No tenía nada en común con él, absolutamente nada. Lo miré con el rabillo del ojo y una expresión que nadie hubiera podido descifrar, lo miré un momento más de lo normal y él se giró a mirarme para saber si todo estaba bien, me miro con esa cara que quite al momento y me regaló una de esas sonrisas tan bonitas que tiene, se acercó hasta mí y pasó sus brazos por mi cuello rodeándolo, me buscó la mirada mientras sonreía y me besó los labios, solo un beso suave pues aún teníamos muchas cosas que hacer. Yo pase mis manos por su cintura torpemente y me aferré de él, de su ropa, hundí mi cara en su cuello y respiré su aroma con fuerza, estrujé sus ropas más fuerte y él me estrujo un poco más también sabiendo que yo no estaba bien…él siempre sabe.
- Solo un minuto… - susurre a su oído y él no dijo nada, solo llevo su mano a mi cabello y lo acarició despacio
Georg y yo no tenemos nada en común, realmente que nada, él dice pop y yo digo metal y mientras él corre por ahí de fiesta con los gemelos y hace bromas y rie con ganas yo me quedo al margen deseando desaparecer muchas de las veces…es cierto que no coincido demasiado con ellos pero Georg siempre está a mi lado. Ambos sabemos que no podemos meternos en una relación de gemelos y quizás pasó tanto tiempo a mi lado que aprendió a leer mis silencios, mis miradas, mis sonrisas, que se enamoró de mí.
Siempre me ha gustado pensar que fue algo que vio muy en el fondo porque a simple vista no hay nada que ver, él dice que lo que le gusta de mi cualquiera lo puede ver…más diferencias.
Fue una tarde de julio cuando por primera vez él tomó mi mano con una sonrisa y me llevó a comer, comimos sushi, nada demasiado importante ni demasiado íntimo, era un restaurante lleno de gente como esos a los que siempre íbamos, no me pareció diferente hasta que deslizó por la mesa una caja negra de esas que contienen joyas.
“no es mi cumpleaños…. ¿qué es?” pregunté yo en aquel momento pensando que sería un regalo que daría para una de sus novias o algo así…yo sabía que Georg no tenía la promiscuidad de Tom pero que también tenía mucha suerte con las mujeres y cuando una le gustaba la trataba lo mejor que podía, en ese entonces aún no sabía cuan bueno es ser su novio…
“ya sé que no es tu cumpleaños, pero igual es para ti, ábrelo” dijo él como toda respuesta antes de llevarse un pedazo más de sushi a la boca
Tome la caja en mis manos y sentí su peso…era pesada así que tenía algo dentro…la abrí y entonces miré un reloj, tiré de él para sacarlo y la esponja de la caja se zafó mostrando que bajo ella había un collar, aquello era más sencillo que el reloj, mucho más del tipo de cosas que suelen gustarme, era largo y tenía un dije de una carta…el as de corazones… sonreí ante la ocurrencia ¿Por qué me daría algo como eso? Lo miré de soslayo pero él no me dijo nada, solo seguía mirándome. Gire la carta para ver si tenía algo detrás y entonces vi que tenía grabado “Para Gustipooh… ¿quieres ser mi novio?” Bueno, en aquel entonces me quedé en shock.
No sabía que aquello podría ser bueno, no sabía ni que pensar…Georg era uno de mis mejores amigos si no era que el mejor, que de pronto resultara que no solo era bisexual sino que además me quería a mí me descoloco bastante…con los días aquel shock se convirtió en curiosidad pues él no dejaba de tratarme con ternura a pesar de que yo prácticamente había gritado que no, él me sonrió y me dijo “piensa bien, conserva todo, es un regalo igualmente”. Esa ternura me dio pie a pensar en si salir con él sería bello, después de todo no era que a mí me faltaran novias…no era eso, era que aquel que me ofrecía su cariño era posiblemente quien mejor me conocía en el planeta.
Así terminé colgándome la carta al cuello y dejando que Georg me abrazara, en un inicio como en todo inicio fue raro, era extraño pero no demasiado, con Georg las cosas eran tranquilas, era bonito poder hablar de lo que quería con él y tomarlo de la mano al mismo tiempo, era lindo abrazarlo sin sentirme extraño y entonces supe que siempre lo había deseado…siempre había querido poder abrazarlo y tenerlo para mi sin tener que dar cuentas a nadie de lo que hacía. Él dice “eso es porque eres muy rudo, cariño”
Yo ruedo los ojos y sonrío porque cualquiera con la capacidad de darse cuenta de que soy un cabron bien hecho cuando me cae en gana en verdad me conoce.
Ahora mismo tras reflexionar en eso suelto a Georg y lo miro, cambiamos mucho tanto él como yo…extraño su cabello largo un poco más de lo que pensé que lo haría, me gustaba sentir su cabello sobre mi espalda cuando dormimos juntos…me sonríe y me acaricia la mejilla con amor antes de darme un beso.
Esa es otra diferencia…yo nunca lo beso así como así….siempre que soy yo quien decide besarlo me estoy muriendo en las ganas así que lo tomo con rudeza y estampo mis labios en los suyos haciendo mía su boca y dejando que mi boca sea suya, él solo lo hace para demostrarme que me ama….y yo lo amo también…pero aún me es difícil demostrarlo.
Seguimos trabajando y de vez en vez yo miró a Georg, me sorprende aún que él me quiera…somos demasiado diferentes, mientras que él podría ser modelo de cualquier marca que deseara yo soy solo el chico que lo ama. Mientras él se esfuerza por ser el mejor novio del mundo yo trato de no perderlo, mientras que sus ojos son verdes los míos apenas sirven para lo que deben, mientras que el lee una novela romántica yo leo sobre asesinos en serie….Georg y yo no tenemos nada en común más que el hecho de que amamos lo que hacemos... amamos Tokio Hotel y la música que creamos…quizás la amamos solo porque la creamos juntos…porque la hacemos poniendo en ella nuestras almas…
- Vamos a casa, Gustav – dice después de un rato sacándome de mi ensoñación…sabe que no he estado poniendo atención a las palabras de nadie y por eso desvía la atención de mi cuando la recibo…eso siempre lo agradezco.
Georg me mira y me acomoda la gorra y la bufanda, se asegura de que los botones de mi saco estén todos cerrados y me besa de nuevo antes de salir.
Hoy aquí es invierno…hoy aquí hace más frio que ayer…pero se atenúa en cuanto Georg toma mi mano…siempre ha sido así….camina rápido conmigo hasta el auto deseando que nadie nos vea…. Es eso… ¿no? siente vergüenza de mi… eso o simplemente… se congela…olvidó su bufanda en casa…
Lo miro una vez que me siento en el auto, lo miro, tan guapo como siempre lo ha sido y me sonríe con la alegría de siempre. Yo nunca olvido mis cosas y si lo hago él lo recuerda…pero siempre olvida sus cosas y yo nunca las recuerdo…
¿Por qué está conmigo? Me lo pregunto una vez más…. Georg me eligió de entre montones de opciones… ¿Por qué?