Todo se paralizo en mí ¿Que haría? y si fingía demencia, lentamente comencé a levantarme de mi asiento mientras las miradas de mis compañeros comenzaron a dirigirse hacia mi ¿Qué he hecho para merecer esto?
-Disculpen ¿Todos se llaman Ji Yong? Si no es así por favor ocúpense de lo que les pedí – escuche su voz retumbar en el aula, tan serio, tan elegante… ¡¡TAN PUTAMENTE GUAPO!!
Comencé a caminar en dirección en donde se encontraba el escritorio que era al otro lado de donde yo me encontraba, si me va a expulsar que sea rápido y sin dolor ni humillaciones. Y para tranquilizarme conté los pasos, uno: que bien le queda esa chamarra de piel, dos: se ve tan sexy trabajando con su portátil, tres: su cabello es tan perfecto, cuatro: ¡Puta! ¿Porque estoy observando al abogado?, cinco: ¿Su perfil habrá sido esculpido por los ángeles?, seis: sus labios son tan carnosos, siete: Sus brazos se ven tan fuertes ¿Cómo será ser abrazado por él?
-¿Joven Kwon Ji Yong espera pasar toda la clase para llegar a mi escritorio? Si no para que me levante yo y valla hacia usted – su voz gruesa me despertó de mis pensamientos que hicieron que casi corriera hacia donde se encontraba.
-Lo siento – pronuncie.
-¿No sabe decir otra palabra? – me cuestiono, levantando la mirada para encontrarme con los ojos más hermosos que he visto en toda mi vida, si hubiera un lugar en donde quisiera perderme seria en esos ojos negros, hermosas pestañas tupidas y espesas cejas. Su nariz perfilada y una boca que sin duda desearía besar, me relamí los labios ante la fantasía de probar esos labios.
-¿Se encuentra bien? – me dijo enarcando una ceja por lo que me sonroje violentamente apartando la mirada de su rostro esculpido por ángeles que de seguro querían torturar a los mortales ya que alguien como él era tan inalcanzable.
-Lo sie… - vi como fruncía el ceño – Si, si estoy bien – conteste mordiéndome el labio.
Sin más sentí el pulgar de su mano derecha pasar por mi labio inferior haciendo que un choque electrizante recorriera todo mi cuerpo, lo mire y tenía un semblante serio, me perdí en su mirada nuevamente.
-Te haces daño – pronuncio liberando mi labio de mis dientes.
-Siento lo de hace una hora atrás – pronuncie tomando todo el control y serenidad que me quedaba.
-No te preocupes, los accidentes pasan ¿No? - ¿De qué me perdí? Eso quiere decir ¿Que no me expulsaran?
-En verdad me gustaría llevar su traje a algún lugar donde le saquen la macha del café – pronuncie.
-No creo que salga, así que deja de preocuparte – pronuncio extendiéndome un trozo de plástico – La tiraste cuando saliste corriendo, lamento haberte asustado puedes llevártela ya te tome asistencia – exclamo mientras yo tomaba el trozo de plástico mientras observaba que era mi credencial estudiantil.
-G-gracias – dije observándolo tan serio, ¡JODER! Que me corroía su aspecto tan relajado yo con el enfrente apenas si recordaba cómo hablar.
-Bueno creo que ya te quite demasiado tiempo, ve a estudiar –
-S-si gracias – le dije dándole una sonrisa tímida ¿Pero por qué sonreía?
Fui a sentarme y comencé a leer, sentí esa sensación de su dedo recorriéndome el labio inferior ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué deje que lo hiciera? Sentí la mirada de mis compañeros pero ahora no era esa mirada de burla si no de ¿Envidia? Sacudí mi cabeza de lado a lado para despejar mis pensamientos y concentrarme en la lectura para poder exponer lo mejor posible. Sentí una mirada penetrante que venia del otro lado de la aula por lo que alce la mirada encontrándome con la de Choi, quien me brindaba una sonrisilla de lado que hizo que me comenzara a dar calor, ¿Pero que me estaba pasando con este hombre? El nerviosismo comenzó a apoderarse de mí haciendo que bajara rápidamente la mirada hacia el libro que estaba leyendo., pero seguía sintiendo esa mirada que me estaba incomodando, saque mi móvil para ver la hora faltaba media hora para que se acabara la clase.
-Comencemos con las exposiciones – pronuncio mientras se ponía de piel ¡Oh Dios mío que hombre tan imponente!
-Somos veinticinco así que empecemos diez más ocho, por dos, entre cuatro da nueve, el número nueve será el primero en exponer – suspire Alex sería el primero en pasar a exponer.
-El segundo es veinte por dos, entre cinco, más cuatro, menos seis, por tres lo que nos da el numero dieciocho – volví a suspirar esta vez había sido Allen
-Y como último es cincuenta entre dos, menos diez, entre tres, por ocho, menos ocho entre dos y el numero afortunado es el dieciséis – volví a suspirar no me había tocado exponer, al parecer mi suerte había vuelto a mí.
Las exposiciones comenzaron haciendo que todos prestáramos atención a lo que decían y al terminar el ahora profesor/abogado/guapo/rico/intimidador Choi aclaraba algunos puntos que no habían quedado claro, su voz era tan seductora que la mayoría de mis compañeras al igual que yo estábamos en un trance al oírlo. Es que ¡Por el amor de Dios! Este hombre era una especie de ser de otro planeta, ok que primero me burlaba de mis compañeras de la Facultad por estar entusiasmada de que Choi viniera a dar clases y ahora estaba yo así o peor después de la presentación más tonta en la mañana y ahora con el simple roce de su dedo y esa mirada que me estaba deshaciendo, era imposible no ver a simple vista que el profesor/abogado/guapo/rico/intimidador Choi era todo lo que una mujer desearía y por qué no un hombre también, ¿Pero que estoy pensando? ¿Acaso Choi me gusta? Me volví a morder el labio ante aquella suposición.
La clase había terminado por lo que comenzaron a salir del salón
-¿Ji Yong me regalarías unos minutos? – su voz enmudeció a los que todavía se encontraban en el salón quienes se dirigieron a mí, con una cara de satisfacción ¿Tal vez estaba esperando que acabara la clase para que me lleve a la dirección y me expulse? ¡Mierda! Otra vez estaba siendo presa del pánico, como pude cogí mis cosas y las metí a mi mochila para ir nuevamente al escritorio de Choi.
-¿En qué puedo ayudarle? – le cuestione a lo que él solo me dirigió una sonrisa.
-¿Podrían dejarme solo con su compañero? y el ultimo que salga por favor cierre la puerta. Gracias – exclamo con esa mirada a los que todos asintieron y salieron deprisa no sin antes brindarme una sonrisa, tal vez si era lo que estaba pensando. Cuando salieron pronuncio.
-Quería ir a desayunar contigo ¿Te gustaría? – me propuso, tuve que apretar mis labios para no dejar caer mi mandíbula por la sorpresa de que el profesor/abogado/guapo/rico/intimidador Choi me estuviera invitando a mí ¿Qué estaba pasando?
-Creo que no es una buena idea – pronuncie algo avergonzado, no sabía que más decir mi mente había quedado en blanco y mi lindo cerebro no estaba procesando, ¿Qué tal si ahora tenía un fallo cerebral?
-Vamos Ji Yong no conozco la Universidad y quisiera que tú personalmente me la mostraras – contraataco ¡Joder! ¿Y ahora qué respondía?
-Le puedo decir al presidente de la Facultad que se la muestre – dije esquivado su mirada.
-Creo que es más creíble el que me digas que no quieres aceptar la invitación ¿No lo crees? – me dijo enarcando una ceja ¡Por Dios abogado Choi deje de hacer eso!
-No es que no quiera, solo que soy pésimo mostrando cosas – le confesé aunque esa no era del todo verdad, la verdad era que su sola presencia me ponía demasiado nervioso que temía que volviera a hacer una tontería, que tal si en el desayuno le escupía la comida o peor aún me ahogaba con mi sopa instantánea
-Vamos concédeme ese privilegio – dijo tomándome de la mano, la corriente eléctrica no se hizo esperar, los ojos de mi ahora profesor se pusieron aún más negros si se podía, clave mi mirada en sus pupilas azabache me sentía un cachorrito intimidado por un gran lobo, tensión…si tensión es lo que estaba aflorando en el ambiente pero no cualquier tensión era…era tensión sexual mi miembro comenzó a darme unas cosquillas placenteras cuando el abogado comenzó a acariciar mis nudillos con su pulgar haciendo que el cabello de mi nuca se erizara y mi ahora despierto miembro comenzaba a pedir atención. Vi como mi nuevo profesor se levantaba lentamente mientras seguía sosteniéndome de la mano mientras yo estaba tan perdido en las sensaciones y emociones que no podía moverme, el abogado comenzó a acercarse pegando su pecho contra el mío y con su mano derecha comenzó a subir desde mi espalda baja hacia mi cuello de una manera que mis terminaciones nerviosas estaban cobrando vida, no podía controlarlas.
Al llegar a mi cuello comenzó a hacer caricias con su pulgar una y otra vez, subió lentamente hasta llegar a mi nuca cuando de repente y sin haber previsto el profesor comenzó a repartir pequeños besos atrás de mi oreja izquierda que hicieron que soltara un agudo gemido.
-Hueles delicioso… ummmm… a vainilla – escuche un susurro, la piernas me comenzaban a resultar un problema, pues las sentía como gelatinas.
-¿Entonces Ji? ¿Me acompañaras a desayunar? – me pregunto su aliento chocaba contra mi oreja haciendo que sintiera cosquillas placenteras. Yo solo pude asentir, mi cerebro había perdido la capacidad del habla ya no sabía cómo soltar palabras aparte de que mi boca comenzó a secarse de un momento a otro.
-Dime Ji quiero escucharte – mientras la mano con la que tomaba mi mano con anterioridad se posó ahora en mi espalda atrayéndome más a su cuerpo, si saber cómo subí mi mano derecha a su pecho sintiendo la dureza de su pectoral, me mordí los labios ¿Qué demonios estaba haciendo? Este hombre no solo tenía una cara que podría compararse con el David de Miguel Ángel si no que su cuerpo era tan parecido ¿En serio que este hombre no había sido su inspiración? Sin duda si yo fuera escultor seria mi musa.
-Vamos Ji no me has contestado – pronuncio mientras me seguía repartiendo besos que ahora estaban bajando hasta posar sus labios en mi garganta hice mi cabeza a un lado para darle más acceso a Choi para que explorara mi piel
-S-si te enseñare la Facultad – pronuncie lo mejor que pude, no estaba razonando una espesa neblina se había instalado en mi mente.
-Sabes ahora lo único que quiero conocer es a ti – exclamo con una voz sensual. Gemí no pude contener lo delicioso que se sentía ser presa de un lobo como Choi.
-Eres…eres tan hermoso… una tentación para un pecador como yo. Con tan solo un dedo podría arrastrarte al fondo del infierno o podrías ser tú mi redención, la única salvación que el misericordioso Dios ha puesto en mi camino – escuche sus palabras no sabía que era lo que quería decirme pero su manos pegadas a mi cintura y su cuerpo friccionándose sobre el mío era lo que quería. – Eres la más hermosa criatura que mis ojos han podido observar, tu cuerpo es como un templo sagrado que ahora con mis manos estoy manchando, profanado pero es que no puedo contenerme, la textura de tu piel es casi tan excitante y adictiva y ese olor a vainilla que me embriago desde el primer momento en que te vi, alejándote de mí, pensé que eras un ángel y al ver a un demonio como yo habías huido, pero tenerte ahora, aquí entre mis brazos me hacen desearte. Ji por favor dime que me detenga, dime que pare que esto no es lo que quieres. Dímelo y lo hare. Por favor detenme – escuche su suplicas pero lo único que no podía era detenerlo, no quería y en un momento de arrebato tome su rostro entre mis temblorosas manos nos miramos un par de minutos para después sin importarme que estuviera en la Universidad, en el salón de clases y que pudiera entrar una persona en cualquier momento plante mis labios sobre los del abogado que sin dudar comenzó a devorar, abrí la boca para que pudiera entrar nuestras lenguas se entrelazaron comenzando una danza que pronto se convirtió en una batalla por controlar, por dominar al contrario, no resistí mucho me deje dominar por aquel imponente hombre que exploraba toda mi cavidad bucal.
El aire comenzó a hacer mella en nosotros por lo cual nos separamos, me lleve una mano a mi pecho tratando de que mi respiración se tranquilizara, vi como Choi fruncía el ceño y cerraba los ojos parecía que estaba teniendo una batalla interna.
-Creo que te debo un desayuno hay que irnos de aquí ¿No crees? – me dijo tomando sus cosas y comenzando a caminar dejándome perplejo ante lo que estaba pasando.
-¿Vienes? – pronuncio sin voltearse al llegar al umbral de la puerta.