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El amor ciega a la razón. por aikawa ritsu

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Notas del fanfic:

La historia está basada en este mes en el que nos encontramos; donde se celebra una fecha bastante especial PARA ALGUNOS: San Valentín. Demostrando como algunas personas se dejan llevar por estas fechas y terminan arruinando relaciones especiales. No será una historia bastante larga, pero lo hice con el propósito de “festejar” esta fecha especial. De mi para ustedes con cariño.

Notas del capitulo:

Aquí les presento la primera parte de dos de esta historia. Dándoles a conocer el estilo de los personajes principales y el inicio del gran drama que harán por no comprender sus sentimientos mutuos y dejar incógnita tras incógnita. Por favor, disfruten. 

Día de San Valentín…el día de un santo efectivamente, quien se esfuma un 14 de febrero para dar paso a una fecha caracterizada por la demostración de amor y afecto de una persona a otra, o de una persona a muchas personas, o de muchas personas a muchas personas, o de…el punto aquí es que es el típico día donde la gente se pone melosa, cursi, y…trastornada. La invasión de Corazones, arreglos de rosas y chocolates llega para apoderarse de sujetos y lavarles el cerebro; es una invasión zombi donde los enamorados están a punto de atacar. Por lo menos eso pensaba Henry.


Henry Village, un joven de 20 años de edad, 3er año de universidad en literatura. Un joven completamente viejo (un gran contraste) puesto que él tenía una manera de pensar bastante cuadrada y antigua,  a parte, mantenía un fuerte rechazo hacia las personas; le importaba poco lo que pensaban, hacían y decían esos individuos si eso no lo involucraba. Bueno, ¿Por qué hacerlo?


Día 14 de febrero, 1:00 de la tarde. Henry Village se encontraba sentado en una banca de la universidad junto a un libro al cual no le apartaba su par de ojos celeste cristalino, también mantenía en una mano un café de cierto lugar, sí, un lugar en el que al vaso le colocan el nombre del cliente; pero que tontera, la gente ya no puede inventar más mierdas, pensó Henry el primer día que fue a comprar a ese lugar. No obstante, el joven Village no se encontraba totalmente solo, junto a él lo acompañaba su mochila que llevaba desde noveno grado y un pilar de regalos, exacto, esos mismos arreglos florales, chocolates, cartas y demás perturbaciones y cursilerías.  Posiblemente al llegar a su casa solo se quedaría con los chocolates, lo otro…que se vaya en la mierda de la basura.


Ahora bien, ¿Por qué alguien como él tendría tantos regalos? sencillo, simplemente porque es apuesto. Dentro puede ser el propio diablo pero por fuera, es una escultura de mármol tallada por los propios ángeles, el hombre era exquisito, unos ojos celeste cristalino, un cabello rizado de hebras negras, un completo dios griego, tal vez una réplica de Eros hijo de Afrodita la diosa más bella. En fin, el tipo era atractivo y agradable ante los ojos humanos, pero su actitud…dejaba mucho que desear, se consideraría Asexual pero pronto esa deducción cambiaría por completo.  ¿Quién lo amaría a él y él a quien sería capaz de amar? Eran las preguntas del millón.


Pues ese mismo día 14 de Febrero, a la 1:00 de la tarde en el parque del campus de la universidad donde estaba cursando su 3er año de Literatura. Un joven igualmente apuesto se acercó a Henry.


-¿Qué te sucede Eros?- le pregunta el joven que se acercó hace unos segundos.


-Te he dicho un millón de veces que no me llames de esa forma Mathew, mi nombre claramente es Henry, Henry Village- le reclama con amargura y tensión. Notoriamente se notaba que a Henry no le gustaba que le llamaran “Eros”  apodo con el que se ha identificado desde la secundaria, gracias a su amigo de hace años, Mathew.


-Por favor Bill, no seas así- Mathew menciona su otro apodo, apodo que era más pasable para Henry, “Bill” de…Village se suponía. – No seas tan amargado, es el día de San Valentín.


-Por supuesto que es el día de San Valentín; San Valentín un puto santo no una fecha donde todos esos idiotas se comportan como…bueno, ¡como idiotas, tal vez más de lo que son!-Henry se sale de sus casillas en menos de un minuto, la presencia de Mathew le ponía ansioso, nervioso y ni el sabia el por qué. Pero el hecho de ver como todas esas personas se comportaban lo ponía más tenso aun.


-Bill, mi pequeño Bill- Mathew abraza cariñosamente a Henry- relájate no tienes por qué ser así, las personas normales así somos, no nos culpes.


-Estas equivocado, tú no eres como ellos; eres diferente, no te comportas como ese puñado de estúpidos- le objeta rápidamente Henry- aunque…a veces si te comportes como un idiota- se contradice él mismo.


-Mi Bill, mi Eros, mi Henry, tu sabes cómo hacerme feliz, Hey, ¿Qué hay con ese sonrojo mi pequeño querubín?- le pregunta intrigado Mathew al ver la cara colorada de Henry.


-Nada, solo cállate y apártate- le reclama con furia al pobre ojimiel de Mathew.


Un pequeño mohín sale de Mathew mientras este hurga en su mochila- Es verdad mi pequeño querubín, te tengo un regalo- y de su mochila Mathew saca una pequeña caja de regalo- ¡Feliz día de San Valentín mi Eros!


Henry solo queda impactado, abre su par de ojos celestes como platos y con duda acepta el regalo de la persona que se encontraba mimándolo con abrazos y cariñosos apodos.- Yo…pero Mat, no tengo nada…-le dice con vergüenza a su amigo mientras su rostro se torna rojo y sus ojos empiezan a humedecerse.


-Sí, ya lo sé, pero no lo hago con la intención de recibir algo a cambio, sé que no me lo darás pero de todas formas te lo digo – Y una amplia sonrisa florece del rostro de “Mat”.- Ahora ábrelo, quiero ver tu rostro mi pequeño Eros, quiero ver esa expresión de ángel que tienes.- y su par de ojos miel se tornan cariñosos y picaros.


Henry solo se limita a abrir la caja y luego de hacerlo mira espantado a Mathew- ¡Pe, Pe, Pero Mathew, esto es costosísimo! ¡¿Cómo pudiste comprarlo?!


-Bueno, digamos que tenía unos ahorros por ahí guardados, y decidí emplearlos en el reloj que tanto querías- Por que ciertamente Henry deseaba tener ese reloj en su muñeca, repetidas veces regresando de la universidad se topaban con una joyería de prestigio donde se encontraba su adorado reloj, todos los días, o por lo menos la mayoría, se la pasaba adorando ese reloj jurando que lo tendría algún día sin importar como, y ese “sin importar como” fue un juramento, no le podía traicionar a Mathew su queridísimo amigo.- ¿Recuerdas el “sin importar como” que juraste tan repetidas veces? Pues, quiero que me lo cumplas.


-¡Mathew! Esto es carísimo, ¿Cómo yo…Como yo podría aceptar un regalo como este? ¡¿Qué puedo darte a cambio?!- le pregunta de forma desesperada, forzando su voz para no quebrarla en gemidos y tratando de evitar que sus lágrimas cayeran de sus ya cargados ojos.


-Sabes, en realidad ahora que lo pienso bien, si hay algo que me puedes dar, pero te lo diré en tu casa exactamente a las 8:00 de la noche, ¿Bien? ¿Estás bien con la idea, mi pequeño querubín?


-Sí, supongo que sí, pero Mathew, por favor algo que sea justo, algo que valga al igual que esto, por favor- le ruega Henry a Mathew, mientras que este último se limita a sonreír y a mirar su reloj.


-Ten por seguro que será bastante justo pues me lo debes desde hace años- Mathew se levanta y con un leve suspiro se despide de Henry- Adiós, Henry.- Mathew se aleja, y Henry se queda perplejo ante tanta insinuación de quien sabe que índole. Se despidió con una enorme incógnita para Henry, ¿Desde hace años? ¿Algo justo? ¿De dónde sacare el dinero para pagarle? ¿”Adiós Henry? ¿Y Mi querubín, Eros y Bill? La cabeza del pobre par de cristales celestes estaba a punto de estallar con tantas preguntas, pero prefirió quedarse así y esperar a que se llegaran las 8:00 de la noche.


Eran las seis; la hora en que Henry y Mathew partían hacia sus respectivas casas, sin embargo, esa noche sería diferente ya que Mat se quedaría en la casa de Bill.


-Gracias por esperarme- le dice fatigado el ojimiel a Henry ya que se había venido corriendo desde la facultad de medicina hasta la salida, llevaba 10 minutos de retraso pero estaba 100% seguro de que Henry no lo traicionaría dejándolo abandonado.


-No,  está bien- le responde.


Ya de camino hacia la casa de Henry ambos entes permanecieron callados en un completo silencio, pero fue Bill quien rompió con ese silencio primero unos minutos más tarde- Mira, peluches, chocolates, rosas ¡Cuanta porquería! ¿Por qué desperdician dinero y tiempo en esas cosas?- le reclama a Mathew como si este le fuera a responder de forma concreta y también como si fuese a detener a todo ser humano libre de hacer lo que quiera. 


-Pues…por la misma razón que yo te regale el reloj mi Queru…-Le responde Mathew con una sonrisa seductora que emanaba de su rostro donde sus pares de ojos miel sobresalían y su piel blanquecina los dejaba relucir.


-¿A qué te refieres? ¿Por qué me lo regalaste?- le pregunta nuevamente a Mathew quien ya lo había dejado con más intrigas.


Mat suspira y le responde con decepción- Mi pequeño Queru, eres bastante lento ¿sabías? – y Mathew pasa su mano en la cintura de Henry estrechándolo más hacia él. Ya era noche por lo tanto la gente solo se enfocaba en llegar a sus casas y las breves luces de la calle no alumbraban fijamente en ambos, por lo tanto nadie vería que ambos chicos estuvieran tan pegaditos y melosos.


-No te entiendo Mat, y no sé porque tengo que estar aguantando todo esto, tal vez si me lo dijeras todo de una vez estaría más tranquilo- Le reclama Bill quien no aguantaba tanta intriga y adivinanza.


-Por favor Eros, solo una hora más, ya van a ser las 8:00 cálmate- le responde Mat con suplica. Y efectivamente Henry así lo hizo. ¿Cómo es posible que un tipo como Henry le haga caso a un tipo como Mathew? Henry, como fue mencionado antes, es el propio satán, su personalidad es tan tosca, tan despiadada, no le importa decir cosas horribles cara a cara. Digo que es el propio satán porque a la gente no le gustan ese tipo de personas honestas y orgullosas, que sobresalen por su personalidad hostigosa que se ahogan en su propio ego. Henry era así, hasta que llego Mathew; quien quebró su orgullo en millones de pedazos. Por esa razón Mathew lo amaba, el ojimiel amaba con locura al par de ojos de cristal, era su querubín, su Eros, si Bill, su Henry. Ver como el orgullo de Henry se rompía en frente de él lo enamoraba, lo excitaba y solo se lo podía imaginar en la cama gimiendo y exigiendo más placer, pero eso solo era un sueño, Mathew no se atrevía a rozar sus labios con los de Henry, no sabía cómo reaccionaría ya que nunca había experimentado ese lado de Bill. Pero definitivamente Mathew al igual que Henry sabía que él solo se comportaría así con Mat. Henry no dejaría quebrar su orgullo ante otras personas, no podía volverlo a hacer.


Finalmente llegaron a la casa de Henry quien tenía un sobresaliente temblor en la mano al momento de abrir la puerta, Mathew lo noto y solo pudo lamer levemente sus labios mientras se imaginaba lo que haría con el joven rebelde que tenía delante de él.


Al momento de entrar ambos tiraron las mochilas en una esquina y Henry invito a tomar asiento a Mathew quien obedeció.


-¿Quieres algo de tomar o comer?- le ofreció Henry de manera tímida, con un sonrojo leve en sus mejillas.


-No, no te preocupes solo siéntate, después de todo vine solo con el propósito que me pagaras.- le responde Mathew con una voz suave y grave que  hacia estremecer el cuello de Henry a pesar de que este se encontrara a una distancia alejada de Mat. 


Henry se restringió a obedecer y Mathew sin dejar un segundo pasar se acercó a Henry para besar su cuello, quien de manera rápida se separó de él- ¿Qué haces idiota?- le pregunta enojado Bill sin borrar de su rostro esa mirada angustiada y extrañada.  


-Estoy empezando con mi pago- le comenta con esa misma sonrisa pícara que guarda en su fisonomía y sin ser lento se acerca a los labios de Henry, besándolo solo exteriormente. Mathew siente como Henry está a punto de separarse y lo toma con fuerza de los hombros, para luego meter su lengua en la cavidad húmeda y oscura  de su amado.  Pero Henry logra tomar fuerza y golpea a Mathew separándose rápidamente; limpiándose la boca con desprecio.


-¡¿solo por esto me compraste el reloj, mierda?!-Le grita Bill a Mat quien solo mantiene el rostro fijado en el suelo.


-¡Escucha bien, idiota! ¡Yo no tengo por qué hacerme responsable de tu abstención sexual! ¡No tengo la culpa de que ninguna chica te quiera por estúpido! Así que no vengas con insinuaciones de amistad solo para lograr tener sexo, porque yo no soy tu maldito reemplazo- La voz de Henry en lugar de quebrarse como su corazón lo estaba, solo pudo tomar más firmeza y gravedad, la prepotencia de Henry se notaba bajo esas palabras.


-Yo…en realidad te lo compre porque lo querías, no tenía el objetivo de aprovecharme de ti- responde Mathew siempre con la vista clavada al suelo- No quise ofenderte, no fue mi intención, yo…- Y es Mathew el primero que rompe en llanto- yo realmente lo siento, mi quer, no…Henry, no quise hacerlo, me voy-y sin mirarlo se levanta del sofá, y un silencio toma posesión de la habitación escuchándose únicamente el constante aspirar de mocos debido a las lágrimas de Mathew-Sabía que era una mala idea, adiós- Mat toma su mochila y sale de la casa, sin ver, sin oler, sin poder tocar a Henry quien no podía creer lo que estaba sucediendo. Gran parte de las primeras incógnitas fueron resueltas, sin embargo, esta vez le surgieron más dudas; ¿a que se refería con “mala idea”? ¿Por qué Mathew rompió en llanto? Henry inmediatamente se arrepintió de haber dicho lo que dijo sin saber el verdadero objetivo de Mathew


Al siguiente día, precisamente a la 1:00 de la tarde en el parque del campus de la Universidad donde estudiaban dos amigos del alma, donde Henry estudiaba literatura y Mathew Medicina, Henry estaba sentado con el mismo libro del día anterior. El pobre muchacho no se concentró en todo el día, su cabeza vagaba en lo que había sucedido entre Mathew y él, y solo pudo sentarse a esperar con el objetivo de verlo y hacerlo explicar esa situación de manera concreta, pero no lo vio. A las seis de la tarde como era de costumbre ambos muchachos se iban juntos para separarse en cierto tramo del camino y agarrar paso para sus debidas casas, pero de igual manera no lo vio, le llamo infinidad de veces pero solo le respondía la contestadora, envió mensajes pero todo en vano. ¿No llego? Se preguntó Henry, lo cual parecía obvio.


-Mierda…-era lo único que podía decir Henry de camino a casa, el muchacho estaba solo en todo su alrededor ¿Mathew? ¿Qué había sucedido con Mathew? No lo acompaño en la tarde en la banca de todas las tardes y no volvió junto con Henry de regreso a casa. Y tan solo un día había pasado pero Henry añoraba esos apodos de su amigo, apodos como Querubín, Eros, Bill, pero siempre anteponiéndole el “Mi” haciendo inmediatamente de Henry su propiedad, propiedad que a Henry le agradaba ser…


 


 


 

Notas finales:

Espero que este primer capítulo haya sido de su agrado, lo quería publicar el 14 de febrero pero no pude por unos contratiempos. Sin embargo, de verdad espero que lo hayan disfrutado y que esperen con ansias el próximo capítulo. Nos vemos en la siguiente parte, ¡Gracias! :3


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