Cap XIV. Condemned ·:Condenado:·
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Shadi hacía su recorrido de rutina para asegurarse de que todo estuviera bien; fue entonces que escuchó una voz:
- *¡sólo yo estaré con él… sólo yo!*- la voz del faraón hizo eco por todo el lugar, los pasillos del rompecabezas se enfriaron y obscurecieron repentinamente.
- no, no puede ser...- corrió hasta donde estaba Atemu, pero no encontró ninguna anormalidad. Se acercó al tricolor y lo miró más cuidadosamente- ¿habrá sido mi imaginación?- el faraón logró soltar uno de sus brazos y sujetó por la cara a Shadi, comenzando a hacer presión en éste.
- ¡todo esto es culpa tuya!- gritó el faraón mientras alzaba a Shadi del suelo con extraordinaria facilidad y seguía apretando con más fuerza su rostro; Shadi intentaba desesperadamente liberarse…
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Yugi y Joey seguían embelesados en su beso, hasta que el peque sintió que algo no estaba bien. Se apartó bruscamente del rubio y tomó su artículo en manos.
- ¿qué sucede?- preguntó preocupado el rubio
- ¡¡¡no... no!!! ¡¡¡¡El faraón!!!!!- el miedo comenzó a invadirlo
- oye, ¿Que ese no es Shadi?- el tricolor miró hacia donde miraba su amigo
- ¡sí, es él!- se alegró al verlo, sintió que aún podía hacer algo- ¡Shadi!- lo llamó, pero en el momento en que se viró a verlo, el cráneo de Shadi explotó sin razón aparente, salpicando de sangre a las personas que pasaban ocasionalmente por ahí. El pánico se apoderó de todos, los gritos comenzaron a oírse, algunos curiosos se juntaron y otros se desmayaron por tan impactante escena.
- ¿pero qué...? ¡Yugi!- el ojimiel zarandeó a su amigo para hacerlo reaccionar
- nos va a matar... va a matar a todos...- el chibi hablaba fuera de sí. Cuando logró salir del shock, intentó soltarse del agarre del rubio- ¡¡Joey, aléjate!!
- ¿qué? ¿Por qué?
- ¡¡sólo hazlo!! ¡¡Suéltame y huye de aquí!!
- ¡no, no voy a dejarte ahora!
- ¡¡¡Joey, aléjate!!!- empujó a Joey para apartarlo, pero éste perdió el equilibrio y cayó a la carretera justo cuando un camión pasaba por ahí.
La espalda de Joey fue partida en dos por la defensa del auto, después el rubio se impactó contra el parabrisas del vehículo, los vidrios quedaron incrustados por todo su cuerpo. El conductor perdió el control y chocó contra un auto que iba frente a él; pronto varios automóviles comenzaron a impactarse contra el accidente, causando un desastre masivo.
- *muy bien Yugi… y ni siquiera tuve que intervenir*- Atemu se rió burlonamente, estaba tan complacido; mientras que Yugi gritó a causa del dolor y la culpa... las sirenas se oyeron y el pánico aún seguía presente…
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- buenos días- saludó la profesora al entrar- Hoy tenemos a una nueva compañera, entra por favor- una simpática chica de cabello corto azulado y de hermosos ojos negros ingresó al salón- ella es Samanta Watson- la joven hizo una reverencia- sean amables con ella. Samanta, busca un asiento, tenemos que empezar la clase.
- sí profesora- miró a todos lados para buscar un lugar, entonces vio a un chico de unos lindos pero tristes ojos violeta, y de cabello tricolor, que le pareció muy atractivo.
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Samanta logró ganarse a sus compañeros muy rápido, para el almuerzo ya tenía un grupo de amigos, pero el chico con el que quería hablar aún no la notaba.
- ¿oigan, y quién es ese chico?- preguntó curiosa Samanta señalando al tricolor
- Samanta, si realmente aprecias tu vida, aléjate de él- le aconsejó una chica susurrándole
- ¿a qué te refieres?- dijo confundida
- ¿es que no lo sabes? (N/A u_ú pues obvio que no sabe, por eso pregunta, ¿no?) él es Yugi Motou- le comentó un chico- se dice que todo aquel que se acerca a él termina muerto o desaparece sin dejar rastro alguno
- ¿eh? No estén bromeando
- es verdad Samanta- trató de convencerla otro chico- hace algunos meses su mejor amigo murió en un accidente de automóvil. Ese accidente provocó una carambola de 27 autos; todos los que estuvieron allí ese día murieron, a excepción de Yugi, que sólo sufrió un par de rasguños. Desde ese día, cosas extrañas comenzaron a pasarle a todos aquellos que estaban cerca de él. Sus amigos fueron muriendo uno por uno, y su abuelo desapareció misteriosamente...
- no deberían hablar de él- profirió una chica temerosa- corre el rumor de que aquel que hable mal de Yugi aparece muerto al día siguiente...
- no puedo creer que digan eso- dijo indignada la peliazul- es imposible que un chico que luce tan gentil haga cosas como esas- se levantó de su lugar y se dirigió a donde estaba Yugi, haciendo caso omiso de las advertencias de sus compañeros- hola ^-^- le saludó amable- ¿puedo almorzar contigo?
- ¿no te molesta?- le preguntó el peque
- claro que no- acercó una banca para acompañarlo- yo soy...
- sé quién eres- le interrumpió- Samanta, ¿cierto?- la aludida asintió- deberías hacer lo que dicen tus amigos...
- ¿y por qué? ¿A caso lo que dicen de ti es cierto?
- por supuesto que no... Pero ya estoy acostumbrado a estar solo
- entiendo- se puedo callada unos momentos, le parecía muy triste la historia del peque- ¿oye, quieres acompañarme a casa después de clase?
- ok n_n
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Cuando sonó el timbre a la hora de la salida, Yugi y Samanta se reunieron para ir a casa de ésta última. Los alumnos que los vieron caminar juntos murmuraban y criticaban a la chica, diciendo que iba a terminar muerta. Pero a pesar de esos molestos chismes, ambos parecían contentos.
- Yugi, ¿qué es eso?- preguntó al notar un extraño objeto dorado en forma de pirámide colgado a su cuello con una cadena
- ah, esto es una reliquia egipcia. Mi abuelo me la regaló
- ¡impresionante!
- Cuando amigo Joey murió me sentí muy abandonado- le comentó cambiando la conversación- Todos mis amigos se mudaron a causa de la muerte de mi amigo; y mi abuelo murió por una enfermedad. Ha sido muy duro para mí... pero nadie comprende cómo me siento; ni siquiera creen en lo que digo….
- yo te creo Yugi. Sé que tú no dañarías a nadie... y si quieres, yo puedo ser tu amiga de ahora en adelante
- ¿en serio?- Samanta asintió con una sonrisa en su rostro- entonces, déjame darte esto como prueba de mi amistad- se quitó el rompecabezas y lo colgó en el cuello de la chica
- ¡gracias Yugi! ¡Lo voy a cuidar como si...!- sintió que el aire se le iba poco a poco. Sus ojos quedaron en blanco, la cubrió una misteriosa luz negra y su cuerpo comenzó a cambiar de apariencia hasta que tomó la forma de Atemu.
Pero esto no duró mucho, ya que su cuerpo comenzó a ser "succionado" por sí mismo hasta que quedó reducido a huesos. Éstos comenzaron a tomar un color grisáceo y empezó a desmoronarse poco a poco, hasta que quedó reducido a una pila de cenizas. Yugi se inclinó y recogió el rompecabezas de entre las cenizas.
- te lo advertí. Nunca debiste hablarme- limpió con sus manos el artículo y lo ciñó de nuevo a su cuello
- *su cuerpo tampoco era útil- dijo su yami mientras aparecía como espíritu tras él y lo abrazaba- pero muy pronto encontraremos un cuerpo indicado y podremos estar juntos*
- *sí... muy pronto*- el mayor lo tomó por el mentón y lo besó. De las orbes de Yugi cayeron unas cristalinas lágrimas;… Ya no tenía voluntad, esperanza o destino,… quería morir, pero el faraón no lo permitía... ahora él controlaba su vida… su voluntad… y su destino… hasta el final de los tiempos…
The End