Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Algo parecido al acoso por YuukiYaoi

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:


¡Hola!

Este fic tan cortito es un reto que le hice a DraculaN666 :D

Disclaimer -o como se escriba-: los personajes son mios, asi que no se vale el plagio.

Advertencias: pues no, ninguna... a menos que la actitud poco logica del personaje tenga que ser digna de mención. Además, creo que hay mucho dialogo... en fin.

Agradecimientos a: Dracula, por esforzarse y escribir algo tan corto a lo que no esta acostumbrada. (Y aquí entre nos, yaaaay~, leeré algo nuevo de ella. Eso es genial para mí :D)

Espero que les guste.

Notas del capitulo:


Aclaraciones: Cualquier parecido con la realidad, con personas ya sean vivas, muertas, escondidas o desaparecidas, es pura coincidencia.

Dato curioso: esto iba a ser un fic BDSM, pero como aun soy algo ignorante en el tema y a mi contrincante no le gustan esas cosas, recurrí a algo más sano... como el acoso... *palmface*

Qué cosas, ¿no? xD


Capítulo único: No es un acosador, es un cabrón traumado conmigo nada más.


—Otra vez aquí, ¿eh? —Pretendió no parecer exasperado— ¿Es que no tienes vida propia?

—Sí, pero tengo mucho tiempo libre y un amor no correspondido —saludó con una sonrisa— Hola, ¿qué haces?

Esa era la primera vez que Fredd escuchaba la voz de su acosador. Era masculino, pero también suave y agradable.

—Seguro llevas un rato espiándome, tú dime.

No sabe cuando inició esto, pero sucedió un día que Fredd notó algo afuera en la ventana mientras trabajaba. Desde el tercer piso podía ver claramente a las personas cruzar por la calle, ir y venir de todos lados. Aunque su atención siempre reparaba en el parque que está cruzando la acera.

En una de las bancas del parque siempre había un hombre castaño sentado sin hacer nada, solo veía al frente con unos mira lejos. Fredd se peguntaba que podría ver si el edificio en que trabaja tapa todo a su vista.

Una idea cruzó su cabeza y levantó la mano agitándola a los lados en forma de saludo. Pensó que se vería estúpido por actuar así, pero era su descanso y estaba bastante aburrido.

Grande fue su sorpresa cuando el hombre en cuestión levantó su mano y saludo lentamente, con inseguridad, como si dudara que lo saludara a él. Fredd volvió a saludar con más esmero y el tipo del parque salió corriendo en una dirección de forma que ya no pudo seguirlo con la mirada. Eso había sido extraño, pero no le había tomado tanta importancia... al principio.

—La verdad es que acabo de llegar al parque.

—¿Eso debería hacerme sentir mejor? —Fredd notó que los ojos de ese hombre eran azules. Apenas se enteraba de eso.

—Sí. Agradece que no sea un enfermo psicópata.

—El hecho de acosar a alguien se considera enfermo. Psicópata aun no sé si eres.

No pasó mucho tiempo cuando volvió a verlo en la banca de siempre, aunque con otra apariencia. Traía bigote, una bufanda, unos lentes de sol y un periódico en mano. De no haber sido porque afuera el viento soplaba fuertemente, seguro todo su disfraz no habría salido volando y Fredd nunca se hubiera enterado de quien era realmente. El hombre castaño volvió a salir corriendo después de eso.

—Te aseguro que no lo soy.

—¿Esperas a que te crea? Porque obviamente puedes seguir esperando. ¿Cómo te llamas?

—¿Me denunciarás a la policía si te lo digo?

—Si quisiera denunciarte ya lo hubiera hecho, ¿no crees? Dime tu nombre o practicaré Karate contigo.

En ningún momento Fredd se sintió amenazado por aquel hombre. Si, lo acosaba, y si, debería ser más cuidadosa, pero no tenía miedo, más bien era curiosidad lo que sentía. Quería saber porqué lo seguía después de salir del trabajo o porque se sentaba en la misma banca de siempre solo para verlo durante horas y horas sin moverse para nada, como si estuviera congelado en su sitio. Cuando se movía de la banca regresaba enseguida. Fredd supuso que era para atender el llamado de la naturaleza.

Después, cuando el acosador ya era consciente de que la persona a quien acosa sabía que existe, no se vio en la necesidad de seguirse ocultando. Es cierto que con solo dar sus rasgos físicos a la policía sería suficiente para que lo dejara en paz, pero lo que Fredd no sabía es que su intención no era huir —a excepción de la primera y segunda vez que lo vio—, de hecho quería que supiera que existe, pero nunca supo bien como darse a conocer. Y he ahí de donde nació el acoso.

—Me gusta ser alguien sin nombre para tí. De cierto modo es gracioso.

—Déjame decirte que el misterio jode mucho. Ni siquiera me gusta en películas o libros.

—Lo sé, Fredd.

—Oh, claro, eres mi acosador, seguro lo sabes todo de mí.

Con el tiempo, Fredd ya no veía extraño voltear a la ventana y encontrarlo sentado en la banca de siempre, de hecho era raro si no estaba ahí. Una vez pasó eso y se sintió muy raro, pero había una explicación para eso. En la banca había una pareja melosa de esas que le provocan arcadas. Imaginó que su acosador estaría sentado en otra banca por ahí cerca, pero paseó la mirada y no hayó rastros de él.

De pronto lo vio aparecer tras la pareja que no notó su presencia y dejó tras de ellos algo en el bolso de la chica. Después de unos minutos Fredd entendió que lo que había dejado era unos trozos de carne cuando un perro saltó sobre la pareja y esta salió corriendo juntó al perro. Su acosador se sentó en su lugar y Fredd tuvo que admitir que tenía estilo. Sus carcajadas se escucharon hasta la oficina de su jefe.

Lloviera, relampagueara, hiciera un calor del demonio o la nieve se acumulara por metros y metros, ese hombre siempre estaba ahí sentado viéndolo trabajar frente a su ordenador hasta que su horario terminara y fuera a casa para acompañarlo desde una prudente distancia.

Ya había pasado un año. En San Valentín Fredd recibió un peluche tamaño humano y un grandísimo ramo de rosas que traía una modesta nota con ella.

“Espero que te gusten los regalos. Creo que el rojo le va muy bien a la combinación de tu albina piel con tu cabello y ojos negros, atte.: desde la banca del parque. P.d, lamento no poder darte más de lo que me gustaría darte”

Fredd se asomó por la ventana y su acosador lo saludo con una sonrisa muy grande. Con los días su curiosidad fue cada vez más grande y sus emociones cada vez más persistentes. De pronto se hallaba pensativo en su asiento preguntándose de que trabajaba si es que alguna vez lo hacía. ¿Cómo se escuchaba su voz? ¿Cuál era su nombre? ¿Qué era lo que le gustaba o disgustaba? Más y más preguntas acudían a él y malamente no tenia las respuestas a estas, frustrándolo mucho.

La situación se hizo preocupante cuando un día se asomo por la ventaba y no lo encontró. Fredd pensó que seguro algo lo retrasó, ya que cuando llegaba en la mañana a su cubículo, ahí estaba sentado en la banca observándolo tranquilamente. Pero pasó una semana y ese hombre castaño no apareció en ningún momento. Luego pasaron dos semanas. Tres, cuatro. Y ya no estaba ahí como siempre.

Fredd —con cierto pesar— se resignó a no volver a verlo otra vez, así que ya no se asomaba por la ventana. Pero su corazón dio un vuelco cuando recibió una nota. El contenido era muy sencillo, pero lo alivió de cierto modo. Y se asomó por la ventana. Ahí estaba.

“Estaba enfermo, atte.: desde la banca”

Fredd le pidió el día libre a su jefe y le fue concedido gracias a una excusa barata. Un lunes cualquiera se encontraba a las siete a.m. sentada en la banca del parque donde su acosador siempre se sienta. Enfermo mental o no, tenía que encararlo y saber qué onda con él. Y ahora lo tenía en frente intercambiando palabras por primera vez.

—Mi intención nunca fue asustarte o incomodarte, solo quería verte todo el tiempo, a cada momento. Y aunque no lo creas, soy bastante tímido —ese hombre volvió a sonreír— de hecho me tomó un par de minutos armarme de valor para venir a hablarte.

Fredd se quedó en blanco por un segundo. ¿Acaso estaba tan loco que eso lo veía retorcidamente encantador?

—¿Sabías que eres extremista?

—Tal vez lo sea, pero no creo que eso te desagrade mucho.

—Bueno, como sea. Solo dime tu nombre —siguió insistiendo. Durante todo ese tiempo ya le había puesto un millar de nombres. Necesitaba saber cual le pertenecía realmente.

—¿No irás a trabajar? Se te hace tarde —comentó esquivo.

—Pedí el día, así que no cambies el tema —el castaño se quedó un momento en silencio. Entonces sonrió.

—Si tienes una cita conmigo, te lo diré —. Uy, muy comprometedor, pensó Fredd.

—Acepto —pudo sentir como el rostro le subía de temperatura. El acosador pareció bastante satisfecho por la respuesta.

—Me llamo...

Un año después.

—Ok, Dalton, gracias por traerme las copias y el café, ahora vete a tu cubículo y termina tú trabajo.

—Ya he terminado todo mi trabajo, así que tengo tiempo para estar contigo.

—El hecho de que termines tu trabajo no quiere decir que yo también terminé el mío.

—Oh, se me olvidaba darte estas hojas. Es tu trabajo.

—¿Mi trabajo? —Fredd ojeó los documentos— ¿Pero como sabias qué...?

—Lo investigué. Es que quería que tú también tuvieras tiempo para mí. Dame un besito como premio, anda.

Tal vez los acosadores no eran tan malos después de todo...

 

 

Fin.

 

Notas finales:


Usted que que esta leyendo esto, por favor quedese ahí sentado y no salga a acosar a nadie, que no todos reaccionan tan bien como Fredd :D

Y... ¿qué tal?

Sip, sé que va muy rapido el capítulo, pero yo la rete a hacer un fic de cuatro hojas, así que... esa es mi excusa para esta cosa :D

Criticas, un chiste, o un comentario, lo que quieran dejar.

Gracias por leer.

P.D: Dalton iba a ser rubio en vez de castaño. ¿Sabes a que pareja fandom queria que se pareciera? Lo siento, fue inevitable para mí xDD

P.D2: Por cierto, si alguien no quedo satisfecho con el final -porque hubo quienes no lo estuvieron-, tenia en mente un epilogo o un capi desde el el punto de vista del acosador. Si alguien lo quiere, lo hago. Bueno, solo era eso.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).