-Jajaja bueno, me alegro de que te esté gustando la cena
-Hai, pero no debiste haberte molestado, menos estos días en que tú tienes tanto trabajo
-¿Porque, no debí hacerlo? Solo quería darte un regalo…..Shion, gracias por estar este año conmigo y por haberme permitido entrar en tu corazón.
-.....-Eran aproximadamente las doce de la noche, había terminado un día más, hoy en especial era su aniversario como pareja de un importante miembro de la Sociedad de Salud de No.6, no, ya no era No. 6, ya no existían muros que dividiera a la anterior utopía y lo del exterior. Todo había cambiado, ya no existían esa prepotencia por los habitantes de mayor rango en la ciudad, a todos, sobre todo a los menores se les enseñaba que todos eran iguales, o eso creía Shion. Probablemente había pasado un año y medio desde que se destruyó el muro, desde que había aprendido lo que en verdad era la vida, su belleza, el dolor, el sufrir por alguien, pero sobretodo, a mentir en cuanto a un beso, un beso de buenas noche.
-Gracias Ikuto, pude haber regresado solo
-Anda tranquilo, además ya era tarde
-Bueno entonces…-el peliblanco tomaba su maletín, se quitaba el cinturón de seguridad y se disponía a salir del automóvil cuando sintió que unos labios aprisionaban los suyos- ..Ik...Ikuto…
-Gomen…- el otro chico era bien visto, si él quisiera podía tener a cualquier chica o chico de la ciudad, era alto, ojos perlados y cabello rubio, cualquiera lo describiría como “un príncipe”- pero hace una semana que no...Que no te besaba Shion, jeje a veces…
-..mm? “A veces”?-pregunto el ojirojo un tanto confundido
-Hai, oyasumi -una vez ya abajo del automóvil, espero a que este desapareciera entre las luces de la calle. No era feliz, pero tampoco le era agotador volver a vivir en No. 6, más bien se sentía desubicado. No era lo mismo tener una habitación caliente gracias a un calefactor, que sentir su cuerpo caliente y vivo gracias a unas cobijas, una estufa, un café y sobretodo, acompañado de él. Dejando sus zapaos en la entrada, entro a su casa con sumo cuidado, pues su madre trabajaba todo el día en la panadería y no quería despertarla, poco después se encontraba en su habitación, que a la vez no sentía como suya, se había acostumbrado a esa pequeña habitación, que comprado con su cuarto podía ser la casa para varios perros. Ahora trabajaba en la oficina de seguridad social, idéntico a su antiguo trabajo, pero a diferencia de todo ya había más comunicación con sus compañeros, ahí mismo, había conocido a Ikuto, Ikuto Tsukiyama.
-Disculpe, se encuentra Shion? –un muchacho de cabello morado había entrado en la oficina de seguridad social, donde estaba rodeado de pantallas y sus operadores, entre ellos el peliblanco
-Soy yo- contesto el
-Se te necesita en Salud para el nuevo proyecto
-Hai, voy- tomo su chamarra, dirigiéndose al departamento dicho, donde ya se había iniciado la reunión. Se trataba de varios asuntos, pero todos tenían que pasar por revisión con Shion, quien era el único en ese edificio que había vivido a fueras de No. 6 y que sabía bien las necesidades de tanto afuera como adentro. Ya la mayoría de los participantes se habían retirado, solo quedaban Ikuto y el.
-Gracias Shion, tu siempre nos estas ayudando
-No se preocupe Tsukiyama-san, para eso trabajo- contesto muy sonriente mientras recogía sus cosas de la mesa
-¿Quieres ir a tomar un café o algo? De paso puedo ir a dejarte a tu casa
-Oh! No es necesario, pero si acepto el café-contesto sonriente el peliblanco, el cual poco después se encontraba en una pequeña cafetería, la charla no era incomoda sino más bien amena, reían y todo parecía ir bien, ellos seguían enfrascados mientras las demás personas se retiraban del lugar conforme pasaba el tiempo. Días después ya era normal que al salir del trabajo quedaran en encontrarse y fueran a algún lado a cenar, a tomar o simplemente a pasear por la calle.
-Y dime Shion, vives solo? Ya me habías dicho que viviste un tiempo fuera de No. 6
-Ah! Cuando regrese encontré a mi madre, por lo que vivo, y tu Ikuto-san?
-Yo vivo solo- siempre contestaba de forma amable, pero esta vez su voz se escuchaban un tanto triste y apagada-….
Shion, no….no te gustaría vivir conmigo?
-Eh? Jajaja Ikuto-san, eso más bien deberías decírselo a tu pareja, no a un compañero de trabajo. –pasaron unos segundos, una eternidad, la mirada del rubio se había clavado en los delgados labios de Shion, sin darse cuenta ya había posado los suyos sobre los de el
-Shion, te estoy preguntando si quisieras estar conmigo…
*beep beep*
-Bueno?
-Shion ya paso por ti, lo siento, me gano el tráfico- el ojirojo apenas había logrado despertarse gracias al que su celular sonó, realmente no tenía ganas de levantarse e ir al trabajo, pero tampoco tenía ganas de estar encerrado en su habitación, todo era tan asfixiante.
-Etto….gomen, al parecer me atrapo un resfriado, mejor ve directamente al trabajo, te veo mañana ne?
-Estas seguro? Puedo pasar en la noche
-No, estaré bien, hasta mañana –dicho esto termino la llamada, ¿Por qué razón sentía que tenía que poner una barrera con él, y cuando estuvo con Nezumi prácticamente él podía saber lo que pensaba? Dejo de pensar en todo eso, solo lo confundía más. No espero más, por lo que salió lo más pronto que pudo de su casa, quería salir de ahí e ir al lugar más tranquilo en toda la ciudad, o tal vez la mayoría de las personas no sabían que existía ese lugar. Era donde la policía lo llevaba al centro penitenciario de No. 6, que actualmente era un pequeño bosque abandonado, para Shion implicaba tener mucho sentimientos encontrados, ahí había empezado su historia y su vida, e igual ahí mismo perdido a más que una amiga. Seguía recostado cuando escucho un pequeño chillido que le parecía realmente conocido, obvio, oras de sus mejores compañías habían sido Hamlet, ¿que estarían haciendo en esos momentos?
-....- sus ojos solo pudieron percibir una ráfaga gris que cruzo por su estómago, despareciendo en la maleza. Shion, asustado solo pudo medio levantarse, al momento, pero aun así decidió seguir- Bueno, y cómo te sientes?
-Mejor, pero aun así me siento algo cansado
-Vale, entonces me voy, para que descanses
-Hai! –contesto sonriente pero por alguna razón la atmosfera se volvió sumamente incomoda- Ha…Hasta mañana
Cuando llego a su habitación se recostó en la cama, observando la ventana, como había sido hace diez años, cuando menos se dios, había abierto de par en par por la ventana, sin saber que esperar estaba ahí sentado mirando el suelo, obviamente no sería lo mismo, no sería como antes, el no volvería a aparecer así, pero aun tenia fe en que pasara. Él tenía que aparecer, no le podía abandonar no después de haberlo insultado. Así pasaron, uno, dos, tres, cinco días en los que Shion continuaba esperando.
-Agggh! Porque hago esto? –se preguntó a si mismo estando nuevamente sentado en la ventana- siempre molestándome, estúpido Nezumi
-A quien llamas estúpido?- su voz, no, más bien fueros sus ojos grises quienes lo dejaron sin habla- Jaja, mira quién es el más estúpido, ya ni siquiera puedes hablar Shion, tanto me extrañas?
-Nezumi!-sus piernas reaccionaron inmediatamente, se levantó y estuvo a punto de abalanzarse sobre el pero se detuvo- porque lo hiciste?
-Vaya, vaya, así que también me reclamas por darte señales de vida mientras que tu no lo hiciste? Creo que no debí haberlo hecho –dicho esto, paso a su lado revolviéndole su blanco cabello- woo… ahora entiendo porque o regresaste, es obvio que vives mejor aquí. Dime, como te ha tratado Ikuto? –pregunto de forma un tanto sarcástica mientras se sentaba en la cama de Shion, provocando el enfado de este.
-Co-como sabes de el?
-No es obvio-dijo mientras sacaba del bolsillo de su chamarra un pequeño roedor, a Hamlet para ser exactos – no podía dejarte abandonado, sino en quien sabe que problemas te podrías haber metido
-Me espías! -aun enfurecido Shion tomo lo primero que había a la mano- Deja de seguirme, yo también tengo vida propia y no necesito que me tengas que cuidar!! –fue tan rápido, aún seguía la almohada dirigiéndose hacia Nezumi cuando este ya se encontraba frente a Shion, cerca, demasiado cerca de sus labios pero con la mirada puesta en sus ojos carmesí
-No me extrañabas? No por eso fuiste al bosque? Shion, aun si no estuviera Hamlet, yo sabría lo que harías, eres….demasiado predecible-sus frías manos rozaban las mejillas del peliblanco hasta donde empezaba la marca de su serpiente roja, la cual delineo de la misma forma- Quieres saber cuánto me extrañaste?
-…E…?-no pudo decir nada, nuevamente sentía que sus labios se helaban, su corazón se aceleraba, pero se sentía bien, quería seguir besándolo, poco a poco el beso se hizo más intenso, era la primera vez que sentía los labios de Nezumi así, sin darse cuenta ya había pasado sus brazos detrás de su cuello, por lo que el peli azul también tomo su cintura, pasando sus manos sobre el hasta que decidió terminar el beso con una sonrisa un tanto traviesa
-Ves? A mí no me podrás mentir Shion, otra vez no
-….-el ojirojo se encontraba totalmente sonrojado, por lo que el mayor tuvo que evitar su mirada, muy dentro de sí sabía que si seguía con el no sabría qué pasaría
-Buenas noches, Shion- Nezumi ya se encontraba de nuevo en la ventana dispuesto a irse
-Nezumi! ….-en un abrir y cerrar de ojos la silueta del ojigris había desparecido de su vista. Esa noche Shion no pudo dormir, ni la siguiente noche, solo podía recordar el adiós de Nezumi, provocándole una profunda tristeza pero sobretodo, confusión ¿Qué quiso decir con eso y apareciendo así?
-Shion que te parece si vamos de paseo este fin de semana?
-Ah~ lo siento, pero ya había hecho quedado con una amiga para salir, me iba a mostrar una zona al norte para la nueva oficina
-Vale, vale nuevamente, la espléndida sonrisa de Ikuto- pero en verdad espero que puedas venir conmigo, el próximo fin
-Hai! Y nuevamente su fingida sonrisa
Ya era de madrugada, y poco después se encontraba camino a las afueras del muro, era un largo camino, pues desde el bosque solo había un camino, pues desde el bosque solo había un camino por el cual solo se iba a pie. Horas después ya se encontraba en la comunidad donde vivió por más de un año, ya no eran casas de láminas, también ya no era tan peligroso caminar, había gente del exterior y del antiguo No 6 mezcladas en las calles, él sabía muy bien que en los oscuros pasillos había gente que vigilaban a cualquier que les pareciera extraño que entrar como un simple curioso.
-Ah~ -sus piernas literalmente estaban destrozadas, pero había logrado llegar a casa, la que en verdad sentía como suya. Intento entrar de varias formas, pero no tuvo más opción que esperar fuera hasta que Nezumi apareciera-…
-Shion? Shion eres tú? –esa voz le era conocida, fuerte y agresiva pero también había un llanto, un llanto de bebe- Shion pero que haces aquí!!
-Inukashi?
-Por supuesto que si idiota, gracias a ti ahora tengo que cuidar de esto – en sus brazos la morena traía consigo a un bebe de piel clara y con unos bellos ojos cafés- pero bueno, buscas a Nezumi? El no llegara hasta media noche, ven es mejor que entres o te congelaras.
-E…espera, vives con él? –pregunto mientras esperaba que Inukashi abriera
-No, pero me había dejado esto para ti, por si algún día te atrevías a buscarlo –tomo la mano de Shion, depositando en ella una pequeña llave- te tardaste Shion, deberías haberlo visto cuando te fuiste, ya no sabía qué hacer para levantarlo de la cama, nunca lo había visto así, de hecho me toco una ocasión en que ….-la voz de Inukashi sonaba mientras que Shion ponía atención, cada palabra era como si una pequeña aguja le atravesaba la piel, ¿Qué había hecho todo ese tiempo?- ahora trabaja en el teatro, quizá…
-Gracias, lo esperare y….. Por favor no le diga que vine
-Que no lo piensas esperar?
-Por favor….-la chica poco después se había despedido, dejando al peliblanco solo en el pequeño cuarto. Realmente no se atrevía a entrar completamente, estaba seguro que si entraba no querría regresar. Ya no sabía qué hora era, y mucho menos a cuantos grados estaría, ya no sentiría sus manos y sus pies, por lo que no tuvo más opción que entrar. Era bastante cálido, toda la habitación estaba impregnada del aroma a libros viejos. Aún seguía el piano, la lámpara de aceite y la estufa, todo estaba intacto -…..- recorrió el pequeño cuarto hasta llegar a la pequeña cama, pensaba quedarse esperándolo n el sofá pero sentía la enorme necesidad de estar ahí.
-Waaaa~….. Maldito frio!! –la puerta se había abierto y Nezumi caminaba en la penumbra de la habitación, eso de regresar después de medianoche del teatro no era muy agradable, y más si empezaba a helar, además no es que ensayaran más para que fuese mejor la obra, sino que había muchos actores nuevos, la mayoría de ellos novatos- ah…- dejó a un lado sus botas para recostarse pero… ¿qué era ese bulto a su lado? Fue cuestión de segundos para que Shion lo mirara fijamente a los ojos a la vez que Nezumi tenía puesta contra su yugular—S…Shion…
-N…Nezumi….me lastimas