Dave
Decidí no darle tantas vueltas al asunto de esa sensación dentro de mí para sentarme en el sillón y comenzar a ver cualquier película que hubiera en la televisión. A los diez minutos la apague con un gran suspiro de frustración, joder ¡debía saber cuál era la sorpresa de la que John hablaba! Cerré mis ojos para poder pensar pero no podía, me levante decidido a mantenerme ocupado para olvidarme de la sorpresa.
5 horas después
-Daaaaave- la puerta principal se abrió entrando por ella mi querida esposa vistiendo su ropa de trabajo con su adorable bata de veterinaria- ¿Cómo estas cariño?-se acercó a mi con una sonrisa dándome un lento beso en los labios, ni muy lento ni perezoso correspondí al beso sonriente abrazando su cintura para acercarla más a mí.
-Hey lil’girl- me separe de ella y comencé a bajar repartiendo besos por todo su cuello recibiendo como respuesta un pequeño estremecimiento y una gran sonrisa de mi pequeña esposa.
-Dave, hoy no podemos- me separo y se puso de puntas para besar mi frente dejándome sorprendido- Hoy haremos algo especial-
-¿Algo especial?...- me quede unos momentos pensando cuando una gran idea vino a mi mente- ¡Ya se! ¡Comeremos pizza con helado encima!- La pelinegra me morí y comenzó a reír fuertemente agarrándose el estómago, la mira con la sonrisa congelada- ¿Eh? Jade…-
-Ahahahaha God, no puedo creer que me case con un adolescente-limpia algunas lágrimas provocadas por la risa que caían por sus ojos- Ehem –se aclaró la garganta aun con una gran sonrisa en su rostro- Ponte casual que saldremos a reunirnos con Rose y Kanaya- Di un leve bufido.
-Pero a ellas no les importa que yo me vista con boxers y chanclaaaaas- renegué haciendo puchero.
-Lo sé pero habrán otras personas- me sonrió nuevamente besando mi frente y desapareció subiendo las escaleras.
Bueno no me quedaba de otra. Sonreí unos instantes recordando como se puso de puntas para versar mi frente, de verdad que era pequeña- Reí pero pronto una imagen llego de golpe a mi cabeza donde en lugar de mi esposa un pequeño pelinegro besaba mi frente con una sonrisa. Puse mis manos en mi cabeza sacudiéndola, ¿Qué rayos era eso? Yo soy un hombre casado que en su mente solo debería estar esa hermosura de ojos jade y no...no un chico enclenque con lindos ojos azules.
Rayos, los pensamientos tan poco heterosexuales habían vuelto nuevamente.
John
Caminaba nervioso por el departamento recogiendo cosas, revisando que la cena no se quemara, revisando que no hubiese nada extraño de su compañera de habitación tirado por ahí y ayudando a la pequeña Jane a elegir que zapatos combinaban con su vestidito nuevo ya que quería verse linda y presentable para sus tíos.
Me tire (si, literalmente me tire) en el sillón totalmente agotado, saque mi celular de mi bolsillo para poder revisar la hora, aun me quedaba hora y media antes de que todos llegaran. En cuanto termine el trabajo había corrido al departamento junto con Karen para arreglar la cena y limpiar el lugar, estaba realmente nervioso por todo lo que podría pasar.
-Hey hot stuff- saludo Karen sentándose junto a mí- ¿estás preparado para ver al chico que hace que tu cocoro (?) salte? – comenzó a picarme el estómago con sus dedos mientras intentaba detenerla.
-No digas esas cosas yo….ya debería olvidar todo eso-suspiro con pesadez tomando mi collar de Time. A pesar del tiempo y las circunstancias no podía evitar que en ocasiones mi corazón saltara al estar en presencia del Strider menor, aun me causaba nerviosismo estar cerca de él y solo me ocasionaba un revoltijo de emociones contradictorias en mi cabeza.
Karen se me acerco pero ahora abrazándome con ternura, era una gran chica y muy divertida. Ya habíamos comenzado a tener una relación de hermanos.
-Sabes John, en lo poco que hemos estado juntos me he dado cuenta que realmente amas a ese chico pero…quizás deberías darte tiempo para ti mismo-me miro con una sonrisa en su rostro.
-¿Tiempo para mí mismo?- la mire algo confundido.
-Siii, mira siempre estas ocupado con la pequeña Jane o con tus amigos o con tu..problemita de rompe-hogares…-
-Hey yo no soy un rompe-hogares- la interrumpí haciendo pucheros, no había hecho nada como para que me llamara así.
-Bueno…lo que sea que seas, el caso es que no te das tiempo para el romance, diversión o aventura. No has aprovechado ese rostro y esos ojazos con tu trasero para morirse.- Me sonroje ante sus palabras susurrando un leve “No te metas con mi trasero”-
-Como sea el punto es que tú, John Egbert, de ahora en adelante tengas toda la diversión y desenfreno juvenil que no has tenido en toda tu virgen existencia- sentencio poniendo las manos en sus caderas.
-Oye ¡deja lo de virgen!- grite irritado mientras ella reía y salía a refugiarse con Jane.
Dave
Íbamos Jade y yo en el auto de Kanaya y Rose, aun no tenía idea a done íbamos posiblemente a cenar algo o cosas así. Abrace a Jade y ella solo me sonrió apegándose más a mí, amaba estos momentos en los que podíamos disfrutar con pequeños mimos y caricias inocentes.
Pero como posiblemente Dios me odia, volvió a pasar el mismo incidente de cuando me beso la frente, volví a imaginar a John. Esto ya era un problema, nunca me había sentido atraído hacia John ni pensado en hacerle cosas sucias o de parejas…bueno solo una vez en un sueño húmedo que tuve durante mi primer año de universidad pero en mi defensa, fue culpa del chico azul por verse tan violable con su cara de sueño en las mañanas con el cabello despeinado, su camiseta blanca algo transparente dejando ver su pálido pecho y sus malditos shorts azules que apenas y cubrían a la mitad del muslo totalmente pegados a su cuerpo remarcando su zona trasera.
-…ve! ¡Dave!- sentí un codazo y solté un gemido de dolor mirando a Jade interrogante.
-Blegh has estado babeando –señalo el rastro de baba que corría por mi barbilla. Avergonzado tome una servilleta y comencé a limpiarlo rezando que no pasara de nuevo. Todo por mis pensamientos tan poco heterosexuales.
Mire a Rose quien volteaba hacia los asientos traseros (donde estábamos nosotros) e hizo una mueca de burla bastante notoria. Le mire frunciendo el ceño y como respuesta, le levante el dedo medio a mi “querida y amable” hermanita.
-Puede que este conduciendo pero los estoy viendo- nos amenazó Kanaya, Rose suspiro volviendo a su asiento tomando una de las manos de la pelinegra quien solo sonrió ante el contacto prestando atención al camino.
-Lo siento jade- me disculpe aun abochornado por la situación.
-No te preocupes Dave, simplemente me sorprendió un poco-
-Hemos llegado-anuncio Kanaya mientras estacionaba el auto frente a unos edificios departamentales, “¿Qué hacemos aquí?” pensé con fastidio, podría estar en mi cómoda casa viendo películas acurrucado con Jade pero nope, estoy en este lugar sin saber que rayos.
-Subamos, ya deben estar esperándonos-salimos del auto para internarnos en el edificio, tomamos el ascensor hasta el piso 12 y caminamos con clama hacia una puerta de caoba con el número 413.
-¡No puedo esperar más!- Jade emocionada toco rápidamente la puerta, casi podía ver brillos a su alrededor. Quien fuera que sea a quien esperamos sin duda debe ser muy cercano a mi linda esposa. La puerta se abrió a los segundos revelando a una chica linda (estoy casado pero también tengo ojos) que nos regaló una gran sonrisa a todos.
-Ustedes deben ser los invitados, pasen- se hizo a un lado dejándonos entrar al departamento. Se veía muy grande y lujoso, estaba bien iluminado ya que las paredes blancas ayudaban a que la luz se reflejara.
-¡Papi Dave!- una voz familiar se hizo presente y solo sentí como ese pequeño rayo azul me tacleaba para abrazarme.
-¿J..Jane? ¿Qué haces aquí?- me levante quedándome sentado en el piso con la pequeña sentada en mis piernas mirándome fijamente a los ojos…ehm lentes.
-Vivo aquí papi Dave- lo dijo como si yo le hubiera preguntado de que color es el cielo.
-¿Y John?-
-Hey-levante la vista encontrándome con el pequeño azul usando unos pantalones negros que resaltaban sus piernas, una camiseta de manga ¾ de rayas azules y grises, me miraba con una gran sonrisa en su rostro- ¿Me extrañaron?-
-Claro que si, idiota- me levante cargando a Jane quien gustosa se aferró a mi.
-Por cierto, quería presentarles a Karen- la chica que nos abrió la puerta comenzó a saludarnos con una sonrisa- Es mi compañera de casa y colega en el trabajo-
-Un gusto a todos- Sonrió. -Bueno, comamos algo que ya me está gruñendo el estómago-
Nadie se negó y todos tomamos asiento en el comedor, Jane tenía su propia silla para estar a la altura y ya podía comer sola. Entre bromas, anécdotas del pasado y algunos momentos en que todos se ponían de acuerdo para molestarme se hicieron las 10 de la noche. John llevo a Jane a acostar en su habitación mientras que las chicas preparaban café y bocadillos para continuar con la celebración.
Sali por un instante a un balcón del departamento repsirando el aire fresco que aun se lograba apreciar, era hermosa la vista que tenia desde ese lugar.
-¿Hermoso verdad?- voltee encontrándome con John con dos tasas de café en sus manos- Toma, me pidieron que te diera una- tome la tasa roja soplando un poco para dar un sorbo a la bebida.
-Sabes, me gusto mucho mi sorpresa- sonreí acariciando levemente su cabello. Él me miro algo avergonzado dando un sorbo a su bebida.
-Quería decírtelo pero pensé que así era mejor ¿no crees?-
-Sin duda- le mire- Es genial porque volveremos a tener nuestros torneos de videojuegos…a menos que seas nenita y lloriquees de nuevo que hice trampa-
-¡Pero si tu hacías trampa!-
-¡No es cierto!
-¡Claro que si!
-¡Que no!
-¡Que si!
-¡No!
-¡Si!
-¡No!
-¡Si!
-¡N..
-¡Par de matrimonio ya cállense!- grito Kanaya desde el interior de la casa totalmente irritada, ambos nos miramos con miedo acercándonos más para ponernos a reír.
-Extrañaba todo esto- me miro mientras se poyaba al balcón con una sonrisa.
-Ya lo creo Egbutt- le pique para molestarlo.
-No me digas así, Elizabeth-
-Hey no me digas Elizabeth, sabes que fue broma de mi Bro.- Odiaba que un tiempo mi Bro me llamaba Elizabeth solo para molestarme, pero lo peor es que John pensó durante 2 años que en realidad asi me llamaba.
-Pues no me digas Egbutt-
-Bien, Huverto-
-Elizabeth-
-Hueverto-
-Elizabeth-
-Huever…
-¡No me hagan salir!- volvió a gritar la Maryam con un tono de amenaza total. Ambos tragamos saliva y nos miramos como haciendo un pacto de no pelear cerca de ella.
-Pobre de mi hermana, se casó con un adolescente- Ambos reímos, porque lo aceptaba que era como un adolescente.
Mire a mi amigo de la infancia con una sonrisa y le abrace contemplando las estrellas. Por fin estaríamos unidos nuevamente.