Ducha
Había pasado un tiempo ya desde que Ravi llevaba imaginándose los labios del mayor sobre los suyos acariciándolo con suavidad, no le había resultado problemático hasta que las escenas que empezaron a poblar su imaginación abordaron temas más candentes, ahora no eran solamente sus labios los que se juntaban de manera pasional, sus manos elegían aventurarse por debajo de la ropa para tocar las partes suaves del pecho de su acompañante, intentando provocar placer con ligeros pellizcos en los pezones del otro.
El rapero niega repetidamente con la cabeza, como si así se pudiera quitar los filos hilos de telaraña que su imaginación ha creado, llevando su temperatura corporal unos grados más arriba.
—Ni hablar—murmura con su ronca voz, yendo al baño y cerrando la puerta con decisión al tiempo que se desviste. Sus manos recorren su torso como en su imaginación lo hace Leo, llega a su hombría y con dedos trémulos la toma, siente el contraste del calor que la zona irradia contra los dedos fríos que han llegado hasta ahí.
A pesar de haberse masturbado en ocasiones anteriores, ésta vez se siente diferente. El tacto que le ha llenado antes parece no surtir efecto cuando recorriéndolo y gimiendo el nombre de Taekwoon siente que las cosas están yendo tan sosas que prefiere dejarlo y darse una ducha con agua prácticamente helada.
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—Hyung, ¿sabes dónde está Ravi? —Le pregunta Leo al líder en cuanto pone un pie dentro de la casa, al ver que el mayor hace un encogimiento de hombros como respuesta suelta un ligero gruñido, pasa de largo y camina hasta el baño, está por tocar cuando escucha unos sonidos extraños al parecer producidos por la persona dentro del lugar.
Iba a seguir con su camino, aunque le parecía algo asqueroso lo que estuviera sucediendo dentro del baño sabía que cada quién tenía sus propias necesidades y él no era nadie para quitarle el placer a su compañero de grupo. Eso fue lo que pensó hasta que cuando la persona emitió un gemido más alto escuchó su nombre.
Se quedó unos momentos postrado en el lugar, sintiendo como la frialdad envolvía su cuerpo, seguía escuchando aunque no se moviera, por lo que en algún momento su cabeza hiló la idea de que la persona dentro era Ravi.
Ravi, la persona que no le presentaría a su hermana.
¿Por qué?
Porque era Ravi, la persona que quería para él.
Toma el picaporte de la puerta y respirando hondamente abre la puerta. Escucha el agua caer y se pregunta qué pasó mientras estuvo parado fuera, corre sigilosamente la cortina de baño y ve la espalda del menor tiritar.
Así que se está duchando con agua helada. Piensa y de manera mecánica empieza a desvestirse con parsimonia, intentando no quitar la vista del bien formado cuerpo del menor, alimentando sus imágenes mentales del otro acorralándolo contra la pared, acariciando su miembro… Dilatándolo para que lo reciba.
Traga duro y muerde su labio con fuerza, reprimiendo el gemido que sabe hará que el otro se dé cuenta. Cuando está completamente desnudo ingresa con Ravi en la ducha, lleva su manos hacia la ancha espalda del menor, rodeando su cintura, sintiendo el frío del agua rodar por sus brazos presionándose contra el abdomen formado de Ravi.
— ¿Acaso quieres que te dé hipotermia?—pregunta Leo con voz sedosa al tiempo que le besa la espalda.
El menor se estremece entre sus brazos—. Hyung—lo llama con un susurro ahogado y desliza su mano a través de la llave del agua caliente, seguro de que si le daba una hipotermia al mayor no se lo perdonaría jamás.
Se voltea y cuando siente el agua tibia sobre su cuerpo lo pega a la pared que se encuentra debajo del agua, besándolo con desesperación al tiempo que Leo enreda sus piernas en las caderas del rapero. Los jadeos roncos del menor se mezclan con las deseosas manos recorriendo los cuerpos ajenos, buscando los puntos exactos, encontrándolos momentos después, haciendo que los gemidos se vuelvan más constantes, pues hacen el intento de mantenerlos en el mismo volumen con el que han empezado.
— ¿Por qué no me esperaste? —Pregunta Leo en susurros cuando el menor le da tregua.
—Escuché a N y a Ken hyung…—Era solamente una parte de la verdad, pero estaba consciente de que si la decía completa el mayor terminaría teniendo un ataque de nervios y otra vez volvería a huir de él.
Mejor así.
Antes de que termine Leo ha formado una sonrisa genuina en su rostro, baja de las caderas del menor y se arrodilla ante su dureza, introduciéndola lentamente en su boca, succionando con pereza, notando como el miembro de su compañero crece en su cavidad con cada succión que le brinda.
El menor lleva su mano hasta la cabeza de Leo y le acaricia el cabello antes de presionarla para que lo introduzca aún más y lleve el ritmo que le ha impuesto, primero lo hace con cuidado, intentando notar alguna molestia por parte del otro, al no encontrarla empieza a guiarlo cada vez más rápido, más adentro, disfrutando de la humedad y calidez que le rodean y le dan uno de los mejores trabajos bucales de su vida.
Su respiración se vuelve errática y sus roncos gemidos cada vez más altos, pero al sentir el clímax empezar a embargarlo obliga a Leo a dejarlo. Lo toma por los hombros y lo voltea, pegándole la mejilla al frío mármol del baño mientras restriega su miembro entre sus nalgas y su mano se aventura a buscar la hombría del mayor.
Cuando la encuentra la siente caliente a pesar de que el agua se ha vuelto cada vez más fría. Le recorre el pene con las yemas de los dedos antes de tomarlo por completo, propinando suaves presiones por toda su extensión.
—Deja de jugar.
A pesar de intentar tener autocontrol alza su cuello haciendo su cabeza hacia arriba buscando el aliento para poder jadear las palabras.
El menor ríe en su oído y al instante siente que Leo se estremece entre sus brazos—. En cuatro… Hyung—. Las palabras se deslizan de su boca de la manera más sensual que Leo le ha escuchado nunca y hace lo que se le ha ordenado, el suelo del baño está resbaloso, pero confía en que Ravi tendrá el cuidado suficiente para que su cabeza no vaya a estrellarse en la pared frente a él.
Se asegura que va a tenerlo.
Pues siempre le dice que no quiere que quede como Ken.
Y por Dios que no sabe de lo que habla, pero en ese momento cree que si Ken “quedó así” fue porque de seguro se golpeó la cabeza de chiquito.
El menor se hinca y le toma por la cintura mientras introduce su miembro en él. Leo, por si las dudas, se detiene con uno de sus brazos a la pared del baño y siente la primera embestida llenarlo por completo, suelta un gemido y sus ojos se abren en demasía al sentirse lleno.
Ravi arremete contra él, sacando casi por completo su miembro y volviéndolo a meter, cada vez con más fuerza, cada vez más rápido, lo hace sin darle tregua alguna, su mano vuelve a viajar hasta acariciar el miembro del mayor, lo acaricia con una mano y con la otra se encarga de combinar uno de sus dígitos con su miembro, haciendo que el área abarcada sea mayor, sintiendo su miembro más apretado.
Se escucha el roce, el agua chapoteando, el sonido de sus sexos al entrar en contacto, los gemidos de ambos y el agua cayendo, cubriéndoles el cuerpo y ante la atmósfera acústica que les llena los oídos se entregan al otro; Leo pide por más y lo recibe momentos después, uno empuja hacia adelante y el otro mueve su trasero hacia atrás en perfecta coordinación.
Y entonces la liberación llega a sus cuerpos, el mayor contrae su ano al tiempo que se corre en la mano del menor, combinando su semen con el agua que se ha ido acumulando. Las embestidas erráticas de Ravi terminan momentos después, llenando a su amante, ambos suspiran cansados y satisfechos y el menor ayuda a Leo a levantarse.
La mano del más grande va hacia su trasero y antes de que la esencia del menor le abandone por completo recoge un poco y la lleva a sus labios, probándola como si fuera el más exquisito manjar.
Se asean y salen con una sonrisa cómplice en los labios. Son recibidos por dos pares de ojos, N y Ken los ven desde la sala con ese brillo en los ojos que grita un “los hemos pillado, eso sonaba como una película porno.”
—Hyung, ¿estuvo bueno?
Leo parpadea un par de veces y pasa de la pregunta, del menor y del líder, abriendo el refrigerador y sacando la jarra de agua de éste.
Ken se relame los labios y sonríe volteándose hacia Ravi, no importa que su pareja esté frente a él, pues sabe que el líder ya ha pasado por situaciones como esa y en su libertad le excita lo que pueda llegar a pasar con ellos dos.
—Ravi-ssi—empieza y el menor voltea hacia todos lados, como buscando a esa otra persona imaginaria del mismo nombre— ¿no quieren hacer un trío?
Leo casi se atraganta con el agua y voltea a ver a Ravi.
No.
Luego voltea a ver a Ken que en esos momentos muerde sus apetecibles labios.
Tal vez.