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Los sentimientos también crecen. por Roronoa_ZXS

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Notas del capitulo:

Hello!! ^w^/ aquí la conti :3


Bueno pues resulta que me llegó el bichito de la inspiración (~*3*)~ y pude actualizar un poco más rápido :D aunque el bichito se había ido de viaje por unos cuantos días dejándome sola _ _lll pero al fin volvió >wf6;/


Espero que les guste, porque a mí me gustó mucho escribir este capítulo x3


Los personajes son del grandioso Eiichiro Oda, disculpen si hay faltas de ortografía n.nU

- ¡Isao! Zoro haz algo.- le replicó al peli verde que sólo miraba la escena con burla.

- Corre renacuajo.

- ¡Zoro!

- Oto-San, me apoya.

- Cállate.- gritó cabreado el rubio, sentándose en el suelo rendido. Mientras los dos peli verdes reían a carcajadas.

Maldecía haber tenido un marimo pequeño, aunque en el fondo estaba realmente agradecido.

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Capítulo 18: Petición.

El invierno se acercaba y eso no era tan agradable para Sanji y Zoro, bueno al menos para ellos dos no, porque el simple hecho de que ya se acercaba el invierno volvía loco a Isao, quien deseaba que nevara para poder jugar con la nieve. Aunque a los dos no les resultaba agradable que nevara, por el simple hecho de que el rubio se enfermaba cuando llegaba la temporada de invierno, aunque ya pasaban a mediados de diciembre y ya el frío comenzaba a calar.

Zoro era el que más estaba preocupado, era un milagro que el rubio no se hubiera enfermado cuando se fue estudiar a Sapporo, aunque sólo sus defensas habían bajado y Law lo estuvo cuidando, algo que no le había agradado al peli verde, pero qué podía hacer si había estado lejos de él. Y ahora tenía la oportunidad de cuidarlo si es que se llegara a enfermar, pero estaba claro que el que estaba arriba, si es que había alguien, no había escuchado sus peticiones de que Sanji no cayera enfermo, pero estaba más claro que el agua que lo odiaba profundamente; porque cuando apenas había comenzado a nevar, el menor, literalmente; había caído enfermo.

Zoro se alarmó y rápidamente llevó a Sanji con Robin, la cual era doctora de confianza. Estaba claro que el peli verde mayor y el peli verde menor estaban igual de preocupados. Llegaron al hospital y tuvieron que esperar su turno para ver a Robin.

- ¿Oto-Chan se pondrá bien?- preguntó el pequeño casi al borde de las lágrimas.

- Tranquilo, mamá se pondrá bien, sólo está débil pero se compondrá.- le sonrió a su pequeño para que no se preocupara más.

- Pero esto también le pasó la otra vez.- replicó esta vez levantándose de su asiento.- dijiste lo mismo la otra vez.

- Ya Isao, está vez se recuperará más rápido, sólo está débil como la anterior vez.

- ¿Qu-quién está de-débil malditos?- apenas y le salía la voz, realmente estaba peor que la última vez pero no diría nada para preocupar a los peli verdes.

- Mami.- Isao corrió para abrazar rápido al rubio.

- Estoy bien cariño.- lo cargó como pudo y el pequeño rápidamente se abrazó como Koala a él.

- No te esfuerces tanto.- susurró el peli verde mayor volviéndolo a tapar con la manta que habían llevado.

- Estoy bien Zoro.- se recargó su cabeza en el hombro del moreno y tomó su mano para entrelazarlas.

- Dijiste lo mismo la otra vez.- repitió las mismas palabras que le había dicho su hijo.

- Que testarudo....- y cayó dormido.

- Esa es mi línea.- le tocó la frente, como lo pensaba estaba ardiendo en calentura.

Esperaron unos minutos más, hasta que al fin Robin salió para llamarlos. Como pudo despertó al rubio y los tres entraron al consultorio.

- ¿La misma causa que el año pasado?- preguntó Robin confundida.- está claro que cuando las defensas bajan te enfermas con facilidad o te resfrías, y esto es lo que te pasa cariño, sólo es un resfriado por el cambio de clima o de estación, el año pasado te receté una vitaminas para cuando esto pasará, aunque veo que no las tomaste cuando el clima cambio fufufu.

El rubio se sonrojo, pero era un alivio que la fiebre lo ocultara, aunque las miradas reprobatorias de Zoro e Isao, lo hacían ver como un irresponsable adulto, lo cual lo avergonzó frente a Robin.

- Lo siento, olvidé tomarlas.- bajó la cabeza totalmente apenado. Un gruñido molesto se escuchó en la pequeña habitación, volteó su vista hacía Zoro el cual estaba con los brazos cruzados y el ceño fruncido, estaba realmente enojado, por lo que su rostro le decía todo.

- Bueno.- habló Robin para romper esa atmósfera asfixiante.- te recetare unas cuantas cápsulas para que te compongas más rápido.- les sonrió a los tres.

- Bien.- el rubio asintió.

Robin se levantó de su asiento para dirigirse por las medicinas.

Mientras que la atmósfera en el consultorio era horrible, en el aire se trasmitía el nerviosismo de Sanji y también el enojo de los dos peli verdes, aunque el pequeño sólo le seguía el ejemplo de Zoro.

- ¿Es que eres un crío o qué?- dijo Zoro molesto.

- Perdón, se me olvidó por completo que tenía que tomarlas cuando el clima cambiara.- bajó su cabeza, lo cual le dio a entender a Zoro que realmente si estaba arrepentido.

- ¿Qué haré contigo?- fingió lamentarse sólo para hacer enojar al rubio.

- Oto-Chan parece un niño.- rio el pequeño al ver a su papi apenado

- Ca-calla.

Iba a soltar de nuevo la risa, pero se detuvo al ver a Robin llegar con el medicamento para el rubio.

- Bien, aquí tienen, si te sientes peor que en este momento, no dudes en venir ¿Si?

- Claro Robin-San, muchas gracias, despídete cariño.

- Adiós Robin.

- Bye tía Robin.- dijeron los dos peli verdes al mismo tiempo a Robin, la cual sólo rió.- ¡Oto-San!, ¡Mami me lo decía a mí!- le replicó el pequeño.

- Dijo cariño, que no lo escuchaste.

- Bueno.- suspiró el rubio, esos dos no tenían remedio.- de nuevo gracias Robin-San.

- Aah, Sanji-Kun.- el nombrado volteó a verla.- amm, cu-cuídate mucho.- levantó su mano para despedirse del rubio. No era momento de decírselo, aún no era tiempo, el rubio estaba enfermo y con una noticia así, decaería mucho más de lo que ya estaba. Encontraría el momento correcto para poder decírselo.

Se despidió de Robin y salió del consultorio para poder ir con aquellos que le daban dolor de cabeza, y desde que habían salido del consultorio aún seguía discutiendo.

Se acercó hasta ellos y le extendió una mano al pequeño, sin embargo, un muy celoso marimo mayor la tomó antes de que el pequeño la tomara.

- ¡O-Oto-San!- le replicó de nuevo.

- ¿Qué?- preguntó indiferente enseñándole su lengua para que se molestara más.

- ¡Oto-Chan, papá me está molestando!- lo acusó con el rubio.

- Aah, me volverá a dar dolor de cabeza con ustedes dos.- suspiró cansado extendiéndole su otra mano para que la tomara, lo cual hizo que sonriera feliz Isao.- bien vámonos a casa.- les sonrió a los dos peli verdes que sostenían sus manos y los llevó fuera del hospital.

Llegaron a casa, y entraron rápidamente, ya que el frío realmente calaba hasta en los huesos.

El pequeño salió corriendo hasta la pequeña sala en donde tenía un gran baúl azul con amarillo y estampados de unas estrellas grandes y otras pequeñas, el baúl estaba lleno con juguetes del pequeño que rápidamente lo vacío en toda la sala.

- Ven a jugar conmigo Oto-San.- le dijo feliz el pequeño a su papá.

- No.- y se dirigió a la cocina con Sanji.

- ¡Oto-Chan!- el pequeño corrió a abrazar al rubio.

"Necesito un momento de tranquilidad, ¡Quiero cocinar!". Pensó el rubio tocándose la frente, lo cual era que se sentía mal.

- ¿Estás bien? Si quieres hoy cocino.- dijo el peli verde mayor.

- Tu comida sabe horrible Oto-San.

- Maldito.

Una venita resaltó en la frente del rubio, ¿Es que esos dos no podían dejar de pelearse ni un sólo minuto? Sólo quería cocinar sin ninguna interrupción, suspiró cansado.

- Estoy bien, marimo.- le dio un beso en la mejilla, al menos así hacía lo que él decía y lo podía dejar tranquilo.- ve a jugar con Isao.

Zoro se sonrojo un poco, siempre caía con eso, suspiró derrotado, tal vez Sanji sólo quería cocinar sin interrupciones, aunque de verdad era así.

- Bien, vamos renacuajo.

- ¿Eh? Pero yo también quiero besos de Oto-Chan.

- Yo te los daré.

- ¡No tú no!

El rubio volvió a suspirar, qué podía hacer, no podía hacer nada contra esos dos, los amaba demasiado como para negarles algo.

- Bien, bien aquí va el tuyo.- le besó la mejilla y el menor rio a carcajadas.

- Los besos de Oto-Chan me hacen muy feliz.- dijo sin parar de reír.

- Cállate ya mocoso.- y los dos salieron de la cocina dejando al rubio dejar hacer la cena.

Volvió a suspirar, pero esta vez de alegría, como lo suponía realmente amaba a ese par de marimos. Y sin más se puso a hacer la cena con una sonrisa.

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El rubio los había llamado a los dos para que fueran a cenar. Había preparado una sopa para como estaba el clima, los calentara un poco. Sirvió dos platos hondos a cada uno con sopa y se sentó en una de las sillas libre. Más en el ambiente no era tan relajado por el hecho de que los dos peli verdes estaban discutiendo, de nuevo.

- ¿Y ahora por qué pelean?- preguntó el rubio cansado.

- Oto-San no sabe jugar.- lo apuntó con su dedito molesto porque a Zoro le daba igual.- le dije que nosotros éramos del bando bueno y él se unió al malo dejándome solo.

- Yo no sigo las instrucciones de un mocoso.

- ¡Oto-Chan mira! Es mejor jugar con el tío Luffy.

- Él no ha venido a casa amor.

- Soy mejor que él.

- Me gustaría tener un hermanito Oto-Chan.- dijo el pequeño ignorando completamente el comentario anterior de su papá.

Los dos se quedaron petrificados con lo que el pequeño les había dicho.

- ¿Un her-her-hermano?

- Sip, así podré jugar con él y yo lo cuidaré, también iremos al jardín de niños juntos y como seré el hermano mayor lo protegeré como Oto-San protege a Oto-Chan.- les sonrió el pequeño confiado.

- Cariño, pe-pero.....

- Por mí no hay problema.- susurró Zoro ganándose una mirada furiosa por parte de Sanji.

- Entonces tenemos que enviarle una carta a la cigüeña para que me lo traiga ya.

Eso fue la gota que colmó el vaso, Zoro se soltó a carcajadas, qué había dicho su pequeño, volteó a ver a Sanji el cual estaba colorado hasta la orejas, aún recordaba esa plática.

------- Flash back -------

Se encontraban en el patio trasero de su acogedora casa, hacía un tremendo calor, así que para alejarlo un poco Sanji les había llevado un poco de fruta.

Se sentaron en el frío piso y suspiraron los tres, que bien se sentía aquello

De pronto un llanto de bebé llamó la atención de Isao. Se levantó de donde estaba y se asomó para ver quién era el bebé que lloraba, y resultaba ser el bebé de una vecina

El pequeño de nuevo tomó asiento en donde estaba antes, pero no se resistió a preguntar su gran duda.

- Oto-Chan, ¿Cómo se hacen los bebés?

- Voy al baño.- dijo Zoro saliendo del embrollo.

- ¡Zo-Zoro!- ahora qué le decía a su pequeño. Volteó a verlo y éste aún esperaba una respuesta.- amm, pu-pues, le tienes que en-enviar una carta a la ci-cigüeña.- dijo nervioso.

- ¿Una carta? ¿Así me pidieron a mí?

"Que alguien me saque de este lio". Suplicó en su mente.- si-sip, así fu-fue.

- Volví.

"Maldito traidor".

- Que inocentes son los niños.- susurró Zoro.

- ¿Qué Oto-San?

- Nada.....

------- Fin del flash back -------

Tener otro hijo no había estado en sus planes, por el momento, pero con todo lo que les había dicho Isao los había conmovido y les entraba de verdad las ganas de darle lo que el pequeño quería, un hermanito.

~Continuará~.

Notas finales:

¿Les gustó? Espero y si x3 dejen sus reiew´s recuerden que se aceptan todo tipo de review´s xD


Bien, bien, bien, qué es lo que tato oculta Robin ¬w¬ lean el próximo capítulo y lo sabrán x3 contestaré sus review´s lo más rápido que pueda, mi compu anda lenta Dx


Nos vemos hasta la próxima, un beso y un abrazo para todos!!!


Bye~Bye~♥♥♥


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