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SEALED DESTINY por Mahozahamy Arisugawa

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Notas del capitulo:

Publicando en tiempo para variar. Espero Disfruten. 

 


INTERLUDE


 


 


Cuando abrió los ojos vio la dorada luz del atardecer bañar la estancia pero no reconocía el lugar en que se encontraba.


 


Pero reconoció al instante aquella irritante cara de póker. Doumeki estaba a su lado. Volvió a cerrar los ojos y meditó un momento.


 


Se sentía ligero. Infinitamente ligero, como si un solo soplo de viento bastase para convertirlo en polvo y esparcirlo por todos los mundos y dimensiones.


 


Era una sentimiento muy extraño. Se sentía frágil, pero al mismo tiempo aliviado, en reposo, por que extrañamente su poder, su inmensa fuerza interna tan rebelde últimamente se sentía como agua en perfecta calma, como un fuego que arde pero no destruye, como el viento en paz, como la naturaleza, como la luz y la oscuridad en perfecto balance.


 


Como todas esas fuerzas como todas esas energias. En equilibrio.


 


Suspiró sin ser consciente de ello y sintió el pinchazo del dolor. Ahi estaba. Dejo de percibir su increible estado de reposo espiritual y mágico, de nuevo estaba despierto. Se concentró entonces en sus circunstancias físicas.


Se hallaba molido. Dolorido. Incluso respirar le era difícil. Pero sentía como si hubiese dormido un sueño muy largo y profundo.


 


Había soñado con el país de Clow, su blanca arena, el terrible sol y con el caballo de Haruka-san que galopaba rápidamente por las dunas de arena sin tocarlas.


 


Luego oscuridad.


 


Frio y silencio.


 


En el sueño estaba tendido sobre una especie de plataforma, podía sentir la roca bajo el. Había estado cubierto por una tela delgada, húmeda, escuchaba a lo lejos murmullos quedos que se confundían con el ruido que hacían las gotas de agua.


 


Creyó distinguir la voz de Haruka-san pero a parte de sentir su presencia, no había podido comprender las palabras que este trababa de decirle.


 


La irritante cara apática de Doumeki le pareció un poco menos molesta con aquella luz dorada bañándolo. Decidió llamarlo. Tenía que saber que había sucedido.


 


---Do…me… ki—sintió presión en su cuello. Doumeki le había vendado.


---No hables.


---No… me ordenes…--sonrió un poco.


---Idiota—a su pesar Doumeki sonrió también.


--- ¿Dónde… estoy…?


---La habitación de “esa persona”…


--- ¿Yu… ko-san?—Doumeki asintió— ¿Qué… hora… es?


---Seis treinta y siete minutos de la tarde. Es sábado todavía, estás a tiempo para la fiesta—dijo consultando—Pero has dormido mucho.


--- No por… que… quisiera… --dijo mientras fruncia el entrecejo.


---No estoy implicando nada.


 


Era verdad, solo le parecía que había dormido demasiado, casi hasta el punto de asustarle, por ello había decidido vigilar su respiración de modo constante.


 


---Lo… sé… pero… me molesta…


---No volveré a decirlo—dijo secamente.


--- ¿Por qué… aquí?


---No hables.


---Dime… que pa...s...ó.


---Lo haré si prometes no forzarte más.


 


Watanuki asintió muy levemente.


 


---De acuerdo. Me empujaste—le dijo molesto por que en su opinión eso había sido muy estúpido.


 


¿Como se suponía que debía cuidarlo si lo empujaba así?


 


Y después no se había defendido en absoluto.


 


¿Por qué? Habría podido eliminarla o ponerla fuera de combate con solo moverse, lo sabía.


 


Esa chica había sido realmente peligrosa para Watanuki.


 


¿Debería acudir a la policía por una orden de restricción?


 


¿Los libros de su abuelo podían ayudar?


 


—Me golpeé con un mueble—continuó—en la cabeza. Veía borroso. Iba hundirla otra vez. Logré sostener su mano para detenerla. Pero no pude hacer más. Estaba mal, por el golpe. Tu estabas inconsciente. Entonces llegaron Maru y Moro. Después quedé inconsciente también. Soñé con mi abuelo y tu, que iban en su caballo. Llegaron al país de la niña de antes, Sakura. Es un país en el desierto ¿no?


 


Watanuki asintió. Era lo que el recordaba también.


 


---Ella estaba esperando afuera de un edificio muy raro luego no recuerdo muy bien como pero entramos en unas ruinas, el abuelo te cargó para ponerte sobre una piedra lisa, mientras tanto la niña estaba rezando o algo, ahí había agua ella estaba dentro del agua pero solo su ropa se mojaba. Ella se quitó el manto que la cubría y lo puso sobre ti. Entonces me dijo lo que debería hacer para ayudarte.


 


--- ¿Sa…kura-cha…n?


 


---Mi abuelo trató de decírtelo en el sueño pero parece que no podías escucharlo. Era necesaria la flor de antes. La memoria que ella me dio.


 


---Ahora que la he usado se ha roto—mintió Doumeki, pero por una buena razón, la niña y su abuelo así lo habían pedido.


 


Lo cierto era que había ocurrido algo increíble, el agua se había movido por si sola en el momento en que termino de rezar y puso el manto sobre Watanuki.


 


Se había levantado formado figuras increibles, rodeando a Watanuki como si estuviese viva, decidiendo le pareció si aprobaba o no la presncia de Watanuki en aquel lugar. Le extraño mucho que a él el agua no le hiciera nada. De hecho le había rodeado como si lo estuviera defendiendo.


 


El abuelo era un espíritu fallecido, así que el agua parecía considerar que no era una amenaza.


 


La niña-reina se había elevado en el aire en ese momento, en medio de una burbuja de luz.


 


Cuando el agua volvió a estar en calma, al parecer había aprobado a Watanuki, el cuerpo--- “espiritual” suponía---de Watanuki se había elevado en el aire justo a la mitad de la burbuja de luz de aquella niña que pareció disolverse en la nada y Doumeki pudo ver esta vez de modo correcto las enormes alas que surgían de ella.


 


Le pidió que sacara el cristal. El lo llevaba desde luego, lo ofreció. Al elevarse hacia ella fue perdiendo la forma de cristal hasta convertirse en una pluma otra vez, y se fusiono con el cuerpo de Watanuki.


 


Entonces Sakura-chan –como le había pedido ella misma que la llamara— descendió volando gentilamente y puso el “cuerpo espiritual” de Watanuki en sus brazos, el abuelo le dijo lo que tenía que hacer una vez que despertara con el cuerpo real de Watanuki. Como debía vendar sus heridas, que ponerle y donde llevarlo.


 


—Cuando desperté—concluyó Doumeki después de su pausa—Maru y Moro dijeron que habían terminado de limpiar. Pregunté por Shinohara, pero solo sonrieron y dijeron: Se ha ido. Perdón dejé que escapara.


 


---No… im...p-orta…


 


--- Mi abuelo me dijo que debería traerte a este cuarto, hay un círculo mágico bajo de la cama. Cuando entramos aquí brilló intensamente y me impidió salir por unas horas. Era un sello muy poderoso, incluso mi abuelo no pudo traspasar su barrera, logré verlo en el tiempo que dormité, sin embargo no podía escuchar su voz, esta magia y este sello fueron creados por “esa persona” seguramente para que los usaras ¿Estás cansado?


---Mu…c-hí…sim-o.


--- ¿Crees que podrás comer algo?


---No… A-gua…--Doumeki le sirvió y le ayudó a beber de la copa—Gra-cias…


---Ahora vuelvo.


 


Al quedarse solo en la habitación Watanuki respiró tan hondo como se lo permitieron sus heridos pulmones.


 


Revivió entonces fragmentos de un sueño que quizá tuvo mientras estaba inconsciente.


 


No había sido un sueño y al mismo tiempo si lo había sido. Era como un recuerdo, realmente lejano.


 


Recordó el cálido abrazo de su madre, escuchó un murmullo, quizá una canción, pudo sentir su amor, su protección.


 


Entonces recordó y soñó también con los brazos de su padre mientras lo columpiaba. Mientras le abrazaba. Y mientras reía.


 


Volvió a ver sus sonrisas.


 


Y sus ojos. Los ojos de su madre. Los de su padre.


 


Lloró.


 


Y sus sollozos se hicieron un poco más fuertes, al sentir constantemente la magia de la habitación.


 


Ahí en ese cuarto podía sentir intensamente la presencia de Yuuko-san. Era como si ella lo estuviese protegiendo.


 


Una sola vez había dormido cerca de Yuuko-san por un momento. Había sido cuando Doumeki le había dado la mitad de su ojo. Se había dormido e inconsciente había caído sobre el regazo de ella. La sensación ahora era la misma.


 


Una sensación muy tierna, cálida, protectora, amable, mágica y empapada de cariño sincero.


 


Yuuko-san había sido un grandiosa maestra. Una insuperable hechicera... y casi una segunda madre. Que había dado la vida para concederle su deseo.


 


La presencia de Yuuko-san estaba impresa en cada parte de la habitación, en las mantas cálidas pero no sofocantes, en los objetos de gusto exéntrico. Su aura permanecía en ella.


 


--- ¿Sabías que esto pasaría, verdad Yuuko-san?—preguntó mentalmente a la bruja de las dimensiones, el mago que había tomado su lugar.


 


-----Sin duda.-----” Le respondió ella, desde algún lugar.


 


Ella lo había previsto. El sello mágico lo había protegido y ayudado porque Yuuko-san había previsto todo.


 


Agradeció en silencio a la bruja por salvar su vida. Por protegerle aún desde un lugar al que él no podía llegar.


 


Recordó la promesa que había hecho a su predecesora, no moriría.


 


Por que el deseo de Yuuko-san era que Watanuki siguiera con vida.


 


Y para conceder su deseo sin importar que tan difícil fuera no se rendiría. Lucharía, porque ese era el deseo de Yuuko-san.


 


“Vivir” que grande podía ser el significado de aquella palabra.


 


La vida es más grande que uno mismo, pero vivir del mejor modo que podamos es honrar a las personas que han dado todo para que estes aquí.


 


Para que sonrias, para que “pertenezcas”.


 


Incluso el espacio mismo que ocupan ellos en el tiempo, la gente muere, pero permanece orgullosa, en el corazón de los que aún vivimos.


 


Y si era así, Yuuko-san latía con fuerza en el pozo sereno que era su corazón. En el lugar privilegiado de una mujer que ha sido madre antes que maestra...


 


Watanuki se hundió como entre algodones suaves que le confortaron entre los recuerdos de sus padres y de Yuuko-san.


 


*********************


 


Abrió los ojos lo que le parecieron horas después. No sabía cómo pero ahora el veneno se había ido.


 


Doumeki dijo que había sido Sakura-chan quien le había dicho como ayudarlo. Ahora solo tenía una enorme puñalada en el pecho. Y la garganta desgarrada por la navaja. Iba a tardar tiempo en sanar por supuesto.


 


Pero había dejado de estar en peligro mortal. Doumeki lo había salvado de morir… De nuevo....................


 


---Watanuki… despierta—llamó la voz de Doumeki y el mago abrió los ojos, no se había dado cuenta en qué momento los había cerrado—Come.


 


Ahí estaba de nuevo el mago. Como al principio.


 


Cuando cumplía sus primeros deseos, cubierto de heridas, casi a punto de morir.


 


El exorcista se sentía molesto consigo mismo.


 


Por ser incapaz de defenderlo, incapaz de interponerse.


 


Quería recibir las heridas por el mago. Pero el mago no se lo permitiría nunca más.


 


¿Acaso no se daba cuenta de lo importante que era su vida? ¿No se daba cuenta de lo mucho que le importaba?


 


Lo insignificante que se sentía cada vez que el mago despreciaba todos los intentos que hacía por protegerlo, por estar a su lado.


 


Se acercó a él y fácilmente lo levantó para sentarlo, puso dos grandes almohadones así como una almohadilla en su espalda.


 


Lo recostó de nuevo y le entregó el té. Había traído una jarra y un vaso de sake para él.


 


Necesitaba beber para calmar sus nervios, pues Watanuki había estado a punto de morir.


 


...Por su culpa.


 


Doumeki temblaba como una hoja en el viento.


 


--…. G-rac-ias…--dijo Watanuki.


--- ¿Crees que puedas beberlo? Sopa de miso


 


---Si… Estoy… mejor…--tomó el cuenco y lo bebió lentamente.


 


Era verdad.


 


Cada momento que pasaba despierto lo hacía sentirse más fuerte. Parecía que el tiempo era diferente ahí dentro.


 


Era como si hubiera dormido una semana entera.


 


---Vamos a quedarnos aquí. Mañana tienes una fiesta que celebrar.


--- ¿Qué? No…po…


---Todo terminará mañana a primera hora. Lo dijo mi abuelo.


---Doumeki…


--- ¿Qué pasa?


--- La chi-ca de a-ntes… tú.... ¿No... Debe...rías... ir...?


---No hablaremos ahora— interrumpió de modo hosco, volvió a llenarle el plato—Come.


--- Idio… ta… --se había enfadado y la agitación le había hecho perder el aliento— Ti…enes… que… ella...


---Hablaremos de esto Mañana. Te haré una pregunta. Necesitaré que respondas.


--- ¿Qué… quieres… decir?--exigió no entendía nada.


 


¿No tendría que ir a verla, arreglarlo de algún modo?


 


---No te fuerces—frunció el ceño levantándose.


---Q-uédate…--pidió el mago.


---No voy a ninguna parte.


 


Watanuki terminó su comida con alguna dificultad e incluso bebió un poco de Sake de la copa de Doumeki, alegando que ebrio no serviría de ayuda.


 


Luego cuando caía la noche entraron las revoltosas gemelas, y Mokona para desear las buenas noches y asegurarle que todo estaba bien, que habían ayudado, que obedecerían lo que Doumeki les dijera, que serían buenas, que se estaban portando estupendamente y que no harían travesuras saltaron por toda la habitación desordenándola e incluso leyeron a coro un cuento para el mago, del libro que les había traído el profesor.


 


El mago no pudo enfadarse con ninguno de ellos, ni aún con el terrible Mokona que seguía bebiendo y pedía golosinas. El resto del día pasó para todos en aquella habitación. Aunque el teléfono sonó en diversas ocasiones nadie atendió.


 


Las gemelas tocaron en el harpa bellas piezas para su amo, que incapaz de quedarse sin hacer nada había pedido sus implementos de tejido, si no podía ponerse de pie y estar histérico por los preparativos al menos haría algo con las manos. La paz del lugar era envidiable.


 


Al cabo de un momento todos habían encontrado su sitio. Las niñas seguían tocando. Doumeki había traído la canasta de tejido y desenredaba paciente el estambre para que Watanuki fuera tejiendo.


 


Mokona estaba en medio como siempre, interrumpiendo a todos por que ese era su trabajo.


 


 


*****************


 


La luz de la luna llena bañaba la mansión. La tienda de los deseos. Watanuki admiraba la belleza fría de aquella luna azul desde el balcón de Yuuko-san. Podía sentir la magia del astro influir en su propia magia. La noche era muy afín al mago, su mejor momento. La luna era su guía y su protectora. Ninguna medicina era mejor para el mago que bañarse en aquello rayos que disipaban las tinieblas de sus temores. Volviendo mágico cada momento. Cada instante.


 


---Es una hermosa luna ¿No te parece Watanuki-kun? —dijo el abuelo—Buenas noches.


 


 


---Haruka-san… Buenas noches.


---Parece que la herida está mejor—dijo poniéndose a su lado.


--- ¿Cómo puedo agradecerle su ayuda?


---El que estés aquí es suficiente. Estuvimos preocupados. Sakura-hime y yo. Y Todos. Estamos contigo. Si solo sonríes estoy seguro que todo irá bien. Aunque suene irresponsable.


---Muchas gracias, no podría sobrevivir ni un solo día sin ustedes.


---Eres muy especial, joven amo—dijo acariciando la mejilla de Watanuki.


---Me sobrevaloran…--respondió sonrojado.


---Eso no es verdad—dijo soltándolo—¿Estás mejor?


---Si, solo he querido ver la luna desde este lugar.


---Lo supuse. La noche es muy buena para tu cuerpo y la luz de la luna te ayudará. Sanarás antes de lo esperado. Aquel veneno no era muy efectivo después de todo. Al menos no para alguien como Sakura-hime. Ella tiene el poder de una vidente de sueños y lo vio todo tiempo antes. Quizo llegar a ti, pero habría tenido graves concecuencias si hubiera logrado alcanzarte, por ello buscó a mi nieto, pero no pudo llegar a él antes de hoy, pero se encontró con el mago del país de Celes en un sueño. Ella le contó lo que te ocurriría y juntos idearon un plan para salvarte.


 


---Cuando venga a la tienda tendré algo para los dos.


---Si es de tu parte lo recibirán con alegría.


---También quiero agradecerle a usted.


--- ¿Algo para mí?


--- Si, ¿Qué le gustaría?


---Ahora eres muy diestro con el Shamisen, pronto serás un experto aunque ahora que lo pienso jamás te escuchado cantar ¿Por qué no cantas para mí, alguna vez?—Watanuki enrojeció.


---De acuerdo—dijo con determinación—Lo intentaré. Por favor discúlpeme si cometo algún error.


---No seas tan formal, hijo. ¿Ya has hablado con Shizuka? Hay algo que quieres decirle ¿Cierto?


---“Hablaremos mañana”—Watanuki frunció el entrecejo, tratando de imitar la cara de Doumeki—me dijo con su tono de engreído ¿Por qué tiene que hacerse siempre el interesante?


---Ja, ja, ja. En realidad Shizuka es muy reservado—contestó el abuelo— ¿Sabes, Joven amo? Creo que Shizuka también tiene algo que contarte, estoy seguro que esperará el mejor momento para decirte, pero una vez que lo ha decidido, no hay manera de detenerlo. Te dirá lo que piensa sin ningún rodeo.


---¿Eh? Me asusta pensar en lo que tendrá que decir, después de todo no es precisamente de los que hablan mucho por iniciativa propia “Necesitaré que respondas”--volió a fruncir el ceño—dijo sin ninguna explicación con ese tono seco que acostumbra y creyendo que actuaba genial como siempre Agh, ¿Que responda qué? ¿Por qué no puede simplemente decirlo todo de una vez? Es molesto.


---Si ese es el caso, sin duda necesitará que le respondas Watanuki-kun. Será paciente, pero exigirá una respuesta.


--- ¿También usted Haruka-san? ¿Que responda que? No entiendo.


---Ja, ja, ja. No pasa nada, querido muchacho, estoy seguro que la respuesta ya está en ti. Dime Watanuki-kun ¿Qué opinas de Shizuka?


---Eh… ¿Con respecto a qué?—se había puesto colorado.


--- Es un buen muchacho, Shizuka.


---… Eso creo.


--- ¿Cuida de ti apropiadamente?


--- Eh, pero… eso… no es…


--- ¿Lo hace?


---… Sí, lo hace.


--- ¿Sabes lo que significa?


---....Creo que lo sé.


---No hay nada de qué preocuparse entonces, Sakura-hime y Yuuko- san tenían razón: Todo irá bien, para ustedes dos también. No es que haya algo que interfiera o así lo dicte, es que simplemente no podía ser de otra manera.


 


Se quedaron en silencio.


 


Watanuki no podía decidir que canción intentaría cantar. Haruka-san admiraba la hermosa luna.


 


---Por cierto—dijo de pronto el abuelo rompiendo el agradable silencio.—Ven aquí.


 


El mago se acercó— Aquí tienes, un pequeño gesto mío pero también de Yuuko-san—le entregó una pequeña caja con un sello mágico—Feliz cumpleaños, querido niño–le dijo Haruka-san abrazándolo—Que este objeto sea tu baluarte en la dificultad y te depare la mayor de las felicidades en los años venideros.


 


 


***** <DS>** HoLic ** <WK> *****


 


**********


 


El amanecer brillaba en el horizonte, cuando abrió los ojos encontró a Mokona y a las gemelas acostadas junto a él. Doumeki se había quedado dormido en la silla que había puesto al lado de la cama. Y estaba ligeramente inclinado a la derecha. Una manta había sido puesta sin duda algunas por las gemelas sobre sus hombros.


 


Seguía teniendo un semblante sereno.


 


--- ¿Cómo estás?—preguntó Doumeki, se había despertado y examinaba su rostro a centímetros de distancia.


--- ¡¿Eh?! ¿Qué haces? ¡Doumeki!


---Si tienes fuerza para gritar así, seguro estás bien—dijo Doumeki quitándose la manta y levantándose de la silla. A pesar de que era muy cómoda le dolía el cuello, además tenía las piernas entumecidas, había pasado una mala noche. Preocupándose y pensando. En todo y en nada como hacía siempre. Había dormido solo un par de horas.


---Mi voz—dijo el mago dándose cuenta que no sentía dolor al hablar. El cuello le molestaba solo un poco. No sentía dolor en el pecho. De hecho estaba perfectamente, incluso sus manos habían mejorado.


 


Obviamente las gemelas y Mokona estaban despiertos cual grillos, pero fingían dormir para escuchar más de aquella interesante conversación matutina.


 


--- Feliz cumpleaños…Watanuki--dijo Doumeki al recién despierto y por fin orientado amo de la tienda.


--- ¡¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS!!!—Dijeron los otros tres ocupantes de la habitación saltando sobre el festejado


--- ¡¡FELIZ, FELIZ CUMPLEAÑOS AMO!!


---A nuestro Watanuki que se escribe como primero de abril ¡Un cumpleaños feliz! ¡Felicidad! ¡Maru y Moro darán sus regalos!


--- ¡Maru la entregará!


--- ¡Moro la entregará!


 


Doumeki empezaba a tener dolor de cabeza. Iba a ser un largo día.


 


 


************************


 


Como era de esperarse el día había comenzado agitado para continuar a peor. Ahora mismo la fiesta era un caos total.


 


Había muchos más invitados de los esperados y todos bebían muchísimo. Parecían barriles sin fondo. Cincuenta botellas grandes de Sake habían sido vaciadas hasta el momento. Kohane-chan se encargaba ella misma de servir las bebidas a todos y Doumeki de repartir los bocadillos.


 


Watanuki se encargaba de la barbacoa.


 


Kohane-chan había llegado muy temprano ese día.


 


Después de salir del cuarto de Yuuko-san que volvió a sellarse en cuanto pusieron un pie fuera, y tras el copioso desayuno nuevamente cortesía de las habilidades de Doumeki que consistió en Yakisoba y estofado, arrivó para ayudar en los preparativos.


 


Acompañada de Mokona y Doumeki Kohane-chan fue a los almacenes a comprar la carne en una tienda especializada.


 


Mientras tanto Watanuki preparaba las guarniciones en la tienda y cuando hubo terminado buscaba la ropa apropiada para ponerse.


 


Cuando llegaron los demás, Watanuki vestía a las niñas con sus mejores Kimonos.


 


Para sorpresa de todos, las niñas pidieron al arquero que las peinara, y Doumeki se sentó pacientemente a peinarlas en el estilo japonés para Moro y chino para Maru.


 


Mientras tanto de vuelta en la cocina Watanuki y Kohane-chan, estorbados por Mokona preparaban la carne, marinándola en salsa de soya, salsa teriyaki, o simplemente sal y limón.


 


La chica se enteró de lo ocurrido con Shinohara y el vacío, su rostro expresó la tristeza que la embargaba.


 


Tuve la sensación de que algo ocurriría”—había sicho la jovencita con gran tristeza—“Perdóname, no he sido capaz de ayudarte Kimihiro-kun”


Pero se recuperó cuando el mago le aseguró que todo estaba bien, ahora gracias a la intervención de Doumeki, de Haruka-san, e incluso de Sakura-chan y del mago Fye-san.


 


Incluso le mostró las dos cicatrices, la que ahora tenía en el pecho, y la de su cuello.


 


Ambas estaban amoratadas y tenían mal aspecto pero parecían casi curadas, era increíble. Kohane-chan aún triste por las heridas abrazó a Watanuki con mucho cuidado para no lastimarlo y lo felicitó por su cumpleaños. Pidiéndole que la dejara ayudarlo en todo lo posible.


 


Watanuki accedió y volviendo a ponerse la venda del cuello siguieron preparando todo.


 


Hacia medio dia habían llegadotan solo la abuelita y el señor de la tienda de antigüedades.


 


Estaban en el jardín conversando animadamente, Kohane-chan se encargó de acomodarlos y servirles una enorme bandeja de bocadillos y Sake.


 


Aproximadamente una hora después, cuando ya los primeros invitados habían jugado las primeras manos de cartas el puesto de Oden ingresó en la tienda.


 


Los dos zorros felicitaron a Watanuki y procedieron a preparar todos los platos que servirían aquella noche pues habían asegurado a Watanuki después de que este les pidiera que se encargaran de servir a todos y que el pagaría después que ni siquiera lo mencionara, que el Oden de esa noche correría por cuenta de la casa, como un modesto presente.


 


Zashiki-warashi y Ame-warashi fueron las siguientes en llegar, acompañadas de los Karasutengu se sentaron junto al Kudakitsune que había recuperado su forma de zorro en la terraza.


 


Doumeki se apresuró a llevarles una bandeja.


 


Y unos momentos más tarde Mokona retó al grupo a una partida de Mahjong.


 


Amewarashi, la abuelita adivina y el líder de los Karasutengu aceptaron el desafío. El líder perdió, estrepitosamente.


 


Después de la deshonrosa pérdida todos los Karasutengu organizaron competencias de velocidad en el jardín. Contra el Kudakitsune.


 


Akari-chan la gata de la linterna fantasma fue la siguiente en llegar.


 


Vestía su usual kimono verde con obi naranja y se unió rápidamente al juego de Mahjong, con la adivina.


 


Así pues jugaban Akari-chan, la adivina, Mokona y la Ame-warashi, los demás observaban atentamente las jugadas, especialmente Zashiki-warashi sentada al lado de su amiga quería aprender lo suficiente para invitar a Watanuki a jugar.


 


Tras el primer viento que fue repartido por Akari-chan entró en la tienda la Nekomusume, con su falda plisada y grandes botas empezó a pasearse por el lugar. Y terminó conversando animadamente con la gatita shamisen que había salido a causa del alboroto.


 


Watanuki le pidió que cuidara de ella cuando le llevó un poco de pescado frito.


 


Y cuando Watanuki pensó que no vendría nadie más, se presentó ante ellos o más bien sobre ellos el Yumekai, manejando hábilmente sus globos en el descenso se posó a la mitad del jardín con algunos aplausos, estaba acompañado de la bestia del trueno que se había prendido de los sueños para poder bajar, los aterrizajes no eran su fuerte después de todo.


 


Un momento más tarde llegó la Dama Jorougumo sonriendo ante el desastre general venía acompañada de la Yaoubikuni que parecía un poco tímida, junto a ellas estaba el conejo lunar.


 


Los invitados en algún punto, dieron al mago sus obsequios desordenadamente, bajo la dirección del manjuu negro fue cantado el tradicional “cumpleaños feliz” y se procedió a cortar la tarta de cumpleaños.


 


Watanuki apagó las velas por petición de su entusiasmado y ebrio público cuando todos habían recibido su ración Mokona lo cubrió de betún. Poniéndole también una fresa en la nariz.


 


Cuando la noche hubo caído y las estrellas brillaban en el cielo, la hasta entonces ingobernable fiesta de cumpleaños alcanzó nuevos niveles de intensidad.


 


Impulsados por el alcohol, los visitantes, hasta los más reservados participaron en animados juegos que implicaban por supuesto contar verdades o hacer retos, contar mentiras y todos los perdedores bebían como castigo.


 


Se hizo necesario iluminar el jardín. Con una magia muy gentil Watanuki colocó burbujas luminosas por todas partes también el Kudakitsune ayudó colgando pequeñas flamas que iban navegando entre los invitados.


 


Hubo un rato después a la luz de las llamas danzarinas del zorro y patrocinado a fuerzas por la iluminación extra en neón de la bestia del trueno, un Karaoke de lujo montado por supuesto por Mokona, entretenimiento que fue recibido con gran entusiasmo por lo invitados y duró varias horas hasta que todo el mundo, hubo cantado algo, inclusive Doumeki, quien lo hizo fatal para el deleite general y especialmente de Watanuki por cierto.


 


Luego el foro se convirtió en una competencia de manzai, que ganaron de manera sorpresiva Maru y Moro con su divertidísima comedia dramática que hizo a los invitados doblarse de risa.


 


Cuando el ambiente se fue calmando vino una nueva ronda de sake y bocadillos, los zorros sirvieron una nueva ración de Oden a todos. Las gemelas tocaron un bello acompañamiento instrumental junto a la Zashiki-warashi.


 


Obviamente todo el mundo había escuchado hablar de la reciente habilidad del amo de la tienda, por lo que fue forzado a empujones a unirse para formar el cuarteto musical.


 


La delicada joven se sonrojó hasta la raíz del pelo feliz de poder tocar junto a Watanuki.


 


Zashiki-warashi y Ame-warashi interpretaron luego una bella pieza de baile titulada “Chiyo-Tomo” acompañadas por el shamisen de Watauki que conocía la pieza y le dijo como tocarla.


 


Hacia media noche los invitados comenzaron a despedirse. Kohane-chan fue la primera, junto a su abuela, se marchaba porque tenía clases muy temprano.


 


El señor de la tienda de antigüedades se comprometió a acompañarlas, y a partir de ese momento Watanuki fue casi el más ocupado durante la siguiente hora, despidió a todo el mundo de la manera más afectuosa y cordial.


 


Cuando era justamente la media noche casi todos los invitados se habían marchado ya para alivio de los muy agotados organizadores.


 


Únicamente quedaba el Yumekai quien bastante bebido intentaba tercamente invitar a una piedra del jardín a bailar. Y la bestia del trueno que estaba tirada como si nada por ahí.


 


Maru y Moro, daban vueltas por el jardín llenas de energía, llevaban en las manos grandes cojines, devolviéndolos a su lugar dentro de la casa.


 


El Kudakitsune que había vuelto a ser pequeño se había dormido encima de la terraza, colgaba como un fideo olvidado de una de las bandejas de bocadillos. Roncaba suavemente.


 


Los zorros y Doumeki estaban recogiendo los cuencos.


 


---Ha sido una exitosa fiesta—dijo el Padre zorro.


--- Muchas gracias por invitarnos—añadió tímidamente el pequeño


---Todo lo contrario gracias a ustedes por todo, ¿Cómo puedo agradecerles?—les dijo el mago.


---Estamos honrados de haberlo servido, joven amo.


---Muchas gracias, son muy amables, pero aún así prepararé una deliciosa cena en compensación.


---Estaremos esperándola con gratitud. Ahora es momento de marcharnos, nuestro camino se ha abierto ahora.


---Vayan con cuidado.


---Hasta luego—se despidió también Doumeki.


 


Los zorros se despidieron con una profunda reverencia y el puesto de Oden desapareció. Watanuki metió al zorro en su pipa, sin tocarlo para que no se despertara y la cerró. Tomó a la pequeña gatita shamisen y los llevó a ambos al cuarto del tesoro, cuando volvió la mayor parte de las cosas habían vuelto a su lugar. Solo el montón de obsequios seguían en la mesita redonda de la sala de estar. No había nadie al interior de la casa.


 


Al parecer mientras se despedía de los Zorros, Maru, Moro y Mokona habían despertado al yumekai quien aún bastante ebrio se marchó con la bestia del trueno en brazos para ir a intercambiar sueños, Watanuki se preocupó bastante, pero nada podía hacer, ya que ambos se habían marchado cuando el llegó.


 


 


Los culpables tampoco estaban, se habían ido ya, a dormir presumiblemente aunque más bien parecía que habían ido a destrozar su cuarto sospechaba el mago, lo habían alcanzado cuando salía del cuarto de los tesoros para decirle que se habían marchado los últimos invitados y luego de dar las buenas noches Mokona había empezado a cabecear, el mago le había pedido a las niñas que lo llevaran su habitación a pesar de las protestas del manjuu.


 


--- ¿También podemos nosotras dormir hoy en tu cuarto?—preguntaron las niñas.


---Por supuesto, en un momento iré con ustedes.


--- ¡Yay! Nos vamos, amo.


---Gracias por todo han sido muy buenas niñas hoy—dijo el mago agachándose a su altura y abrazándolas. Se veían muy lindas con sus kimonos y los peinados que les había hecho Doumeki. Las niñas le devolvieron el abrazo, radiantes de felicidad por el cumplido.


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Pero cuando volvió a la sala, dispuesto a apagar las luces para irse a dormir ya que estaba destruido, se encontró a Doumeki y de golpe recordó que aún tenían que hablar, el arquero estaba sentado en uno de los cojines, de la mesa con cara de cansancio y enfado al parecer estaba bebiendo un vaso de Sake.


 


Watanuki sabía que el arquero exorcista era un excelente bebedor. Pero no quería ni imaginarse cuánto había bebido ya.


 


Tal vez podía convencerlo de que se fuera a la cama. Hablarían en cualquier otro momento. Era tarde y el profesor tenía clases a primera hora de la mañana.


 


---Gracias por ayudarme con lo de hoy en verdad lo agradezco infinitamente—dijo Watanuki, sentándose a su lado.


---No me molesta. Ayudarte.


---Y--empezó pasando la saliva con dificultad—por… lo de antes, ya sabes… Me salvaste…


---...Si piensas que podría haberte dejado así es que eres idiota.


 


Watanuki no contestó. No estaban teniendo en opinión del mago un buen comienzo. Al parecer su compañero estaba de muy mal humor, pese a que intentaba darle las gracias sinceramente decidió dejar pasar su intención, ya encontraría la manera de hacerle saber que le agradecía y de saber que le ocurría. Doumeki siguió bebiendo su vaso de sake.


---Voy a traerte algún bocadillo—resolvió el mago empezar por el estómago tal vez estaba hambriento, no es que ninguno hubiera comido mucho en todo el día—No puedes beber así. Te arruinarás el estómago. Mmm... ¿Quieres algo en particular?


---Si. Acompáñame.


--- ¿Quieres que beba contigo?


---No—contestó el arquero y dejó el vaso vacío sobre la mesa, volvió la cabeza para ver a Watanuki directamente a los ojos. El aludido se sintió incómodo con aquella mirada, después de todo Doumeki estaba muy cerca, tal vez debía haberse sentado un poco más lejos—Sígueme—dijo sujetando sorpresivamente la muñeca del mago y tirando de él.


--- ¿Doumeki? ¿Qué…?


---Ven. Hay algo que quiero que tengas, y hay algo que debo decirte.


--- ¿A dónde vamos?—preguntó pero no recibió ninguna respuesta, se dejó llevar por su compañero, sin oponer resistencia, aunque extrañado por su comportamiento se dijo que lo mejor era seguirle la corriente por ahora— ¿Doumeki?


 


Pero su amigo seguía callado. Cruzaron el pasillo y pasaron al lado del cuarto de los tesoros. Doumeki entró en la habitación de invitados, arrastrándolo consigo. 


 


 

Notas finales:

Y terminamos. Había olvidado lo brutalmente largos que eran los capítulos de esta historia. Agradezco mucho su lectura. Y sus comentarios. Espero no haya resultado muy aburrido. 

Aprovecho para comentar que este capítulo es el penúltimo. Así es, esta es una historia de pocos capítulos. Sin embargo, en su momento quedó en el tintero hacer una segunda parte. A modo de continuación. 

La continuación (de hacerse) contendría spoilers de todas las series de CLAMP, (incluso de Blood C) Y tendría crossovers con algunos otros animes. Eso sin interferir con la historia original. Ni con el romance. Me gustaría saber si quisieran leerla cuando termine esta historia. 

Muchas gracias. 

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PREVIEW:

Aquellos que se desvian del destino son incapaces de ser felices. 

Y... el futuro es algo que... 

---No, no lo digas, por favor....

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Próxima Actualización: 26/02/14

 


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