Yami abandona el jardín sagrado a la vez que caminar con algo de rapidez hasta que se detiene justo al frente de la salida del bosque estaba a punto de entrar en ella, cuando escucha una dulce voz que lo detiene.
- ¿A dónde vas mi Yami?- pregunta el dueño de aquella voz.
- A cumplir una misión –responde el tricolor seriamente sin dejar de ver la salida de su hogar.
- ¿Cuál?-cuestiona el otro chico con preocupación.
- Salvar este mundo de la destrucción – contesta el ojirojo con seriedad a la vez que aprieta ambos puños con fuerza.
- - lo mira sorprendido para después abrazarlo por la espalda- No, vallas es muy peligroso
- Lo sé pero si no lo hago, nadie lo hará- dice Yami decidido a cumplir que mas cualquier otra cosa.
- - baja la mirada- entiendo, prométeme que te vas cuidar y que regresaras a mi lado sano y salvo
- Lo prometo y tú prométeme que me vas a esperar hasta que yo regrese y no me saldrás a buscar- se gira y responde el abrazo.
- Te lo prometo, te amo- el otro joven sube la mirada y lo mira a los ojos.
- Y yo a ti, mi Yugi
Ambos tricolores acercan sus labios lentamente hasta terminar en un dulce y apasionado beso al mismo tiempo que se demostraban lo mucho que se amaban. Al terminárseles el aire, los dos se separaron de aquellas muestras de afecto para que Yami le diera nuevamente la espalda a su pareja y se introdujera por aquella abertura.
El ojirojo caminaba por aquel camino con la espada en una mano y el escudo en la otra dado que aquel camino estaba plagado de monstros según los rumores pero el tricolor llevaba a un buen rato caminando y no había visto ni uno solo. Así que estaba a punto de guardar su espada hasta que de la nada salieron unos lobos de piel negra que corrían alrededor de Yami evitando que este pudiera avanzar por lo que no le quedo de otra que pelear con ellos pero cuando el lanzaba un ataque, el animal se defendía entonces se quedo quieto sin hacer ni un movimiento hasta que el lobo se tira para atacarlo, cuando el tricolor saca su espada y se la entierra justo en el corazón lo que provoca que en el enemigo caiga el suelo muerto.
Yami saca su espada del cadáver y usa la misma técnica con los otros tres lobos que le faltaba por derrotar hasta que por fin termina con todos. El ojirojo saca un pañuelo de su bolsillo para limpiar la sangre de su arma y al estar está limpia, el tricolor sigue con su camino hasta que decide sentarse un ratito a descansar sobre una roca pero al hacerlo se da cuenta que no es una roca sino un oso de piedra, el cual solo puede ser destruido con magia por lo que al tricolor no lo quedo más que corre con todas fuerzas para no ser comido por ese nuevo enemigo.
Luego de haberlo perdido de vista Yami siguió con su camino hasta que antes de llegar al crucé, puede ver como dos monstros con forma de plantas carnívoras están a punto de comerse a una indefensa hadita por lo que toma su espada y corta ambas plantas lo que provoca la muerte de las dos flores.
- ¿Te encuentras bien?- pregunta el tricolor preocupado por la hadita.
- Si, gracias por salvarme – responde la criatura llena de gratitud hacia aquel joven desconocido.
- Por nada y ¿Podrías decirme cuanto me falta para el bosque negro?- cuestiona el ojirojo con curiosidad.
- No mucho solo sigue hacia la derecha- responde el hada comenzado a elevarse.
- Gracias
- Por nada, nos vemos
El tricolor siguió su camino hasta que por fin llego al bosque negro, se dio cuenta cuando llego a él dado que todas las plantas, la tierra e incluso el cielo eran de color negro. El ojirojo siguió caminado hasta que se dio cuenta que no podía seguir avanzado dado que cada paso que daba mas oscuro se ponía aquel lugar por lo que no le quedo de otra sentarse en el suelo y pensar en alguna forma para poder continuar.
Sin embargo sus pensamientos fueron interrumpidos cuando vio a una ninfa de la luz ser a punto de ser golpeada por una manada de abejas negras, las cuales son capaces de envenenar a sus víctimas con solo picarlas. Yami se levanta de donde estaba sentado, toma su espada y de un solo golpe las mata a todas las abejar muertas a la vez que deja a la ninfa muy sorprendida por su actuar tan sorpresivo.
- Gracias, por haberme ayudado – dice la ninfa dándole un beso en la mejilla a Yami quien solo le dedica una sonrisa.
- Por nada
- Por favor permítame guiarlo por el bosque negro- menciona la criatura con una mirada llena de suplica.
- - Ve aquellos ojos rogativas y suspira- De acuerdo, acepto
Y así los dos continúan su camino por la densa arboleda negra evitando caer en los agujeros que había en el suelo y además evitar las inmensas telarañas que iban de un árbol a hasta otro impidiendo el paso hasta que llegan a una casa abandonada de madera. El ojirojo al verla pensó en pasar de largo y seguir su camino pero la ninfa entro en aquella casa lo que provoco que el tricolor en un comienzo no entrara en aquella risidencia hasta que escucho un grito de un auxilio…
CONTINUARA