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Shingeki no Kyojin - La mejor decisión por Edward_Ishida

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Notas del fanfic:

Mi segundo fic de Shingeki no Kyojin que le pertenece a Hajime Isayama.

Notas del capitulo:

Espero sea de su agrada este pequeño fic que tenía ya escrito desde hace un tiempo. 

Por cierto, si alguien quiere tener contacto conmigo les dejo mi facebook: https://www.facebook.com/EliD.Elric 

n.n bueno pues a leer. 

Desde hace un tiempo, Eren siempre miraba por la noche su ventana, la razón era un chico que sin importar el clima o cualquier obstáculo pasaba por el mismo lugar a la misma hora. Fue amor a primera vista, aunque era pequeño era muy guapo, le encantaban sus ojos negros que hacían juego con su cabello corto pero lo que más llamo su atención fue una apenas visible sonrisa dibujada en su rostro.

Pero una vez, mientras Eren lo miraba, noto que no sonreía, parecía enojado y caminaba más rápido de lo normal. Algo no estaba bien. A la siguiente noche, esperando infinitamente en la ventana, pasada la hora de siempre, 3 horas después… no apareció el joven, esto desmotivo al castaño pero seguiría esperando las noches que fueran para volverlo a ver.

Pasaron 2 semanas y en ninguno de esos días apareció, ¿Cuál fue la razón de que ya no hiciera la rutina de siempre? ¿Había muerto?

Una mañana, Eren salió a comprar un poco de pan, a lo lejos pudo alcanzar a ver a Hannes hablar con una persona bastante parecida al que observaba todas las noches. Decidió acercarse a saludarlo y a comprobar si eran la misma persona, a unos pasos de llegar el pelinegro dio la vuelta, al pasar al lado de Eren cruzaron sus miradas, sus ojos negros dejaban ver su enojo mientras el castaño se quedó paralizado al comprobar que efectivamente era el mismo joven que acosaba.

-¡Hannes-san, Hannes-san! - apresuró el paso y tratando de sonar lo mas desinteresado posible, preguntó - ¿quién era el tipo con quien hablabas?

-Su nombre es Rivaille, ¿Por qué? ¡Oh! Eren, un favor, ¿podrías alcanzarlo y darle este dinero? - puso en sus manos un puñado de monedas

-¡S-sí!

A toda prisa corrió para encontrarlo, era una grandiosa oportunidad para dirigirle la palabra y ahora sabía su nombre. ¿Qué más podía pedir? Por fin lo localizo, trago saliva, apretó los puños evitando los nervios además para ganar fuerza y confianza.

-¡Rivaille! ¡Rivaille! - gritó para que se detuviera - Hannes me pidió que te diera esto - le entrego el dinero.

-Gracias.

Y continuó su camino, Eren se quedo estupefacto a causa de su voz, nunca se la imagino así, tan seductora. Cuando volvió a poner los pies en la tierra vio que él ya se había alejado, oportunidades así son pocas, no podía dejarlo ir tan fácil.

-Rivaille ¡Espera! - volvió a correr para alcanzarlo. - Emm… yo… este…

-¿Qué quieres?

-¿Quieres un pedazo de pan?

Oh no, ¿por qué dijo eso? Seguramente ahora pensaría que es un estúpido o que lo vio con hambre, fue una mala idea querer seguirlo, ¿en que estaba pensando?, ni siquiera pensó en un plan.

-Claro - lo miro un poco apenado.

La verdad es que Rivaille tenía bastante hambre, no pudo negarse. A Eren se le iluminaron los ojos y puso una gran sonrisa. Ambos fueron a sentarse a una pequeña banca que estaba cerca de ahí, cada uno tomo una deliciosa pieza de pan y la comieron. Eren aprovecho para presentarse y sacarle información personal al chico, descubrió que era más grande que él a pesar de la estatura, siempre parecía estar enojado e indiferente, entonces ¿a que se debía la sonrisa de todas las noches? No se atrevió a preguntárselo. Rivaille dio las gracias y se fue.

Quizás ese fue el mejor día de Eren, el brillo de sus ojos, la hermosa sonrisa y el dulce color rojo de sus mejillas al recordar el rostro del aquel chico.

Durante una semana no tuvo ninguna noticia o contacto con Rivaille, cada día que acababa daba varios suspiros de tristeza pues temía que esa haya sido la primera y última vez que pudo acercársele.

Por fin una mañana soleada se asomó por la misma ventana recordando esa noche… y de pronto ahí estaba él, caminando tranquilamente mirando a sus alrededores. Eren lo llamó para saludarlo y preguntarle que hacia ahí,  la respuesta que recibió fue simple, el prado frente su casa era muy hermoso y pacífico, hablaron un poco más antes de que el pelinegro se fuera.

Desde entonces Eren salía para ver si lo encontraba y cuando no tenía oportunidad de salir se quedaba pegado en el cristal de la ventana por si aparecía. La mayoría de las veces así era, poco a poco se fueron conociendo más, Eren estaba convencido de que lo que sentía era amor, el cual también iba creciendo. Llegó el momento en que ya no era solo Eren quien buscaba la plática. Tímidamente Rivaille tocaba la ventana buscando al joven y pasar un rato con él.

Jeager no podía dejar de pensar en él, enserio le gustaba, a pesar de que siempre tenía cara de malhumorado, hablaba tranquilamente pero eso sí, cuando se enojaba daba bastante miedo. No podía seguir callado, tan pronto lo volviera a ver se confesaría.

Ese día salió a buscarlo, era un clima perfecto con unas cuantas nubes flotando y no hacía tanto calor. Afortunadamente lo encontró.

-Rivaille…-  lo tomó de las 2 manos y lo miró afijamente a los ojos.

-…

-Yo…- por un segundo, al mirar su ceño fruncido, quiso echarse para atrás-  Te quiero… no ¡Yo siento que te amo! ¡Me gustas mucho!

Eren esperaba un golpe, tenía los ojos cerrados y la cara roja.

-No te culpo - soltó una carcajada - lo siento Eren, tengo prisa.

Se soltó, volvió a sonreír y dio la media vuelta para seguir su camino

-¡Es enserio! -  le gritó

-lo que tu digas-  pronunció fuerte y sin voltear

Seguía sin poder creerlo, ¿Por qué no le había creído? había dicho lo que de verdad sentía, fue demasiado sincero y aun así obtuvo esa respuesta.

Al día siguiente volvió a buscarlo para aclarar las cosas.

-Rivaille, lo de ayer lo dije enserio. -  dijo en tono serio.

-¿Por qué?

-¿Por qué, qué?

-¿Por qué te gusto? ¿Por qué dices que me amas?

-Me gusta todo de ti y por eso te amo - esa respuesta fue tan miserable pero si comenzaba a decirle todas la razones podría tardar horas en acabar.

-Tus gustos son horribles, Eren. Olvídalo, no podemos estar juntos. - bajo la mirada evitando sus ojos.

-¿Por qué?

Rivaille lo tomó de la mano para llevarlo a la banca donde fue la primera vez que se encontraron y ahí  comenzó a contarle el porqué…

-Desde hace 4 años estoy enamorado de otro hombre llamado Erwin, no es un amor imposible, de hecho éramos pareja hace poco, él… - hizo una pequeña pausa tratando de ganar fuerzas - él me engaño, fue un golpe muy duro para mí. Pero aun así lo sigo queriendo, es muy difícil olvidar esos días en los cuales nos veíamos y estábamos muy enamorados, quiero que entiendas eso Eren, no puedo, no quiero amarte cuando no lo siento. Eso no significa que sea imposible, solo necesito tiempo -suspiró - Gracias, gustarle a alguien como tú me hace realmente feliz.

-Eso fue algo muy horrendo de su parte, ¿cómo pudo hacerte algo así?... yo, yo nunca lo haría… Rivaille, no dejaré de intentarlo.

Fue un gran silencio, Eren está enojado por ese tal Erwin, si lo conociera sería capaz de matarlo, mientras tanto Rivaille estaba feliz pero su pasado amoroso lo atormentaba. Y es que no es fácil dejar atrás a la persona que amas tanto, con la que pasaste incontables momentos felices.

-No quiero que nuestra relación cambie, eso no significa que no tendré en cuenta tus sentimientos, solo compórtate como siempre cuando estés conmigo. -Rivaille rompió el silencio y se levantó.

-No será igual… será mejor. -Eren  sonrió y también hizo lo mismo.

Cada quien seguía su camino satisfechos por el resultado.

Entonces Rivaille comenzó a fijarse más en el joven Eren Jaeger, era un gran chico, no se rendía ante él, lo hacía reír de vez en cuando y le demostraba su amor con palabras bonitas y estando ahí siempre con él. Sus ojos verdes y sus mejillas que la mayoría del tiempo estaban coloradas, desearía que fuera un poco más pequeño que él, pero eso también era parte de su encanto.

A pesar de la excelente evaluación de Eren, seguía pensando en que Erwin Smith era insuperable, todo él lo llevaba al paraíso múltiples veces, pero su traición…

Un par de meses pasaron volando, tiempo suficiente para que Rivaille aceptara que le gustaba Eren, no podía hacer esperar más al castaño que seguramente todos los días soñaba con que llegara ese momento en que era correspondido su amor.

Temprano fue a la casa del chico de ojos verdes, tocó con todas sus fuerzas al cristal hasta que se asomó, estaba despeinado y con los ojos medio cerrados, era obvio que se acababa de despertar, pero apenas vio a Rivaille abrió la ventana rápidamente.

-Espera, ahora salgo.

-No hace falta… solo diré algo y será rápido

-¿y qué es?

Rivaille no soportó la cara llena de felicidad de Eren, quizás ya se imaginaba lo que diría y eso lo molestaba bastante, lo miró fijamente y él seguía con esa cara de tonto enamorado, provocando que Rivaille le diera un puñetazo.

-Qué mierda te ocu…

-Te quiero

-¿eh? – abrió los ojos lo más que pudo, no podía creérselo.

Los dos chicos se miraron detenidamente, ambos tenían un exagerado sonrojo que abarcaba todo su rostro, era imposible no escuchar sus fuertes y rápidos latidos. Eren sonrió.

-Riva… - fue interrumpido por otro golpe.

-¡Me molesta tu cara!- y salió corriendo

La razón por la que Rivaille corría no era exactamente Eren, sino por el mismo, era la segunda vez que se sentía avergonzado por el amor que sentía. Fue disminuyendo la velocidad, ya estaba más tranquilo.

Entrando a su casa, se quedo inmóvil no podía creer lo que estaba viendo.

-Hola Rivaille
-Tu… ¿qué haces aquí?

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Mientras eso pasaba Eren daba vueltas en su cama abrazado de una almohada soltando risitas de felicidad. Decidió no seguirlo, pudo imaginarse lo apenado que estaba, se le quedo grabada la imagen del pelinegro, era la primera vez que lo veía así, siempre estaba serio pero cuando se trataba de amor podía cambiar y eso le gustaba más.

 

Eren comenzaba a preocuparse, habían pasado días desde la confesión y no sabía nada del chico, al principio no le pareció raro pues creía que seguía sintiéndose apenado y si lo buscaba solo ganaría más golpes amorosos que muy probablemente lo terminarían matando. Pero cuando comenzaba la cuarta semana lo buscaba diario, angustiado de que le hubiera pasado algo, nadie lo había visto. Había desaparecido.

Un día pasando por la calle, lo vio.  Caminando tranquilamente, Eren corrió y lo abrazo, tenía ganas de llorar pero tenía que contenerse aunque se sentía tan emocionado de por fin volverlo a ver, ahora que sabía que se encontraba bien estaba más tranquilo.

- ¡Rivaille! ¿Dónde habías estado? Estaba muy preocupado por ti.

-Lo siento. - Lo alejo - Eren… yo he regresado con Erwin.

-¿Qué? Pero, pero… nosotros… ¿me mentiste?

-No, lo dije enserio, pero… enserio lo siento Eren, adiós.

Fue tan repentino, jamás lo hubiera imaginado y por un momento pensó que era mejor que estuviera muerto a que haya regresado con ese bastardo. Parado en medio de la multitud, se le escaparon varias lágrimas de sus grandes y verdes ojos, quería gritar pero no tenía la suficiente fuerza, tenía solo la necesaria para regresar, podía sentir como toda la felicidad de hace unos días se convertía en todo lo contrario. Se sentía terrible…

La verdad es que Rivaille se sentía del mismo modo, haber lastimado de esa manera al chico que le dio tanto amor era algo que no se podía perdonar, pero ya lo había hecho, lo había cambiado por esa persona que lo estaba esperando el día de la confesión, con un enorme arrepentimiento y un dulce futuro para ellos dos. Rivaille luchó contra el antiguo amor convencido por lo que sentía por Eren, pero fue derrotado por el pasado y un futuro prometedor.

Varias noches Eren lloraba hasta quedarse dormido, quería dejar de hacerlo pero por alguna razón no podía. Ahora él entendía como se sentía Rivaille después de lo que le pasó, pero a diferencia de él, Jaeger no quería olvidar, deseaba conservar tan pocos buenos recuerdos de lo que pudo haber sido su amor verdadero.

Cierto día, vagando por la calle vio a la pareja que lo hacía sufrir. Nunca se imaginó que Erwin fuera tan alto y guapo pero él era mejor, él si lo quería enserio. Los seguía de cerca, parecían felices, eso provocaba que sangrara más la herida del castaño. En un momento se separaron, Eren aprovechó para acercarse al rubio, se le puso enfrente y lo miró con odio.

-¿Qué quieres niño?

-Aléjate de Rivaille ahora mismo!

-jajaja, un segundo, ¿tú eres Eren Jaeger?

-Sí, ahora vete!

-Rivaille me habla de ti, ¿cómo pudo enamorarse de ti? Pero al final me eligió a mí. - sonrió malévolamente.

Sus palabras molestaron al joven, lo empujo con mucha fuerza, y volvió a gritar que se fuera.

-Sera mejor que lo dejes, Eren - llegó Rivaille y parecía bastante enojado.

-Pero…

-Yo elegí esto, no te metas por favor.

Tomó de la mano al rubio y se fueron, ahora estaba convencido de haberlo perdido.

No podía dejar de pensar en él y en el amor que aun sentía, estaba seguro de que si Rivaille regresaba lo perdonaría, darle una oportunidad pero entonces eso significaba que Erwin lo haría sufrir de nuevo y no quería que eso pasara.

 

Un año después…

Eren había crecido, era mucho más guapo y la mayoría del tiempo sonreía, no se había vuelto a enamorar pero eso no era un problema. Todo ese tiempo no supo nada de su amado pelinegro y de vez en cuando se preguntaba cómo le estaba yendo, seguro bien.

Un día nublado y con viento muy fuerte recibió una carta, era de Rivaille, fue inesperado, no lo podía creer, comenzó a sentir un fuerte dolor en el pecho, le faltaba la respiración mientras trataba de abrir el sobre con sus temblorosas y heladas manos.

La carta decía:

“Eren ha pasado un largo tiempo, espero estés bien.

Hace mucho que quería escribirte esta carta pero no estaba del todo seguro. No quiero que me odies después de lo que te hice aun que no creo que sea posible…  siento que hubiera estado bien al menos ser amigos, pero creo ninguno de los dos lo hubiera aceptado. Me fui para no lastimarte, debe ser duro ver a la persona que amas con alguien más. Tampoco deberías preocuparte por mí, estoy bien, Erwin juró que no volvería a hacer sus estupideces y si rompe su promesa lo mataré por 2 razones; la primera sería por volverme a herir y la segunda por separarme de la persona que me quería…

Quiero que estés seguro de que te visitaré algún día.”

 

Mientras leía, las lagrimas caían sobre el papel, al terminar, arrugó el papel mojado y lo apretó fuertemente contra su pecho recostándose en su cama para llorar fuertemente. Rivaille era un estúpido que no había dejado de pensar en él, se equivocaba pues no lo odiaba, desde hace tiempo y hasta ahora lo seguía queriendo. Tenía que darle las gracias, de alguna forma, había acertado en la parte de que si lo veía con Erwin le dolería más.

Espero días enteros su regreso pegado al vidrio de su ventana como antes solía hacerlo. Cuando menos se lo esperaba, una noche se escucharon golpecitos en el cristal. Eren retiró las cortinas y lo vio. Con su cara de “odio a todo el mundo”, abrió la ventana mientras se le iluminaban más lo ojos y lo primero que hizo fue golpearlo con todas sus fuerza tirándolo al suelo. Salió corriendo y cuando Rivaille se estaba levantando lo abrazo y comenzó a llorar.

Pasaron un corto tiempo así, cuando se separaron Eren ya no lloraba, dio un gran suspiro y le dio las gracias, vio a los ojos de Rivaille parecía esta triste y… ahora entendía a lo que venía. Eren se sentó en el pasto abrazando sus rodillas con la cabeza hundida en ellas y con los ojos cerrados.

-Eren…

-Se a lo que viniste, no lo digas.

Rivaille se agachó para acariciarle los cabellos por un momento.

-Te quiero Eren- le dio un beso en la cabeza.

Después Eren pudo escuchar sus pasos que se alejaban cada vez más, sintió la necesidad de ir tras él pero algo dentro de él se lo impedía. Esto era una despedida pero ahora debería estar bien. Estaba bien dejarlo ir, con Erwin estaría bien, era la mejor decisión que había tomado.

Después de todo lo que había pasado, Eren siguió mirando por la ventana, pero ya no por la noche, ahora era por las madrugadas y apenas podía asomar un ojo debido a que Rivaille se quedaba un rato observando hacia la misma ventaba donde se encontraba, que tonto era el pequeño, jamás noto que el castaño seguía contemplando su hermosa sonrisa cada que estaba allí. 

Notas finales:

Y con esto termina, no me maten por favor. así es la vida ;_; 

espero les haya gustado, haganmelo saber con su comentario. Gracias por leerme 

 

Eli.


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