Me encuentro en la misma situación que todas las mañanas. Mi Okasa gritando desde la sala que se encontraba situada en el primer piso que me levantara porque la alarma ya había sonado más de 5 veces y era el único que no escuchaba. A la tercera es normal que me levante, pero juraría que esta vez no la escuche. No está enfermo, pero podría fingir estarlo… la pregunta era ¿que podría fingir esta vez? Había utilizado un montón de escusas para mi madre, desde que tenía fiebre, diarrea, vomito, algún malestar tonto con el cual no hubiera la necesidad de llevarme al hospital pare recibir como respuesta del doctor: “su hijo no tiene nada, señora Kushina” ya me había pasado desde entonces mi madre vigila más mis dichosos “malestares” llegue alimentarme de porquerías para que mi estómago en verdad tuviera alguna digestión. Pero… bah, no tenía muchas razones de ir al famoso instituto de Konoha
—¡¡Naruto!! —Gritaba mi madre por enésima vez insistiendo en que me levantara.
Lo que ya era un hecho, ese grito me había levantado de golpe de la cama. Mire el reloj que posaba sobe la mesa de noche. Me quedaba menos de una hora para llegar al instituto, ya era costumbre salir corriendo de casa, pero también le había dado mucha fuerza a mis piernas además de una gran velocidad, lo que a mis padres les tomaría media hora llegar a mí me tomaría la mitad de tiempo si iba corriendo.
Me dirigí con pereza y estirando mis brazos sobre la cabeza mientras me adentraba al baño, deshaciéndome de la pijama que llevaba encima, la cual era naranja con los bordes oscuros. Me dispuse a dejarlas sobre la tapa del inodoro al entrar a la ducha. Abrí la llave y cuando finalmente el agua estaba a la temperatura deseada entre. Ni muy fría ni muy caliente.
Cuando pasaron no más de 20 minutos baje al primer piso para encontrarme con mis padres. No demore en alistarme. Me había colocado unos pantalones negros holgados y una camisa naranja con el logo de mi familia.
—Así que esta vez no tienes una excusa Na-ru-to. —Reprochaba mi madre dejando el desayuno de mi padre y el mío en la mesa— mi madre, Kushina. Sabía perfectamente que me gustaba el dulce así que había preparado unos wuaffles a los que bañe de miel en cuanto me senté frente a la mesa.
—No… Hoy no tengo una excusa… —Conteste desviado la mirada mientras disfrutaba de los exquisitos wuaffles al llevarlos a mi boca con un tenedor.
—eso me alegra Naruto, ahora comete eso rápido que te quedan 20 minutos.
Eso es más que suficiente —pensé— solo 15 minutos me bastaban para llegar y los otros cinco para embutirme la comida en la boca, tomar mi morral del que colgaba un llavero de zorro con 9 colas.
—Kushina. Ese reloj está atrasado 10 minutos. —Corrigió mi padre. Era una réplica de mí. O mejor dicho yo era una réplica suya, con la diferencia que yo tenía tres bigotes en mi rostros que me daba un toco zorruno. Mi cabello era rubio y resplandecía como el sol. O eso decían algunos conocidos, el color de mis ojos eran el mismo azul del cielo y mi piel era u tono color canela. De mi madre solo había logrado heredar su rostro “afeminado” ella tenía el cabello rojo como la sangre y su piel era blanca. Claro no tan pálida como la del idiota de Sai. Y sus ojos eran de un gris violeta.
— ¡Que! —Grite mentalmente para luego despedirme de mis padres y salir corriendo como si mi vida dependiera de ello— era cierto, no tenía muchas ganas de ir al instituto, pero ya que me había levantado esperaba que valiera la pena antes de que cerraran las puertas.
Me encontraba completamente agotado y sudando, pero lo logre ¡Si lo logre! Llegue a tiempo. Me dispuse a entrar al salón de clase y sentarme junto a la ventana en el penúltimo puesto. Agradecía tenerlo para mí mismo, así que deje mi morral junto a mí y extendí mis piernas para relajarlas un poco.
—creí que hoy tampoco vendrías, Naruto. —decía una pelinegro de cabello corto y piel extremadamente pálida tras Naruto.
—para tu desgracia logre llegar, Sai.
—no te pongas a la defensiva Naruto. —Interrumpió Gaara que se encontraba sentado junto a su no muy buen amigo Sai— Toma, te daré mis apuntes, los necesitaras porque el Sensei Iruka revisara el día de mañana todo lo que tenemos anotado. Ah. Por cierto Hoy llega un estudiante nuevo.
— ¿Un estudiante nuevo? —Pregunte.
—Atención todos. —Pedía Iruka entrando al salón de clases— Les presentare al alumno nuevo que viene de Inglaterra. Entra Sasuke.
Mire como un chico de casi mi misma edad entraba por la puerta del salón de clase, su piel no era tan blanca como la de Sai pero sus ojos y cabello eran oscuros como el carbón. No sabía que me pasaba p pero mi corazón se detuvo al ver como su mirada se dirigía a mí, y fue cuando se dispuso a decir:
—Soy Uchiha Sasuke, tengo 16 años y vengo de Inglaterra con mi hermano mayor Itachi Uchiha. —Dijo mirándome fijamente con sus oscuro orbes al punto de que congelo mi corazón.
— ¿Eso es todo? —Preguntaron todas las chicas en coro haciendo que este me quitara la mirada de encima dejando que mi corazón volviera a palpitar pero con mayor intensidad.
— ¿Y tus padres, tus gustos, pasatiempos? —Preguntaron las chicas en desorden al ver embobadas al presente.
—Mis padres murieron en un incendio, mis gustos y mis pasatiempos no tengo porque decirlos. —Contesto ignorando a las chicas hasta quedar frente a mí.
— ¿Puedo sentarme? —Pregunto con indiferencia.
—No, no puedes sentarte. —Conteste altanero colocando mis piernas y mi morral sobre ellas, ocupando e espacio— no quería tener a alguien que podía con solo la mirada cambiar de sobre manera los latido de mi corazón. Me mostraba grosero y altanero, pero solo lo hacía para no demostrarle lo nervioso que me ponía su solo presencia
Al moreno no pareció importarle mucho, o eso creí ya que no mostro ninguna expresión, pero un quejido de dolor salió de mi boca al sentir como bajaba mi pies de un golpe y se sentaba justo a mi lado al lanzarme el morral a los brazos
—Dobe…
— ¡Oye teme, hay más asientos, además no quiero ver tu cara de incrédula junto a la mía!
—Naruto… —Llamo el Sensei mirándome con una gota a la cabeza y un poco sorprendido por la actitud del azabache— En realidad es el único puesto libre. Además tu nunca vienes a clase, así que no deberías quejarte por un puesto que prácticamente nunca vez.
Asentí cabizbajo mientras refunfuñaba por lo bajo.
Las dos horas pasaron más lenta de lo que las recordaba y cada vez que me quedaba dormido un idiota teme golpeaba mi pierna para que no dejara caer mi cabeza en la mesa.
—Oye rubio. No quiero que dejes la mesa impregnada de tu saliva, dañaras la madera.
—Cállate Uchiha. Tú no eres nadie para darme órdenes.
—Ya lo veremos rubio, ya lo veremos…
—Deja de decirme rubio. Soy Uzumaki Naruto ¿oíste? Uzumaki Naruto. En cuanto le dije mi nombre parecía u poco sorprendido y distraído.
— ¿Ya terminaste de discutir Naruto? —Pregunto Iruka algo enojado aojado— Quedan tan solo 5 minutos de clase así que gracias a su amigo, Naruto Uzumaki realizaran u trabajo en parejas sobre las teorías de newton.
En cuanto el Sensei termino de hablar todas las chicas se amontonaron hacia mi puesto. Bueno el que compartida con cierto azabache- todas y cada una gritaban “Sasuke-kun, has el trabajo conmigo” mientras este solo las miraba con lo que podía decirse repulsión y con la mínima atención de hacer el trabajo con ellas.
—Aún no he terminado. —Interrumpió el Sensei— El trabajo lo harán con su compañero de puesto.
Cuando todo el salón estaba a punto de rehusarse la campana de salida sonó indicando la salida
—Bueno chicos, terminaron la clases así que me llevare a su Sensei. —dijo Kakashi, un profesor de algebra que siempre mantenía con una bufanda que cubría su oca y un parque que tapaba uno de sus ojos al haber tenido un accidente. Y si darnos cuenta había tomado a Iruka Sensei de la mano y había salido corriendo con el del salón dejando a todas las chicas enfadadas.
—Creí haber escuchado que no querías ver mi cara cerca, Dobe.
— ¡No me digas Dobe, teme! Además solo será en el instituto.
— ¿Es que eres sordo? Tenemos un trabajo que realizas hoy mismo.
—Estás loco si crees que are ese trabajo contigo. No quiero tener tu horrible cara cerca, seguro me infectaras de tu ñoñes.
— ¿Qué dijiste Uzumaki? —Pregunto Sasuke tomándome del mentón con fuerza haciendo que levantara mi vista— éramos de la misma edad pero él era al menos 6 centímetros más alto que yo. Cuando estaba a punto de apartarlo, este me soltó tomándome de la cintura apego mi cuerpo al sueño al igual que sus labios que no demoraron en devorar los míos. Estaba estupefacto, sorprendido y asustado. Me sentía como una oveja en la boca del lobo.
Cuando este al fin me soltó me miro con una sonrisa que gritaba “victoria” yo soy Uchiha Sasuke y nada ni nadie será mejor que yo.
Todas las chicas estaban asombradas a la vez que celosas, querían atacarme con preguntas, pero en cuanto Sasuke volteo para mirarlas estas quedaron petrificadas y salieron del salón dejándonos solos a los dos.
—Espero que te haya sido suficiente, no solo tuviste mis rostro cerca al tuyo si no también mis labios. Cualquier chica desearía haber sido tú.
—Cállate idiota, primero que todo no soy una chica. No seas engreído y para que no se ilusione la princesa, no quiero volver a sentir tu asquerosa boca junto a la mía. —Conteste con timidez— Mentía realmente mentía, ese acto había hecho mi cuerpo temblar por completo, como si estuviera en pleno invierno, temblaba hasta no más poder pero mi cuerpo quemaba, se sentí muy caliente. —Baje la mirada escondiendo mi rostro— No quería que viera mi avergonzada cara.
—Resulto que el Kitsune es muy orgulloso para decirme que realmente le gusto. Quieres que te bese de nuevo ¿verdad? ¿O me equivoco? —Pregunto tomándome del cabello llevando mi cabeza hacia atrás— Te guste o no ahora somos compañeros de clase y i sigues sin obedecer llegare aún más lejos que un beso.
Mis ojos se dilataron al tener nuevamente tan cerca la cara del moreno, mi cuerpo temblaba y mis ojos miraban esos hermosos labios claros. Lamio mi labio inferior y sin darme cuenta entre abrí mis labios dejando que su lengua entrara en mi boca y jugara con mi lengua. No era mi primer beso, pero sí el más exquisito, el recorrió toda mi boca, jugó con mi lengua y por ultimo mordió mi labio inferior y separándose de mí, me dijo:
— ¿En dónde quieres que lo hagamos, tu casa o la mía?