El pequeño asintió feliz y fue hasta el piso de abajo. Zoro suspiró y siguió a Sanji que también estaba por irse.
¿Cómo haría para que Isao tuviera a su hermano? Una idea loca atravesó su cabeza y esa idea era; una adopción.
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Capítulo 22: La casita de Candy.
- Sube al auto.- Zoro tomó su chaqueta y también las llaves, y salió hasta el auto.
- ¿A dónde vamos? ¿Y por qué Isao no puede venir?- siguió a Zoro, mientras se despedía de Isao y de Luffy.
- Sólo sube al auto.- ordenó a la vez que él se subía.
No dijo nada más y se subió al auto haciendo pucheros como un niño.
Ya habían pasado varias semanas después de lo ocurrido con Nami, y ya todo volvía a la normalidad, excepto que Isao seguía insistiendo en que quería un hermanito, y Zoro andaba muy sospechoso, todos los días hablaba por teléfono, no es que fuera un celoso, pero cuando le preguntaba sobre esas llamadas tan misteriosas, se ponía tan nervioso y decía que todo estaba bien, y en su mente no dejaba de preguntarse, qué estaba pasando.
Zoro siguió manejando unas cuantas calles más, mientras que los dos se mantenían callados.
Pasaron unos minutos más, y Zoro aparcó el auto en un pequeño parque.
- ¿Por qué nos detenemos aquí? Si íbamos a venir a un parque, hubiéramos traído a Isao.
- No es al parque donde venimos, si no allá.- Zoro apuntó a un edificio, casi igual que una escuela, pero éste era bastante colorido y daba una atmósfera de confianza y tranquilidad.
- ¿Qué...- se quedó mudo cuando leyó el cartel frente al edificio.
"Casa hogar: La casita de Candy".
Sanji volteó a ver a Zoro sorprendido, ¿Era lo que él creía? ¿Eso era?
- Zoro...- susurró y se abalanzó sobre él a abrazarlo.
- Te lo iba a decir, pero mejor me lo guardé para mí, sabes hace falta un integrante más en la casa ¿No crees? Isao se siente solo y yo, quiero otro bebé.- terminó de decirlo con una sonrisa en su rostro, la cual conmovió a Sanji.
- Yo también estaba pensando lo mismo.- le dio una sonrisa de oreja a oreja e ingresaron juntos a la casa hogar.
En cuanto la puerta se abrió, había un montón de niños corriendo por todos lados, algunos jugaban a perseguirse, otros estaban jugando a las canicas mientras otros jugaban a los trompos y los que estaban en el jardín jugaban en el columpio o otro juego de niños.
- Hola, muy buenos días ¿Son los de ésta mañana?- dijo una empleada muy amable.
- Si somos nosotros.- contestó Zoro, ya que él fue el que había hablado con ella.
- Muy bien, soy Vivi, acompáñenme con la señorita Iva-San, ella es la dueña de aquí.
Zoro siguió a Vivi, mientras Sanji se quedó contemplando a todos los niños que había ahí.
- Cejillas, ¿No vienes?
- ¿Eh? No, quiero ver un rato por aquí.
- Oh, está bien, si gusta puede ir conociendo a los niños.- le sonrió Vivi a Sanji quien sólo asintió.
Camino por el pasillo donde se habían ido Zoro y Vivi, por un lado estaba la sala de estar, donde había una enorme ventana que daba al jardín, por el otro lado estaba el comedor, y las puertas a cada lado de la escalera eran los baños. Subiendo las escaleras estaban los dormitorios y la puerta que estaba frente las escaleras era la oficina de la jefa Iva-San.
Camino hasta el jardín, donde vio a muchos niños jugando en los columpios y los otros juegos que estaban ahí, a las niñas tejerce trenzas y algunas jugando con los niños, y las empleadas, que también trabajaban ahí, cuidando que no se lastimaran, sonrió un poco, era tan lindo ver a tantos niños.
Entró de nuevo , y esta vez se dirigió al comedor, donde había unos cuantos niños comiendo la merienda, se veían un poco más pequeños de los que estaban afuera, parecían de la edad de Isao.
- Mizu-Chan, te he dicho que no puedes cocinar aún, eres muy pequeño, ni la estufa alcanzas.
- Moo, Kaya-San.- replicó la pequeña, ya que tenía una voz tan aguda que no sabía si era niña o niño, ya que parte de la puerta la tapaba.
- Mejor ayúdame a lavar los trastos sucios.- rió un poco, ya que le recordaba un poco a él mismo.
La empleada que al parecer se llamaba Kaya, salió dando un suspiro cansado.
Hizo una reverencia a Sanji y fue con los demás niños del comedor, Sanji curioso por ver a aquel o aquella personita entró a la cocina, encontrándose con un pequeño niño arriba de una banco lavando trastes sucios, era idéntico a Sanji, sólo que el niño no tenía la ceja rizada.
- Hola.- saludó tiernamente al pequeño.
El pequeño volteó a verlo y se puso nervioso pero aún así lo saludó.
- Ho-hola.
Sanji sonrió feliz, el pequeño le daba ese instinto de quererlo y protegerlo, y no era por el simple hecho que se parecía a él, simplemente su lado materno, si se podría decir así, le decía que el pequeño necesitaba de un hogar amoroso y cálido en el cual él pudiera confiar. Prosiguió en tratar de hablarle.
- ¿Cuál es tu nombre? Yo soy Sanji.- le extendió su mano para saludarlo.
- So-soy Mizu, aunque todos me dicen Mizu-Chan.- y por fin había volteado a ver a Sanji con sus ojitos azules iguales a los del rubio, tomó la mano de Sanji para saludarlo.- wuaa, tus manos, son muy suaves.- sus ojitos se iluminaron y comenzó a tocar las palmas del rubio.
Mizu, tomó la mano de sanji con sus dos manitas y la pasó por su carita, cerrando sus ojitos al sentir el tacto. Cuando terminó dejó gentilmente la mano de Sanji y le sonrió.
- Cuando es la hora de dormir, Kaya-San siempre lo hace para poder dormir bien, si no, tengo pesadillas.- le contó sentándose en el banco.
- ¿Ah sí? Y dime Mizu-Chan, ¿Te llevas bien con los demás niños?- preguntó Sanji sentándose de rodillas para estar a la altura de Mizu.
- Síp, me llevo muy bien con algunos, con otros no tanto.
- ¿Y eso por qué?
- Algunos me dicen que parezco niña.- bajó su carita, pero la levantó rápidamente.- pero yo no les hago caso y vengo a refugiarme con Kaya-San.
Sanji soltó una pequeña risita, la cual se la contagió a Mizu, y los dos comenzaron a reír en sonoras carcajadas.
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- Veo que Candy-Boy, se ha encariñado mucho con Mizu-Chan.- Iva-San estaba observando todo desde la cámara de seguridad de la cocina.- Mizu-Chan también le ha agarrado cariño, ¿Viste lo que hizo con las manos de tu amado Zoro-Boy?- Zoro asintió.- Mizu sólo hace eso cuando las personas tienen esa bellísima atmósfera de confianza y amor, resumiendo todo esto, Mizu-Chan quiere una familia y yo sé que Candy-Boy quiere a Mizu.
Zoro sonrió, no sabía qué mañas tenía el renacuajo, pero sabía que si Sanji se había encariñado con el pequeño, él también podía.
- ¿Quieres ver su expediente Zoro-Boy?
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Mizu y Sanji había ido hasta el jardín a sentarse a platicar un poco más, y al rubio le encantaba eso, Mizu platicaba de cualquier cosa, y siempre tenía algo que decir, él sólo lo escuchaba y hablaba cuando Mizu le decía qué opinaba él.
Unos tenis color negro pisaron la mano de Sanji, quien rápidamente levantó la vista para ver quién era, y sí, era Zoro.
- ¡Marimo, que me pisas mi mano!- se quejó y empujó el pie de Zoro para zafarse.
- Oh, perdón, no la vi.- le sacó la lengua de foma infantil y se sentó a un lado de Sanji y volteó a ver a Mizu.- hola.- saludó dando su mejor sonrisa para no asustar al pequeño.
- Ho-hola.- Mizu bajo su cabecita avergonzado.
- Mizu, él es Zoro, y es mi pareja.- Sanji le sonrió a lo cual los ojitos de Mizu se le iluminaron.
- Wuaaa, eres más grande de lo que me describió Sanji-San, y tu cabello realmente parece un Marimo.- Sanji soltó una pequeña risita disimulada.
Zoro tuvo un tic en el ojo se había molestado por la descripción que le había dado Sanji.
Mizu, empezó a tocar el cabello de Zoro diciéndole tantas preguntas como se le pudieron venir a la cabeza. El peli verde comenzando a frustrarse tomó las manitas de Mizu y lo pasó hacia enfrente de él.
- ¡Wuaaaa, tu-tus manos! ¡Son realmente rasposas y pesadas!- tomó una mano de Zoro con sus dos manitas e hizo de nuevo lo que había hecho con Sanji.- son realmente rasposas, pero también son muy cálidas.- le sonrió a Zoro de oreja a oreja.
Zoro sin saber qué hacer sólo revolvió su cabello, realmente le recordaba bastante a Sanji cuando era un renacuajo.
Pasaron unas cuantas horas conviviendo con Mizu, hasta que se fueron a su casa, diciéndole al pequeño que volverían de nuevo, y así fue. Los dos iban todos los días de visita por dos semanas hasta que Mizu no aguantó más y estaba ansioso por irse con ellos, ya que Iva-San ya le había dicho anteriormente que ellos serían sus nuevos padres, Sanji le había contado que tenían un hijo el cual era igualito a Zoro y se llamaba Isao, así que con más ganas quería irse con ellos ya.
- Yo... Yo ¡Quiero irme con ustedes! ¡Quiero que us-ustedes sea-sean mis papás!- abrazó a Sanji llorando sin soltarlo.
- No te preocupes por eso cariño, tú ya eres mi bebé.- Sanji cargó al pequeño quien no lo podía creer y le sonrió de oreja a oreja abrazándolo con cariño.
- Mizu-Chan, tus cosas ya están listas.- le dijo Kaya tratando de no llorar.
- Ka-Kaya-San.
- Ven a visitarnos con tu nuevo hermanito, ¿Sí?- el pequeño asintió y tomó la mano de Sanji quien le sonrió dulcemente, a lo cual él respondió de la misma manera.
Zoro tomó las cosas que tenía Mizu y las echó en la cajuela del auto.
- Vamos a casa mi amor.- Sanji le sonrió y le puso el cinturón de seguridad, y partieron hasta la casa.
En todo el camino Mizu no dejaba de hablar de cómo sería la casa y su nuevo hermano y también su nueva habitación.
Pasaron unos cuantos minutos y Zoro aparcó el auto enfrente de la casa, Mizu miró la casa con un brillito en sus ojos, Sanji le quitó el cinturón y los tres entraron a la casa.
Mizu, por instinto, se puso detrás de las piernas de Sanji.
- ¿Oto-Chan, Oto-San, volvieron?- preguntó Isao desde el piso de arriba.
- Isao baja, te presentaremos a alguien.- Zoro le gritó a su pequeño remolino y éste dio un gritó de emoción, mientras que Luffy lo seguía.
- ¡Kyaaaaaa! ¿¡Dónde está mi hermanito!?- preguntó emocionado Isao dando pequeños saltitos.
- Vamos renacuajo, que no te dé pena, es tu hermano.- Zoro le sonrió confiado y lo apartó de las piernas de Sanji, y no, no es porque estuviera celoso de su hijo, al menos eso quería pensar.
Mizu, bajando su cabecita y juntando las puntas de sus dedos índices, dio unos cuantos pasos frente a Isao.
Isao lo observó de pies a cabeza, y finalmente dando un pequeño grito y saltando de felicidad.
- ¡Soy Isao, tu hermano mayor!- se acercó a él y lo abrazó, a lo cual Mizu encantado también lo abrazó.
- Yo soy Mizu.- le sonrió de igual forma.
- Ya sé quién eres tontuelo, éste de aquí es nuestro tío Luffy.- apuntó hacía Luffy quien sonreía de oreja a oreja.
- Shishishi, ¡Gusto en conocerte Mizu-Chan!
- ¡Igual tío Luffy!
- Isao, lleva a Mizu a que vea su habitación.
Isao lo tomó de la mano y se fueron juntos, los dos no dejaban de hablar de la nueva habitación y de lo divertido que era tener un hermano.
Pasaron unas horas y Luffy ya se había ido, sólo había terminado de comer y se había ido sin más. Sanji y Zoro se sentaron en el sofá de la sala, mientras que los niños empezaban a jugar de nuevo, en un reojo de Isao los vio que se habían abrazado así que él también se fue a unir, Mizu se quedó paradito, sin saber qué hacer hasta que una mano lo atrajo hacia ellos.
- Sa-sanji-San.
- No, dime Oto-Chan.
Le sonrió al pequeño que lo veía incrédulo, así que sólo lo pudo abrazar. Se sonrieron esntre sí, ese era el mejor día para Mizu.
~Continuará~.