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Diario... No tan secreto... por Sherlocka

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Notas del capitulo:

Bueno traje un poco antes de lo esperado la actualizacion.  Solo por esta ocacion me tome la semana, tenia pendientes que hacer. Espero que lo disfruten.

 

Nota: Por si se lo estan preguntando, realmente no se cuantos capitulo tendra este fic. Si no agrada tal vez presipito el final y listo. XD

 

 

The Game, is ON.

 

SH.

 

 

Esto sí que es estúpido.

Realmente no veo el punto de transcribir lo que me ronda en la mente (Que sin duda, tratándose de mí, es más profundo de lo que las letras serian capaces de describir) a un burdo pedazo de papel. No obstante mi compañero de cuarto le ha tomado la palabra a su psicoanalista y ha comenzado a escribir lo que denomina como un "Diario Secreto", el cual, debo añadir, de ser tan secreto como se propone que sea, habría estado mejor guardado en otro lugar que no fuese su caja fuerte con sensor en el compartimiento camuflado de la repisa al fondo de su armario. Digo... ¡Por favor! Que obvio. He visto asesinos mediocres esconder las evidencias con mejor habilidad.

Pero como iba diciendo, John escribe su estúpido diario cada noche. Por supuesto no se supone que yo lo sepa. Así que se invento una ridícula excusa para apagar las luces de su habitación quince minutos más tarde de lo que acostumbra. Al principio deduje que se masturbaba y decidí respetar su privacidad dejándolo disfrutar de tan vulgar y patética actividad. Pero, tratándose de alguien como él, seguramente lo hace solo mientras se ducha evitando así ensuciar las ropas de su cama, a sí mismo y el hecho de que pueda atraparlo en el acto al entrar a su cuarto de manera inesperada como es mi costumbre. Hombre precavido sin duda.
Considerando esas posibilidades y añadiendo el hecho de que los dedos de su mano diestra desarrollaron los típicos cayos de un escritor a mano alzada, además de escribir con pluma y no en un computador, lo que indica ser importante, ya que renuncia a la comodidad de la tecnología; Lo que escribe puede ser personal. Lo suficientemente personal para no publicarlo en el blog. Entonces es privado. Siendo privado, personal e importante ¿Que otra cosa podría ser que un Diario?

Como he dicho, encontré su "escondite", si es que así se le puede llamar. Justo después de asegurar desde la ventana que da a la calle Baker de nuestro apartamento, que John abordara el taxi que lo llevaría a su encuentro con Stamford en algún bar. Entre en su habitación y me las arregle para abrir la caja fuerte, lo que no me tomo más de cinco minutos. Tome el diario en mis manos y comencé a leer.

"Realmente no espero publicar esta historia. Quiero mantenerla escondida a forma de borrador, pero mi terapeuta insiste en que debo escribir aunque no de la información a conocer y ya que en realidad necesito vaciar mi mente, lo hare. Pero si algún día alguien la encuentra, quiero que entienda una cos..."

Interrumpí la lectura bruscamente al oír pasos apresurados por la escalera, apenas pude erguir el cuello para volverme hacia la puerta, cuando John ya me arrebataba el pequeño cuaderno de entre los dedos.

-¡Lo sabia! - exclamo como una maldición.

- Si lo sabías debiste esconderlo mejor.

- ¡Demonios Sherlock!... ¿Acaso entiendes el concepto de PRI-VA-CI-DAD? - Dijo volviéndose hacia mí con un semblante que parecía ser mezcla de exasperación, rabia y... ¿Vergüenza?- ¿Sabes qué? No me respondas - Dijo tan pronto se dio cuenta de mi disposición a contestar la pregunta.

- Oh vamos John,- iba diciendo mientras lo seguía escaleras abajo hacia la sala de estar y luego hasta el sofá.- ¿Que puedes tener ahí que quieras ocultar? Sabes que si me lo propongo, puedo deducirlo fácilmente...Un diario...Gran idea.- Añadí con sorna, mientras me dejaba caer en el asiento frente al suyo.

- Lo creas o no Sherlock, las personas comunes necesitan un espacio personal incluso para sus pensamientos, un espacio en el que estén a salvo - me miro con gravedad - Y que no pueda ser fácilmente invadido en ¡Especial cuando vives con Sherlock Holmes! El detective más audaz, brillante y atractivo de todo el planeta...

Está bien. Esta última parte la he modificado un poco. Pero estoy seguro de que hubiera querido decirlo de no tener ese absurdo orgullo militar.

-... Y que no pueda ser fácilmente invadido - Dijo elevando su tono de voz hasta que este se volvió un grito de ira- ¡En especial cuando viviese con un lunático que va por ahí siguiéndote a todos lados llamado Sherlock Holmes!- Me dio la espalda exasperado.

- Inaceptable. - Sentencie dolido. Si. A veces (Por no decir siempre), las cosas que John dice están fuera de la realidad, lo que a decir verdad, me ofende un tanto. Este se volvió hacia mi bruscamente arqueando las cejas y abriendo la boca, al parecer incrédulo por mi atrevimiento.- Pero a fin de cuentas, ¿Como volviste tan rápido? es decir, la alerta de la intrusión de tu caja debió llegar a tu teléfono cuando ya estabas al menos a 20 minutos de aquí.- John tomo aire para contestar pero le corte- ahh si...olvidaste algo seguramente.- Cerro la boca y su ceño dibujo una perfecta línea recta en señal de frustración.

- Sherlock - Dijo al fin sentándose en su sofá, frente a mi.- Por mi salud mental, y tu seguridad física...- dijo reclinándose sobre su estomago de manera que apoyo los brazos sobre sus rodillas sosteniendo entre las piernas abiertas el pequeño "diario".- Te prohíbo tocar este diario. Sé que no puedo detenerte si estas decidido hacerlo. Después de todo, ¿Quien puede detener al consultor criminal más genial y astuto de esta nación? ¿Quien puede resistirse a tus encantos y burlar tus ingeniosas tretas...?

De acuerdo, he vuelto agregar un poco a la conversación, pero apostaría mi vida a que eso estaba pensando.

-...Después de todo, eres...- Hizo una pausa, supongo que trataba de encontrar el adjetivo para lo que soy.-... Eres tú. Pero permíteme dejar esto en claro.- fijo su mirada en la mía con seriedad - Confió en ti Sherlock. Confió en que si te lo pido y apelando al gran estima en que dices tenerme, dejaras mi diario en paz.


Ridículo. ¡Por supuesto que confía en mí! ¡He salvado su vida al menos cien veces! Le he mostrado un lado del mundo que jamás imagino ver, he compartido información con el que jamás compartiría con nadie más he... Bueno, por supuesto, nada de esto dije en voz alta. No quise tener una de de esas charlas sentimentales y sin sentido que sin duda no van con nuestro estilo de vida, ni del tipo de relación que tenemos así que concedí, después de carraspear para aligerar el peso de los pensamientos que no expresaría en palabras, asentí con un movimiento de mi cabeza al tiempo que me ponía de pie, en realidad incomodo.

- Si eso es lo que quieres, de acuerdo. No tocare tu estúpido diario.- Dije mientras tomaba el violín dispuesto a sumergir mis pensamientos en unas cuantas notas para encontrar una manera de hacer que John me dejara leer su pequeño libro de ridiculeces haciéndolo pensar que era él quien en realidad tomaba la decisión de mostrármelo.

- Bien.-dijo él a mis espaldas- perfecto.

Toque toda la tarde hasta el anochecer. John como ya era costumbre, luego de desearme una noche agradable, anduvo a su alcoba y después de quince minutos, apago las luces. Comencé a sentir irritación. Las notas en el violín ya no fluían igual así que desistí. La lista de cosas que hice a continuación carece de sentido enumerarlas. En algún punto de la madrugada mi ansiedad por un poco de nicotina venció, comencé a buscar por todos los rincones. Debo aceptar que en ese estado de abstinencia mi cerebro es tan inútil como el de Anderson en sus mejores momentos. 
Una vez que puse el lugar de cabeza sin encontrar rastro alguno de tabaco, corrí a mi habitación en busca de los parches. Si he de ser honesto buscaba ponerme toda la caja de ser posible pero para mi desgracia, estaba vacía. Recordé con amargura que había utilizado el último aquella mañana.


Anduve escaleras abajo, forcé la cerradura de la Señora Hudson y hurgue en su botiquín. Solo había suplementos alimenticios y vitaminas idiotas. Me detuve un momento frente al espejo para obligar a mi cerebro a funcionar ¿Donde podría tener una bailarina exótica jubilada, sus medicamentos para "el dolor de cadera"? « ¡Por supuesto! En los frascos de te» pensé de inmediato. Corrí a la cocina y busque en los frascos. Solo encontré cajetillas vacías y un pequeño estuche de metal. Al instante lo reconocí. ¡Vaya! que sorpresa me lleve al abrirlo, la Señora Hudson consumiendo Heroína. No. Ella no la consumía, pude darme cuenta al observar con detenimiento aquel estuche, alguien, no supe cómo ni por qué, esperaba que yo lo encontrara ahí.

Al amanecer ya tenía la idea perfecta para acceder al diario de mi compañero.

- Buenos días Sherlock.- dijo de buena gana, al parecer había dormido sin reparos. Se encontraba aseado y listo para ir a la clínica. Se dirigió a la cocina en busca de una tasa de café.- ¿No dormiste no es así?

- Dormir es aburrido.

- Iré a la clínica unas horas, necesitamos el dinero... ¿Sirve de algo preguntar qué haces?- Pregunto al notar que escribía desenfrenadamente en una pequeña libreta como la suya. Apartando la taza de sus pequeños labios.

- Después de pensarlo un poco, he llegado a la conclusión de que escribir un diario puede no ser tan mala idea.- Un poco del café se derramo en sus ropas cuando desconcertado dio un pequeño salto.

- ¡Demonios!- maldijo por lo bajo limpiándose inútilmente con una servilleta - ¿Tu? ¿Un diario? ¿Es enserio?

- Por supuesto. Mi mente es tan compleja en todo sentido, llena de datos útiles para la humanidad. Sin duda mi diario seria una aportación más valiosa que el de cualquiera, además últimamente haces un mal trabajo supliendo al cráneo.

Observe de reojo a mi amigo, quien parecía dolido por este último comentario.

- Bien, tal vez tengas razón. Puede ser sano para ti.

Ambos nos miramos por unos minutos. John parecía algo confundido y nervioso. Tuve que reprimir una sonrisa.

En ese instante vi la patrulla de Lestrade detenerse frente a nuestro apartamento. Fui camino a mi habitación y comencé a cambiarme. Una vez listo regrese a la sala de estar, donde John seguía parado en el mismo lugar en que lo había dejado. Nuevamente coloque mis ojos sobre él, seguro de que había provocado exactamente lo que buscaba. Lestrade quien ya se encontraba en la entrada carraspeo para hacernos notar que estaba allí. Volví mi rostro hacia él y justo cuando abrió la boca para decirnos la razón de su visita John lo interrumpió.

- No te creo.- Aseguro removiéndose incomodo en su lugar.

- Perdon, ¿Como dices? - compuse mi mejor semblante de confusión.

- No creo ni una sola palabra Sherlock, lo siento pero no te creo. Yo creo... - dijo dando un paso hacia mí, señalándome con su dedo índice - que tratas de hacer esto para que de alguna manera te permita el acceso al mío.

Levante las cejas sorprendido, realmente lo estaba. Lo observe directo a los ojos acercándome a él. Este tipo de genio es lo que distingue a mi querido amigo de los demás, lo que lo pone por encima de cualquier criatura viva.

- Chicos tenemos un caso, un hombre fue---

Pero el caso era lo que menos me interesaba ahora. Siendo honesto deseaba que John prosiguiera con sus deducciones, que descubriera mi plan, que me mostrara lo mucho que sus habilidades habían incrementado gracias a mi instrucción.

-¿Pero como podría lograr algo así con eso?- pregunte sin contener mi curiosidad, mi asombro y mi deseo de que continuara. No sabría explicar realmente qué tipo de mirada tenía en el. Pero trago varias veces antes de contestar, mirándome intensamente a los ojos y retrocediendo a cada paso que yo daba hacia él.

- N-No lo se...Y-Yo... Creo que quieres un in-intercambio o algo así.- Dijo obviamente nervioso, su espalda estaba contra la chimenea cuando me di cuenta de ello.

- Chicos no quiero interrumpir pero---

-Anda...- hable dirigiéndome a John al tiempo que hacia un ademan a Lestrade para que callara.- Se que puedes hacerlo mejor.- afirme poniendo especial énfasis en la palabra "mejor". Oh dulces y desenfrenados recuerdos acudieron a mi del año anterior, de aquella tarde en la que me redescubrí como el tipo de hombre que puede gozar de las paciones carnales, logrando entender así por que mi amigo buscaba provocarlas entre todas aquellas damiselas a las que llamo "novias".

- Yo...eh...- balbuceo mientras su rostro se tornaba curiosamente rojo - Creo...Creo que... lo estás haciendo para causarme curiosidad y así intercambiar el tuyo por el mío...- Sonreí. Y lo hice consciente de lo seductor que encontraba la exactitud de su deducción - pero te conozco Sherlock y no escribirás nada que realmente sientas, harás uno falso.

-Creo... Creo que mejor los espero abajo...- dijo lestrade retirándose.

Vaya deleite para mis oídos. Ignorando a Lestrade no hice más que observar a John, contemplarlo en su máxima belleza. El es sin duda único, un ser digno de mi atención, de mi confianza.

- Sherlock yo... yo accederé a ese intercambio.- Sonreí de nuevo, clavando mis ojos en los suyos.- pero a cambio tendrás que escribir uno real.

- ¿Uno real?- repetí sin despegar la vista de sus labios. Quería que siguiera hablando, que siguiera mostrándome su lado astuto. Acerque mi rostro al suyo para poder oler su aliento, quería grabar en mi mente el olor de su inteligencia escapando por aquella boca de labios finos.

-S-Si...- Dijo conteniendo la respiración. Al poco trato de moverse, pero con una mano en su pecho lo retuve contra la chimenea. - E-Escribe lo que realmente piensas y sientes durante un mes...- Recorrí con la mano libre su pecho hasta su vientre, sintiendo su respiración agitada, los latidos de su corazón acelerado al bajar más-.. y y-yo te daré de buena gana mi diario ohh~...- Mis dedos llegaron a su entre pierna, erecta a mi tacto. No creo necesario explicar que la mía se encontraba en el mismo estado.

Es increíble como estas sensaciones una vez descubiertas no pueden detenerse por sí solas, como dominan sobre la mente más calculadora. Sin duda, no es mi caso. Pero en el de mi querido doctor, las emociones llenaron de color su rostro y su voz. Que melodías tan extrañas, melodías que despiertan lo que llaman "pasión". El gemido que dejo escapar tan cerca de mi oído fue una invitación a explorar nuevamente este tema que hasta hace poco, no llamaba mi interés. Que sonido más interesante y provocativo.

- Alguna vez...- le dije en un susurro al oído - Desearon en un arrebato poseerme y hacerme pedir clemencia...

-S-Sher...- trato de llamarme con dificultad debido a la excitación.

- No sabes lo mucho que muero por hacértelo ahora.

-Sh-Sherlock...yo...- Apreté el bulto con fuerza entre mis manos. Sentir como se estremeció al tacto fue más que gratificante.- Sherlock no...Lestrade...- decía con la voz quebrada.

-Cierto. Lestrade.- Me incorpore al instante, recordando que había un caso, razón por la cual el inspector nos visitaba.- Andando.

Cuando llegue a la puerta tome el abrigo y la bufanda. Cuando volví la mirada sobre John su semblante parecía descolocarse. Tenía el cabello enmarañado, una risa nerviosa en el rostro y los ojos ausentes. - ¿Te encuentras bien? -

Al parecer mi pregunta lo trajo de nuevo a la realidad. Respondió con un dudoso "si". Para luego seguirme. Ambos subimos a un taxi, detrás de la patrulla de Lestrade quien nos guiaba a la escena del crimen. Mientras el automóvil estaba en marcha, analice mis opciones cuidadosamente. Todo había salido como lo había planeado. La proposición de John no me parecía descabellada.

- Acepto.- dije muy a mi pesar. John turbado, se volvió hacia mi.- Acepto escribir un diario real.- me adelante antes que pudiera preguntar lo obvio.- ¿En quién mas podría confiar ese tipo de asuntos si no es en ti?

Me dedico una sonrisa al parecer alagado por mis palabras. No sé porque tendría que estarlo, en gran parte era verdad y la otra parte de esta, era que inclusive su propuesta estaba cuidadosamente calculada en mi plan.

Notas finales:

Proxima actualizacion: Martes 4


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