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Kokoro. por Gazettencia

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Notas del capitulo:

Gazettencia reportándose.


Si encuentran alguna falla, me disculpo. n.nU...
Bien, esta narración… es rara. Creo que le entenderán –ríe nerviosa.–

Sí, no sé si contiene la sensibilidad necesaria, pero me urgía actualizar de una buena vez y… he aquí esto.

¡De verdad, espero que les guste!

El milagro había sido instituido. El listón rojo fue atravesado. Su máximo logro tiene éxito, y un compañero se suma a su equipo individual. 

 

 

 

 

 

 

–Ahora, abre los ojos... Buenos días.

 

Buenos días.

 

– ¿Sabes quién soy?

 

Tú eres mi creador.

 

– ¿Notas errores en tu sistema?

 

Mi sistema está en orden, sin embargo necesita completarse. Indica que un nombre es necesario. ¿Cuál es mi nombre, creador?

 

El científico se lo pensó por unos minutos. Observó a su reciente creación. Antes de darle 'vida' se denotaba más deteriorada, por las piezas que el éste tuvo que utilizar y el tiempo que le llevó el haber fabricado su milagro. Ahora que funcionaba, se había renovado completamente, por automático, obviamente. Su piel, sus facciones, su tonalidad, sus ojos, todo él... podría pasar desapercibido entre la multitud. Su suave y nívea piel... nada comparado con la áspera piel de cocodrilo que él poseía. Estaba vivo, y era descomunal.

 

 "Belleza"

 

Únicamente ese calificativo abordaba su mente.

 

–Uruha –sonrió dulcemente.

 

Uruha... repitió lo anterior, almacenando la información recientemente aprendida.

 

– ¿Te gusta?

 

Mi computadora afirma que significa "belleza, gracia y elegancia."

 

–Así es -sonrió complacido.

 

Su anterior pregunta... Mi computadora no funciona o algo parecido, ya que no muestra el significado de la palabra "gustar".

 

–Cuando estás contento, satisfecho y/o feliz con algo.

 

Mi sistema no recibe la definición de sus conceptos, creador.

 

Oh... Incluso él había olvidado por completo "aquello" Bien, había que informarle.

 

–Uruha, aún no estás completo. Sólo resta un programa pero, no podrás utilizarlo, ya que es muy pesado para ti y no lo soportarías. Es por eso que no lo instalé automáticamente. Se llama corazón.

 

No recibo datos.

 

El científico se lo supuso.

 

–De acuerdo, entonces, me presentaré. Mi nombre es Takanori Matsumoto y, cómo ya lo sabes, soy tu creador –alzó la mano frente a su creación. Éste sólo la miro fijamente, sin moverse, sin señales de corresponderle. Mantuvo su mano en aquella posición, pero, tal como había pensado, así sería. Resignado, descendió su mano.

 

 

 

 

 

 

 

 

 


¿Qué es lo que tiene en manos, creador?

 

Mira, es ropa para ti sonrió dulcemente mientras mostraba las prendas.

 

Uruha las miraba, ¿qué tenía de interesante? El científico se veía –según su computadora.- animado con aquello, pero él no sentía nada.

 

Son coloridos. Puntualizó sin más.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El mayor caminaba con dificultad. En la mano derecha sostenía un bastón que no servía de mucho. En la mano izquierda, pastillas. Descansó cuidadosamente su cuerpo en la silla que se encontraba frente a su gran monitor de trabajo. En la abertura que había sido colocada estratégicamente en el reposabrazos izquierdo, reposaba un vaso de vidrio, plagado del vital líquido transparente hasta la mitad. 

 

El científico no sería capaz de descansar hasta encontrar la manera de transferirle aquel sistema que él deseaba que tuviese a su creación. Obviamente, sin riesgo alguno en caso de que lo lograse.

 

Uruha observaba sin interés la ventana. De vez en cuando le dedicaba una mirada a su creador, y, de nuevo, hacía lo mismo desde que había llegado a este mundo.

 

El científico le había dicho que, sea como sea, encontraría la manera de que su "corazón" funcionase a la perfección, sin ningún peligro. La máquina no entendía el porqué de enfocarse tanto en ese objetivo.

 

¿Qué era eso a lo que le llamaban "corazón"?

¿En realidad era así de hermoso poseerlo?

 

Él no tenía ni idea. No lo poseía.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Era Jueves, casi anochecía. Su creador yacía vaciando el líquido humeante de la cafetera a su taza. Lo hacía apaciblemente, incluso con una lentitud desesperante. Uruha le observaba desde atrás, sin ninguna facción en el rostro. Normal.

 

Cuando el científico por fin terminó de vaciar el café en su recipiente, sacó un objeto de una bolsa de plástico e introdujo aquel alimento inespecífico al microondas para después encaminarse nuevamente a su común silla, a llevar a cabo su habitual tarea.

La máquina tomó un crayón y decidió dibujar. Dibujaba cualquier cosa, no sentía nada al hacerlo, sólo plasmaba en el papel lo que veía, sin ningún objetivo. Rayas verticales, garabatos, cualquier cosa.

Un repetido "bip" resonó por el laboratorio. La máquina se percató de esto y fue a llevarle el alimento al otro. Cuando estuvo frente a él, le observó con los ojos cerrados. Tal vez estaría durmiendo.

 

Dejó el paquete en el escritorio del mayor y éste se dispuso a recargarse igual que su creador.

 

 

 

 

Y entonces...

 

 

 

 

 

 

Uruha se encontraba en él, muy deteriorado, laboratorio. Estaba solo, completamente solo.

 

Han pasado unos cuantos cientos de años, fui abandonado...

 

 

 

 

 

 

El robot del milagro tiene un deseo.

 

 

 

 

 

 

 

<< Tal vez pueda experimentarlo.

Algún día tendrás la oportunidad de apreciarlo, Uruha>>

 

 

 

 

 

 

El científico se encontraba sentado en su habitual silla, sin vida. Uruha repasó con las yemas de sus dedos el reposabrazos.

 

Quiero saber el resultado de lo que ese hombre hizo hasta el final de su vida.

 

 

 

Cerró los ojos.

 

 

 

De lo que hizo para mi llamado "corazón".

 

 

Se acercó al equipo del científico y presionó "el botón".

 

 

El botón que le dará voz.

 

 

 

 

 

<>

 

 

 

 

Ahora empieza a moverse

Un milagro a gran velocidad

¿Por qué las lágrimas no se detienen?

¿Por qué estoy temblando?

 

Su cuerpo se estremecía sin poderlo evitar.

 

Las lágrimas resbalaban a raudales.

 

El teclado estaba siendo bañado en sentimientos.

 

Comenzaba a sentirlo.

 

Su pregunta comenzaba a ser respondida.

 

Su último deseo, fue concedido.

 

¿Esto es lo que deseaba?

¿Eso... es a lo que llaman "corazón"?

 

 

 

Yo respondía a lo que me decía el programa.

 

Era lo que el científico había hecho para mí. Era a lo que había dedicado toda su vida, sin descanso. Era lo que lo mantenía vivo. ¿Era lo que había convertido su vida en un rompecabezas?

 

¿Por qué el científico era tan bueno conmigo?

En ese entonces no lo entendía.

 

 

 

 

 

 

Son hermosas susurró el científico, embelesado. Ambos observaban un espacio concurrido de flores, sin duda, algo bellísimo. Uruha sólo observaba la reacción de su creador. El seguía sin comprender su comportamiento. Ver flores era normal, nada "interesante".

 

Takanori fijó su mirada en una flor, indudablemente hermosa. Resaltaba entre toda la multitud. Era única. Se dirigió con pasos cautelosos hacía ella y la arrancó con suavidad, la miraba encantado.

 

La máquina observó expectante  cómo su creador se acercaba a ella. Una vez en frente, le tendió la flor que acababa de adquirir. La tomó, entrelazando sus dedos con los contrarios para así fortalecer su agarre correctamente. La miró por incontables segundos.

 

Es tuya. Es igual de hermosa que tú musitó, algo avergonzado. Sus mejillas tomaban un leve color carmín, mientras revelaba aquello. Uruha le miró, pero no comprendía por que el otro había adoptado esa tonalidad en sus mejillas de un momento para otro. Sólo atinó a asentir.

 

 

Ahora sé lo que es estar feliz.

 

 

 

 

 

 

 

 

Creador, tiene la fiebre alta.

 

Después pasará. No he dormido bien y... Necesito mis pastillas.

 

Uruha comprendió. Le llevó lo que había pedido el otro.

 

Contemplaba expectante como se esforzaba para tragársela, sin embargo, el no sentía nada. No le nacía nada. Sólo observaba.

 

El científico miró a su creación, le miraba, como siempre. Le sonrió y aseguró:

 

Estaré bien.

 

 

 

 

 

Ahora sé lo que es estar triste.

 

 

 

 

 

 

La máquina se derrumbó, sin poderse controlar. Se estremecía, se desahogaba. Estaba feliz. Podía sentirlo. Estaba agradecida.

 

Cuan profundos y conmovedores son...

 

 

Ahora me doy cuenta de la razón por la que nací

 

 

Estar solo debe ser triste…

 

 

 

Tú serás... Algo así como el segundo miembro de un equipo único, ¿entiendes? -comentaba efusivo el científico. Uruha, como siempre, sólo le observaba sin ninguna mueca o seño en el rostro.

 

Eres un científico solitario. Para eso es a lo que he venido al mundo, el porqué de mi creación. Una compañía.

 

 

Sí. En ese día, ese momento... Un milagro fue su compañía.

 

Los alaridos de pena y sollozos resonaban por toda la estancia. Sus dedos en el cabello propio. La desesperación y los sentimientos a flor de piel. La sensibilidad... lo mantenía derrumbado, recordando...

 

Mi corazón vive con cada memoria y ahora rebosa.

 

 

Un pétalo, un pétalo de aquella hermosa flor... Hizo acto de presencia frente a él. Sus ojos se abrieron desmesuradamente, las lágrimas y los sollozos se detuvieron en seco. Desenterró los dedos de su cabello y tomó con sutileza aquel pétalo marchito. Un largo momento, sostuvo el preciado objeto entre sus manos. Cerró los ojos, disfrutando el tacto. Disfrutando la cercanía, disfrutando el sentimiento y los recuerdos. Decidido, se levantó. Dulcemente, descanso el pétalo en la mano derecha del científico.

 

Ahora puedo decirlo en verdad.

 

Algo en su pecho, le indicaba que corriese. Que se desahogase. Que le agradeciera.

 

Correspondió a su corazón. Apresurado, corrió hacía la puerta que le separaba de la acción más noble y afectuosa  que hubiese llevado a cabo. De lo que su corazón quería revelar.

 

Y te lo dedico a ti.

 

 

Gracias, muchas gracias,

Por darme vida en este mundo

 

Cantaba, su corazón indicaba que cantase. Su voz, algo poco afinado, pero celestial. Algo verdaderamente llegador.

 

Gracias, muchas gracias,

Por todos los días que pasamos juntos

 

"El científico acarició con dulzura los cabellos contrarios.

Te quiero, Uru. Nuevamente, mostró otra flor, igual de hermosa que la anterior."

 

Gracias, muchas gracias

Por todo lo que me diste

 

Se dirigió hacia el campo que tanto le encantaba al mayor y recogió todas las flores que sus largos brazos abarcaron. Corrió en dirección al laboratorio y rodeó al científico de lo que más le gustaba en esta vida.

 

Las flores.

 

Gracias, muchas gracias

Te agradeceré desde el fondo de mi corazón

 

Otra lágrima, sincera, amorosa, derramada en el cuerpo entumecido del contrario. Un cálido beso en la mejilla. No importaba la situación, no importaba nada. Era lo que él quería hacer, en ese momento...

 

Giró efusivamente, con los brazos abiertos. Se entregaba a la vida, a la felicidad, a todo lo que el científico había hecho por él. Una anchísima sonrisa adornaba su rostro, las lágrimas no se hicieron esperar. Era feliz, su corazón y el científico habían hecho posible lo que, dentro de aquella mente electrónica, más anhelaba.

 

Ahora, el robot del milagro podría cantarle, agradecerle, bañarlo en flores… para siempre.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 





"Y así fue el milagro

El robot que obtuvo un corazón

Siguió funcionando, y cantó con todas sus fuerzas

Pero...

El milagro sólo duró unos instantes

Un corazón fue demasiado para él

Y la máquina cayó

Jamás volvió a levantarse

Sin embargo,

Su cara mostraba una hermosa sonrisa

Lucía....

 

Lucía como un ángel."

 

 

 

 






 

 

Gracias... padre.

Notas finales:

Kagamine Rin – Kokoro.

No deseo copiar el link del vídeo, si desean observar en lo que me basé, adelante. n.n
Aun así, es muy linda la canción.

Espero pasarme por aquí muy pronto… La irresponsabilidad en la escuela tiene sus consecuencias, ¿no?

Sí, los amo y los adoro♥♥


¿Me dejan un review?
Me harían más feliz de lo que ya me hacen.
 Y también quisiera saber su opinión.


Gracias.



Gazettencia se retira.

Bye bye~



http://www.amor-yaoi.com/fanfic/viewstory.php?sid=116646 <3


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