Las lágrimas no dejan de salir de mis ojos, cálidas y saladas, recordándome el agrio momento en el que sostuve tu frío cuerpo, inerte, por última vez.
No salgo de la cama, de nuestra cama, ni siquiera para comer. Me envuelvo con las sábanas, nuestras sábanas, aquellas que aún tienen impregnado tu olor. Entierro mi cabeza en tu almohada y sollozo, grito, dejo salir mi rabia y mi dolor.
Y pienso, recuerdo aquellos días que pasamos juntos, siendo felices. Recuerdo el día que nos vimos por primera vez, hablábamos sobre tonterías, contentos de conocer a un nuevo amigo. Y entonces llegaron los sentimientos, esos días difíciles que nos los pasábamos evitándonos, aun cuando no podíamos estar el uno sin el otro. Nuestra primera cita y las muchas que la siguieron. De nuestro primer beso en el balcón de tu casa, frente ese precioso paisaje navideño. Recuerdo también nuestra primera vez, lo que sentimos al tocarnos tan íntimamente.
Me levanto despacio, cansado de llorar y de sufrir. Sé que Jin está preocupado por mi, oigo sus gritos, pero no te preocupes Jin hyung, pronto dejaré de sufrir. Mientras me adentro en el baño y me encierro, oigo como Taehyun intenta tranquilizarle.
Abro el cajón que hay debajo del lavabo y cojo una cuchilla que dejo al borde de la bañera, la cual enciendo y pongo el tapón para que no se escape el agua. Identifico rápidamente el botiquín y saco un bote de pastillas relajantes.
Apago el grifo cuando se llena la bañera y miro hacia la puerta en un intento desesperado de pedir disculpas a los demás mentalmente. Me desvisto lentamente y cierro los ojos, concentrándome en pensar solamente en ti y no arrepentirme.
Me meto en la bañera y abro el bote de pastillas, ingiero diez, despacio, recordando algún momento de nuestra relación por cada una de ellas. Empiezo a sentirme cansado, pero no me detengo y cojo la cuchilla.
El primer corte es doloroso, pero no duele más que mi corazón. Cuando termino con la muñeca izquierda repito el mismo proceso en la derecha, aunque ya sin fuerzas. Una risa silenciosa se escapa de mis labios, entendiendo lo irónico de la situación: me estoy muriendo por amor el día de San Valentín.
Las fuerzas me abandonan y dejo caer la cuchilla y el bote de pastillas al sueño. El ruido de afuera se detiene inmediatamente y alguien, posiblemente Jin, se lanza contra la puerta, intentando abrirla. No es el único, todos se unen a él. Por fin lo consiguen, pero yo ya no consigo verlos, mis ojos se han cerrado. Lo último que oigo es mi nombre gritado en boca de todos. Jimin solloza, yo dejo de respirar.
Cuando abro mis ojos de nuevo una potente luz blanca me ciega, obligándome a cerrar los ojos de nuevo. Pero algo se siente diferente, raro. Mi cuerpo no se siente cansado ni con dolor, cosa que tendría que suceder si lo último que recuerdo es cierto. Me siento relajado, como si estuviera flotando. Me atrevo a abrir los ojos de nuevo, impaciente por saber lo que pasa a mi alrededor. Todo es blanco, como si hubiese niebla, pero veo claramente lo que hay a mi alrededor. Entonces te veo, estás igual a la última vez que te vi, pero sin las heridas del accidente que tuviste. Me miras confundido, no esperando que yo estuviese allí, te dedico una sonrisa y comprendes.
-¿Porque lo has hecho, JungKook?- me preguntas, entre triste y feliz de verme.
-Porque te amo demasiado como para continuar la vida sin ti, Suga hyung.- me acerco a ti, despacio, como esperando una aceptación que obviamente tengo, te abrazo fuertemente y beso tus labios, uniéndonos en un cariñoso beso en medio de la nada.
FIN