-Lo único que rompía mi concentración era el sonido del agua al caer, el grifo se encontraba encendido mientras el enfermero lavaba los platos pese a que yo había insistido en hacerlo por mí mismo, era consciente de que le pagaban por cuidar de mi, pero a mi parecer eso no incluía las labores de una doméstica, de todos modos acepté la ayuda de ese extraño quien prácticamente me arrebató los platos de las manos y con una sonrisa traviesa comenzó su tarea haciendo extraños sonidos y tarareando canciones que nunca en mi vida escuché. Mamá había llamado por la tarde para cerciorarse de que le había dejado entrar y que no se congelaba en el exterior producto de alguno de mis arrebatos rebeldes, no iba a explicarle a ella que realmente ahora mi personalidad no era lo mismo de antes, no después de la noticia que el doctor me había dado.
Sé que esto es raro, pero creo que soy alguien bastante fácil de llevar…-El chico moreno se encogió de hombros lanzando con despreocupación el mantel sobre la mesa de la cocina americana que colindaba con la sala de estar, acercándose al sofá donde LuHan estaba sentado con las piernas cruzadas y el gorro del polo echado sobre su cabeza intentando leer- No tengo costumbres raras y la mayor parte del tiempo sé meterme en mis asuntos, mientras estés en la escuela no estaré aquí, volveré todas las tardes por si me necesitas, cualquier cosas puedes llamarme… –Y sin más tomó el celular del menor que descansaba sobre la mesita incluyendo en él su número- Ya está, ahora me quedo más tranquilo –El moreno sonrió nuevamente buscando el rostro de LuHan, mas éste jamás lo alzó, simplemente le ignoró lo mejor que pudo y cuando consideró que no podía soportar más que su recientemente adquirido compañero de piso fuera un total fanático de Nat Geo, de un tirón tomó su celular y con el libro bajo el brazo se retiró a dormir.
Su habitación era simple y aburrida, amplias y blancas paredes sin el más mínimo vestigio de una fotografía o algún poster, algo que sería propio de un chico de su edad. LuHan gustaba de plasmar momentos en fotos y pegarlas en elaborados collages, pero desde aquel día había quitado todas y cada una considerando que ya no eran importantes.
Lanzó el libro sobre su escritorio sin mucha suavidad y dejó su menudo cuerpo caer sobre el colchón, hundió el rostro en la almohada queriendo chillar pero simplemente su ceño se arrugó en desesperación y pronto el cansancio y las emociones de aquel día le vencieron, se quedó dormido casi al instante sin siquiera haber quitado su ropa.-
No lo entiendo, he intentado hablarle con la mejor de mis sonrisas y simplemente me ha ignorado por completo –Se quejó Jong Dae en el primer descanso luego de que el chico nuevo le hiciera un desaire de aquellos, BaekHyun no paraba de reír y sinceramente aquella actitud ya le estaba cansando- ¿Puedes dejar de hacer el idiota? –Golpeó su brazo para hacerse entender y bufó por enésima vez en aquellos cortos minutos sin poderlo evitar-
Vaya, qué se yo, quizás no le ha apetecido tu cara de gato o simplemente es tímido, no lo sé, sólo sé que se ve como todo un bombón frágil, hasta dan ganas de echarle un lacito y cuidarle –Comentó aún más divertido al ver el rostro de asesino de su amigo- Yo lo sabía, lo sabía Jong Dae, todo en ti me lo gritaba, te van los chicos, sólo que no tenía cómo adivinar que te gustaban del tipo puro e inocente, un poco emo tal vez ¿Viste todo ese negro? Pero bueno, en gustos no hay nada escrito, ¡Au! -Se quejó sobando su brazo perdiendo la sonrisa algunos segundos a causa del nuevo golpe que le era propinado-
No hables así, es sólo que el director me ha pedido que le enseñe todo, y no lo he podido hacer, ni siquiera me ha dado la oportunidad de presentarme… –Negó desesperado sintiendo nuevamente el timbre que indicaba el comienzo de la segunda clase, con desgana se sentó nuevamente en su puesto y luego de algunos segundos el nuevo volvió a entrar en el aula sin dirigirle la mas mínima mirada. Fue en el tercer bloque donde Chen logró que el muchacho le mirase, llevaba tantas miradas furtivas a su favor que no esperó que el contrario alzara la vista, pero por algunos segundos así lo hizo, esos ojos castaños tan claros como la miel le miraron de vuelta desafiantes, aunque poco a poco comenzó a ruborizarse, y su mirada perdió aquella fuerza, parpadeó muy rápido y bajó la vista con la expresión más graciosa que Chen había visto jamás, estaba perdido, el nuevo le parecía la criatura mas adorable que había visto, jamás lo hubiese esperado.
No supo el momento exacto en que BaekHyun le convenció de ver dónde vivía LuHan, simplemente se vio arrastrando los pies hasta el autobús que el chico nuevo había tomado manteniendo la distancia y aprovechando el jaleo de gente que siempre llenaba dichos transportes a esa hora del día, en su mayoría estudiantes que retornaban a la ciudad para ir a sus casas o simplemente pasear por los interminables centros comerciales-
Si vemos donde vive probablemente tendremos una idea de sus carácter, incluso podrías usar la estrategia de fingir que vives cerca y hacerte su amigo, accidentalmente toparte con él por la mañana y tomar el mismo bus a la escuela y… –La mente de BaekHyun volaba mientras se metían con sigilo en el cafecito que estaba frente al edificio donde el muchachito de cabellos violetas comenzaba a detenerse- Vaaaaya, debe tener un montón de dinero, esos departamentos valen una fortuna en sólo la renta –Dijo el castaño hasta que reparó en el bombón de piel morena que estaba en las escalinatas y sonreía al nuevo con evidente alegría entregándole lo que parecía ser una carta.
Desde ese momento Chen odió la sensación que se había alojado en su estómago, la gente hablaba de los celos todo el tiempo y él no podía llegar a comprenderlos del todo, pero ahora, ahora se hacía una idea bastante clara, era poco decir que tenía muchas ganas de patear todas las sillas del café sin motivo aparente.
Varias cuadras mas allá de una firme marcha por parte de Jong Dae y de la casi carrera de BaekHyun para lograr darle alcance, estaba todo decidido, el nuevo debía estar fuera de sus pensamientos, ese LuHan tenía que mantenerse totalmente ajeno a su cabeza o simplemente iba a volverse loco, en poco más de unas horas casi había adquirido una tortícolis tanto mirarle hacia el final del salón y se había convertido en todo un stalker siguiéndolo hasta su casa ¿Qué iba mal con él? ¡Y por sobre todo tenía novio! Vaya balde de agua fría, no, definitivamente debía olvidarse de ese chico, antes de que fuese demasiado tarde.
-La mañana encontró a LuHan totalmente tapado y con su pijama de lunares puesto mientras se desperezaba intentando huir de la luz que se colaba por la ventana. Cuando la séptima alarma sonó decidió que ya estaba lo suficientemente atrasado para ir a la escuela, dio un salto fuera de la cama y corrió por el pasillo entrando al baño hecho un huracán chocando con un firme pecho moreno y casi cayendo al suelo de la impresión, pero aquel torso tenía brazos que lo detuvieron antes de impactar y pronto el rostro de Jong In estaba frente a él con aquella sonrisa tan desconcertante-
Buenos días, lo siento, me he demorado en ducharme porque quise hacerte algo de desayuno primero –Dio el mas alto con una sonrisa en sus labios que mostraba tdos sus perfectos dientes.
LuHan se sacudió aquellas grandes manos de encima y retrocedió con el ceño claramente fruncido- ¿Por qué no has usado el baño de tu habitación?
Jong In parecía divertido y mordiendo su labio inferior para no molestar mas al chico se apresuró a salir de aquella habitación sujetando firmemente con un mano la toalla que cubría sus partes bajas- No he tenido tiempo de comprar shampoo y gel de baño, aquí al menos ahora huelo a violetas y durazno –Bromeó alejándose hasta su habitación mientras LuHan comenzaba a odiarle con todas sus fuerzas.
La mañana fue caótica, intentó ignorar el desayuno que el enfermero había preparado para él pero las tostadas tenían demasiada buena pinta y terminó por engullir dos y correr con la botella de jugo en su mano hasta alcanzar el autobús de la escuela en el último segundo. Aún jadeante y algo agobiado por el incidente del baño tomó asiento junto al único puesto libre, junto a él un chico con leves facciones felinas miraba distraído por la ventana, aunque al sentir la cercanía volvió la mirada y abrió mucho los ojos por la sorpresa- Tú…-LuHan lo reconoció al instante, era el muchacho que lo había mirado mucho en la clase de literatura, al cual le habían encargado mostrarle la escuela y el cual él tan poco gentilmente había rechazado-
Oh…Hola –Dijo francamente avergonzado y acto seguido escondiendo las manos en los bolsillos de su polo negro- Eres mi compañero de clase…-Dudó pues realmente no recordaba el nombre y sólo mordió con fuerza su labio inferior, una manía que había adoptado y que hoy en día le era imposible evitar-
Kim Jong Dae, Chen si lo prefieres…-Murmuró el aludido esbozando una sonrisa gatuna y alzando su diestra para estrechar la mano del menor por primera vez.-
-La mente de Jong In vagaba lejos mientras tomaba su café con la televisión encendida sin realmente enfocar nada, la necesidad y la vocación le habían hecho tomar este trabajo, pero ahora que había conocido a LuHan dudaba un poco de ser capaz de realizarlo en totalidad. Estando ligado a la ciencia y la salud te acostumbrabas a ver a la gente partir, a verles marchitarse hasta que ya no quedaba nada más que un adiós y el silencio, la nada ¿Cómo iba a soportar la partida de LuHan si vivía con él todo ese tiempo? ¿Cómo iba a soportarlo si con tan sólo darle un vistazo odió a todo el universo por crear algo tan hermoso sólo para darle un inminente fin? Todas esas cavilaciones le tenían inquieto, por lo que simplemente pensó en ir a echarle una mirada al menor.
Anduvo con pasos cansados hasta su puerta y nada mas echar un vistazo al interior reprimió una sonrisa- Vaya, caótico…-LuHan estaba medio enredado sobre el edredón en un ángulo que el moreno consideró imposible, se acercó y lo desenredó como sólo él sabía hacer con sus pacientes, a los pocos minutos ya lo tenía con todo el pijama puesto y lo deslizaba entre las sábanas sin ninguna dificultad.
Se quedó algunos minutos viéndole dormir, el muchacho parecía tan tranquilo en su sueño y su expresión eran tan pacífica que lo hacían parecer aún más un niño- Duerme LuHan, yo cuidaré de ti –Murmuró más para sí mismo, y en aquel momento decidió que haría justamente eso, cuidar de su paciente, después de todo aquello era trabajo, aunque si era sincero nunca en su vida se había quedado tanto tiempo atrapado por el rostro de un paciente al dormir.-