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De callejones oscuros y malas intenciones. por JanitaXD

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Notas del fanfic:

Para los que no me conocen jeje tengo un fic llamado “Apocalipsis” que habla sobre zombies, y como los caballeros se enfrentan a esta amenaza.


Estaba pensando en cómo continuarla después de publicar en 4° cap, cuando me asaltó una duda: ¿Qué haré luego de terminar con el fic? Entonces pensé que, ya puestos a escribir de criaturas oscuras, ¿Por qué no hacerlo de mis seres demoniacos favoritos?


Y es así como surgió esta historia, mientras caminaba bajo la arboleda de mi universidad. Esto es el preludio e algo más grande, pero terminaré con mi primer bebé, que aún está en pañales, antes de encaminarme por los lúgubres caminos nocturnos y sanguinarios. Aún así, debía pasar al papel esta idea antes de que se me borraran algunos detalles jeje 

Notas del capitulo:

Espero disfruten de éste pequeño relato. Y a los lectores de “Apocalipsis”, si leen esto,  no me odien por perder el tiempo pensando en otra historia cuando aún no termino la primera jeje =P

 

Nada de esto me pertenece, solo disfruto de jugar con los personajes y de hacerlos sufrir. Los pensamientos estarán entre comillas (“”). 

De callejones oscuros y malas intenciones.

 

 

 

Un hombre alto, de cabellos negros como la noche misma, esperaba ansioso en la oscuridad de aquel callejón. Le había visto por primera vez hace unos días y no había podido quitárselo de la cabeza. De solo recordar su rosada piel y sus labios de cereza comenzaba a excitarse. Le había seguido desde esa primera vez, y conocía al dedillo su rutina. Al anochecer siempre aparecía caminando por aquel sendero del parque, le recorría calmadamente rodeando el lago, hasta el otro extremo donde se encontraba con un joven alto de corta cabellera azulada. Había descubierto que eran hermanos (pese a no guardar ningún parecido), pues así solía llamar el niño al joven. Esa delicada voz, como el repicar de campanas, le volvía loco de placer. Ansiaba oírle gemir bajo sus manos, tal vez escucharle llorar de dolor. Era lo que más disfrutaba de sus víctimas, aquel terror impreso en sus súplicas, el horror de sus miradas. Se le hacía agua la boca de solo pensarlo.

 

Había sido muy meticuloso. Debía planear muy bien dónde y cómo lo haría. Nadie podía verle, pues cualquier indiscreción le impediría seguir cazando en esa zona. Lo que sería una pena, con la cantidad de jovencitos ingenuos e imprudentes que habían en aquella ciudad.

 

Le vio aparecer por el extremo del sendero. Caminando suavemente, cubierto por esa exquisita ropa que le hacía ver realmente comestible. Para su deleite llevaba la capucha baja, por lo que podía mirar libremente sus rosadas mejillas enmarcadas por suaves bucles verdes. Ahora solo debía esperar el momento adecuado para abordarle. Le siguió oculto por la frondosa vegetación.

 

Comenzaba a frustrarse, pues al parecer nuevamente tendría que aplazar sus planes hasta la noche siguiente. Si no era un transeúnte apurado, era algún carruaje que pasaba por el viejo camino de adoquines frente al parque. Apretó los puños de rabia cuando llegaron al punto de reunión entre los hermanos. El jovencito se sentó como siempre en el banco de madera a esperar por la llegada del peliazul. Frente al parque aún se distinguían a algunos dependientes cerrando sus negocios.

 

Justo cuando el hombre daba por perdida su oportunidad, tuvo un golpe de suerte. Al parecer el hermano iba con retraso. Las calles se despejaron por completo hasta que solo quedó el causante de sus desvelos en aquel parque. Comenzaba a helar y un escalofrío recorrió la espalda del bello niño. Debía aprovechar esta oportunidad, pues no creía tener otra mejor.

 

- ¿No deberías estar en casa con tus padres?- El sonido rasposo de su voz sobresaltó al jovencito que le miró asustado con sus grandes ojos esmeralda.- Lo siento, no pretendía asustarte.

 

- Descuide – Dijo el joven con voz aterciopelada. Al pelinegro se le hizo muy difícil contenerse de abalanzarse sobre el hermoso jovencito.

 

- Este parque es peligroso de noche, pequeño, muchos jovencitos han estado desapareciendo, es mejor que te vayas a casa.

 

- Si, solo estoy esperando a mi hermano, debe estar por llegar.- Dijo, mirando para ambos lados del sendero. Un nuevo estremecimiento recorrió su esbelta figura.

 

- ¿Es muy lejos donde vives? Si quieres yo puedo acompañarte- Dijo el hombre con voz preocupada- No podría marcharme simplemente, si desaparecieras no podría vivir con mi cargo de conciencia.

 

- Es usted muy amable señor, pero no serviría de nada. Verá, acabamos de mudarnos, y no hemos tenido tiempo de sacar más copias de la llave. Solo tenemos dos, una la tiene mi padre, quien no está en casa, y la segunda la tiene mi hermano. Así que aunque me lleve hasta mi casa, no podría entrar.

 

- ¿Y algún vecino que pueda hacerse cargo de ti hasta que llegue tu hermano?- Preguntó curioso.

 

-No conozco a ninguno aún- dijo con pena el jovencito- y no me atrevería a molestarles a esta hora tan tardía. Pero no se preocupe, que mi hermano no tarda en llegar.- Observó como el peliverde comenzaba a frotar sus manos por el frío.

 

- Estas helado- Dijo el hombre tomando una de las delicadas manos del chico. Acto que provocó un adorable sonrojo en el menor – Deberías beber algo caliente o morirás de frío- dijo acariciándole una mejilla con el dorso de la mano, también fría al tacto. – Conozco un lugar muy bueno cerca de aquí, si quieres podríamos ir.

 

- No lo sé- dijo algo inseguro el joven- Dudo que algo esté abierto a esta hora.

 

- Oh, por supuesto que no está abierto, pero soy amigo de los dueños. Siempre me reciben a esta hora con una buena taza de té caliente y un rico trozo de pastel. Seguramente no me harán ningún problema si voy con tan adorable compañía. Y estoy seguro de que te encantará, no hay mejor leche de cabra en esta ciudad. Un buen vaso tibio te haría muy bien.

 

- Pero ¿y mi hermano?- Preguntó mirando nuevamente al sendero.

 

- Podemos enviar a Charlie a buscarle, es el hijo mayor de la familia, un gran amigo mío.  Seguramente no tendrá ningún problema en hacerme este favor.- Dijo el hombre con una encantadora sonrisa.

 

- Pero... No le conozco, no debería ir con usted...- El hombre se puso de pie y con un gesto muy formal le tendió la mano.

 

-Yo soy Shura, de Capricornio, encantado de conocerte- El jovencito soltó una pequeña risita, y aceptó la mano del mayor.

 

- Mi nombre es Shun, Shun de Andrómeda.

 

- Bueno, Shun de Andrómeda, puesto que ya no somos desconocidos, ¿Aceptarías mi invitación a beber un delicioso té con leche fresca?- El joven le miró aún dubitativo.

 

- ¿Y enviarán a ese joven a buscar a mi hermano?- preguntó.

 

- Por supuesto, te doy mi palabra.- Entonces Shun aceptó al fin, Y Shura sonrió en triunfo por dentro “Por fin serás mío, pequeño”.

 

Comenzó a guiarle por un sendero oculto entre la maleza, argumentando que era un atajo que daba directo al otro lado del parque donde se encontraba la dichosa pastelería. Por supuesto no era cierto, el sendero daba a un claro, uno de sus escenarios favoritos para cazar, pues tenía acceso al lago, donde lanzaba los restos de sus víctimas. Y estaba lo suficientemente lejos para que ningún mortal escuchara los gritos de terror. Su plan había resultado a la perfección.

 

 

 

*

 

 

 

Hades estaba prendido al cuello de una bella chica de largos cabellos Lilas. Saori se llamaba, y era la nieta caprichosa de uno de los hombres más poderosos de la ciudad. Había huido de su casa furtivamente aquella noche para irse de fiesta con sus amigos, y había encontrado la muerte en los brazos fuertes de aquel adonis.  Un grito de terror le desconcentró de su tarea. Era apenas imperceptible, pero sus agudos sentidos fueron capaces de captar el sonido fácilmente. “Al parecer alguien más esta cazando por estos lados”. Lanzó el cuerpo de la joven de manera indiferente y se dirigió al parque. Sentía curiosidad, pues en ningún momento había sentido la presencia de algún otro de su especie cerca.

 

 

 

*

 

20 minutos después.

 

Corría con todas sus fuerzas, con una mano se sujetaba el costado adolorido. Un encuentro poco deseado con los gemelos de Géminis le había retrasado. “Shun va amatarme” pensó angustiado Ikki. Al llegar al banco y no ver a su hermanito casi se le va el alma del cuerpo. Si le pasaba algo no se lo perdonaría. Comenzó a buscarle desesperadamente por todo el parque, hasta que junto a unos matorrales divisó un collar con forma de estrella de oro blanco. Era el collar de su hermanito. Encontró el sendero oculto y comenzó a seguirlo. Al llegar al final del camino se encontró con un pequeño claro, y en él una escena horrorosa.

 

Brazos y piernas mutilados y esparcidos por el lugar. Un torso con una horrible mancha rojiza en la entrepierna. Y al pie de un gran árbol, la cabeza de un hombre de cabellos negros. A su lado estaba Shun, limpiando tranquilamente sus manos ensangrentadas en un blanco pañuelo de seda con encajes. Con esa apariencia de un jovencito inocente de a lo más 15 años, cuando en realidad había sido transformado a los 18 hace ya 200 años.

 

- Llegas tarde Nissan- Dijo sonriente Shun.

 

- Tuve pequeño encuentro con nuestros amigos, los cazadores- Ikki se acercó al peliverde. Observó todo aquel destrozo con el ceño fruncido- ¿Que te he dicho de esa mala manía que tienes de jugar con la comida Shun? Alguien podría haberte oído.

 

- Tranquilo, Ikki. Ningún humano podría habernos escuchado, él se aseguró de eso- El joven miró una última vez a la cabeza cercenada de Shura antes de voltear para quedar de frente a su hermano.

 

- Me asusté al no verte- Dijo abrazándole el peliazul- Debes andar con más cuidado. Padre me matará si dejo que esos estúpidos gemelos te capturen.

 

- Soy demasiado ágil para que eso ocurra Ikki, debes dejar de preocuparte de más.- Lentamente se alejaron, he Ikki pudo percatarse del estado en el que se encontraba Shun.

 

- ¡Maldita sea Shun! ¡Mira nada más como estás!- Dijo señalándole con enojo en la mirada – Otra vez dejaste que se acercara demasiado. Y ahora no habrá quien aguante a nuestro padre!

 

Shun bajó la vista y vio sus finos ropajes completamente desgarrados. “Mierda” pensó, Afrodita le regañaría mucho. Su padre era muy quisquilloso con las ropas, quizás incluso derramaría lagrimas al ver a tan lujosas vestimentas hechas jirones y manchadas de sangre. “Malditos sean los pedófilos y su obsesión por desgarrar la ropa de diseñador” pensó con frustración.

 

- Francamente Shun, no entiendo cómo puedes disfrutar alimentarte de esa clase de escoria.

 

- Ya lo hemos hablado Ikki, si he de matar para sobrevivir, que sea a gente que se lo merezca. Al menos este bastardo ya no volverá a raptar niños inocentes. Y logré hacerle arrepentirse de todas las atrocidades que había cometido hasta ahora. – Dijo pateando un trozo de carne en forma fálica que estaba en el suelo.

 

El fénix negó con la cabeza. No le podía reprochar nada, él mismo prefería alimentarse de asesinos pese a que su sabor era insípido. No habría podido nunca acabar con la vida de almas puras aunque su sangre supiera a gloria. Les recordaba demasiado al amor de su juventud, su adorada Esmeralda.

 

-No creo que a tu futuro esposo le haga gracia que dejes que esos mal nacidos te toquen, Shun.

 

-Yo tampoco lo creo – Susurró Hades, quien acababa de ingresar al claro con el semblante serio. Había estado observando todo desde hace algún tiempo. Shun le miró a los ojos.

 

- Pues si a mi futuro marido le desagrada la forma en la que cazo, bien podría romper el compromiso.- Dijo el joven. Hades lanzó una carcajada.

 

- ¿Y dejarte escapar tan fácilmente? – Dijo acercándose al más joven- No, mi pequeño ángel de la muerte, primero dejo que los rayos del sol me conviertan en ceniza antes de permitir que le pertenezcas a alguien más.- Con su mano acarició su rostro. Ikki bufó con el ceño fruncido, nunca le agradó Hades, el jefe del clan del Averno, pero había sido el único a quien Shun había aceptado en su corazón, y después de siglos viendo esa mirada cargada de soledad en su hermanito, no le negaría la felicidad que había llegado a su existencia en forma de aquel vampiro.

 

- Ya que estas aquí, yo volveré con Afrodita- Soltó el joven con un gruñido molesto- Shun, limpia este desastre ¿quieres?- Dijo para luego salir corriendo del claro.

 

- No vuelvas a dejar que te toquen, Shun- Dijo Hades con el semblante serio cuando dejó de sentir la presencia del fénix. Sabía que ninguno de esos humanos serían capaces de dañar a su prometido, pero le hervía la sangre solo de ver sus sucias intenciones, de olfatear el deseo malsano que expedían sus cuerpos.

 

- Solo si tu dejas de alimentarte de esas jovencitas anoréxicas y sin gracia- susurró Shun, haciendo alusión al menú usual del mayor.- Hay muchas ancianas que querrían marcharse de este mundo en los brazos de tan apuesto dios de la muerte.- Hades no pudo evitar sonreír “¿Así que te ponen celoso mis jóvenes víctimas?”.

 

- Es un trato entonces – Dijo el pelinegro. Quizás no disfrutaría tanto de sus cenas de aquí en adelante, pero haría cualquier cosa con tal de evitar ver a su futuro esposo en brazos de otro hombre, aunque solo fueran los de un cadáver.

 

Se agachó para sellar su promesa con un beso, que Shun correspondió con entusiasmo. Definitivamente la eternidad era hermosa si la pasabas al lado de quien más amabas.

 

 Fin. Por ahora =)

Notas finales:

Tadah ¿Qué les pareció? Bien, mal, demasiado cliché...?  Espero que todos disfrutaran leyendo jejeje y solo por curiosidad ¿Alguien pensó en un principio que era Hades quien asechaba y que sería Shun quien moriría? Bye

JanitaXD


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