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Nieve y amor por lovemin

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Notas del fanfic:

¡Hola!

Pues yo por aquí, esta vez les traigo algo dulce y que no acostumbro a escribir, pero se me vino a la mente y aquí lo tienen... 

Esta historia va dedicada a Ataly Garcia, que va a estar de cumpleaños y este es su regalo...

Juega con la nieve sin preocuparse de abrigarse. Es la primera nevada del año y es la primera vez que puede salir de la casa a jugar con esta. Y se divierte, aunque sienta las manos entumecidas y el cuerpo congelado, igual sigue sonriendo.

 

– ¡Taemin! – Escucha que es llamado y se gira hacia la puerta de la casa–. Te vas a enfermar sino te abrigas.

 

–Hyung, ven a jugar conmigo – le sonríe para convencerlo.

 

–Lo haré, pero si primero entras a abrigarte.

 

–Eres un aguafiestas Minho hyung – El menor se gira nuevamente, dándole la espalda a su mayor e ignora por completo lo que le dice. Años que ha querido jugar de esta manera con la nieve y ahora que puede, lo regañan.

 

–¡¡Ah!! – Grita Taemin, que no esperaba que el mayor se le acercara sigilosamente y lo alzara y cargara como si fuera un costal de papas y uno muy liviano–. ¡Hyung bájame! –protestó, golpeándole la espalda.

 

–Lo haré- el menor sonrió- pero dentro de la casa.

 

–Hyuuuung, eres malo – lloriquea sin hacerlo, dejándose cargar.

 

–No lo soy, es sólo que me preocupo por tu salud. No quiero que pases otro invierno en el hospital.

 

Otro invierno en el hospital es lo que menos quiere, ha pasado en este los últimos cuatro por no cuidarse de un simple resfriado que para él es más que eso, ya que su sistema inmunológico es bajo y cualquier enfermedad, infección o virus, para Taemin siempre es el doble de riesgosa.

 

Minho lo baja con cuidado y cierra la puerta para que la brisa helada y nieve no entre. Ve al menor cabizbajo y no sabe si regañarlo o dejar pasar este momento.

 

–Hey – se le acerca y lo abraza, transmitiéndole un poco de su calor corporal. Taemin tan solo esconde su cabeza entre la chaqueta de su novio, que le acaricia con extrema delicadeza y ternura su cabello rubio–. No quiero regañarte, ya tienes bastante con lo que te regaña diariamente Kibum, cariño. Tan sólo quiero que me escuches cuando te hablo, no quiero que enfermes, tan sólo quiero que te vayas a bañar, te cambies por ropa seca y bajas por una taza de chocolate caliente. – le dice dulcemente.

 

 El rubio tan sólo asiente, despegándose lentamente del moreno. No quiere moverse, quiere seguir entre los brazos del mayor, siendo mimado, pero tampoco quiere enfermar, así que deja un leve beso en la mejilla de Minho y camina hacia las escaleras.

 

–Tae – se gira en el segundo escalón al escuchar su nombre y ve al mayor a un par de metros de distancia, con una bonita sonrisa–. Te quiero.

 

Siente sus mejillas arder y no es por el frío, sino es porque aquellas simples palabras le significan mucho. Y vuelve a sonreír, de la misma manera como lo hacía minutos atrás mientras jugaba con la nieve, pero ahora aquel gesto es mucho más radiante.

 

b25;*b25;*b25;

 

Baja silenciosamente las escaleras y camina hacia la cocina, con una toalla en el cuello y el cabello mojado. Sabe que va a hacer regañado, por no haber secado su pelo en el baño, pero quiere que Minho lo haga, como ya es costumbre.

 

Se queda en el umbral de la puerta al ver a su novio luchar con el tostador eléctrico, sacándole una sonrisa al ver la cara de concentración de Minho.

 

–Tan sólo quiero chocolate caliente. Deja en paz al tostador- dice acercándose a la barra, sacando un taburete de debajo del mueble, sentándose sin despegar la vistan del moreno.

 

–Me asustaste, cariño.

 

–Estoy seguro que si me demoraba diez minutos más, el tostador iba a terminar haciéndole compañía a la cafetera en el tarro de la basura.

 

–Que poca fe me tienes – se da por vencido, dejando el aparato en su lugar, haciéndole caso a su pequeño, sirviendo la taza con chocolate humeante.

 

–Te he dicho innumerables veces que te seques el cabello en el baño – Le acerca la taza con el ceño fruncido y rodea la barra, quedando detrás del menor, tomando la toalla y secando primero las puntas, donde se acumula más el agua.

 

–Pero a mí me gusta que tú me seques el cabello, hyung – gira la cabeza, y forma un puchero con los labios, uno perfecto a los ojos del mayor, que le dan ganas de desaparecerlo con un beso, pero no lo hace y tan sólo deja un pequeño beso en la mejilla sonrojada del castaño y continúa con su tarea de secarle el pelo.

 

– ¿Ya decidiste que quieres hacer hoy? – pregunta Minho rompiendo el silencio que se había formado, Taemin piensa rápidamente lo que quiere.

 

–Siii – dice sonriente.

 

–Entonces, dime – termina de sacarle el cabello, quedando este con un poco de volumen, y al menor simplemente le encanta como queda.

 

–Quiero... quiero que me consientas y me mimes – siente como sus mejillas toman color y agradece estar de espaldas a su novio, que no deja de jugar con mechones de su pelo.

 

– ¿Más de lo que ya hago?

 

–Mucho, mucho más, ya que no me dejarás salir de casa – vuelve a formar un puchero.

 

–Exacto, no te dejaré salir, a menos que sea con todo el ropero encima – le abraza por la espalda, dando cortos en la mejilla derecha de Taemin, adorando lo rosadas que se tornan estas. El rubio se deja estar, dejándose querer, mimar y consentir, por el hombre que ama y lo ha cuidado desde que se conocieron, siempre atento, sobreprotegiéndolo a su modo, como sólo él sabe sin hostigarlo, y Taemin se pregunta ¿qué habría sido de su vida si no hubiera tropezado con una silla en una cafetería y accidentalmente haberle tirado el café caliente al chico de bonitos ojos, que solamente sonrió por la torpeza del antes castaño y después se quejó? Y se responde que seguiría siendo igual de aburrida, sin saber realmente que es la vida.

 

–Te amo– escucha que es susurrado en su oído.

 

–Yo igual te amo, hyung.

 

~*~*~

 

–Soy una bola de ropa andante – se queja.

 

–Una bola de ropa muy bonita – le sonríe Minho, tomando la enguantada mano del menor entre la suya, entrelazando sus dedos.

 

–Yo pensé que bromeabas cuando dijiste que no me dejarías salir de casa a no ser que fuera con el ropero encima.

 

–Yo no bromeo cuando se trata de tu salud, Taemin – le miró serio, para después cambiar el gesto por una sonrisa y jalarlo para que caminara más rápido antes de que el semáforo cambiara.

 

Caminan por las calles congeladas y llenas de nieve de Seúl, sonriéndose mutuamente, con un Taemin preguntando cada cinco minutos a qué lugar se dirigían, aumentando más la curiosidad del rubio, ignorando todas aquellas miradas de disgusto y desaprobatorias, viviendo ellos dos en su mundo.

 

–Aquí es – dice el moreno, deteniéndose frente a una tienda de animales.

 

–Oh, ¿Me vas a comprar un animal? – preguntó incrédulo.

 

–Sí, ¿Tiene eso algo de malo? Lo estuve pensando todo este tiempo y siento que nos hace falta un integrante para formar una familia.

 

–Gracias – se le tira a abrazarlo, y darle muchos, pero muchos besos de agradecimiento, porque no sabe lo feliz que le hace.

 

–De nada y amo tu forma de agradecer – le guiña un ojo.

 

–Vamos – ahora es Tae quien jala al mayor, diciéndole que se apure porque ya quiere conocer a su futuro hijo y Minho tan sólo intenta no morir de ternura, deteniéndolo en la puerta antes de que ingresara al recinto y le besa con excesivo amor, cayendo en un beso interminable, que si no fuera porque el celular de Minho sonó, aún seguirían comiéndose la boca fuera de la tienda.

 

Pasan más de una hora dentro del lugar eligiendo un animal que a ambos le gustase, terminando con un Minho frunciendo el ceño y pasando la tarjeta algo brusco, porque nunca imaginó salir de la tienda con un hurón, si con un rubio sonriente, pero no con un hurón.

 

-Min.

 

-¿Ah?

 

-Que así se va a llamar nuestro hijo Minho, Min.

 

Y con tan simples palabras su enojo se fue, ahora quejándose de que Taemin le prestara más atención a esa bola de pelos tierna que a él.

Notas finales:

U.u así o más melosos... 

Espero que les haya gustado...

¡Saludos!


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