Desde el momento en que nació, Castiel Novak había sido tratado de la mejor manera cual principito por ello no había conocido nada acerca de lo que era la necesidad, el miedo o duda alguna en su muy lujosa vida, su mundo era un mini-paraíso de esos que solo las personas tan ricas como él y los niños pueden disfrutar.
Esa catastrófica mañana comenzó como cualquier otra, se despertó temprano, tomo una ducha, bajo a desayunar y partió a la universidad en su Ferrari, era un día especial por lo que quiso pisar un poco más el acelerador y elegir una canción para festejar, pero era más difícil de lo que parecía, había tantas como para elegir una sola. cuando volvió la mirada a la carretera se encontró a escasos metros de un pobre perro callejero lamentablemente era muy tarde para frenar... tomo al perro y se dirigió a toda prisa al veterinario, el animal soltó un gruñido de dolor ahogado lo que le permitió saber que seguía con vida, lo acaricio un poco, no sabía cómo lo tomarían sus hermanos tal vez Gabriel lo aceptaría pero dudaba de Miguel, el animal volvió a gruñir y el oji azul le brindo su atención tal vez demasiada porque lo último que escucho fue el sonido de la bocina de otro auto y un fuerte golpe contra el volante.
Hacía calor y todo estaba obscuro, le costaba respirar y no sentía sus piernas, un sonido indescifrable se inmiscuía entre sus oídos y un sabor a hierro le recorría la garganta el sueño lo comenzaba a dominar cuando un par de deslumbrantes orbes esmeralda lo obligo a aferrarse a la realidad
-¡Demonios! ¡Resista! – Repetía la voz -¡Vamos chico! ¡Quédate conmigo!-
De alguna forma aquellas palabras se fueron convirtiendo en su mantra hasta que se desmayo
******************************************************************************
Cuando despertó estaba en lo que le parecía un hospital y a juzgar por el olor, ya saben ese peculiar olor que no hay en otro lugar, y aquella luz blancuzca lo era.
-Hey- saludo el chico rubio
-¿Quién eres? ¿Qué me paso?- pregunto confundido el peli marrón tratando de sentarse en la cama pero los yesos que cubrían su cuerpo lo detuvieron
-Mi nombre es Dean Winchester y es gracias a mí que tu trasero está a salvo… o algo así- bromeo con una sonrisa coqueta – tuviste un accidente de auto, es una lástima era una preciosura-
-Ya veo, pues… muchas gracias… supongo-
Hubo un momento incomodo de silencio solo sus miradas conectándose, el oji azul sintió como su rostro se comenzó a calentar, el otro chico era realmente apuesto y tenía un carácter que nunca antes había conocido en alguien mas
-Bien- carraspeo el oji verde – Me alegro que estés bien… entonces… mejor me voy – dio la vuelta dando una palmadita al marco de la puerta
-Disculpe doctor-
-No chico, no soy doctor- dio media vuelta sonriendo divertidamente
-¿No? ¿Entonces cómo es que…? –
-Bombero, solo quería asegurarme de que estuvieras mejor, ten cuidado chico -
Hubo otro de esos silencios incomodos antes de que el otro se marchara sin más, Castiel no estaba seguro de porque el rubio estaba allí era solo un bombero pero se preocupaba por él, sus recuerdos eran algo confusos lo que le sugería la magnitud del problema probablemente había estado semanas si no meses internado en el hospital, se preguntaba si el oji verde lo había visitado antes.
********************************************************************************
-¡Castiel! Hermanito, me alegro que estés bien ¿quieres ir a beber?-
-Gabriel ni siquiera me han dado de alta en el hospital- comento molesto
-Vamos no seas santurrón Cass-
-Porque no te vas Gabriel-
-Vale no te enojes pequeñín. ¿Qué es esto?- El mayor tenía entre manos una bolsa - ¿Ese chico estuvo aquí de nuevo?-
-¿Qué cosa? ¿Qué chico?-
-El bomberito idiota- contesto mientras desembolsaba y engullía la tarta –Aunque tiene buen gusto con las tartas-
-Ya veo…- De alguna forma esperaba que se tratara del mismo chico, podrían llamarle idiota pero había algo en aquel par de ojos verdes que le hipnotizaba, llámenle “amor a primera vista” o superficialidad pero algo era cierto, aquel “bomberito” le había salvado y mientras lo hacía también le había robado el corazón. Castiel no era de los chicos que se rendían fácilmente, así que ideo un plan.
-Gabriel-
-¿Qué?-
-Quiero ser bombero-