En un mundo diferente al nuestro, donde habitan personas y animales en paz existen dos
pequeños seres, abandonados en cajas, uno frente al otro observan el paisaje que los deleita. Dos pequeños gatos que fueron abandonados en esas cajas se miraban sin decir nada. Uno de esos gatos era de pelaje negro y tenía unos ojos color carmesí, el otro gato era de ojos verdes y
pelaje blanco, el minino de color oscuro asomó su cabeza un poco para ver mejor a su vecino que estaba frente a él:
-Nyaa~. ¿Cómo te llamas?-dijo el gato negro moviendo su colita.
-Makoto, nyaa~ soy Makoto.-dijo el gato blanco con una bella sonrisa que hizo que el gato negro se sintiera incomodo.- ¿Cómo te llamas tu? Nyaa~.-pregunto esta vez el minino de ojos verdes.
-Soy Rin, Nyaa~. -El gato negro sonrió y salió de la caja para acercarse a su compañero.-Escuche de otro gato decir que si cantábamos podríamos tener una casa...-el minino parecía esperanzado.
-Pero yo no sé cantar...-dijo el gato blanco, se acomodo en su caja y cerro sus ojitos.-Puedes cantar tu si quieres.
El gato negro resignado suspiro y volvió a su caja donde comenzó a cantar, sin embargo, nadie
pasaba por aquella calle, tal vez solo era un callejón que se usaba de atajo por lo que
conseguir un hogar era más difícil de lo que creía el pequeño gatito llamado Rin. Así pasaron
un par de días, todos fueron completamente soleados y ambos gatitos disfrutaban, el minino Rin miraba de vez en cuando a su compañero con cierto recelo -"A pesar de todo el siempre termina siendo mejor"- pensaba para sí mismo, mientras que el gato blanco solo disfrutaba del horizonte y esperaba la puesta de sol para acomodarse y dormir en aquella caja de cartón:
-Ya hasta olvide como terminamos aquí...-dijo el minino negro.
-También yo...-dijo en un susurro el gatito de ojos verdes. -Nyaa~ Rin... Deberías dormir...-dijo el gatito mientras se acomodaba en su caja.
-No quiero.-dijo Rin, con un tono algo molesto.
-Como quieras... Descansa... Nyaa~.
Makoto se acomodo y casi de inmediato se durmió mientras que su compañero solo observaba el horizonte, admirando aquella puesta de sol...:
-Algún día saldremos de aquí, Makoto...-susurro, se acomodo en la cama y decidió dormirse...
Al siguiente día el gato blanco despertó primero, salió de su caja a estirarse un poco y se acerco a la cajita de su vecino Rin, el gatito negro aun dormía plácidamente así que no lo molesto y se
fue a su caja para deleitarse otra vez con aquel paisaje que veían seguido. Al cabo de unos
minutos, el gato negro despertó y estirándose se asomó y vio al gato blanco sonriendo, mirando un punto cualquiera en aquel paisaje:
-Buenos días Makoto... Nyaa~.
-Buen día Rin...
Fue un saludo extraño... El joven gato negro decidió ignorarlo y se quedo con la conclusión de que tal vez Makoto lo odie, no le extrañaría después de todo son muy diferentes... El día transcurrió lento, ninguno se hablaba y era extraño para Rin porque aun la idea de que era odiado por su compañero no lo dejaba en paz... Fue cuando sintieron que alguien se acercaba, era un niño pequeño de grandes ojos azules y cabello negro. Rin se emociono y observo al menor pero... ¿Por qué se dirigía hacia Makoto? El niño tomo al gato blanco entre sus manos con cuidado y abrazándolo camino alejándose:
-¡Makoto!.-grito Rin desesperado.-No me dejes aquí...Makoto...-el estaba siendo ignorado por su compañero.- ¡Bien! ¡Vete a ver si me importa! -volvió a gritar y se dio cuenta de algo...-Te odio... Makoto...-Dijo mientras la figura del niño cargando a su compañero se alejaba aun mas hasta que desapareció...
...
…
…
A pasado tiempo, bastante tiempo dando paso al frio invierno cubriendo las calles
de un color blanco, Rin estaba en su fría caja mirando aquel color que mas odiaba, aun
podía recordar a su compañero de la caja de en frente, aquella caja seguía allí.
-¿Por qué no lo eh olvidado aun? –Se pregunto fastidiado mientras la nieve caía de manera delicada. –Makoto nunca fue mi amigo, tampoco fui alguien importante para él, debería superarlo…
El joven gatito negro sintió algo en su corazón, no tenía idea de que era ya que se sentía incomodo pero agradable, cálido y a la vez frio… ¿Acaso se estaba enfermando? Con esa duda en su cabeza se acurruco en su cama y con esa sensación molestándolo termino por quedarse completamente dormido.
Dentro de sus sueños podía recordar los maullidos de Makoto, su voz y su imborrable sonrisa
permanecían intactas en sus recuerdos. ‘’ ¿Makoto aun me odiara?’’ se preguntaba en sus
pensamientos… ''¿Me gustaba Makoto? ¿Me gustaba su compañía?''
Al día siguiente el minino despertó y estirándose salió de la caja sintiendo la fría y blanca nieve en sus patitas, miro frente a él aquella caja vacía donde antes vivía su amigo, subió a la caja y se acurruco dentro, aun mantenía el olor y la calidez de Makoto.
-Siempre lo estuve observando… -Dijo en un susurro. –Desde cerca y a veces desde lejos… -Los ojos carmín de Rin comenzaron a ponerse llorosos. –Pero nunca pude llegar a él…
Se quedo llorando levemente dentro de aquella cajita hasta que se canso y volvió a su propia caja para mirar el blanco cielo, aquel cielo le recordaba demasiado a Makoto y eso de alguna manera lo hacía sentir cálido…
Rin se preguntaba si el gato blanco era feliz, si disfrutaba de su nuevo dueño de ojos azules… Rin miraba al cielo buscando algo y suspiro ‘’Al final ni siquiera se despidió’’ sintió una extraña sensación y fue en ese momento en el que un cuerpo blanco cayó ante él, Makoto estaba tirado en la nieve frente a Rin.
-¡Makoto! –Grito Rin desesperado mientras saltaba de la caja y se acercaba rápidamente al ojiverde. -¡¿Makoto qué haces aquí?! –Pregunto desesperado, toco el cuerpo del minino pero estaba helado, muy helado. –Makoto, ¿Por qué estas tan agotado? ¿Qué sucedió con el niño de ojos azules? –Tenía tantas preguntas que hacer… -¿Por qué regresaste aquí? ¿Por qué no me respondes? –Rin trataba de que Makoto le respondiera pero no había caso. - ¿Acaso me odias…?
-Yo… Quería oírte cantar una vez más… Rin… quería verte… quería… pedirte perdón… -Makoto lo miraba sonriendo y con sus últimas fuerzas trato de pronunciar algo. –…Te quiero…
Hubo días cálidos, días ventosos, días fríos y días lluviosos, pero siempre Makoto estaba allí
observando con cariño al gatito negro, manteniendo el silencio para oírlo cantar y Rin no lo había notado hasta ese momento en el que el cuerpo frio del gato blanco ya no se movía más… Rin permaneció a su lado pidiendo ayuda a las personas que no pasaban por allí pero debía intentar salvarlo, quería salvarlo.
-¡Por favor ayuda! ¡Ayuda! ¡Makoto está muriendo! –Estaba seguro que en cualquier momento debía salir alguien a ayudarlos, aun que sea alguien… -Makoto, Makoto no te vayas por favor quédate conmigo, mira cantare para ti pero quédate… quédate… -Rin se acurruco a un lado del frio cuerpo mientras lloraba. –Realmente… te quiero…
Rin espero a que su compañero abriera sus ojos cosa que jamás pasó, por lo que él decidió cerrarlos a su lado también, cubiertos por la nieve ambos gatitos terminaron juntos en aquel día blanco.
…
El tiempo paso, las vidas no se eliminan si no que vuelven a nacer y así paso con ambos gatitos, en otro mundo un joven castaño y su mejor amigo pelinegro llegaban a la escuela, justo después la campana sonó y en sus puestos esperaron a que el profesor llegara a dar las clases.
-Bien chicos, hoy tenemos a un estudiante transferido, Matsuoka-kun, pasa por favor.
Un joven pelirrojo y de ojos color carmesí entro al salón y se paro frente a todos con una agradable sonrisa, el joven castaño y de ojos verdes lo miro como si lo conociera desde antes, se sentía extraño al verlo a los ojos…
-Soy Matsuoka Rin, tengo nombre de chica pero soy chico, espero que nos llevemos bien. –Dijo con una gran sonrisa, en un momento miro a sus compañeros y su mirada se paralizo al ver unos ojos verdes que tal vez conocía…
'' ¿Por qué no puedo quitar mi mirada de la suya? ¿Acaso lo conozco de algún otro lugar?'' Pensaron ambos al mismo tiempo.
Ninguno de ellos sabía que en otra vida fueron gatitos, gatitos que encontraron el amor y la muerte de una manera trágica y que ahora tenían una segunda oportunidad para comenzar de nuevo y hacer que ese amor vuelva a renacer junto a ellos…
Fin.
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