Will no sabía que esperarse de su primer día trabajando en la prisión. Sus superiores le dijeron que sería una tarea fácil. Todo lo que tenía que hacer era patrullar una zona concreta y asegurarse que los reclusos no causaban ningún altercado, ni entre ellos ni a los trabajadores.
Se podría decir que Will no quería hacer este tipo de trabajo. Hacía pocos meses él era un simple policía local en Nashville pero un arresto acabó mal, con un cuchillo metido en su espalda. Él quería abandonar el cuerpo policial pero sus superiores no aceptaron su renuncia, a pesar de su insistencia. Así que optaron por darle una época de relax, para despejar su mente y superar el shock del ataque antes de tomar cualquier tipo de decisión.
Entrado en el corredor principal. Will sigue al experimentado guardia. En su placa se puede leer el nombre de ‘Jack’. Jack era majo. Informó a Will que por su herida sería ubicado en un corredor de bajo riesgo. En esa zona se encontraban los presas que iba a ser liberados pronto o tenían un “buen comportamiento”, los que no presentaban un riesgo.
“Si hubiera cualquier problema, tienes que apretar el botón rojo que se encuentra al principio del pasillo.” Empezó a decir Jack. “O encargarte de ello por ti mismo. A pesar de tu espalda, tienes mucha más experiencia que algunos de los guardias que te puedes encontrar aquí.”
Esto hizo que Will parara de caminar. “¿Qué quieres decir con esto? Creía que se necesitaba tener una formación para ser guardia de prisiones.”
El mayor asintió. “Sí, es necesaria pero el alcaide contrata a quién cree que es suficientemente fuerte o puede llevar un arma. Hay hombres como nosotros que saben qué hacer y cómo actuar pero con el tiempo somos menos. Pronto este sitio será llevado por personas con poco cerebro pero con grandes músculos. Sólo espero no estar aquí cuando eso pase.”
Jack se giró y continuó caminando. Will lo siguió sin decir nada más.
“Pero, ¿cómo el alcaide puede hacer una cosa así?” Will preguntó. “¿No hay nadie que lo pueda evitar?”
“Aunque hubiera esa posibilidad, a nadie le importa. El alcaide tiene influencias.” El paso es lento mientras Will se dirige a su zona de trabajo.
Pasan por otras zonas de bajo riesgo y puede observar a los reclusos. Tiene la sensación que todos están en su contra. Pronto dejan los pasillos con las celdas para entrar a la cafetería. Jack se gira a mirarle y parece darle vueltas a algo. Will se para quieto a su lado y mirándole gira levemente su cabeza a la izquierda.
“Vamos, te voy a enseñar donde se encuentran las otras secciones. Puede que nunca tengas que ir a ellas pero debes conocerlas.” Se dirigieron hacia los otros niveles de la prisión, Jack recitó de un tirón los nombres de los diferentes prisioneros junto su nivel de riesgo.
“Con el único que tienes que tener cuidado de tu zona es Franklyn Froidevaux. Hace dos años fue cómplice de Tobias Budge en un asesinato. El chico consiguió una leve condena. No creo que cause problemas pero mejor mantente alejado de él. Todos los reclusos tienen permitido salir al patio. Ahí es donde Franklyn ataca a los otros prisioneros o guardias. Él no supone un problema en sí pero los atrae. Normalmente está solo.”
“¿Qué hay de su compañero?” Will pregunta. “¿Tobias?”
“Budege se encuentra en la zona media, pero ahora está en una celda en solitario. Intentó escapar y atacó a Franklyn cuando estaba en el patio. Es otro personaje con el que tienes que ir con ojo.”
Will asintió, dando a entender que entendía la situación. El experimentado guarda continuó con el listado de presos, dando razones de porqué esta cárcel tenía tanta mala fama. Albergaba una gran cantidad de incidentes. Llegaron a una puerta con gran cantidad de cerrojos y muy bien protegida.
“Detrás de esta puerta se encuntran los reclusos que han sido considerados inestables o extremadamente peligrosos.” Explico Jack señalando la puerta. “Es la zona de alto riesgo y seguridad, la zona roja. Si alguno de los reclusos escapara un día, te aseguro que el infierno llegaría a la tierra. Tienen permitido salir a un patio especial, reservado solo para ellos. Sólo salen si se han comportado.”
“¿Quién se encuentra ahí?” inquiere Will, Jack niega con su cabeza.
“No lo quieras saber. Aunque…” Jack señaló, adquiriendo una expresión que le envejecía. “Bueno, estoy seguro que habrás escuchado sus historias. ¿Conoces el caso del doctor Halden Darby?”
“¿Doctor Halden Darby?” Will repitió. “Me suena de algo pero no sabría decir muy bien porqué.”
“Puede ser. Hará unos doce años sus cara estuvo en todas las noticias y periódicos. ¿Qué edad tienes, Will?”
“Veintisiete, señor.” Will respondió. “Tenía unos trece años cuando el doctor Darby fue detenido. Nunca me ha interesado mucho por los medios públicos, si lo he hecho ha sido más por las noticias locales.”
Ahora que Will pensaba sobre ello, sí que recordaba haber escuchado algo sobre el doctor Darby cuando estaba en el colegio y la academia de policía. Había escuchado la historia y sabía muy bien lo que él doctor realizaba durante su tiempo de libertad. Aunque era incapaz de ponerle rostro a ese nombre
Jack solo asintió al escuchar la explicación del más joven antes de continuar con su recorrido hacia la entrada. “Créeme cuando te digas eso: cuanto menos sepas del doctor Darby, mejor. ¿Has entendido?”
Will simplemente asintió con la cabeza.