Estaba realmente cansado, lo único que quería en ese momento era desplomarme en mi cama. Había pasado por siete tiendas diferentes en busca de algo de ropa para la fiesta de año nuevo de esta noche, pero no había encontrado nada, absolutamente nada que me quedara bien. Si llego a ver a Baekhyun y a Chanyeol juro que los mato por haberme obligado a ir a su fiesta y a comprarme ropa. Me apoyé en un sitio para descansar un poco y a lo lejos distinguí una camisa a cuadros color azul. No era ostentosa, ni tampoco atractiva, pero era perfecta para mí.
El lugar estaba lleno, me costó encontrar un lugar que estuviera -más o menos- vacío, había mucha gente y me estaba sofocando, tomé de mi vaso de agua y me sequé la gota de sudor que caía por mi frente. A unos metros de mi pude notar la misma camisa a cuadros azul que yo traía puesta y había comprado hoy en el centro comercial, pero la camisa se veía mucho mejor en esa persona color canela que hace algunos segundos estaba ligando con una chica y ahora me miraba directamente a los ojos. Me levanté de mi asiento y me dirigí al patio de la casa de Chanyeol a tomar un poco de aire.
– ¿Por qué huyes de mí? – Escuché decir a mis espaldas. Era él. Era JongIn, el chico color canela.
– No estoy huyendo de ti. – Fui claro y conciso, ni siquiera me di la vuelta para mirarlo a los ojos, si lo hacía de seguro hubiera terminado tartamudeando o sonrojándome como siempre.
– Claro que sí, no respondes mis llamadas, ni mis mensajes. Estoy empezando a creer que ya no me quieres. – Claro que te quiero JongIn, mejor dicho, Te amo.
– No es eso, simplemente he estado ocupado. – En ese momento sentí como sus brazos se amoldaban en mi cintura, llegué a dar un respingo, pero no lo aparté de mí.
– Vamos dime la verdad ¿por qué me ignoras? –Su boca en mi oído me daba corrientes eléctricas en todo el cuerpo.
Nunca me había agradado JongIn, nuestras madres eran amigas de la secundaria, así que desde pequeño fui obligado a relacionarme con él, era tedioso. Cuando entró a la secundaria él se había vuelto un chico popular, a pesar de que él era un año menor que yo, todas las chicas se volvían locas por él. Kai lo llamaban, era imposible no amarlo a excepción de mí, que no me interesaba en lo absoluto, hasta ahora. Fue éste año que reprobé gimnasia y mi profesor decidió que JongIn me ayudará para no reprobar la materia. Todas las tardes nos juntábamos en el gimnasio. Al principio practicaba hasta desfallecerme, pero después de unas semanas comenzó a crecer un tipo de confianza entre nosotros que ni yo mismo podía explicar. Practicábamos deporte un rato y después hablábamos por horas, en ese momento empezó a gustarme. No era el chico playbloy, ni el chico frío que demostraba ser, era diferente, era cómodo hablar con él, le gustaba bailar mientras yo cantaba, era adorable y hacia aegyo cada vez que yo no hacía lo que él quería, seguía siendo un niño después de todo. Pero seguía siendo el seductor, placentero, absorbente y exquisito Kai que todos conocían.
– ¿Qué tal si jugamos un juego? – Fue una tarde en que comenzó el juego de JongIn. Yo sin más, acepté pero nunca pensé que ese juego de seducción bajo las sábanas me hiciera gustarme mucho más de lo ya me gustaba. Me había enamorado y ya no podía negarlo. Era sólo un juego para él, pero mucho más significativo para mí.
– Dime hyung – y apoyó su cabeza sobre mi hombro.
Era el momento tenía que terminar con todo esto, no podíamos seguir con esto, al menos no yo, porque el que terminaba perdiendo en este juego era yo.
– JongIn – lancé un gran suspiro. – quiero terminar con todo esto.
– ¡¿Qué?! – sentí como sus brazos se soltaban de mi cadera, me di la vuelta, su expresión cambió de serena a sorprendida – ¿Por qué?
– Lo siento JongIn, pero no quiero seguir con esto – mi voz sonaba muy segura, demasiado se podría decir, casi como si yo quisiera que esto de verdad.
– Kyungsoo yo… – su voz sonaba lastimosa, como si estuviera al borde de llorar, pero no, él cambió su expresión inmediatamente – Está bien, que esto termine, después de todo puedo conseguir a otro que haga tu trabajo.
Se dio media vuelta y se fue, me dejó solo en el patio, sentía un gran nudo en la garganta, pero no, no iba dejar escapar mis lágrimas, JongIn no me amaba y tenía que aceptarlo.
Faltaban cinco minutos para año nuevo, Chanyeol se había parado en una plataforma que se encontraba en medio de su gran living. Realmente se veía muy tonto diciendo una y otra vez ‘’1, 2, 3 ¿probando?’’ en el micrófono que se situaba al centro de la plataforma.
Después de unos minutos diciendo lo mismo comenzó a hablar – Bueno chicos, tomen a su pareja y no la dejen escapar, dicen que si besas a tu pareja el día de año nuevo, esa persona pasará el resto del año contigo –
Nunca había ido a una fiesta de año nuevo y para ser sinceros era la primera vez que no la pasaba con mi familia, así que nunca había escuchado “eso” del beso de año nuevo, la verdad hasta me parecía estúpido. Los chicos a mi lado tomaron a su chica y empezaron la cuenta regresiva.
Cinco.
Todos tenía a su pareja y yo era el único tonto que no tenía a nadie.
Cuatro.
¿Qué debería hacer?
Tres.
¿Debería irme?
Dos.
Agh, que frustrante.
Uno ¡Feliz Año nuevo!
En ese momento sentí como unas delicadas manos tomaban mi rostro y unos suaves labios atrapaban los míos. Podría reconocer esos labios en cualquier parte, eran los labios de JongIn. Sus labios soltaron los míos para poder tomar un poco de aire.
– Feliz año nuevo, Kyungsoo – Quedé atónito, después de lo que me había dicho hace algunos momentos, nunca pensé que él me daría mi ‘’beso de año nuevo’’ como había dicho Chanyeol.
– Tú, pero ¿Cómo? ¿Por qué? – Mis palabras salían sin sentido y él solo soltó esa risita que yo tanto amaba.
– ¿Qué tal si salimos afuera? Aquí está un poco acalorado el ambiente – Miré a mi alrededor y las parejas que había visto hace algunos minutos estaban a punto de sacarse la ropa, podía sentir como mis mejillas enrojecían.
– Está… está bien – tartamudeé y el río de nuevo.
Afuera había una brisa refrescante, JongIn se sentó en el pasto y yo hice lo mismo, él se corrió un poco y se sentó un poco más a mi lado. Los dos estábamos en silencio, pero era un silencio cómodo.
– Hyung, por lo que te dije – paró un momento y siguió – No era cierto, nadie podrá reemplazarte. Nunca – hizo énfasis en la última palabra.
– JongIn, yo no sé… – Mis palabras quedaron en el aire, no sabía que decirle.
– Te amo – Entonces nuestras miradas se encontraron. ¿Kim JongIn dijo que me ama? Oh por dios, esto debe ser un sueño.
– ¿Por qué te piñizcas? –
– Esto no es un sueño – Me dije sobándome el brazo.
– Claro que no.
– Yo también te amo – le respondí murmurando, mis mejillas se enrojecieron y me regalo una sonrisa. De esas que tanto amo. Y me besó.
El año no pudo haber comenzado de mejor forma. Yo y JongIn, los dos acostados en el pasto mirando las estrellas. La risita de JongIn rompió el silencio.
– ¿Qué pasa? – Le pregunte mirándolo a los ojos. Tardó un momento en contestar.
– Te reirás si te digo –
– Vamos, dime – le hice un puchero y el río – Kim JongIn, soy tu hyung, dime.
– Hoy te vi en el centro comercial comprando ésta camisa y… – no terminó la oración y yo empecé a reírme como un loco.
– No te rías – Hizo puchero y lo besé, él correspondió a mi beso.
– Kim JongIn el chico sexy del Instituto se compró mi misma camisa para parecer parejas – le dije en tono de burla.
– ¡Claro que no! – me recriminó.
–Te amo JongIn –
– Yo más, hyung – Y nos besamos.
En efectiva, este año iba a ser el mejor.