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Algo parecido al acoso por YuukiYaoi

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Notas del capitulo:

Bueno, aqui esta el epilogo si alguien lo espero. Espero les guste, y se pueden quejar si no estan satifechos :D

 

PRÓLOGO

 


Se dedica a la fotograria; a la escencia, las imagenes y la captura de momentos irrepetibles. Era observador por naturaleza, Dalton recuerda vagamente ser admirador de simetrias y colores desde una edad temprana.

Siempre pensó que ese toque especial, eso que encendiera todos sus sentidos seguramente quedaria plasmado dentro de un marco y ahí se quedaria quieto para volver a vivir el momento cuantas veces quisiera.

Pero no era de extrañar que al igual que otros tantos miles humanos, Dalton también estuviera equivocado, porque la chispa que encendia sus sentidos se hayaba en constante movimiento en las mañanas. A veces esa chispa tomaba café sin azucar, se aburria en sus horas de descanso y trabajaba sin interrupciones.

Su chispa se llama Fredd, tiene veintiún años, vive en casa propia, trabaja en una oficina y es soltero. También le gusta la mantequilla de maní, el Jueves es su día favorito y odia a su jefe, pero no entraría en detalles por ahora.

Dalton no creia en cosas como el amor a primera vista y esas cosas, no era un tipo superficial, pero le sorprendia como fue que quedó prendido a la viva imagen de un joven del cual no sabía nada —al principio—, ya que tenía, necesitaba y ansiaba verlo todo el tiempo.

A veces creía que moriría si no veía su piel albina o su cabello negro, y sin duda lo mejor del espectaculo eran sus misteriosos ojos negros, eso lograba volverlo loco de embelesamiento.

Encontraba cierta fascinación con la simple acción de observarlo el tiempo que fuera necesario para calmar ese ardiente deseo. Era indiscriptible la imperiosa necesidad de que sus ojos azules sigueran esa figura a cada momento, y entendió al poco tiempo que queria más de esa pequeña droga.

Ya no le bastaba verlo una hora o dos, de hecho parecia un misero segundo si le preguntaban, así que fue por más. Buscó a un asistente y lo encontró. Le ordenó a dicho muchacho que se hiciera cargo de sus entregas pendientes poniendo como excusa que estaba intentando alcanzar aquello que siempre deseo.

Ahora que tenía tiempo libre, el siguiente paso era aprovecharlo lo maximo posible.

Se le había ocurrido tomarle fotos, pero se vería raro si entraba en el edificio y se encaminaba hasta el cubiculo de Fredd para pedirle unas cuantas poses, logicamente lo echaría a patadas, por eso pasó al plan B: alguien lo haría por Dalton.

Uno de los conserjes que trabajan en el edificio estaba tirando unas cuantas bolsas de basura, entonces Dalton fue hasta él y le pidió las fotos a cambio de dinero. El señor aceptó y una hora después ya tenía las codiciadas imagenes en sus manos, así que dió el dinero prometido y se fue a casa.

Observó las fotos largo tiempo con una sonrisa de completa emoción, pero cuando miró mejor, notó que algo estaba muy, muy mal, entonces su sonrisa se borró por completo.

El problema no era el angulo de la camara o la pose de la persona, tampoco tenía nada que ver con la cara de extrañeza que el modelo había puesto, era algo más. Dalton miró las fotos durante mucho tiempo sin entender que era ese aire ausente, esa chispa que le hacía falta al retrato.

¡Le faltaba movimiento! ¡Vida! ¡Calor humano!

Tener las fotos en sus manos le hizo comprender a Dalton que probablemente su alegria no venia de la imagen, sino de la persona en cuestión. Al día siguiente en la mañana se sentó en la banca del parque que queda frente al trabajo de Fredd y lo observó. Una sonrisa apareció en sus labios conforme pasaban los minutos y su retrato viviente hacía sus labores.

¡Sí! ¡Era Fredd quien le quitaba el aliento! ¡El que despertaba la chispa en él!

Y así pasaron los días. Dalton tomó por rutina sentarse todas las mañanas en la misma banca para mirar con un miralejos a ese esplendido ser. La primera vez que fue descubierto, intentó cambiar de tactica y se disfrazó, pero por culpa del clima de ese día sus intenciones se vieron frustradas y tuvo que huir de escena.

Meditó con la almohada esa misma noche y al día siquiente se arriezgó a ser capturado por la Ley debido a su insana obseción.

Se sentó en el parque sin ocultar su identidad y espero que pasara lo que tenía que pasar. Pero transucrrieron los días y nadie había ido a detenerlo por ser un loco que observa a otro hombre en sus horarios de trabajo.

Dalton se llegó a preguntar si acaso Fredd no tenía miedo de que él hiciera esa locura. Como veía que aun no se encontraba tras las rejas asumio que no, entonces quiso acortar un poco más la distancia.

Todas las noches esperaba hasta que Fredd saliera de su trabajo y lo acompañaba —seguía— a su casa a una prudente distancia de cuatro metros. Como veía que Fredd no parecia incomodo o asustado, lo siguió haciendo desde entonces.

El tiempo fue corriendo junto a las estaciones del año y Dalton aun mantenia su promesa auto-impuesta de no faltar ni un solo día a esa silenciosa cita que tenía con Fredd.

Ya había pasado un año y las festevidades también siguieron su curso, pero Dalton se negó a darle algo porque lo creia demasiado, sin embargo... no tenía nada de malo si lo hacía, ¿no?

Estaba en el mes de febrero cuando el primer regalo fue entregado de su parte. Fredd recibió un peluche tamaño humano y un enorme ramo de rosas rojas, mientras que Dalton recibió una cara de sorpresa y unos pomulos ruborizados, eso era sin duda una obra de arte por donde se viera.

El fotografo sintió que con esa reacción de parte de Fredd estaba ganando algo más que simplemente hacer notar su existencia, y mentiría si dijera que no estaba feliz por ese hecho.

Un día a Dalton lo atacó una pequeña tós y no le dió la más minima importancia. Debido a su descuido enfermó y ya no pudo ir a la banca como todos los días. Creyó que se curaria rapido si reposaba unos días, pero la tós persistió y fue acompañada de gripe y fiebre, entonces supo que no podría ir a ver a Fredd durante un rato, eso lo entristeció un poco y enfermó más.

Pasó una semana, después fueron dos, luego tres y al final cuatro. ¿Cuanto tiempo más debia pasar? Si no se moría por enfermedad, seguro moriría de tristeza. El simple hecho de no poder verlo desanimaba mucho a Dalton. En la quinta semana su salud estaba mejorando, así que hizo unos cuantos trabajos para hacer algo mientras seguía recuperandose.

Finalmente se curó y salió disparado a la banca de siempre para ver a quien lo emocionaba como nadie más, pero había algo diferente. Un par de meses atras había notado que Fredd miraba afuera de la ventana constantemente para ver algo. Dalton ignoraba el que y lo dejó pasar, pero ahora veía que no se asomaba para nada, ¿será que Fredd solo miraba afuera para mirarlo a él? ¡Imposible! ¿Quién miraría a su acosador personal?

Pasaron los días y Fredd no se asomaba. ¿Por qué no lo hacia? Dalton comenzó a intrigarse.

La duda hizo mella en él por un rato y puso a prueba su hipotesis. Le dio una nota al conserje en cuando lo vio a cambio de una paga. El señor al igual que otras veces accedió y envió la nota. Un rato después miró que Fredd volteaba fuera de la ventana. Y siguió haciendolo todo el día.

¡Entonces era verdad! ¡Lo hacía por él! ¿Será que esa era una señal? ¿Estaria bien si un día de estos va a hablarle?

No, simplemente le parecía imposible, seguro aun se siente mareado por estar tanto tiempo enfermo y ya esta lucinando cosas de más, asi que siguió con la rutina que había dejado.

/*/*/*/

Tres minutos para las siete de la mañana. Llegó justo a tiempo para empezar su día como observador del mejor paisaje del mundo. Dalton estaba encaminandose tranquilamente a la banca que había declarado como propiedad de su trasero, cuando de pronto vió a alguien ahí sentado ocupando su lugar.

Un segundo se encontraba estaba pensando en un plan para deshacerse del intruso y al siguiente segundo estaba en algo parecido al shock.

¡Oh por todos los...! ¡¡¿ESE ES FREDD?!! Su corazón parecía una metralleta dentro de su pecho, el aire le escaseaba y sentía que moriría ahí parado por la felicidad que estaba sintiendo. ¿Qué debía hacer? ¿Acercarse a hablarle o pasar de largo como si no lo hubiera visto?

¿Pero que piensa? ¡Esa es una oportunidad! Si Fredd esta ahí es porque es obvio que quiere hablar con el... ¡Pero nadie le habló de esto! ¡No se preparó mentalmente! ¿Es una broma? ¿Donde estan las camaras? ¿O ese es el momento en que los policias salen de los arbustos con gas pimienta para cegarlo temporalmente y luego mandarlo a la carcel? Cualquier cosa podría ser en su paranoica imaginación.

Bien, sea lo que sea, esta muy emocionado de tener en persona a Fredd, y si esta es la única oportunidad que tiene de hablarle, pues que así sea, que vengan los policias y hagan su trabajo.

Se acercó con pasos inseguros, aun dudoso de hacerlo o no hasta que finalmente lo tuvo en persona.

—Otra vez aquí, ¿eh? —la forma en que Fredd hablaba era un poco ruda, pero poco le importaba— ¿Es que no tienes vida propia?

—Sí, pero tengo mucho tiempo libre y un amor no correspondido —¿Qué estúpideces estaba diciendo? Debería responder con más normalidad, pero joder, las manos le sudan a chorros y no puede cocentrarse, estaba nervioso— Hola, ¿qué haces?

¿Quién diría que todo saldría bien después de esta conversación?

/*/*/*/

Besos, caricias, palabras dulces.

—Ahhh... más... dame más...

Jadeos, poses indecorosas, gemidos.

—Fredd...

Entrega, deseo, amor.

—Más...

Sudor, placer, calor.

—Te amo...

Sexo, sentimientos, dolor.

—Yo también... ahhh... te amo...

Todo eso se encontraba junto sobre la cama.

¿Qué podia decir? Dalton descubrió que es mejor sentir el calor del modelo que simplemente verlo de lejos.

Fin.

 

 

(Esperemos que esta vez sea definitivo)

Notas finales:

Gracias por leer xD


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