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Merry X(xx)mas. por BlackMoral_Inc

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Notas del capitulo:

¡NO ME MATEN! Ya sé que aún no he terminado "Grecia", pero al terminar les explicaré porqué ;;

Sonrió cuando vio el enorme y apetitoso pavo sobre la mesa, ese que su propia madre y suegra se habían encargado de hornear; se veía delicioso. Justamente estaba por levantarlo y llevarlo al comedor cuando sintió que lo acorralaban contra la mesa, sus manos fueron presa de otro par que entrelazó sus dedos rápidamente. Su trasero sintió el roce travieso de otro cuerpo y sus hombros se encogieron cuando la respiración de la otra persona pegó, cálida, contra su nuca.

—E-espera…

—Dejémoslos cenando, Ruki, vamos a mi habitación.

Se habían reunido ese 24 de Diciembre para pasar la noche buena y navidad juntos, con las familias de ambos; era la primera vez que tendrían la dicha de que sus familias convivieran juntas, pues al principio no habían aceptado su relación homosexual. Ya con dos años y nueve meses juntos, podría decirse que las  aguas ya estaban tranquilas; el padre de Takanori, quien era el mayor opositor de aquel amor, ya estaba resignado a que las cosas eran así, que ellos se querían y que no había manera de separarlos.

Ahora, en el comedor (separado de la cocina por una pared) se encontraban los padres, hermanos y algunos otros parientes de los muchachos. Y ellos estaban ahí… En la cocina, en una pose altamente comprometedora.

—Akira…espera, ¿quieres? Apenas vamos a…a-ah, ¡Akira ya! —Chilló entre dientes. Su novio no dejaba de frotarse contra él y de respirar agitadamente —a propósito— contra su nuca. Tuvo que hacer un esfuerzo sobre humano para no caer en la tentación que representaba estar en aquella posición. Sintió las manos del rubio que tenía detrás, traviesas, hurgando bajo su camiseta blanca; era discreto —dentro de lo que cabía— ya que en el comedor estaban reunidas las familias de ambos jóvenes.

—Vamos, cariño. —Ronroneó sobre la sensible piel de su cuello. Takanori se estremeció de pies a cabeza, pero el rollo se les cortó cuando uno de los sobrinos de Akira entró corriendo, siendo perseguido por otro de los niños que había asistido a la reunión familiar.

Takanori, sonrojado y nervioso, tomó la bandeja con el pavo y se giró hacia su  novio; éste sonreía divertido, le encantaba poner en aprietos al menor.

—Te dije que te esperes —Reprochó—, vamos a cenar. ¡Casi nos ven!

— ¡Pero, amor! Son solo niños, ellos no entienden… Ven, dame mi noche buena, ¿quieres? —Takanori se sonrojó un poco más y le habría aventado el pavo en la cara al descarado rubio de no ser porque apenas iban a cenar.

Akira era mayor que Takanori, aún así era el más infantil de la pareja, y normalmente siempre estaba despreocupado, relajado y expedía un aura alegre; eso era precisamente lo que a Takanori le encantaba, que con él siempre se sentía positivo. Era un chico juguetón, incluso cuando debía estar serio (cosa que sacaba de quicio al menor); aunque, cuando se enojaba no había quién lo soportara. Por su parte, Takanori era todo lo contrario en ocasiones: alegre, pero muy metódico. Se preocupaba porque las cosas salieran bien siempre, lo que le llevaba al estrés y horas de malhumor que culminaban, la mayoría de las veces, en peleas con su novio. Peleas menores que finalmente llevaban a largas sesiones de sexo.

—Te tardaste mucho, ¿estabas volviendo a hornear el pavo, Taka-chan? —Inquirió de forma juguetona el único hermano del aludido, quien le dirigió una seña obscena con la mano.

—Akira, lleva a los niños a lavarse las manos. —Susurró la madre de éste y el chico obedeció en seguida.

Se oía la animada bulla de las más de diez personas reunidas ahí, todas ansiosas por probar la cena. El ambiente era agradable, cálido y acogedor. Sin duda alguna, sería una de las mejores navidades.

La cena comenzó. Las mujeres se enfrascaron en una conversación que poco importó a los varones, quienes discutían sobre deportes y algunos asuntos sociales del país. Los cuatro niños jugueteaban con su comida y se hacían bromas entre ellos todo el tiempo. Todo estaba saliendo perfecto. Hasta que Akira decidió continuar con lo que había comenzado en la cocina.

Se había sentado junto a su novio (quien disfrutaba de su cena tranquilamente), por lo que le fue muy fácil deslizar una de sus manos sobre las piernas del menor; éste dio un respingo que trató de disimular y carraspeó mientras dirigía una amenazante mirada a su inoportuna pareja. Pero el mayor de los rubios no se detuvo, al contrario, continuó paseando su mano indecente por encima del muslo izquierdo de Takanori.

—Akira, basta. —Masculló entre dientes. Maldijo internamente el sonrojo que comenzaba a formularse en sus mejillas y de paso al novio tan atrevido que tenía. Aunque el problema no era que Akira fuera un desconsiderado, cruel e inoportuno sino que Takanori quería seguirle el juego y en aquellas circunstancias (con toda la maldita familia reunida y sentada en la misma mesa que ellos) le era imposible.

Se enfrascaron en una batalla de miradas que para los demás pasó desapercibida, hasta que la madre del menor de los rubios intervino, alzando la voz por encima de los demás.

— ¡Taka! Estás colorado… ¿te pasa algo? ¿No tendrás calentura? —Y tras aquel acceso de preocupación materna, todas las miradas se dirigieron hacia el cohibido muchacho.

—Oh, claro que tiene calentura. —Murmuró Akira de tal manera que solamente su pareja pudiera oírle.

Takanori le lanzó otra mirada, una con un claro mensaje: «te voy a matar cuando esto termine.»

 

—N-no… —Se aclaró la garganta el objeto de las curiosas miradas antes de contestarle a su madre—, me dio un poco de calor. Seguro que es el vino. No pasa nada… —Trató restar importancia al asunto esbozando una sonrisa amable, una de esas sonrisas que hacían derretir a su novio.

La cena continuó sin mayores acontecimientos, excepto que uno de los niños había derramado jugo en el piso.

Akira  notó que su pareja se había quedado serio durante los diez minutos posteriores a su “inocente” travesura, por lo que imaginó que se habría molestado, así que no hizo más que terminar de cenar tranquilamente. Por su parte, Takanori había comenzado a planear su venganza, en silencio y sin dar señales de lo que venía a continuación. Oh, eso no se iba a quedar así.

Llegó la hora del postre, la madre de Akira colocó a mitad de la mesa la enorme tarta que habían comprado esa mañana. Los niños hicieron una bulla tremenda, exigiendo probar aquel tentador postre. Fue en ese momento, cuando todos estaban centrados en recibir su porción de tarta, que Takanori decidió a actuar: Una de sus manos se escabulló por encima de la pierna derecha de su novio, quien de inmediato se giró a verlo.

—Ru… ¿qué estás…? —Dejó la pregunta al aire, pues el mayor se colocó el dedo índice sobre los labios, indicándole que guardara silencio. La mano de Takanori comenzó a subir y bajar por su muslo mientras sus ojos observaban con detenimiento los orbes cafés del mayor.

—Es mi turno. —Le susurró al oído, al haberse aproximado a él. Nadie les estaba poniendo real interés, así que el más joven de ellos se tomó el atrevimiento de morder el lóbulo ajeno. Un escalofrío recorrió la columna del sorprendido joven que ahora era presa de una repentina excitación, provocada por la mano juguetona que cada vez se volvía más osada; iba cada vez más arriba, más arriba…

—Ru, pequeño… —Trató de pararlo, ahora el que estaba en aprietos era él.

—Cariño, toma. —La madre de Takanori hizo que éste se detuviera al haberle dejado un plato con el trozo de tarta que le correspondía. Akira lo agradeció enormemente.

—No te vas a salvar, Aki-chan. —Murmuró juguetonamente Takanori mientras acercaba su plato y tomaba el merengue de su tarta con el dedo índice. El antes mencionado se acercó a su novio para poder hablarle al oído.

— ¿Ah, sí? ¿Quieres jugar, Ru-chan?

—Mm…tal vez. —Respondió, girándose a él por un instante, quedando así frente a frente, para que el otro pudiera disfrutar de verlo, lamiéndose de forma sugerente el dedo que había embarrado con el dulce de la tarta.

Para entonces ya les importaba poco que pudiese verlos toda la familia, ellos estaban enfrascados en su juego de provocación que, seguramente, iba a tener un final…bastante interesante.

Takanori siguió lamiéndose el dedo, llegando a meterlo casi por completo a su boca  y sacándolo rápidamente para volver a introducirlo. Aquellas acciones obscenas estaban caldeando el ambiente, mismo que subió de temperatura repentinamente cuando la mano zurda del menor fue a parar justamente sobre la entrepierna de su novio; presionó con fuerza, casi arrancándole un gemido al otro.

Takanori se concentró en seguir estimulando aquella zona. Había retirado el dedo de su boca y ahora descansaba su rostro contra el cuello de su novio, fingiendo una actitud y postura relajada y cariñosa; sin embargo, por debajo de la mesa, su mano presionaba fuertemente la entrepierna del torturado Akira, quien estaba haciendo un gran esfuerzo por retener los gemidos que pugnaban por salir de su garganta.

—R-Ru…amor, espera. —Murmuró entrecortadamente.

—Mm, no, no quiero esperar. —Siseó sensualmente, dejando un corto pero significativo beso en el cuello del contrario. Le fascinaba tener el control de las cosas, sobre todo si se trataba de vengarse de su amado novio.

—Takanori, detente…y-ya, detente. —Carraspeó para no volver a titubear, pero en ese instante el aludido volvió a hacer presión directa sobre su virilidad, haciendo que Akira soltase un pequeño quejido que llamó la atención de los demás.

Todos voltearon a verlo. Takanori se separó rápidamente de él y fingió sorpresa.

— ¡Amor! ¿Qué tienes? ¿Estás bien?  —Akira lo miró con los ojos entrecerrados, maldiciendo por dentro que su pareja fuera tan bueno actuando y convenciendo a la gente.

— ¿Qué te pasa, cariño? —Preguntó la madre del joven.

—Ehh…nada, nada. Me dio una punzada en el estómago, seguro fue por comer tan rápido. Saldré… —comenzó a explicar, pero se corrigió—, saldremos a dar una vuelta. —Y dicho esto, se puso de pie, indicándole; más bien, ordenándole con una gélida mirada a su novio que lo siguiera.

El jueguito no había terminado, apenas estaba comenzando.

Takanori se disculpó por no quedarse con ellos y se levantó, siguiendo a su novio hacia afuera del hogar de éste.

— ¡Hey, espérame! ¡Rei! —El aludido se detuvo y lo miró de mala manera—. No me mires así porque tú empezaste en la cocina. Espera… ¿a dónde vamos?

—A dar un paseo, quiero fumar para ver si se me baja la calentura. Gracias, ¿eh?

—De nada, señor.

Se sonrieron entre sí y abordaron el auto de Akira.

—Casi nos descubren. —Reclamó el mayor mientras conducía.

—Que conste que tú empezaste.

— ¡Pero tú me seguiste!

—Es tu culpa, debiste esperar a que termináramos de cenar. —Sonrió con malicia al decir esto y, aprovechando la concentración de su novio, comenzó nuevamente a acariciarle la pierna.

—Takanori…Ruki, tranquilízate, estoy conduciendo. —Dijo Akira, comenzando a ponerse nervioso. No obstante, el menor continuó sobando su pierna de una forma sugerente.

— ¿Sabes que se me ha ocurrido, Rei-chan? —Utilizó la abreviatura de su seudónimo, dándole un tono provocativo.

—No y, sinceramente, no quiero saber. —Comenzó a sudar frío cuando la mano de su novio se escabulló hasta su entrepierna—. T-Taka… —El aludido se inclinó hacia él y comenzó a dar cortos y ruidosos besos a la oreja de su novio, a sabiendas de que ese era uno de sus puntos débiles. Siempre se aprovechaba de eso—. Taka…ya, para.

— ¿Quieres que te la chupe? —Inquirió, fingiendo un ronroneo y presionando con la palma de la mano el miembro de su pareja. Akira jadeó sin poder evitarlo y dio un volantazo que provocó que el auto coleara por un instante.

— ¡Joder, Ruki, estoy conduciendo! —Se sobresaltó el mayor, apretando las manos en torno al volante.

—Sus deseos son órdenes, señor. —Takanori lo estaba disfrutando como nunca, incluso aunque fuera posible que terminaran estrellados contra un árbol o un muro de contención. Se agachó hasta la altura de la cintura ajena y no perdió tiempo en desabotonarle el pantalón y bajar el zipper para después simplemente meter la mano y sacar el pene de su novio, el cual ya comenzaba a despertar—. Uy, Aki…

—A-ah, mierda…deja de… ¡estoy tratando de conducir! —Trató de apartar al menor con una mano, intentando no perder el control del auto, pero no lo logró. Bajó la velocidad, pero el claxon de un auto que venía tras del suyo lo apuró, haciendo que recobrara la rapidez. La respiración ya había comenzado a fallarle y empeoró al sentir la húmeda lengua de su novio lamiendo su glande. Era delicioso. Tan delicioso como peligroso.

—No te muevas tanto, Aki-chan, no queremos causar un accidente, ¿verdad? Tú conduce y yo me encargo de atenderte aquí abajo, ¿huh? —El tono sarcástico de Takanori lo hizo ponerse más nervioso—. Tú tranquilo.

Esa fue la única frase que logró escuchar de Ruki pues en cuando éste comenzó a estimular su virilidad con la boca los sentidos se le desconectaron. Aún así, su sentido común e instinto de supervivencia le dictaban que debía seguir atento al camino, aún si en ocasiones entrecerraba los ojos y sentía la necesidad de tirar la cabeza hacia atrás. Los jadeos comenzaron a escapársele cada vez con más constancia, aunque era muy discreto.

Mientras tanto, Ruki se encargaba de jugar con el miembro de su novio dentro de su boca mientras una de sus manos permanecía dentro de su ropa para acariciar sus testículos. Él también lo estaba disfrutando, pero intentaba no pensar en las posibles consecuencias de su imprudencia pues en ocasiones sentía los cambios bruscos de velocidad del automóvil. Sus labios presionaban, su lengua lamía y acariciaba. Toda su boca chupaba con ganas y todo él se estremecía de la misma manera en que su novio lo hacía.

—A-ah, Ruki…ya, quítate. ¡Ah! Con un demonio. —Farfulló. Movió la pelvis en contra de la cara de su pareja y éste dio una arcada cuando aquel duro falo le golpeó la garganta. Pronto Reita se encontraba penetrando la boca de su novio de manera lenta, tortuosa, pero jodidamente placentera.

En la primera oportunidad que tuvo, se desvió del camino y frenó repentinamente, haciendo que Ruki se apartara de él y se golpeara la cabeza contra el volante.

— ¡Akira, mierda! —Se quejó el menor mientras se incorporaba y se sobaba la cabeza. El aludido tenía la cabeza apoyada en el respaldo de su asiento, con los ojos cerrados y los labios entreabiertos, profiriendo jadeos incontenibles. Takanori desvió la mirada hacia la entrepierna de Akira y sintió una punzada de excitación al ver el pene bien erguido del mayor. Decidió aprovechar la situación, así que empezó a deshacerse de su pantalón.

— ¿Qué…qué haces, Ruki?

— ¿No es obvio? —Gruñó pues ese golpe contra el volante aún le punzaba en la cabeza y ahora se sentía desesperado por montar sobre el otro. Su pantalón al igual que su ropa interior se perdió entre los asientos, y cuando Ruki se halló desnudo de la cintura para abajo, rápidamente se abalanzó contra Reita, sentándose sobre su entrepierna y aprisionándolo contra el asiento. Al instante, unió sus labios en un ávido beso.

Akira no tardó en responder a las acciones del más bajito, en cuanto lo sintió encima le rodeó la cintura con los brazos, posando las manos sobre su trasero desnudo para apretarlo contra sí mismo. La situación era una locura, pues estaban a punto de follar a la orilla de la carretera, con la posibilidad de que los descubrieran.

Comenzaron a frotarse uno contra el otro, incrementando así el  calor de ambos cuerpos. Aún si la posición era incómoda, poco les importó. Reita acabó con el beso y llevó sus labios hasta el cuello del menor mientras sus manos apretaban sus nalgas y atrevidamente deslizaba un dedo entre ellas.

Ruki inició un vaivén, bailando sobre las caderas del contrario mientras una de sus manos se aferraba al cabello de su novio. Los besos en su cuello lo desarmaban y hacían incrementar su necesidad. Escabulló la mano libre por debajo de la camisa de Akira y acarició su pecho, deteniéndose a pellizcar uno de sus pezones; el mayor gruñó por esto y en respuesta, dio un apretón más fuerte a su nalga derecha.

En ese momento, un auto pareció querer detenerse cerca de ellos y, lejos de detenerse, los incitó a seguir. La adrenalina que provocaba el ser asechados por los conductores que transitaban por ahí —aunque fuesen pocos— hacía más interesante la situación. Lo prohibido siempre era lo más excitante.

—Espera, Ruki. —Murmuró Akira, agitado.

— ¿Qué pasa? —El mayor hizo reclinar el asiento para quedar semi recostado y que así el poco espacio no fuera tanto problema. Se sonrieron. Takanori se agachó y volvió a besarlo mientras continuaba con el vaivén sobre él.

Se tomaron el tiempo de disfrutarse, hasta que los besos y roces ya no fueron suficientes.

Takanori, quien era el más desesperado de los dos, se dilató el mismo bajo la atenta y penetrante mirada de su novio. Tras haber humedecido dos dedos en la boca de su novio, el menor preparó su estrecha entrada para lo que venía. Akira sentía que podía llegar al orgasmo con tan solo ver las expresiones de placer y oír los gemidos y quejidos de su pareja.

Una vez que Ruki se sintió listo, la acción continuó. En un abrir y cerrar de ojos ya se encontraba siendo penetrado lentamente por Akira. Gruñía y reprimía algunos quejidos al sentir lo duro que estaba el miembro ajeno y cómo éste se deslizaba calmadamente hacia su interior, cada vez más adentro… Más y más.

El rostro de ambos expresaba genuino placer.

Cuando Akira se halló por completo dentro de Takanori, éste último se alzó para casi sacarlo de su interior, dejando solo la punta aprisionada. Tras una fugaz mirada, se dejó caer sobre las caderas de Reita.

Los dos gimieron. Cada vello se había erizado, cada célula se había estremecido y eso que apenas estaba comenzando.

Ruki apoyó las manos sobre el pecho del mayor y las de éste último en el trasero ajeno. El menor subía y bajaba, cada vez más rápido, dejando que la extensión de su novio se enterrara en lo más profundo de su cavidad. Los gemidos inundaron el vehículo y durante el tiempo que duró la cópula, se olvidaron de su entorno físico.

— ¡Ahh, Reita! ¡Más!

—Ruki…joder, me encanta cuando te mueves así sobre mí. —Alcanzó a comentar entrecortadamente pues cuando Takanori cabalgaba de tal manera sobre él podría jurar que veía el mismísimo cielo.

—Jódeme, Akira. Mmh, jódeme. —Repetía el menor, mordiéndose los labios y encajando las uñas en el pecho del otro. Echó su cabellera hacia atrás con un movimiento de su cabeza y cerró los ojos, dirigiendo su mirada ciega hacia el techo del auto que no le quedaba tan lejos. De pronto sintió una firme mano de Akira sujetando su miembro y estimulándolo segundos después. Sus movimientos entonces fueron más rápidos, más duros; Akira le seguía el compás, elevándose cuando él bajaba y viceversa. Llevaban un ritmo desquiciante.

—Taka…Taka, voy a llegar. —Avisó en un bisbiseo el más grande. Su novio siguió moviéndose, disfrutando de los últimos momentos antes del clímax.

—Aki…Aki, ya casi. Dame duro, bebé… Dame más duro. —Pedía en tono suplicante. Se mordía el labio inferior con tanta fuerza que podría haberse lastimado. Con la estimulación que estaba recibiendo, el orgasmo no tardó en llegar. Con segundos de diferencia, ambos terminaron; Ruki, sobre el vientre de su novio; Akira, dentro de él. Aunque no detuvo las penetraciones, por lo que su semilla se esparció afuera también, manchando su propia ropa.

Un minuto más tarde, habiéndose tranquilizado tan solo un poco, Ruki se recostó sobre él. Se besaron durante un largo rato mientras los espasmos por el reciente final iban apaciguándose.

De pronto, una llamada entrante al celular de Akira los sacó de su calma. Ruki se incorporó y tomó el aparatito para ver de quién se trataba.

—Era tu madre. Joder, ya son las 12.

—Carajo, se me había olvidado. Date prisa, tenemos que regresar. —Rápidamente el mayor comenzó a arreglarse la ropa.

—No puedes llegar así, Akira. —Dijo, evidenciando los restos de semen sobre su pantalón. Rieron al unísono.

—Tú lo provocaste, Takanori. —El aludido, quien se estaba vistiendo, sonrió con suficiencia.

—Claro que yo lo provoqué. —Le guiñó el ojo y ya que había terminado de colocarse la ropa, se inclinó hacia él para dar un dulce beso a sus labios—. Feliz navidad, cariño.

—Feliz navidad, amor. —Respondió Akira, con una amplia sonrisa—. Deberíamos pasar así cada noche buena, ¿eh? —Compartieron otra risa.

Y vaya que había sido una noche bastante buena.

Notas finales:

¡Ok! Hora de las explicaciones. Subí "Grecia" el día 8, sino me equivoco y el 10 fue mi graduación, así que por esos días no pude actualizar. Después, mis mejores amigos se fueron a otras ciudades a estudiar, así que estuve deprimida toda la semana siguiente; eso, aunado a las fiestas decembrinas, ya saben, pues no me ha dado tiempo de terminar el fic.

 

Aún así, quise escribir éste fic pequeñito porque no quería dejar pasar lo de la navidad y bla bla, aunque igual lo escribí un poco tarde.

 

Espero que les haya gustado y, respecto al otro fic, que me tengan paciencia. Por estos días lo terminaré y subiré uwu

 

Gracias por leer. ¡Nos vemos!♥


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