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Touch my heart por Konan Shimizu Uchiha

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Notas del fanfic:

Nació de una petición y se convirtió en esto...

Salió muy bien para haber sido escrito en... 3 horas :'D

Espero que les guste.

Por cierto, el título del fic viene de la canción Polaris, de GOTCHAROCKA.

Notas del capitulo:

Esto es bastante personal, pero debía hacerlo.


Me consumían las ganas de decirlo… Logré aguantar hasta hoy.


Desde que dijiste que querías un ToyaxJUN, pensé en escribirlo y dártelo el día de tu cumpleaños.


Pero… Estuve un poco perdida, ¿eh?


Feliz cumpleaños recontra atrasado… =w= Doy pena por subirlo tan tarde y como quería que fuese perfecto, tardé aún más de lo normal.


Esta madrugrada lo dije… “No quería decirlo de esta forma, pero no me dejas opción”…


Pues este es tu regalo, y aquí cada palabra es para ti.


Espero que te guste.

<<Me encantas pero no lo sabes>>

 

Esa frase era lo que tanto leía Toya… Una y otra vez, intentado pensar en el tipo de letra.

Era la tercera vez en la semana que le llegaban ese tipo de notas anónimas. Se espantó cuando encontró la primera, tanto así que investigó quién había entrado y salido del edificio, pero no había nada anormal en los registros.

El segundo día, comenzó a maquinar quién podría ser la persona que dejaba las notas. Entre todas las personas que veía a diario, alguna debía ser, pero… Ni siquiera tenía “sospechosos” en la mira.

Y hoy, el tercer día, buscaba semejanzas con el tipo de letra que había visto antes. Nada coincidía; por supuesto, ya se estaba frustrando.

- ¡Buenos días! –saludó Jun desde la puerta de la sala de ensayos. Animado como siempre Toya se  limitó a verlo y hacer un leve saludo con la mano- ¿Qué ha pasado con el resto? ¿No piensan venir hoy? Juraba que yo estaba llegando tarde… -el pelirrosa comenzó a hablar rápidamente, sin dejar siquiera que Toya respondiera- No me parece… Pero cambiando de tema, ¿Qué tienes en la mano?

El pelinegro escondió el papel que leía, y respondió:

- Una estúpida broma que alguien me juega…

- Jamás pensé que alguien se atrevería a algo así… Me pregunto quién será –comentó con una gran sonrisa, que Toya ignoró.

- Realmente no me importa. Es una estupidez –comentó para luego levantarse e irse al cafetín por un café. La temperatura en Tokyo era baja, y ni la calefacción del lugar lograba aplacar el frío.

Por otra parte, Jun se quedó mirando la espalda del mayor mientras este se alejaba. Tragó fuerte y susurró:

- Auch… Sin duda alguna, eso duele…

〜a34;〜a34;〜

<<Lo siento, no te lo había podido decir pero quiero que mis sentimientos te alcancen>>

 

Cuarto día. Una nueva nota, la más larga hasta ahora. Este jueguito continuaba y definitivamente le daría un premio a la persona por tanta insistencia. Pero hoy sería diferente. La dejaría ahí, como si no hubiese leído el “Para Toya” que llevaba escrito por detrás.

En la noche, mientras fracasaba en la ardua labor de dormir, decidió dejar de tomar las notas, quizás eso lograría que el bromista parara.

“Porque debe parar en algún momento…. ¡Debe!” se reconfortó el pelinegro de hermosa sonrisa.

Pero…. Jamás contó con el que quinto día encontraría una nueva nota, justo al lado de la otra, pero en un hermoso papel de color morado.

 

<<No me daré por vencido tan fácilmente>>

 

Lo leyó, y lo volvió a dejar allí, continuó con su día como si nada. Pero ya llegada la noche, justo a la hora de volver a casa, se consiguió pensando en las dos notas. Era viernes, el último día laboral de la semana. Mañana todas las personas de limpieza llegarían y botarían todo papel que estuviese fuera de lugar. Eso quería decir: botarían la cuarta nota, que sin duda alguna, le había encantado.

Tras una larga discusión consigo mismo, entró a la sala de ensayos que ocupaba GOTCHAROCKA todos los días y buscó en la mesa. Le pareció injusto dejar que botasen las dos notas, así que, vigilando que nadie lo viese, guardó ambos papeles en su abrigo.

 

〜a34;〜a34;〜

 

<<¿Dejaste que otra persona botase las notas?>>

 

Ya era lunes, el sol brillaba en la ciudad de Tokyo y él estaba en su lugar de trabajo, justo como millones de personas también lo hacían. Esta vez, una pregunta muy clara en un papel verde estaba sobre la mesa. Pero ahora tenía una pista. La persona era tan cercana al estudio que sabía cómo trabajaba el personal de limpieza. Por supuesto, no era un descubrimiento tan grande como Toya quería, pero se reconfortaba con su “nuevo rastro”.

Desde el primer día supo que era alguien de allí dentro, pero el horario de limpieza de esa sala era conocido por pocos. Sólo las personas de administración, y el resto de la banda conocían esos horarios.

 

Pero…

El problema ahora era otro: ¿Debía responder a la pregunta o seguir haciéndole creer a ese anónimo que no le interesaba su jueguito?

- Buenos días ¿Qué tal tu fin de semana? –Jun entró a la sala con su típico buen humor.

- No me quejo… ¿Y el tuyo?

- Pues… Bastante aburrido. Detesto comer solo… -el pelirrosa se dispuso a instalar su hermosa guitarra roja, sin dejar de hablar con Toya.

- ¿No llamaste a Tero? Eso es raro en ti… Como también es raro el que estés llegando temprano… -el pelinegro lo comentaba todo en juego, sin darse cuenta de algo medianamente importante.

- No he dormido bien… Y prefiero venir a trabajar. Además, hay dos singles que deben tener música y letra.

- ¿Qué tienes pensado por el momento? –trabajar. Eso era lo que venía a hacer en ese lugar. No ocupar su cabeza con papeles absurdos… que amaba leer.

“Toya, concéntrate” se regañó mentalmente.

- Algo así como… Tururútururú-¡turú! Aún no lo he hecho en la guitarra –añadió-. Créeme, será asombroso. Y con la letra de Jui, nuestros nuevos singles serán amados por todos.

- Esa es la idea –susurró mientras sacaba su guitarra, debían hacer un gran trabajo y sincronizar sus instrumentos.

 

〜a34;〜a34;〜

 

<<¿Por qué no te creo?>>

Esa era la nueva nota, escrita en un papel crema. Toya se preguntaba cómo hacía esa persona para poner un color nuevo cada día. ¿Acaso tenía una papelería en su casa?

Luego del ajetreado día de ensayo que había tenido el día anterior, contestó a la pregunta justo antes de irse a casa. Como si fuese algo prohibido, aseguró la puerta de la sala, tomó un bolígrafo, y rápidamente escribió un <<Sí>> debajo de la pregunta en cuestión.

Hoy, ese anónimo, no le creía. Estuvo a punto de escribir “No me importa” pero pensó que era muy rudo de su parte. Además, estaba en lo correcto. El viernes no se fue a su casa hasta no tener las notas en su dominio. Suspiró pesadamente y dejó la nota en su lugar.

Sentía que esto ya escapaba de sus manos… Quizás debería llamar a la policía por acoso… Pero… ¿Por qué no se atrevía a hacerlo? Había algo en el estilo del desconocido que le llamaba la atención. Quería saber quién era… Si era verdad todo lo que había escrito.

Y más aún, quería saber por qué a él, Toya, le interesaba todo esto.

 

Había caído en su juego. Definitivamente, había caído.

 

〜a34;〜a34;〜

 

<<Quiero estar sonriendo a tu lado>>

 

¿Qué nota era esta? Habían pasado semanas desde que había comenzado “la broma de mal gusto” y cada día laboral, conseguía una nota que lo dejaba sin palabras.

Esta en específico, lo había dejado sorprendido. Tanto que arriesgaría todo.

Tomó un bolígrafo, y escribió con calma <<Quiero saber quién eres. Quiero conocerte>>

Estaba dispuesto a todo.

 

〜a34;〜a34;〜

 

<<Ya me conoces. Sólo ve las señales>>

 

¿Señales? ¿A qué se refería con eso? Había estado jugando con él todo este tiempo y pensaba seguir haciéndolo. No. Esto era demasiado para él. Deseaba saber quién era más que otra cosa en el mundo, y continuar con este juego no le parecía lo mejor.

Suspiró pesadamente cuando captó que se estaba molestando por una cosa tan simple.

En ningún momento quiso llegar a este punto. No quería enamorarse… Menos de unas simples palabras. Traicionaba todo lo que él era, y todo lo que había vivido. Pero… Ahí estaba, molesto por una razón realmente estúpida.

Volvió a suspirar, esta vez llenando por completo sus pulmones del frío aire de la sala. Cerró los ojos y se puso a pensar.  ¿Qué señales?

Todo lo “anormal” que había notado en este tiempo eran las notas. Había revisado el registro de visitantes, había comparado la letra con todas las personas cercanas, en resumen, había hecho la tarea tal como correspondía.

¿De qué señales le estaba hablando?

Y eso mismo iba a preguntar como respuesta a la nota.

 

<<¿De qué estás hablando? No hay ninguna señal>>

 

Continuó con su día, pensando en lo último que leyó. Nada cuadraba en su mente y por más vueltas que le daba al asunto, no conseguía nada.

Siendo sincero, sí había encontrado algo: un hermoso y potente dolor de cabeza.

Dolor que no fue aliviado hasta que logró dormir plácidamente.

 

〜a34;〜a34;〜

 

Nada.

La nota de las señales seguía allí, sin estar movida un solo milímetro, y para su suerte, no había nada más allí. ¿Qué había pasado?

- Prometiste ser insistente… Ya veo que te rendiste… -susurró Toya con tristeza. Tomó el papel y lo colocó en la basura, tal como debió haber hecho desde un principio.

Había jurado no llorar porque le resultaba patético pero ahí estaba él… Llorando como un niño pequeño.

¿Qué se suponía que debía hacer ahora?

¿Cuál era la señal?

Toya continuó sollozando silenciosamente y notó que faltaba alguien que hiciera escándalo por ahí. El pelirrosa que estuvo junto a él todas esas semanas, desde muy temprano en la mañana no se encontraba allí en la sala, ni en el edificio.

El pelinegro tragó fuerte y comenzó a pensar con calma.

- Jun estuvo todos esos días desde muy temprano… Cada día… Y él nunca llega temprano a los ensayos. Me preguntó por las notas varios días… Mostró curiosidad por el tema… ¿Será que esta es la señal?... –susurró todo para sí mismo, sin importarle que alguien le viera hablando solo, pero esto era su momento clave.

 

Lo había logrado. Lo había descubierto. Era Jun de quien estaba enamorado por culpa de las notas. Y… ¿valía corresponder ese sentimiento?

 

Con los nervios a flor de piel, tomó el bolso que siempre llevaba, y dejando la guitarra en la sala, salió corriendo hacia la puerta del edificio. Tomó un taxi y en cuestión de minutos, se encontraba delante de la puerta de cierto guitarrista pelirrosa, sin atreverse a tocar porque había algo pegada en ella.

 

<<Nunca estaremos separados, el cielo nos conecta hoy y siempre>>

 

Unas cuantas lágrimas se deslizaron por sus mejillas. Luego del “abandono” del anónimo, esto era justo lo que deseaba leer. Despegó el papel, lo guardó y procedió a tocar el timbre.

- ¿Si? –preguntó Jun.

- Soy yo… Hay algo que debo decirte.

 

Jun, ante la sorpresa de escuchar al pelinegro allí, al otro lado de su puerta, se apresuró a abrir. Por su mente pasó cualquier tipo de posibles escenas. Toya lo golpeaba y le gritaba que lo dejase en paz. Toya lo golpeaba y no le gritaba nada. Toya le gritaba.

Prácticamente, había pensado en la misma escena fatalista múltiples veces, pero él no estaba preparado para la realidad.

Toya colocó sus brazos rodeando su cintura y lo besó. Un beso para nada inocente, enredando su lengua con el contrario.

- Me encantas y ahora sí lo sabes –detuvo el beso para dejar muy en claro la razón por la que estaba allí.

 

〜a34;〜Fin〜a34;〜

Notas finales:

Nota 1: ¿Qué tal? ¿Les gustó? :'3

Nota 2: los símbolos raros que aparecen entre párrafo y párrafo es una hermosa estrellita que uso para dividir el tiempo en mis historias... Pero A-Y es bastante troll y fue hace una semana que me di cuenta que se veían como error :'D

Nota 3: Te esperaré.

Hasta un próximo fic~ <3


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