta con el cacao le gusto.

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Sasagawa, Yamamoto, Gokudera, la hermana de Gokudera y Shamal recorrían los puestos probando la variedad de platillos, Bianchi prácticamente estaba encantada con la idea de probar “la comida extranjera”, la italiana se encontraba sumamente emocionada por la idea de anexar recetas nuevas a su propio recetario.

Reborn miraba a los jóvenes guardianes. Pese a que él era un arcobaleno su propia existencia desafiaba toda lógica, le resultaba un tanto extraño estar tan relajados en estos momentos. Claro que los adolescentes no tenían la culpa de no recordar acerca de los eventos que ocurrieron hace un par de semana. En el futuro, muchas cosas sucedieron como el previo que sucedieran, pero con todo eso… el devorador de llamas. Investigo por su parte sin obtener mucha información. El asunto lo inquietaba y no lo deja tranquilo. Incluso hablo con Aria, la mujer no sabía mucho del tema en cuestión.

Ver el futuro… no significaba que Luce o Aria fueran capaces de cambiarlo.
Aun recordaba la expresión serena de Luce cuando quedaron malditos. Luce sabía lo que pasaría y aun así acepto lo que sucedería sabiendo de antemano que las riquezas y que les prometieron no eran más que un engaño. Cuando hablo con Luce al respecto, ella solo le dijo que no estaba en sus manos mover los hilos del futuro a su conveniencia. Tal vez de todos ellos, ella fue quien tomo mejor la situación al verse convertidos en bebes, no solo eso. Era incapaz de olvidar la figura de Luce acariciando su vientre. Lastimosamente el arcobaleno del cielo no vivió mucho tiempo, peor aún… Aria heredo la maldición de su madre. La efímera vida del arcobaleno del cielo. Fue duro para él la muerte de Luce. No solo eso, Aria parecía más cansada la última vez que la vio, la llama vital de la actual jefa de los arcobalenos se consumía de forma lenta.

Una pequeña instancia de tiempo, pero sin duda la simple presencia del arcobaleno del cielo era una luz cegadora y cálida.

– Oh Reborn.
– Verde –mascullo el nombre al ver al hombre. El arreglo de verde era como siempre descuidado.
– Siempre pones esa cara cuando recuerdas a Luce –señalo el arcobaleno del trueno. Noto de inmediato el semblante de Reborn cambiar.
– ¿qué haces aquí? –pregunto el hitman.
– Vacaciones –canturreo el profesor.
– ¿Qué tan desarrollado va el proyecto de las cajas arma? –tanteo el tema.

El hombre de cabellos verdes se quedó en silencio. El proyecto de las cajas armas era clasificación ultra secreta, nadie que no fuera él y sus colaboradores sabían algo al respecto.

– ¿A qué te refieres? –evadió la pregunta fingiendo ignorancia respecto al tema.
– No te hagas el tonto. Lo sé… Animales y armas.

La mirada del profesor se tornó seria.

– ¿Fue Aria? –cuestiono Verde.
– No… necesito que crees cajas arma para la décima generación de Vongola.

Aquello intereso de sobremanera a Verde.

– ¿Por qué?
– Porque solo tú puedes hacerlo –admitió Reborn. Verde no esperaba la afirmación de Reborn, raramente aquel hombre admitía que necesitaba algo.
– ¿tienes alguna sugerencia?
– Sí –admitió Reborn.

La creación de las cajas armas en el futuro significo una desventaja que el mismísimo Sawada Tsunayoshi estuvo dispuesto a correr. Sawada Tsunayoshi mintió, con respecto a la destrucción de los anillos Vongola, no solo eso, pese a que sabía que Byakuran era solo un títere el planeo un plan en el que buscaba encontrar a la persona que movía los hilos.

– No te hagas el tonto Reborn. ¿Qué es lo que sucede? –cuestiono Verde.
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Notas de la autora: cuando inicie el fic, me dije si hago de 15 a 20 capítulos son muchos, pero me fui por las ramas.

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