El cielo estaba por quebrarse. Él también estaba triste.
08 de Julio.
– ¿Qué? –murmuró, incrédulo.
Un silencio extenso, inyectado de abatimiento. La mirada de su castaño, reflejada en pesadumbre. ¿Qué era eso que se acomodaba en su pecho? Su mundo se venía abajo, la incertidumbre se esfumaba para dar paso a lo verídico. Su, ahora indefinida pareja, no daba señales de querer retractarse. Las lágrimas, amenazaban con derramarse a raudales.
Esperanza, una minúscula pizca de esperanza, era lo que lo mantenía aún frente a Kouyou, al amor de su vida... Era lo que contenía sus lágrimas. Era lo que no lo derrumbaba en ese mismo instante.
–Lo siento, Takanori... Te quiero, pero... ¿Amor? –hizo una leve pausa. Bajó la mirada apenado, mientras negaba suavemente. – Me he enamorado de alguien más.
Ya nada le quedaba. Nada lo sostenía. Soltó un suspiro contenido y esbozó una sonrisa.
Por dentro estaba muerto.
–Entiendo. Entonces, ¿este es el adiós?
– Nos encontraremos de nuevo –una animada sonrisa se pintó en el rostro de Takashima, mientras aseguraba aquello. Vaya que le había aliviado que Takanori se lo tomase así.
–Adiós y cuídate, ¿está bien? Hasta que nos volvamos a ver. En verdad te agradezco desde mi corazón –ante lo último, el más bajo se estremeció. Sin poder evitarlo, una lágrima rebelde adornó su mejilla y rostro. Ésta, rápidamente descendió. Takanori no le dio importancia a aquello. Resignado, sonrió.
Kouyou se ablandó ante lo que acababa de presenciar. Se acercó con lentitud hasta el otro y lo estrechó en sus brazos, hundiendo su rostro en el cuello del pequeño.
Un cálido tacto, envolviéndole por completo. ¿Estaba bien? Sus brazos, correspondiendo ante aquel gentil gesto, rodeando el cuerpo contrario. Ambos, fundiéndose en un sutil consuelo.
El más alto depositó un beso en la mejilla del más bajo. Se separó levemente, tomando los hombros de Takanori.
–No te olvidaré –afirmó, acariciando los hombros contrarios. –Nos encontraremos de nuevo, Taka.
Después de que su silueta desapareciera de mi vista, mi cuerpo actuó por sí solo. Corrí desesperadamente. Mis ojos inundados en lágrimas, mi vista nublada, mis pies huyendo hacia un destino perdido. ¿Hacía donde quería llegar con eso? Una escapatoria. Un inútil intento por escapar de aquella devastadora realidad. Buscando desesperadamente una respuesta. ¿Dónde estaba?
Quiero caminar hacia tu sendero
Finalmente, caí. Llorar incesantemente... sólo de eso era capaz. Mi cuerpo estremeciéndose brutalmente, los sollozos azotando mi cuerpo con violencia, la opresión en mi pecho, me engullía el alma. El cielo, acompañándome en mi desgracia...
Lloré desconsoladamente todas las noches. Estuve, tal vez, una semana llorando, sólo por el dolor de tratar de olvidarme de "nosotros."
¿Dónde estás y qué estás haciendo ahora?
Un chico, realmente especial, me ayudó. Me sentía peor que una basura. Sentía que mi existencia se reducía por cada sollozo que no podía controlar. Si hubiera muerto ahí, no hubiera hecho nada al respecto. Excepto por que, él me encontró, después de haberme desahogado durante horas en aquel lugar donde yo yacía destrozado. Me consoló. Fue mi hombro durante incontables minutos y me trajo a mi hogar a duras penas. Después de eso, ningún sólo día olvidaba venir a mi casa. Era algo "sobre protector", y a veces me daba miedo. Siempre me cuestionaba en cuanto a mi estado. Salud, ánimos, etc. Después de un tiempo de convivir con él y contarle todo lo sucedido, prometió que te superaría. Su nombre es Kai, una persona realmente increíble. Me tuvo paciencia, afirmó que esperaría por mí.
Pero;
Dijimos que nos encontraríamos de nuevo, y no nos olvidaríamos, ¿verdad? Por eso rechacé a Kai, no le merecía. Todavía sigo pensando en eso.
28 de Agosto.
–Me preocupo demasiado por esas cosas, ¿no? –susurré quebradamente. Kai me miraba algo decepcionado.
–No lo has superado... ¿No te he enamorado? –musitó, afligido.
–Esperaré el día en que pueda regresar –la mirada de Kai ensombreció ante aquello. –Kai, levanta –con mi dedo índice, tomé su barbilla, elevándole levemente. –Eres alguien que simplemente no merezco. Han sido dos años desde que rompimos, y aún sigo estando triste. Le sigo queriendo... –mi sinceridad, le dolía. –Tú conseguirás a alguien mejor, porque eres... Perfecto. ¿Bien? –le sonreí dulcemente, tomando sus manos. –Te quiero, pero no puedo corresponderte. Aun así, el que pueda hacerlo, será un afortunado -observé que Kai se había sonrojado ante mi confesión. Reí ante aquello.
Después de todo, no importa cuánto tiempo sea... Esperaré.
12 de Abril.
Tal y como pensé, estaba solo. Quise escuchar tu voz, así que traté de llamarte. ¿Por qué no contestabas? ¿Estabas evitándome? No lo entiendo... No nos olvidaríamos.
"Por favor, déjame escuchar tu voz... Yo estaré aquí, no iré a ningún lado en ningún momento. Siempre estaré aquí."
¿Te sorprendió escucharme después de tanto tiempo? ¿Habrás siquiera abierto mi mensaje?
Sigo llorando, cada noche, recordando aquellos días en los que ambos compartíamos momentos inolvidables.
11 de Mayo.
Desperté, igual que cada noche. Observé con asco mi reflejo en el espejo, ningún cambio. Ojos hinchados, ojeras, palidez... ¿Por qué será?
¿Tanta falta me hace tu persona?
Esa calidez que me embriagaba, ¿volverá?
01 de Julio.
Ese día, decidí caminar. El cielo estaba triste, quería llorar. ¿Por qué?
En ese momento, te vi. Sonreías feliz, mientras tomabas la mano de aquel al que amabas. Ambos corrían divertidos, al parecer no les agradaba que el cielo los empapara de su desdicha... ¿Debería de estar triste? Eras feliz con el causante de este resultado, con ese por el que me dejaste, y aun así, no puedo evitar sonreír.
¿Que si yo sonreía por tu felicidad? ¡Para nada! Ver tu rostro, ver cómo has crecido y madurado... Escuchar tu voz animada a lo lejos, me hipnotizó por completo. Mis labios tornaban forma por si solos. Esbozaron una sonrisa nostálgica.
Cuando tu persona se perdió de mi vista, el cielo rompió en lágrimas.
Él no fue el único...
08 de Julio.
Las personas... Caminando apuradamente de un lado a otro. Desde esa altura se veían como pequeños insectos alborotados.
El suave viento agitaba sutilmente los cabellos del pequeño autómata que se encontraba allí. El cielo estaba despejado, y su persona estaba iluminada por la luz de aquel hermoso atardecer.
No había prisa.
¿Tenía caso seguir con esto? No estabas a mi lado. No me sentía completo. No estaba vivo. ¿Por qué fingir que todo está bien, si la realidad se revela por las noches? Al parecer me olvidaste. Al parecer no te costó nada. Al parecer, no nos volveremos a encontrar.
Tú promesa, palabras vacías. Buscabas sentirte bien contigo mismo. Basura.
Cierto, te sigo queriendo. Mi corazón te pertenece. Mi alma te pertenece. ¿Es que acaso yo no era bueno?
De nuevo, algo en mi interior se destroza. Pesa. No deseo cargar más con éste dolor.
También es cierto que no descansaré... Estoy privando a alguien de la vida. Me estoy privando a mí mismo de la vida.
Asesino. Un pecado que sólo pagarás con más dolor...
¿Estás preparado para lo que te espera?
Sin querer te di un leve peso.
Te amo, Takashima.
Un paso hacia adelante.
¿Qué era eso que caía desde aquel edificio?
Alguien se desplomaba.
Un impacto.
Gritos alarmados e histéricos. Todos se reunían alrededor de él.
Nadie hacía nada, sólo observaban la escena, abrumados.
Pobre alma, desperdiciada de esa manera...
Saborea el verdadero sufrimiento.
No es un descanso. ¿Paz? Já, muchísimo menos. Es la realidad, es tu pecado.
-Yo estaré aquí, no iré a ningún lado en ningún momento, siempre estaré aquí.
Hasta que nos volvamos a ver…
Ahora, ¿verás el 08 de Julio con normalidad? Jamás lo mencioné…