Fuera del hospital más prestigioso de la ciudad se podía ver gente a los alrededores, entre periodistas y presuntos familiares, no era posible identificar quien reflejaba más ansiedad por comprobar la muerte de uno de los personajes que más había dado de que hablar durante los últimos meses.
-d…debe ser una broma – decía el hombre que permanecía sentado al lado de la camilla – y-yo se q-que el n-no p-puede morir – dijo mirando a la doctora que sostenía la historia clínica.
-hora de la muerte – la doctora miro el reloj – 3:34 p.m. – y se marchó sin decir nada
En la habitación solo se oía unos sollozos que comenzaron a convertirse en una risa maniaca; en el rostro del mismo hombre se apreciaba una mueca de dolor con una sonrisa neurótica.
-bien jugado, jajaja, muy ingenioso – dijo como si el cuerpo sin vida de la camilla pudiera oírlo – hacerte el muerto, como si eso te fuera a ayudar…
La puerta se abrió, entro la doctora con un par de guardias de seguridad y el hombre que hace segundos reía descontroladamente se quedó paralizado, y regreso a la realidad.
<> dijo una voz en su mente, recobro la compostura y mirando a la doctora expectante a la doctora se quedó allí parado.
-descuida, no te voy a echar de aquí – dijo, les indico a los guardias custodiar la entrada y camino hasta el borde de la camilla – hay demasiada gente afuera queriendo saber que paso.
-lo siento, y-yo – suspiro – no es fácil asimilar que esta…
-…muerto, lo sé – esta vez fue hasta el otro lado de la camilla y comenzó a quitar los tubos de respiración y las agujas que permanecían adheridas a la blanquecían y fría piel del cadáver – veo que te afecto más de lo que creí.
-perdí el control por un momento - miro a la mujer con frustración – gracias, hiciste todo lo que pudiste y realmente no sé cómo agradecértelo Tsunade.
-si te pones a hacer cuentas, me debes más de lo que podrías pagar; además él es…era un buen amigo mío así que lo hago por el más que por ti.
-gracias
-sabes, tal vez él era demasiado bueno, tal vez está mejor así – arrojo a la basura las agujas y los tubos ya usados – ¿Qué vas a hacer con él?
-alguna vez menciono que quería que su cuerpo se fuera con el viento y no que se pudriera en el fondo de un agujero mientras era tragado por gusanos
-tan sutil como el solo sabía serlo
-lo cremare y ya veré después que hago, primero debo consultarlo con su único familiar.
-como quieras – y dicho esto la doctora se fue sollozando silenciosamente sin siquiera mirar atrás.
Sentía un vacío similar al que alguna vez había sentido antes de conocerlo a el, pero ahora yacía en una camilla, inerte y con una expresión tan apacible que quien lo viera creería que esta dormido.
Salio del hospital sabiendo que afuera le esperaría una oleada de gente que intentaría entrevistarlo.
Salio por la puerta de servicio y se perdió en la penumbra de la noche.