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COMO PERRO Y GATO por desire nemesis

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Notas del capitulo:

Abductor=músculo de la cara interna de los muslos.

 

 

 

Joey tuvo un largo día, su jornada laboral había sido de 20 horas por lo que un descanso bien merecido era lo que ansiaba después de dejar arreglado todo el papeleo que requirió el penoso asunto de su trampa descompuesta.

 

Ni bien entró en su apartamento se sacó su saco y la corredera que sujetaba su arma a sus hombros para luego dirigirse a la nevera. Miró dentro, había una media hamburguesa, una lata de coca abierta y una botella de cerveza. Eligió la fría cerveza para ese caluroso día de julio y salió de dentro de esta con el pico en sus labios.

 

Pensaba que los policías no bebían—dijo una jocosa voz a su espalda, irritándole y poniéndole en alerta inmediatamente.

 

Antes de que se recuperara del shock su espalda fue embestida y se vio con el cuerpo bien apretado contra la pared más cercana.

 

Eso es en horas de servicio, idiota. Fuera de él somos personas normales—replicó el ojos mieles.

 

Uy, yo pensaba que tu eras especial. ¡Que decepción!—dijo el otro desde cerca de su oído con una voz que denotaba sarcasmo.

 

¿Qué pasa? ¿Trataste de vender esa baratija y te viste en un lío? No vengas a llorar con papi si las cosas no son como las pensabas—le dijo el policía tratando de retrucar sus pasos.

 

¡Esas palabras! ¡Las mismas palabras! Resonaron por un minuto en su cabeza enfureciéndole, con la respiración pesada le retorció más el brazo por la espalda y le sintió gemir de dolor. Eso le gustó.

 

¿Te sientes más inteligente que yo, cierto?—preguntó el ladrón con voz algo siseante.

 

Pues no fui yo el que robó una baratija cuando estaba rodeada de verdaderas reliquias—le contestó el jadeante rubio con una mueca pues sentía que le estaban arrancando el brazo.

 

Bueno, pues te diré una cosa “ricitos de oro”, “el que ríe al último, ríe mejor”—dijo con voz petulante el Neko.

 

¿De que hablas?—preguntó Wheeler con una mala espina.

 

Es solo que…, como no me gusta quedarme con sabor a poco hace rato volví al museo y me he traído unos souveniers conmigo—le respondió sonriente el criminal desde su espalda.

 

¡No!—gritó el teniente. Después de todas las precauciones que había tomado para evitar perder las reliquias el otro le contaba que ya se había llevado varias.

 

¿Te duele la autoestima perrito? No lo viste venir. ¿Cierto? ¿No que me conoces tan bien?—preguntó el delincuente.

 

Era cierto. No lo vio venir. Nunca supuso que después de descubrir que había sido víctima de un engaño fuera a volver por su botín.

 

Llevado por la furia empujó la pared con el brazo que tenía atrapado tomando desprevenido al otro que retrocedió llevado por él y se giró para golpearlo pero el otro reaccionó pronto y le dio un buen golpe en el estómago que le dejó out.

 

Seto miró por un momento al desmayado oficial sin saber que hacer ahora pero después de pensarlo una sonrisa surcó sus finas facciones.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Volvió a la conciencia cuando sintió unas palmaditas en la mejilla y abrió los ojos despacio. Atontado. ¿Qué rayos pasaba?

 

¡Por fin despiertas!—dijo la ronca voz cerca de su cara, tan cerca que a pesar de no ver nada por la falta de luz podía sentir el aliento del delincuente.

 

Iba a replicar cuando se dio cuenta de que el otro lo había llevado a su cama y atado sus muñecas al cabezal. Luchó por zafarse pero las ataduras le escocían.

 

¡Oh, te diste cuenta! Tuve que atarte. Temí que me hicieras daño—dijo con burlona voz el delincuente.

 

Y tenías porqué. Si te agarro…--dijo el policía victima de la ira causada por la impotencia, ese idiota lo tenía a su merced.

 

Deberías ser más cuidadoso con tus palabras ahora que eres mi prisionero—le dijo el Neko con voz pagada de si misma. Estaba feliz de tenerlo así y lo dejaba traslucir claramente.

 

¡Que te jodan!—fue lo que se le ocurrió decir al rubio en ese momento.

 

¿Ves? Debes cuidar tus palabras o me darás ideas—dijo el asaltante y a Joseph después de unos segundos de confusión le corrió un escalofrío. De seguro no se refería a… trató de calmarse.

 

Y de pronto sintió como su camisa era desfajada para después sentir como una fría palma se escurría por sobre su estómago.

 

¿Qué… que haces?—tartamudeó, victima de un horrible pensamiento.

 

¡Que te jodan! ¿No fue eso lo que dijiste, lindo cachorrito?—preguntó el felino.

 

¡Yo no…! ¡No era eso!—exclamó confuso y asustado Wheeler.

 

¿No quisiste decir eso? Pero lo dijiste—dijo el otro con voz como la de un maestro a punto de castigar a su alumno por una respuesta incorrecta y se notaba que eso le era placentero al maestro.

 

Dos de sus dedos habían llegado a la tetilla derecha del policía y la pellizcaron para luego empezar a masajearla mientras que otra palma se deslizaba por sobre la ropa de la entrepierna del ojos mieles que, para su horror, sintió como empezaba a reaccionar a la caricia.

 

¡Oye! ¡Detente!—le gritó el policía y para su alivio el otro quitó sus manos.

 

Pero el respiro solo fue momentáneo porque enseguida sintió como el otro de un jalón le retiraba pantalones y ropa interior hasta la rodilla.

 

¡Oye! ¿Qué haces?—preguntó en pánico Joey.

 

Francamente no parece que te disguste—dijo el otro mirando muy de cerca su erecto miembro, Joseph lo supo porque su aliento acarició su pene y después de decir esto lo acarició pero con su índice desde el tronco a la punta causando que el otro lanzara un gemido desde lo más profundo de su garganta.

 

¡Nghhh!—

 

Para luego arquearse hacia arriba elevando así inconscientemente sus caderas. Luego de observar como reaccionaba el otro, Seto sonrió.

 

Parece que esto no te disgusta para nada, al contrario, diría que lo disfrutas demasiado. ¿Soy el primero que te lo hace?—preguntó disfrutando de su posición superior y del doble sentido de sus palabras.

 

¡Deja de decir gilipolleces y suéltame, imbécil!—gritó con ira el policía a causa de su vergüenza de estar en ese estado frente a un criminal, a ése criminal. Sentía que su cara ardía ferozmente y se asqueaba de si mismo.

 

Creo haberte dicho que cuidaras tus palabras. ¿Sabes? Hace un momento mi juego había terminado y me aprestaba a irme pero ahora que me has insultado debo vengarme. ¿No crees? Después de todo no sería digno de mí irme ahora con la cola entre las patas—le replicó el ladrón apanicando a Joseph.

 

Aunque lo que dijo no era cierto, Seto sabía bien que decirlo haría que el otro se pateara mentalmente por lo que había dicho y pensara que lo que seguía era en verdad culpa de su bocota. “Mejor así”, pensó el ojos azules con una sonrisa de autosatisfacción.

 

“Oh, perro. Voy a hacerte comer todas y cada una de las que me has hecho” dijo luego mentalmente.

 

Cuando su  mano se enroscó alrededor del erecto falo el sonido que salió de los labios del rubio con la intensidad aguda de un cañonazo produjo gran satisfacción en el ladrón.

 

Sospecho que te gusta mucho esto—le dijo el ojos azules aguantando la risa. Sentir al otro en la palma de su mano en más de un sentido era gratificante.

 

¡Me la pagaras h… de p…!—le gritó el muy sonrojado policía.

 

Para hacerme pagar tendrás que atraparme primero, cachorrito—dijo el delincuente después de deslizarse sobre el otro y colocar su boca junto a su oído.

 

Quizás fue el sonido ronco de esa voz sugestiva. Quizás el calor que manaba de ese cuerpo adulto o su cercanía que turbó los sentidos del detective.

 

Nunca antes había estado en tal posición con otro hombre y jamás pensó que su cuerpo reaccionara de esa manera a ese hecho. Si se lo hubieran dicho antes no lo hubiera creído pero su miembro comenzaba a doler.

 

De pronto sintió como el nudo de su corbata era halado hacia abajo y con los ojos bien abiertos presintió de que iba el otro. Dos de sus botones fueron abiertos dejando descubierto el cuello de él y sintió la respiración del otro acariciar de nuevo el espacio bajo su oreja derecha.

 

¿Usas perfume o es jabón de tocador?—preguntó el de voz ronca.

 

E… eso no te incumbe—dijo el ojos mieles tratando de parecer serio pero su voz se quebró por la angustia y la anticipación.

 

Yo creo que sí, porque huele bien y me gusta—le replicó el Neko.

 

¡Ya está bien! ¡Dé… déjalo hasta ahí que ya fue suficiente! ¿Si?—dijo Wheeler tratando de que el otro volviera a la razón.

 

Yo creo que no. Porque verás… yo pongo los límites ahora—le respondió el ladrón, antes de añadir en un lento susurro—Y además yo también estoy duro—

 

Los ojos mieles se abrieron como platos a pesar de que nada veían--¡Cabrón!—fue todo lo que mencionó mientras le era abierta la camisa.

 

¡Tú si que eres un cachorro lento para aprender trucos! Te dije que cuidaras tus palabras—le contestó con voz tranquila el criminal antes de deslizar su lengua desde el cuello hasta el estómago del rubio y mientras esta estaba a medio camino de su objetivo una de sus manos se deslizó desde una rodilla hasta la entrepierna rozando todo el abductor.

 

¡Deja eso ya!—gritó el apanicado oficial poniendose muy tenso por como iban las cosas.

 

No creo que estés en posición de dar órdenes—le replicó el otro desde la oscuridad y luego de un momento agregó—Y no creo que tu cuerpo este de acuerdo con tu bocota—luego de decir eso volvió a acariciar el falo erecto.

 

Joseph se debilitó instantáneamente cerrando sus ojos y exhalando un fuerte--¡Ahhh!—que dejó satisfecho al ladrón.

 

Entonces Seto escurrió su rodilla hasta la entrepierna del detective y la rozó un poco con el otro mientras le miraba desde los pies de la cama, él si lograba ver ciertas cosas.

 

Inmediatamente las piernas del otro se arrollaron por la caricia y un fuerte gemido escapó de los labios del ojos mieles pues no pudo contenerse.

 

Recuerdo que esto te gustó en el museo—dijo el ojos azules autosatisfecho.

 

¡C… cabrón!—susurró con voz ronca el policía mientras sentía como se iba disipando la corriente eléctrica que recorrió su espina con ese leve toque. Definitivamente estaba demasiado sensible en esos momentos a las atenciones que le prodigaba ese delincuente.

 

¡Para… antes de que esto se convierta… en un delito mayor!—le advirtió Wheeler con la esperanza de que el otro lo hiciera.

 

Como un sinuoso gato, el Neko se deslizó sobre él para estar frente a frente y decirle—¿Sabes que los delitos mayores son lo mío, no detective?—

 

Joey maldijo en su cabeza, ese tipo planeaba llegar a los extremos. Por un momento esperó que solo deseara asustarlo, tal vez… pero sus razonamientos se vieron hechos pedazos cuando el otro volvió a los pies de la cama y de otro halón le sacó la ropa que hasta entonces había quedado en sus rodillas.

 

Desnudo y expuesto Joseph sintió que sus piernas eran abiertas y levantadas.

 

¡No lo hagas!—dijo con una voz un poco aguda para sus oídos.

 

¡Pídemelo por favor!—exigió el otro.

 

¡Nunca!—respondió irritado el rubio y después de unos segundos sintió un mojado dedo abrirse paso en su ano, señal de que las cosas se ponían serias. Antes de eso las cosas tenían vuelta pero si seguían así…

 

Con una gran fuerza de voluntad y los dientes trincados Joseph dijo--¡Por… favor!—

 

¿Qué dijiste?—preguntó Seto fingiendo no oír bien.

 

El ojos mieles sabía que solo era para molestarlo pero nada podía hacer para remediarlo así que repitió ya casi exhausto de soportar eso--¡Por favor!—

 

El dedo se internó intempestivamente dentro de él mandando una descarga de dolor y ansiedad que se traslució como una carga eléctrica en su cuerpo no preparado.

 

Dijiste…--trató de reclamar cuando la descarga pasó y solo quedó un sudor frío.

 

Si, pero… no sabes como me pone que me ruegues cachorro—dijo Seto y en serio estaba impactado de la reacción que estaba teniendo su bajo vientre a esas palabras. En parte las había buscado pero oír a un ser tan orgulloso como ese oficial pronunciarlas era algo muy parecido a lograr un botín ansiado. De hecho le provocaba reacciones que ese hecho no le había provocado nunca. Se descubrió a si mismo apurado por terminar la preparación, ansioso de meterse dentro de esa carne caliente y turgente, dentro de esos muslos dispuestos para él como en una bandeja.

 

El dedo intruso embestía y se movía en círculos dentro de él mientras inesperados gemidos escapaban de su garganta. Sus hombros se movían a destiempo mientras su espalda se encorvaba y su entrepierna se alzaba más de lo que ya estaba.

 

Parece que lo disfrutas más de lo que admites—dijo el Neko.

 

¡Cállate… nnngghhh… ya! ¡Aggh!—ordenó el rubio mientras trataba de no perder la razón.

 

Si te gusto tanto. ¿Por qué no lo admites?—preguntó el ladrón lleno de satisfacción queriendo que las pasara difícil.

 

¡Que te calles! ¡AAAAAyyy!—gritó cuando sintió de pronto que el dedo se iba y luego entraban dos de golpe. Su cuerpo fue volteado de una vez dejando sus brazos cruzados bajo su cabeza y en tensión y sus piernas arrolladas bajo él.

 

¡Te he dicho que me trates bien perro!—dijo el otro con voz amenazante desde un lado de su oído mientras sus dedos se abrían y cerraban en el recto del ojos mieles y los dedos de su otra mano se deslizaban por su estómago hasta su pecho atrapando una de sus tetillas, su lengua lamió lascivamente la oreja del oficial para después morder con fuerza el lóbulo. Su entrepierna había empezado a frotarse contra los muslos del otro pues él también estaba ahora arrodillado en la cama, luego su boca se deslizó hasta su cuello mordiéndolo varias veces sin la menor consideración.

 

¡No podía entender nada ya! Su cuerpo estaba reaccionando de una manera totalmente inesperada a tanta vejación. Su vientre ahora desatendido clamaba por venirse mientras su cuerpo iba y venía al compás de las embestidas de las manos del otro. El roce en sus muslos daba a notar la exitación del otro también.

 

¿Me deseas no?—preguntó el castaño con voz ronca por la pasión al lado de su oído. –Pronto tendrás esto dentro de ti—le dijo luego aluciendo a su propio falo mientras metía el índice de su mano libre dentro de la boca del otro.

 

Joey para su propia descompostura no atinaba a morderlo y solo pudo negar para defenderse con voz muy débil--¡No!—

 

¡Dí que te gusta o te dejaré así y me iré!—amenazó el delincuente.

 

Con lo poco que le quedaba de espíritu combativo y de lógica el otro arguyó--¡No creo que puedas!—

 

¡Tienes razón!—dijo después de un momento el ojos azules y por sorpresa volvió a voltearlo, sacó sus dedos, luego se oyó ruido de roce de ropas y de un cierre siendo abierto y supo por instinto que era. –Voy a entrar ahora. ¡Ya basta de preparativos! Sé que estás muy bien dispuesto y quiero oirte aullarle a la luna perro, así que prepárate—dicho esto lo penetró de un saque que le sacó la respiración al teniente.

 

Se quedó muy quieto, como esperando y movió su mano sobre el miembro del otro, de inmediato el cuerpo del ojos mieles volvió a la vida y se movió solo un poco por cuenta propia haciendo que las embestidas iniciaran, primero lenta y pausadamente pero cobraron intensidad muy pronto.

 

Seto se abrazó al cuerpo que yacía bajo él con las piernas en alto y escondió su cabeza en el hueco entre el hombro y la cabeza de Wheeler.

 

¡Para ya! Aghhh! ¡No!—trató de disuadir.

 

¿Crees que puedo ahora?—preguntó con trabajoso tono el ojos azules mientras sus embestidas lo fulminan y descubrió que el otro ya no era malvado en sí sino que era presa del deseo.

 

Con los gemidos y jadeos en su oído Joseph se fue excitando más, esa voz y el punto en su interior que la cabeza de su miembro alcanzaba una y otra vez estaban haciendo puré su conciencia por ahora esta solo servía para que notara cuan altos eran sus gritos de placer y que con ellos solo lograba provocar más el frenesí del otro.

 

¡Ya… no… puedo… más!—aceptó Kaiba entre embestidas y se vino derramándose dentro de Wheeler con un grito haciendo que Joey alcance el placer absoluto así mismo.

 

El rubio sintió derramarse su interior mientras apretaba con sus piernas como pinzas la estrecha cintura del otro atrayéndolo más hacia sí.

 

Liberado de la tensión sintió perder su conciencia y todo se volvió negro pues quedó rendido en su cama.

Notas finales:

Veo que no les disgusta esta idea

Fleir me adivino el pensamiento

esta historia es parte de mi serie

Adrenalina extrema 

por lo que hay que esperar que algo pase en cada cap

asi que el lemon no iba a tardar

aunque mas bien esto fue una violación creo que el cachorro descubrió una o dos cosas de si mismo

^^

besos y ja ne


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