Puede que vayan a pasar cuatro años más, pero Zoro no podrá olvidar aquellas palabras pronunciadas por el rubio.
“Me gustas”. Fue lo que susurró antes de unir sus labios con los de él…
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Capítulo 8: Con llamadas telefónicas y días de universidad.
Cuando el tren ya no estuvo a mi vista, me fui de ahí. Lo esperaría el tiempo necesario, después de todo lo que le esperé; le puedo esperar hasta más si es necesario. Me dirigí hacia el auto, unos cuantos minutos más, porque había olvidado dónde lo había estacionado, un rato más y al fin lo pude localizar.
Me subí a este y arranque el motor, me quede un diminuto minuto viendo a la nada con mi mente en blanco, Sanji regresaría dentro de cuatro años y ya se había ido, ahora ¿Qué se supone que haría yo?, la verdad ni tenía planeado como le haría sin la compañía del cejas de sushi, el hacia los deberes de la casa, mientras yo trabajaba en otros locales aún estando como maestro en la preparatoria de Sanji. Lo medite un poco más y puse mi conclusión de que éramos como una pareja casada, Sanji hacia el roll de la mamá y yo obviamente el del papá.
Con esos pensamientos locos que tenía, me sonroje un poco y al fin salí del estacionamiento. Después de unos cuantos minutos llegué a la casa, aparque el carro enfrente de está y sin más me dirigí a ella. Entré y todo estaba igual, lo único que cambiaba era el silencio que se presenciaba, pasar cuatro años sin compañía, de nuevo, y todo en silencio, pronto me volvería loco yo mismo.
Debía admitir que odiaba lo vacío que estaba la casa, no era igual sin Sanji, yo no era el mismo sin él. Extrañaría absolutamente todo de él, ahora me arrepentía de no haberle detenido en cuanto se había subido al tren y decirle lo mismo, pero claro con palabras de un gran adulto maduro, no simplemente un me gustas.
Me fui a mi habitación con desgana, no haría nada en todo el día, estaría en la cama acostado y sin nada en mi mente, desconectarme un poco del mundo, pero……. Sanji hablaría más tarde o en cuanto sus pies pisaran Sapporo. Aunque dudaba que me hablara al instante, qué mierdas le diría después de ese beso.
Me senté de golpe en mi cama y me puse a pensar un poco.
- Bien yo sólo debo estar tranquilo y sin nada en que pensar, sólo le hablaré con normalidad y ya es todo.- me decía a mí mismo tratando de convencerme de que los nervios no me ganarían, pero debía admitir que terminaría derrotado.
Como siempre perdiendo mi tiempo pensando en cosas innecesarias, pase horas tratando de encontrar una plática adecuada que evite el tema del beso o que saque oro temas de los cuales no son necesarios.
Una cuantas horas más, la canción de mi celular sonó. Mire la pequeña pantalla que tenía enfrente y miré que decía. Llamada entrante: Sanji. Mi corazón casi se me quería salir del pecho, así que sin otra escapatoria contesté.
- H-hola.- saludé con cierto nerviosismo.
- Hola.- después de su saludo, nos quedamos unos segundos en silencio hasta que él hablo.- nunca imaginé que Sapporo fuera tan lindo.
- ¿Lo es? Cuando regreses tráeme algún recuerdo.- le dije bromeando.
- ¿Estás loco? Por supuesto que me llevaré recuerdos, es mas no llevaré uno, llevaré un montón jaja.- comenzó a reír y como siempre su risa se me pegó y yo también empecé a reírme.
- Seguro traerás tu maleta repleta de recuerdos.
- Bien, eso sería demasiado exagerado jaja.
- ¿Cómo estas allá? Cuéntame todo desde que te fuiste.- y como siempre, accidentalmente saqué el tema que no quería sacar.
- Desde que me fui, mmm bien; cuando me subí no conocía a nadie, obviamente, pero si vi a Trafalgar en el tren.- en cuanto oí “ese” nombre, mis nervios se me crisparon.
- Espera ¿Estaba Trafalgar?
-Sí, no sabía hasta que lo vi.
- ¿Qué pasó después?- pregunté ya más que harto de seguir hablando de trafalgar.
- Bueno sólo hablamos y ya ¿Por qué tantas preguntas? Eh marimo.
- Sólo me preocupo.
- I-idiota, no me pasará nada, volveré como me viste cuando partí.
- Quiero que regreses ya.- sin control de lo que decía, mi boca habló por si sola.
- Qué dices, si hace apenas unas horas que me fui.
- Por eso, ya quiero que vuelvas.
- Zoro, sólo son cuatro años.
- ¿Sólo? Tienes alguna pista de cómo me siento ahora, sabes que cuando vuelvas quiero aclarar todo me ¿Entendiste?- le dije ya colmando la paciencia que apenas y tenía.
- ¿D-de qué quieres hablar?
- Sabes muy bien de lo que quiero hablar.
- Creo que yo igual, espera.- a lo lejos se podían escuchar voces de lo que sería su grupo.- marimo me tengo que ir te llamaré luego, no destruyas la cocina, bye.
- ¡Por supuesto que no, idiota!, cuídate.- “¿Le incomodara el hecho de que le diga te amo?”. Pensó Zoro tratando de decidirse si decírselo o no, respiro profundo y soltó el aire.- Sanji……. Te a-amo.
-……..- oí cuando dejó de respirar cuando se lo dije, así que espere para haber si me contestaba.- y-yo también t-te a-amo Zoro.- simplemente mi corazón dejó de latir.
Escuché un último bye, y el sonido de la llamada cortada se oyó. Yo no quería que me lo dijera así, quería que no dudara, sé que Sanji no se atrevería a lastimar los sentimientos de alguien, también sabía que no se atrevería a jugar con mis sentimientos, porque sé que aquel beso fue verdadero.
Algo dentro de mí se sentía realmente feliz, pero otra parte estaba destrozada. Necesitaba a Sanji más que a nada.
Las semanas pasaron, al igual que los meses, Sanji y yo hablábamos por teléfono todos los días no había día que no me marcara y eso, al menos, me tranquilizaba un poco.
Teniendo a un trafalgar allá con Sanji y sin mí, será el blanco perfecto para Law y eso es lo que me da mal espina.
--------------------------Con Sanji---------------------------
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En unos cuantos días se había acoplado bien a su grupo, ya hablaba más que antes, pero sólo con sus amigos, con compañeros del salón casi ni les hablaba.
Algunas de sus clases las tenía junto con Law, con el cual ya le había agarrado bastante confianza y siempre que se veían en sus horas libres, siempre estaban juntos.
En una de las clases que les toca juntos, el profesor les había asignado hacer uno trabajo juntos, y Sanji propuso a que fueran a su dormitorio y ahí hicieran el trabajo.
Law sin rechistar acepto, debía admitir que tenía el camino ahora que Zoro no estaba cerca de Sanji y estaba bastante claro que lo aprovecharía.
Ya llegada la media tarde, Law espero a Sanji en la puerta de la entrada a los dormitorios. Espero un poco, cuando visualizo a una cabellera rubia, sonrió de lado como siempre lo hacía.
- L-lo siento, ¿Esperaste…….. Mucho?- le preguntó jadeando el rubio por correr, el peli negro negó con la cabeza.
Se adentraron al edificio y se dirigieron a la habitación de Sanji. El rubio se sentía un poco desconfiado de Law ese día, por eso cada vez que podía se alejaba discretamente del pelinegro, pero obviamente esté no era tonto y ya se había dado cuenta.
Sanji tomó las llaves de su dormitorio y metió la llave a la cerradura, se estaba comenzando a sentir en peligro y estaba demasiado nervioso, con pequeños temblores abrió la puerta. Sus cinco sentidos estaban al máximo y la adrenalina estaba igual.
- ¿Q-quieres un vaso de agua?- preguntó sintiendo cada vez su garganta más seca.
- Si, gracias.- le respondió el pelinegro sin quitarle la vista de encima.
Sanji se dirigió a un garrafón de agua, y tomó un vaso aún sintiendo la mirada insistente de Law.
Law miró a Sanji y vio que su mano temblaba ligeramente, el rubio estaba demasiado nervioso y eso podría ser bueno para poder tenerlo a su merced.
Se acercó al rubio y esté al sentir a Law dio un respingo haciendo que soltara el vaso y cayera al piso.
- No te haré daño Sanji-ya.- le dijo tomando su mentón para que lo viera a los ojos.- pero si te pones tan indefenso, no dejaré pasar la oportunidad.
En cuanto termino de hablar, tiró al rubio al suelo situándose él entre las piernas de Sanji.
- ¡Aléjate de mí, maldito bastardo!- le gritó Sanji mientras que levantaba su pierna derecha para darle un golpe a Law, pero esté fue más rápido y lo inmovilizo.
- Sólo mantente callado y no será tan difícil.
Comenzó a lamer su cuello desabotonando con una mano la camisa del rubio.
- L-Law, por favor, déjame.- le dijo con apenas un hilo de voz, Law dirigió su mirada a Sanji y vio que tenía unas cuantas lágrimas en los ojos. No lo quería ver de esa forma, pero su libido estaba en su límite. Suspiró resignado y soltó a Sanji quien lo miró sorprendido y a la vez aliviado.
Acaricio su mejilla y le dio un pequeño beso en esta, dijo un “lo siento” y se fue.
El rubio agarró “su” camiseta y hundió su rostro en ella.
- Zoro……- la camisa poco a poco se fue humedeciendo por las lágrimas de Sanji y al poco rato se quedó dormido con la camiseta de Zoro.
~Continuará~.