Parte I
—La mañana era tranquila como siempre en aquel pequeño pueblo de Alaska, las ventanas estaban empañadas de la temperatura de afuera combinada con la de dentro de la habitación, en la cama se encontraba un chico de estatura promedio para tener 17 años, su piel era tostada y un tanto cobriza.- ¡JongIn!, ¡a que jodida hora te levantarás!. —Exclamo una voz ronca que se encontraba en las escaleras.- ¡ahí voy tío!. —El joven se bajó de la cama, yendo hacia el baño para hacer sus rituales matutinos, después de 30 minutos para ser exactos el joven bajó con su uniforme escolar.- Pensé que nunca bajarías. —Dijo el señor de mediana edad mientras servía el café para ambos, en la mesa se encontraba listos unos hot-cakes con mantequilla, miel y fresas.- ¿y todo esto?. —Pregunto JongIn, tomando asiento.- ¿acaso en Seúl no tenías desayunos?. -cuestionó al joven.- No, ya sabes mis padres siempre estaban ocupados en asuntos de la orden de salvación. —Aquello salió con naturalidad.- JongIn, sabes que... —El joven no dejo terminar al mayor, moviendo su mano frente a su cara para que guardara silencio.- Hey, se que no podemos hablar de eso. Pero estamos en confianza. —al decir aquello empezó a comer de manera lenta y constante.
¿Sabes algo del chico?. —pregunto el hombre rubio que se encontraba arriba de el gran árbol de hoja caduca.— Si, sabemos que fue enviado aquí por la orden. Así que, podemos matarlo con facilidad. —Dijo el hombre de cabellos rojizos que se encontraba abajo con una gran toga de cuero blanco para ser confundidos con la nieve.- Pero recuerda, estos chicos de la orden son un tanto especiales. —El pelirrojo bufo al oír aquello y lo miro. Con esos enormes ojos verdes con pupilas gatunas.- ¿más que nosotros, Noah?. —Al decir aquello desapareció entre una neblina brillante color azul celeste que se fue esparciendo por aquel bosque.- como odio que haga eso. —Noah dio un gran suspiro para después seguir lo de la misma forma, una neblina cubrió su cuerpo. Desapareciendo del sitio.-
Que lugar tan extraño. —JongIn era observador, aquella preparatoria no le agradaba en lo más mínimo, en si vivir en White Mountain y en si en Alaska no era lo mejor. Extrañaba los centros comerciales, los cines enormes y el bullicio de Seúl.- ¿a dónde hay que ir?. -se pregunto así mismo mientras observaba una hoja donde estaban anotados sus horarios.- Aula 23. —camino por varios pasillos, aquella escuela era bastante grande.- Oh, tal vez si subo por aquí... —al percatarse ya estaba a media escalera, decidió subir más. Llego al techo.- mierda... -se dijo para sus adentros, se dio la vuelta para regresar de donde había venido pero la puerta estaba cerrada.- ¿que carajos?. —grito al ver aquella puerta de acero cerrada, ni siquiera había provocado el choque entre el marco de metal.- mmm... —Se volteó de manera rápida y los observo ahí, 2 hombres con togas de color blanco. Una pequeña sonrisa se formó en sus labios.- Pensé que no me encontraría... -dijo mientras se acercaba.- oh, por dios... Tu piel es demasiado diferente de los nativos de esta ciudad... E incluso un poco más cobriza que la de los esquimales. —Había terminado de hablar aquel hombre.- Bueno, ¿vamos a pelear?. —cuestiono el pelirrojo mientras se acercaba a gran velocidad a JongIn, posando la espada que tenía en la espalda ahora en el cuello de este.- ¿Es todo lo que tienes?. —al decir aquello el joven alzo su pierna y pateo con fuerza hacia arriba al chico de ojos gatunos. Haciendo que volara.- ¿¡Qué mierda!?. —Grito Noah al ver a su compañero volar por los aires.- Pagarás por eso, maldita basura. —grito con rabia mientras alzaba su mano, en su palma se empezó a formar una esfera de color azul.- ¿Que es lo que quieren?. —JongIn lanzó un pequeño cubo al aire, un brillo color morado salió de el cubo, mostrando un báculo dorado que el joven sujeto con fuerza, de pronto todo el cuerpo del chico estaba rodeado con colores dorados y morados.- ¿que esperas?, lanza el ataque. —El pelirrojo ya se encontraba a lado de su compañero completamente exaltado.- basura, aprenderás a no meterte con nosotros. —al decir aquello ambos hombres empezaron a brillar con un blanco intenso, tan intenso que cegaba los ojos de JongIn.- mierda... —dijo para sus adentros el joven de cabello negro, alzo el báculo que brillaba de manera intensa. Aquellos hombres eran más poderosos de lo que aparentaban, estaba perdido. Se había metido a la boca del lobo como ellos querían, los hombros lo rodearon mientras lanzaban varias esferas con el chico, el báculo reacciono ante ellos. Destruyéndolos como si tuviera vida propia.- carajo... -JongIn se sentía cansado, no podía moverse.- como rayos lo mataremos... -dijo el pelirrojo que ya se encontraba exhausto.- esto no tiene sentido. -Dijo el otro hombre mientras sujetó a su compañero.- Larguemonos de aquí. -al decir eso ambos hombres desaparecieron en aquella neblina blanca.-
¿Estas bien?. —JongIn abrió los ojos un tanto asustado, la chica portaba el mismo uniforme que el.- ¿quien eres?. -pregunto el joven de ojos cafés, observando aquel lugar donde se encontraba.- Soy Minah, te encontré en el sótano. -dijo mientras acomodaba los cabellos del chico lejos de su frente.- ¿dónde estoy?. -se levantó el joven, quedando sentando en la camilla de ese lugar.- En la enfermería de la escuela, suerte que yo y mi novio de te encontramos a tiempo. -aquello lo impaciento un poco, si lo habían visto con aquel báculo empezarían a hacer preguntas y estaría perdido.- ¿vieron algo raro?. -pregunto a la joven, mientras la miraba un tanto preocupado.- No, no vimos nada. -dijo el joven que se encontraba a lo lejos, sostenía algo entre las manos pero no sabía que.- sólo esto. -mostró el cubo morado que parecía un llavero cualquiera.- es mío, dámelo. -su tono era desesperado y un tanto altanero.- puedes un poco más amable. -se quejó aquel joven mientras le entregaba el cubo al contrario.- Soy Kyungsoo, un placer. -sonrió de lado mientras se acercaba a la joven, rodeando su cintura.- Soy JongIn, un placer a ambos, quisiera seguir hablando pero tengo que irme. -al decir aquello el joven se levantó de la camilla y se dirigió a la salida.- Amor, espérame aquí... -acaricio el rostro níveo de la joven, dándole un pequeño beso en aquellos cerezos labios. Yendo a donde se encontraba el joven de piel tostada.- JongIn, espera. —sujeto el brazo del joven, mirándolo serio.- lo vi todo, no quería que Minah lo supiera... Es un poco comunicativa. -su voz era baja pero concisa, mirándolo a los ojos. Sintiendo algo dentro de el, como si supiera de el.- mira... Kyungsoo, ¿cierto?. -el joven frente a el asintió.- bien, no me importa si lo viste o no, alejate de mi y no tendrás un final malo, ¿entendido?. -su tono era altanero y poco preocupado, pero en interior era diferente. Si el había visto algo, tenía que hacer algo.- ahora, si me permites... -jalo su brazo y salió corriendo por el pasillo lleno de gente.- mierda. -musito el chico de ojos grandes, giro para ver a la joven un tanto desesperado.- Minah, habla con el jefe... -la joven lo miro soltando un suspiro, sacando un comunicador parecido a un móvil.- sólo recuerda maldito idiota, la próxima vez que me beses evita tocarme mucho.