Chispas. Infinita cantidad de chispas de colores caían del cielo y flotaban tranquilamente hasta posarse en el cabello del chico de campo. Baekhyun observaba maravillado como las luces artificiales volaban al cielo para luego estallar en miles de chispazos incandescentes. Su boca se abrió otra vez dejando escapar un sonido de felicidad al ver como el firmamento se teñía de fiesta por una noche.
Realmente había valido la pena realizar el largo viaje hasta la ciudad.
Las farolas que colgaban por las calles con los colores festivos mezcladas con los aromas procedentes de los diversos puestos de comida extasiaban sus sentidos hasta el punto de querer probar cada cosa, hablar con cada habitante y compartir todas las sonrisas.
Baekhyun era una persona muy alegre. No le costaba relacionarse con extraños, es de la clase de personas que disfruta haciendo reír a otros. En parte esa había sido la razón por la que había decidido dejar su humilde casa de campo y emprender un difícil viaje de días hasta la ciudad capital. Eso y las invasiones extranjeras que amenazaban con conquistar varios pueblos de las lejanías. Pero ese era otro tema.
Le dio un mordisco a su bollo de verduras humeante mientras sus pies lo llevaban por la ruta central. Se llevaba varios golpes y tropezones debido a que no estaba acostumbrado a caminar entre tanta gente, pero rápidamente logró acostumbrarse al ritmo. Se envolvió aún más en su capa de viaje y siguió su camino a paso más rápido. Realmente le había gustado el lugar, pero no estaba aquí de paseo ni para hacer amigos. Estaba por una misión.
Baekhyun tenía 16 años cuando se enteró que era la única descendencia de un antiguo clan de magos de la región. Su padre, días antes de las primeras invasiones bárbaras había decidido revelarle la verdad, en caso de que fuera necesario defenderse ante un ataque enemigo. Le había explicado que existían varios clanes diferentes que se agrupaban según el poder que tenían. Los Byun pertenecían a la Hermandad Elemental, conformada por todos aquellos clanes que manejaban algún elemento natural como agua, fuego, tierra, aire o energía. En su caso, él controlaba la luz. Se quedó maravillado cuando sus dedos se alumbraron por primera vez. Era algo realmente hermoso. Sin embargo, su padre no tuvo tiempo de contarle sobre los otros clanes y sus propias habilidades, ya que esa misma noche fue reclamado por el ejército para ayudar a proteger los límites de la región de aquellos que querían tomar sus tierras.
Nunca más volvió a verlo.
Por esa razón, Baekhyun ha pasado los últimos dos años de su vida tratando de dominar su elemento. Su madre lo ayudó con esto. Ella resultó ser una gran conocedora de la magia porque su marido se había encargado de instruirla en caso de que algo así llegara a pasar. Ambos se apoyaron el uno al otro luego de su pérdida. Entrenó duramente, de sol a sol, cada día y noche hasta que finalmente pudo hacer algo más que simples destellos. Ahora era capaz de crear ilusiones e incluso cegueras temporales. Recientemente había descubierto que podía crear portales hacia otros lugares, lo que había resultado terriblemente útil a la hora de acortar tiempo de viaje.
Su madre lo puso al tanto con la historia de los últimos miles de años del planeta. Resultó algo difícil de comprender al principio, pero Baekhyun puso todo su esfuerzo por entender cada palabra. Ambos se hicieron realmente unidos para poder superar su dolor. Y esa era la razón por la que la pérdida de su madre supuso un severo golpe hacia su alma, encerrando en piedra su corazón. Llevaría a cabo la misión hasta el final, y luego se retiraría a vivir una vida tranquila y en paz.
Ahora, mientras recorría paso a paso el camino hacia lo alto de la montaña las palabras de leyendas que le habían sido relatadas llegaban fuertes y claras hasta su mente.
Nadie sabe cómo fue que sucedió exactamente, pero al principio de la humanidad, solo un individuo era capaz de controlar todos los poderes del mundo. Era alguien bondadoso que siempre ponía sus habilidades a disposición de todos. Pero mantener la paz entre los seres humanos siempre es algo difícil.
Con el pasar de los años se fue gestando un grupo de humanos que envidiaban a este individuo debido a sus poderes. Pensaban que no era justo que solo uno tuviera la capacidad de hacer tales cosas y maravillas, por lo que decidieron afrontarlo y pedirle que cediera algo de poder a sus compañeros. Pero por más que éste ser lo intentó, le resultó imposible traspasar sus habilidades. Los pocos humanos implicados en el pase terminaron muriendo porque eran incapaces de guardar tanto poder dentro de sus almas.
Esto solo logró el enfurecimiento de los humanos ante la imposibilidad de volverse más poderosos. Por esta razón decidieron vengarse. En un ritual nocturno invocaron las fuerzas malignas del otro lado, las mismas que el individuo trataba de mantener afuera mediante una barrera para que no dañara a los humanos. Le ordenaron a las fuerzas oscuras matar al individuo y repartir sus poderes entre los pobladores de la tierra.
Pero su plan no fue un éxito, al menos en parte. El individuo, al enterarse del fin que habían decidido darle ideó un rápido plan en su contra. Había descubierto que la razón por la cual los humanos no podían soportar sus poderes. El uso de éstos requería bondad y los seres humanos eran demasiado egoístas. Entonces pensó en una solución, pediría ayuda a todo ser viviente en el planeta y traspasaría sus habilidades al que mejor resistiera semejante responsabilidad. Intentó con todos, animales y plantas aceptaron gustosos el poder ayudar, pero ninguno era lo suficientemente fuerte como para sobrevivir. El individuo comenzaba a desesperar, sentía las fuerzas de la oscuridad acercándose día a día y no había tenido tiempo de encontrar una solución correcta.
Un día, tras incansables horas completas de viaje por el mundo, decidió refrescarse bajo la sombra de un gran árbol que le ofreció sus frescas ramas como refugio. Todo el planeta estaba enterado de su condición y, aunque algunos habían aportado ideas, éstas no resultaron efectivas. Entonces solo se conformaron con ayudarlo a sobrevivir el mayor tiempo posible. Las plantas le ofrecían sus frutos, los árboles refugio y los animales protección. Pero todo eso no sería suficiente algún día. Tenía a todos los humanos en su contra, así de rápido se esparcía el egoísmo, y la oscuridad se hacía más y más fuerte con cada hora que pasaba.
Despertó agitado de su siesta, grandes brumas de maldad lo perseguían en pesadillas cuando decidía tomar un descanso. Estiró un poco sus músculos en un intento de quitarse el sueño de encima. Con la cabeza apoyada en la rugosa superficie del árbol le dio permiso a sus pensamientos para que se llevaran su mente a un lugar mejor, uno donde aún gozara del amor de los humanos que él intentaba proteger. Paseó su vista por el hermoso paisaje frente a él, cielo y tierra se fundían en un horizonte de miles de colores e infinita belleza. Sus ojos se posaron en un grupo de hormigas que laboriosamente transportaban restos de materia a su hogar. Le fascinó la capacidad de esos animalitos para repartirse el trabajo entre ellos. Y fue entonces cuando, como si hubiera estado ahí por siempre, la solución hizo acto de presencia en su mente. Tal vez un solo ser fuera incapaz de soportar todo su poder pero ¿Qué pasaría si intentaba repartirlo entre varios? Rápidamente puso en marcha su plan otra vez.
Empezó a preguntarse qué seres debería seleccionar esta vez. Si debían ser de la misma especie o de varias. Descartó a los humanos sin pensárselo dos veces. No podía arriesgarse a entregar su poder a esos seres tan llenos de odio y egoísmo. Fue entonces cuando encontró la solución: animales. Dividiría sus habilidades en animales de todas partes del mundo, así se aseguraría de la supervivencia de todas estas especies. Emprendió su camino empezando por la selva.
El primer animal que encontró fue un puma. Le explicó la solución encontrada en pocas palabras y el animal accedió gustoso de poder ayudar. Rápidamente el individuo le transmitió su poder al animal y éste, para alivio de ambos, logró sobrevivir. Contento con que su plan haya surtido efecto se despidió del felino y emprendió nuevamente su camino.
El siguiente animal fue un venado macho de hermosa cornamenta. El proceso fue el mismo, al igual que el resultado. Decidió que los poderes debían encontrarse muy lejos unos de otros por lo que el siguiente fue un panda que descansaba plácidamente comiendo bambú. Repitió el proceso con cada animal seleccionado.
Primero el panda, luego un zorro, un caballo, un oso polar, un búho y un cisne. Con cada traspaso sentía que su poder se agotaba lentamente al igual que su vida, pero aun así decidió continuar. La paz de todo el planeta dependía de que acabara con éxito su misión.
Los últimos animales fueron un águila, un delfín, un conejo y un perro. Pensó que sería buena idea incluir animales acuáticos ya que éstos también necesitaban protección.
A pesar de encontrarse sumamente feliz por haber logrado vencer a la oscuridad, su cuerpo no soportaría mucho tiempo más en la tierra. Decidió volver al comienzo y otra vez se encontró bajo la sombra de ese gran árbol que lo había ayudado la primera vez. Poco a poco su energía fue menguando hasta que su vida se fue con un suspiro del viento. Esa misma noche el sol y la luna acordaron reunirse a llorar la injusta muerte de este ser tan bondadoso, dando paso así al primer eclipse de la historia.
Los animales que recibieron alguna habilidad se reunieron en torno al cuerpo para darle una última despedida. Pero al llegar se encontraron con que éste había sido absorbido por las raíces y el árbol había crecido hasta ser realmente enorme. De sus hojas brotaban bellos dibujos que hipnotizaban con su baile y las venas de ramas y raíces brillaban por la energía que corría por ellas. Era un espectáculo realmente hermoso de contemplar.
En agradecimiento por haber dado su vida para protegerlos, los doce animales unieron sus fuerzas y crearon una barrera impenetrable alrededor del árbol para protegerlo de cualquier invasor. Dentro de la misma incluyeron un trozo de selva, río y mar para que todos los animales pudieran regresar cuando quisieran.
Pero por desgracia, la oscuridad no se había dado por vencida. En compensación por la ayuda brindada había decidido tomar las vidas de los humanos que la habían invocado para sus fines. Ahora fortalecida nuevamente, decidió interceptar a los animales uno por uno cuando regresaban a su hogar. Más le resultó imposible matarlos, por lo que decidió convertirlos en humanos, así cumpliría su parte del trato. Ahora, siendo indefensos humanos le resultaría más fácil, pero no contaba con que las plantas y animales del planeta se pusieran del lado de los nuevos humanos, siendo la oscuridad enviada nuevamente detrás de la barrera al no poder soportar tanta energía positiva en su contra.
Los recién convertidos animales se encontraban totalmente perdidos en sus nuevos cuerpos, por lo que la naturaleza los ayudó a regresar nuevamente al gran árbol para poder hallar una solución.
Los años pasaban y ellos crecían y se desarrollaban como humanos comunes con habilidades especiales. Entonces se decidieron por otra solución. Formaron la primera Hermandad de Magos y se agruparon según sus propias habilidades que resaltaban. Cuidaron del mundo lo mejor que pudieron manteniéndose siempre a escondidas de los humanos para no sufrir el mismo fin de su creador.
Sin embargo, toda vida tiene un fin. Por lo que decidieron que deberían dejar descendencia en la tierra para que ésta continuara su misión de mantener a raya a la oscuridad. Acordaron que cada generación solo podría tener un heredero, de esta manera la cantidad de magos con habilidades seria equitativa. Además, cuando el niño cumpliera los 18 años las habilidades de su progenitor pasarían a él, de esta manera se seguiría manteniendo equitativa la cantidad de magos en cada clan. Era posible que el progenitor pasara sus poderes antes de que el niño cumpliera la edad del pase, pero solo era posible en casos sumamente extremos.
De esta manera los doce magos se despidieron para buscar un humano para poder crear descendencia. Pero antes de separarse pusieron una última regla. Los doce descendientes debían reunirse al menos una vez al pie del gran árbol y renovar las barreras mágicas contra la oscuridad.
Nadie sabe exactamente qué pasó después.
Para cuando Baekhyun hubo llegado a la cima de la montaña la fiesta ya estaba llegando a su hora final y las luces artificiales en el cielo se hacían cada vez menos frecuentes. Se tomó unos minutos para recuperar el aliento y fue entonces cuando notó algo que estaba en el césped a pocos metros de su posición. Era un chico, delgado y parecía ser bastante alto a pesar de estar sentado. Sus brazos rodeaban sus rodillas y sus ojos estaban abiertos de par en par contemplando el cielo de colores brillantes.
Baekhyun se acercó lentamente para no asustarlo, pero fue inútil porque una rama traicionera crujió bajo su peso. El observado volteó alertado por el ruido y se puso de pie a una velocidad impresionante teniendo en cuenta su altura.
-¿Quién eres?- preguntó desconfiado y con una mirada severa. Su voz grave no pegaba para nada con su apariencia y rostro ligeramente infantil.
-He venido a buscarte-