Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Rey sin Corona por just breath yaoi

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Disclaimer: Las lyrics que utilicé en el resumen pertenecen a 'Judas', que fue escrita por Lady GaGa.

 

Entro al concurso que Minanami organiza, sin embargo, sólo soy muestra, porque adivinen quién es juez xD ok, ya(?)

Notas del capitulo:

Notas al final del capi n.n

- I -

 

 

Siempre serás la persona más importante para mí, JongHyun.

Lamento tanto haber sentido esto por ti, quien en un inicio fue el mejor amigo con el que podía contar. Lo lamento, en verdad lo siento.

No sé cómo decirlo, y creo que jamás lo haré. La verdad… es mejor que jamás lo sepas, porque eres demasiado importante para mí, y lo que menos quiero es perder lo poco que puedo obtener de ti.

Pero te amo, y es algo que siempre, siempre haré.

 Porque sí, aunque me duela y no lo quiera admitir, fuiste tú a quien llamé como mi primer amor. A pesar de haber tenido antes a otras personas a las que consideré ‘especiales’, realmente, has sido tú al que puedo  relacionar con esa palabra: amor.

Fue algo inesperado; por favor, créeme cuando te digo que jamás quise que esto sucediera, pero esto fue algo que simplemente se dio una mañana que desperté.

Fue gracioso, porque no hice más que soñar contigo. No me preguntes de qué trató aquel sueño, porque no recuerdo absolutamente nada de él. Pero sí recuerdo el haber visto perfectamente tu rostro, a esos grandes ojos que sostienen mi mirada—y a la que le huyo cada vez que el sentimiento me gana—, y a esa risa que tanto disfruto oír.

Sólo recuerdo, que al despertar, no quería otra cosa más que saltar del barranco más cercano. Aún hoy en día, es algo que preferiría hacer antes de seguir queriéndote como lo hago ahora.

Porque me había enamorado de ti  tan repentinamente, tras casi un año de conocerte, que me era irreal la intensidad con la que podía querer a alguien.

Alguien…absolutamente inalcanzable. Intocable.

Y es que fue casi como el inicio de la lluvia, cuando es suave, y apenas te percatas de las finas gotas que caen sobre ti, acariciándote, casi como un despido, haciéndote creer que desaparecerá en cualquier momento, cuando en eso, comienza a caer cual cubetazo de agua fría, y no puedes pensar en otra  cosa más que en un rotundo no.

No.

No.

No.

No.

Pero, ¿qué más podía hacer yo, el simple Kim KiBum, más que observarte de lejos, aún estando tan cerca?

Cuando esto pasó, sentí que lo mismo había pasado contigo, porque de un momento a otro, tu trato hacia mí igualmente cambió.

De esos días en los que apenas nos hablábamos, a esto… realmente fue un gran salto.

¿Lo recuerdas, no?

Recuerdas que asistíamos juntos a clases de francés por las tardes una vez terminaba el horario normal en la universidad, y mientras que yo me sentaba alejado de todos los demás, tú te sentabas junto con el extraño amigo que siempre estaba contigo.

No me agradaban, ni tú ni mucho menos él. Francamente, los pensaba como pretenciosos y creídos.

Y me da risa, porque al conocerlos mejor, no me equivoqué mucho al adivinar lo pretenciosos que podían llegar a ser. Y era algo que me encantaba de ustedes, pues ahora pienso en ustedes como parte de las mejores personas con las que podría haberme topado en la vida. Pero en fin.

En ese entonces, las clases de francés les costaban trabajo—culpo al inglés y a su extraña pronunciación—, pero siendo que yo había llevado  el idioma antes, les ayudaba tanto a ti como al que llamabas ‘ChanYeol’, explicándoles los ‘trucos’ que ese idioma traía consigo una vez partíamos del salón, hasta que llegábamos a la entrada principal, donde tú partías primero.

Recuerdo la manera con la que tomabas el casco blanco, para al fin colocarlo con presteza sobre tu cabeza. Te subías sobre la moto de color negro,  y así partías a casa finalmente tras un arduo día de estudios.

Tan sólo escuchaba el rugir del motor alejarse, a la vez que  continuaba la caminata hasta la estación de autobuses junto con el extraño ChanYeol.

-Tengo ganas de ver una película…-dijo en una ocasión, rompiendo con el silencio  que había surgido tras tu partida en  una de muchas otras ocasiones.

-Ve ‘Donnie Darko’.- Respondí rápidamente, emocionándome de repente con aquella recomendación, siendo que poco había pasado desde que la había visto.- Enserio que no te arrepentirás de verla.

Y fue con eso que, de alguna extraña manera, comenzamos a llevarnos un poco mejor. Pues bueno, ¿quién diría que le causaría la misma fascinación que a mí aquella película?

Sin embargo, tan sólo hablábamos en esa única hora; hora que pasaba tan rápido.

Porque no fue hasta que te acercaste a mí en una de esas tantas ocasiones en las que optaba por sentarme en el suelo de los pasillos, y me ofreciste irme contigo y con ChanYeol, que realmente los sentí cercanos a mí.

-Hey…-Comenzaste un día, al mismo tiempo que te retirabas la mochila de la espalda, y te sentabas a mi lado sobre el suelo. Yo sólo pausé el video que en aquel momento veía, y guardé mis audífonos dentro mi chaqueta.

-¿Qué haces?- Preguntaste seco, pero curioso a la vez. Eras serio.

-Nada, --respondí sonriente— sólo veía videos. Mataba el tiempo, ya sabes.- giré la pantalla para mostrarte la carpeta de videos en la laptop.

- KiBum, ¿por qué siempre te sientas aquí? Te ves todo solito… ¿Sabes que nosotros tampoco vamos a inglés, verdad?

Y es que sí, pues siendo que ChanYeol, tú y yo llevábamos un nivel elevado de inglés, la escuela nos permitía no asistir a esa clase. Pero al mismo tiempo, nos obligaba a quedarnos hasta tarde para pagar esa hora con clases de francés.

-Uhm…sí.-Respondí, guardándome una nerviosa sonrisa. Hipócrita, si quieres llamarle de esa manera, pues no me parecía mucho la idea de irme con ustedes.

-¿Entonces? Ven con nosotros.-Pediste con una breve sonrisa.-Y no te preocupes por ChanYeol; es un idiota, pero también sabe cómo hacerte pasar bien el rato.

-Uhm… ¿está…bien?- No estaba realmente seguro en ese momento, porque una cosa era explicarles un idioma, y otro el pasar un rato con ustedes, quienes a final de cuentas, no eran más que extraños.

Pero al final, terminé por acceder. Maldito el poder de convencimiento que tenías, JongHyun.

Entonces, cerré la laptop para guardarla, y me ayudaste a ponerme de pie.

-Así me gusta. ¿Nos vamos? Odio este edificio a la hora de comer.

-Y que lo digas.

 

 

Con el paso de los días, y el pasar de las semanas y los meses, fui conociendo al resto de las personas que complementaban tu día, y que de igual forma, hoy complementan al mío.

¿Lo recuerdas?

Eran en esos días en los que nos saltábamos las clases fuera de la cafetería, sentados en las bancas externas, completamente relajados, ajenos a todo, y dejando de lado las consecuencias que podría traer el quedarnos ahí.

Hacía calor, pero era gracias al aire que corría suavemente que el sol era soportable, relajante, y a ello se le sumaba la charla tan amena que se mantenía entre nosotros.

JinKi, el chico parlanchín del grupo, platicaba siempre tan animoso junto con ChanYeol, haciéndonos morir casi a carcajadas con cada historia u ocurrencia que se les venía en mente.

Aún no había tanta confianza entre nosotros, pero vaya que casi podía considerarlos como mis hermanos, porque a pesar de que de una u otra manera se habían enterado de mi bisexualidad—algo que uno no oculta con tanta facilidad—, me aceptaban como parte suya. Algo que me hacía genuinamente mucho más feliz.

Pero a pesar de todo, siempre fuiste el más reservado de todos.

Reías, sí, pero eran pocas las veces en las que nos hacías reír tú como lo hacían ChanYeol, JinKi, o incluso el chico de nombre JongIn. Eras…eres el más callado, incluso hoy en día…

Pronto terminamos el primer año, y al mismo tiempo, optaste por dejar las clases de francés, pues pronto iniciarían aquellas que serían para preparar a los estudiantes para el intercambio que la universidad organizaba para Francia.

Y cuando te preguntaron las profesoras el por qué de tu deserción, dijiste algo que jamás cruzó por mi mente.

-No puedo continuar.- dijiste sonriente, dada la comodidad que ya habíamos desarrollado hacia las profesoras.

-Pero, ¿por qué? Sabes que sería una gran oportunidad…

-Estoy casado. —Confesaste, en eso interrumpiendo a la profesora. — No puedo, de verdad.

Inesperado, pero fue entonces que entendí en parte el por qué eras tan…tranquilo.

Y por las próximas horas de aquél día, recuerdo que te pregunté un sinfín de cosas más partiendo de ese punto, entusiasmado por saber un poco más de ella.

Le propusiste matrimonio un día en la playa, en uno de esos tantos viajes que habías hecho con ella para practicar surf.

Te habías casado rápido, poco antes de cumplir los veinte años—en ese momento ya tenías 24—, y vivías con ella. No tenías hijos, porque ninguno de los dos los quería, y sin embargo, eran un matrimonio feliz. Nunca había reparado en el anillo que abrazaba con amor a tu dedo anular, pero al mismo tiempo, era como si siempre hubiera estado ahí, marcándote como parte de la vida de otra persona.

La querías, o eso quería suponer, porque antes de aquél día, jamás te había escuchado hablar de ella, y aún después de ese día, pocas veces la llegaste a mencionar.

Eras…extraño.

 

 

El día que la conocí, fue la primera vez que salí con ustedes a jugar una batalla en el gotcha como amigos.

Su nombre era SeKyung; una chica tan tranquila como lo eras tú, callada, pero tierna, y sobre todo, lo suficientemente pequeña para tu corta estatura. Tu otra mitad, y de ello no me cayó duda desde el momento en el que la vi descender del Mazda amarillo junto a ti. Era una persona agradable; una chica por demás suertuda.

Ese día cómo me divertí, pues vaya que les había hecho comer a todos pintura—clara suerte de principiantes,  pues de ello me percaté las siguientes veces que fuimos.

Y te agradezco infinitamente aquél día; por haberme avisado de lo que tenían planeado hacer, siendo que es uno de los momentos que más atesoro en mi memoria, porque por primera vez en mucho tiempo, me había sentido realmente aceptado.

Y es que, al estar con ustedes, me era fácil olvidarme de aquellos días en los que no era más que parte de los rechazados del colegio, la secundaria y la primaria. ¿Sabes que no tuve a quién llamar ‘amigo’ sino hasta que cumplí los diez años?

Siempre fui Kim KiBum: el chico de los peinados extraños, el chico bisexual, el chico ‘nerd’, el chico obsesionado por los ‘dibujitos chinos’. Jamás fui conocido como Kim KiBum, la persona.

Toda mi vida…me había sentido tan solo, a pesar de que siempre me vi rodeado de personas. Pero era muy diferente el ‘sentirse’ solo, a ‘estar’ solo. Y con ustedes…nunca me sentí solo, pues siempre habían estado ahí. Aún hoy están ahí para animarme cuando me frustro o  caigo en depresión por ‘equis’ razón.

 

 

 

 Un día, tras regresar de las cortas vacaciones de verano que tuvimos, ChanYeol nos dijo que, por cuestiones de sus notas, prefería asistir a clases de inglés para subirlas un poco más, y así mejorar un poco el promedio general.

Tú y yo nos vimos por un momento, y reímos, burlándonos de ChanYeol por el resto del día por aquella decisión. Digamos que ChanYeol fue hecho para lo que estudiábamos, pero a la vez era tan flojo…que era casi un desperdicio de talento.

Pronto, en los recesos nos encontrábamos solos tú y yo. Platicábamos y reíamos, culpándonos de cosas, diciendo lo primero que  a nuestra mente llegaba, y contando experiencias anteriores, al mismo tiempo que la música de tu celular sonaba como fondo.

Lo disfrutaba, pues fue entonces que noté los gustos tan similares que ambos teníamos en muchos aspectos.

Te gustaba la animación japonesa, algo que admitiste sin pena, pero que a la vez te arrepentiste de haber dicho tras ver mi emoción ante eso. A mí también me gustaba, así como la música de rock alternativo que sonaba constantemente en el celular, junto con el novedoso ‘dubstep’, e incluso, compartíamos el mismo placer culposo: Lady GaGa.

Te gustaban los gatos, y ansiabas poseer uno tanto como lo hacía yo, aún cuando no podías tener uno porque ya tenías un perrito en casa.

De esa manera, pude conocerte mejor,  y francamente, me hacía sentir especial el conocer otro lado de ti: uno que hablaba imparablemente, buscando irritarme, y que en vez de eso, me hacía reír imparablemente, y viceversa. De cierta forma, disfrutaba tu risa, así como disfrutaba de tu sola compañía.

Hasta que la clase de inglés llegaba a su fin, y JongIn, ChanYeol, JinKi y WooHyun llegaban una vez más a nuestro lado a hacer más alboroto, riendo y cantando hasta que debíamos partir.

¿Recuerdas los días en los que salió la canción de ‘Radioactive’ de Imagine Dragons? Siempre la consideraré como nuestra canción, la canción de nuestro pequeño grupo de curiosas personas.

 

 

JongHyun, ¿recuerdas también cuando llegó a nosotros MinHo?

Recuerdo bien que cuando le conocí, de inmediato supe que entre nosotros no habría problema alguno. Era alto, de rasgos finos, y bastante serio en varios aspectos, al punto de verse pretencioso. Y justo como tú, él también poseía un acento curioso,  ¿de Seúl, quizá?

En el momento en el que lo presenté  ante ustedes, lo aceptaron de inmediato, y no tardó en volverse uno más de nosotros; una persona responsable, juguetona, y que no tenía miedo a faltar a clases, tal como nosotros.

Y fue en esa primera semana que pasó con nosotros, cuando JinKi nos invitó a su casa a comer pizza tras clases.

-Muy bien,--comenzó JinKi, girándose hacia nosotros mientras caminábamos en dirección al estacionamiento del campus, viéndonos expectante— ¿quién irá por la pizza?

-Yo no.-Respondieron ChanYeol y JongIn al mismo tiempo, sonriéndose cómplices, aún cuando ellos traían auto en ese entonces.

Recuerdo el puchero que hiciste al no haber sido lo suficientemente rápido para responder negativamente a esa pregunta.

-Entonces, Jong, vas por la pizza.- en eso, JinKi se giró hacia mí, sonriente.- Tú lo acompañas, KiBum. Creo que necesitará algo de ayuda con la pizza y el refresco…

-¡Yah! No es justo, JinKi. Yo tampoco pude negarme.

JongIn y JinKi rieron, ignorando mi comentario, y fue ahí cuando nos separamos de ellos.

Comencé a sentir miedo con cada paso que daba, pues eso significaba que iría contigo sobre tu motocicleta por primera vez…

-KiBum…

Llamaste mi atención de repente; supongo que habías visto la preocupación pintarse en mi rostro.

-¿Cómo llevaremos la pizza en tu moto? No creo que quepa…

Soltaste una risotada, al tiempo que aplaudías—un extraño hábito el que tenías. Yo no le veía lo gracioso a mi duda.

-SeKyung y yo compramos un auto hace unos meses. ¿Lo recuerdas? Lo llevé el día que fuimos al gotcha. —Volteaste a verme. —Y los jueves acordamos que yo me lo podría traer a la universidad.  ¿Creíste de verdad que—

-Calla.- Interrumpí el hilo de tu frase, apenado por lo que había supuesto.

Pronto nos encontramos frente al auto de color amarillo, y tú, caballerosamente abriste la puerta para mí. No pude evitar sonrojarme ligeramente, y sonreírte ante ese gesto tan amable.

Fuimos por la pizza, y no tardamos mucho en volver para juntarnos con el resto en casa de JinKi, donde reíamos del programa que veíamos en ese momento, y hablábamos hastiados de las clases, de los profesores,  mientras que cada uno se atascaba de pizza, e incluso se burlaban de mí entre bocados por la lentitud con la que yo la comía, además de que fui el único que comió menos de tres rebanadas.

Dieron las 08:20 de la noche, y fue hasta ese momento que me percaté que mi padre me había estado llamando desde hacía un rato, y supongo que lo notaste; había sido claro el cambio en mi expresión corporal ante la tensión que me llegó al ver mi celular eso.

­-Yo creo que me voy ya.- Anunciaste, a la vez que te ponías de pie y agarrabas una última rebanada de pizza. Volteaste a verme.- ¿Quieres que te lleve, KiBum?

-Yah, dile a SeKyung que se afloje un poquito contigo, JongHyun —Criticó JongIn. —Parece que tienes toque de queda… ¿qué edad tienes otra vez?

Tú tan sólo le ignoraste con una sonrisa, y tomaste tu chaqueta. Yo volví a abrigarme de igual forma, y tras despedirnos del resto, salimos en dirección a tu auto.

-¿Podrías dejarme cerca de la estación de trenes, Jong?

-Sí, claro. —Encendiste el auto. —Te dejaré en el E-Mart, ¿sí? Tu padre va a—

-¡Sí!-Respondí animosamente, mostrándote la pantalla del celular justo en el momento en el que el mensaje de ‘enviado’ aparecía en pantalla.-Justo le mandé un mensaje para decirle dónde iba a estar.

Y por un largo rato, conforme íbamos perdiendo de vista la casa de JinKi, nos mantuvimos ambos en silencio, tú viendo hacia al frente, y yo hacia el paisaje que iba siendo devorado por la velocidad del auto.

Pero entonces, comenzaste a hablar, y yo te respondía entre risillas bobas. Porque seré honesto; el estar contigo en un auto me parecía…extraño de alguna manera. Y me hacía pensar, que eras demasiado amable conmigo, y que en parte, éramos especiales el uno para el otro.

Me sentía en sintonía contigo, de verdad, te consideraba el amigo más especial que podría tener.

Platicamos sobre tantas cosas.

Mi primer piercing.

Tu primera moto.

La primera vez que se me infectó una perforación, la primera vez que tuve en el esternón.

Tu primer accidente en tu moto, la segunda de ellas.

-¡…pero la cosa es que el auto salió de la nada!- contabas con entusiasmo, moviendo las manos frenéticamente sobre tu cabeza.

-Entonces sólo recuerdo que salí volando hacia arriba, mientras que la moto se derrapaba sobre el suelo, girando sobre él, y caí de panza sobre el costado… ¡Deja de reírte, KiBum, casi muero! ¡Mi motita se rayó!

-¡Lo lamento!- respiración profunda- ¡Es que de sólo imaginarte así—!

-Eres una mala persona…-dejaste salir un puchero.

-Acostúmbrate. –Me reí, cubriendo mi risa en vano tras mi mano.- No, pero siendo serios, qué horror.

-Dímelo a mí. Pero no fue nada; sólo tuve un moretón en el pecho…pero mi pobre motita….

Al llegar al E-Mart, justo comenzaba a lloviznar suavemente. Frente al auto, podía ver ya claramente al inconfundible Volvo de color plateado que mi padre traía, esperando por mí.

Y no sé…pero por un instante, te imaginé besarme de repente, y  fue inconsciente. Culpo a la alborotada imaginación que poseo, porque realmente, yo no deseaba eso. Te quería, mas no de esa manera.

-Te cuidas, KiBum. —Alborotaste mi flequillo. — Nos vemos mañana.

Te sonreí, y salí corriendo del auto rápidamente, antes de que el agua se filtrase al  interior de tu auto. De su auto.

Cuando subí al auto de mi padre, éste me miraba molesto, después de todo sí, ya era tarde.

-¿Quién era él?—Cuestionó seriamente, encendiendo el auto.

-JongHyun. —Sonreí. —Un amigo.

Notas finales:

Este two-shot está basado en mí de una manera muy, muy personal, pues es algo que está pasando en mi vida fuera del internet, y sencillamente necesitaba sacarlo de mí.

El fic es tal cual mi realidad es; mi 'JongHyun' tiene una moto, y es tan bobito, fortachón y es como un sueño, tal como el mismo JongHyun, y el resto de mis amigos tienen personalidades muy parecidas a la de los chicos de aquí (aunque a algunos tuve que cambiarles el sexo...gracias, woneja ¬3¬ hoho~)

Así que no, NADA es inventado, salvo quizá las ubicaciones haha~ no estoy en Corea, después de todo.

Finalmente, esta canción de Lady GaGa es mi escape principal...además de que KiBum la cantó en realidad hahaha~

En fin, gracias por leere como siempre, pequeños.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).